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Informe de investigación (4)

Informe preliminar de testimonios del personal de la escuela secundaria St. Patrick En el transcurso de la investigación sobre los eventos ocurridos en la escuela secundaria St. Patrick, se han recopilado una serie de testimonios que describen comportamientos y fenómenos anómalos en las semanas previas y posteriores a la tragedia. Los siguientes reportes detallan eventos que sugieren una posible influencia externa, desconocida y hostil, que afectó tanto a los estudiantes como al personal de la escuela. Testimonio N.º 021 - Profesor ████████

“La primera vez que noté algo raro fue durante una de las reuniones del personal. El director, el señor █████, era conocido por su buen humor y carácter alegre. Pero en esa ocasión, parecía ausente, como si no estuviera realmente allí. No fue solo su comportamiento lo que me inquietó, sino la manera en que los demás también parecían diferentes, como si estuvieran bajo algún tipo de influencia. El director nos comentó que comenzó a escuchar rumores entre los estudiantes sobre “sombras que se movían” y “cosas que aparecían en los espejos”. Todos contaron alguna que otra anécdota paranormal durante esa reunión y definimos llamar a la policía. Por lo que me enteré, el director siguió el protocolo e informó todo lo que le contamos, pero el turno asignado fue dentro de un mes. Tampoco estaba asustado por el asunto, mis estudiantes no sufrían anomalías radicales y las sombras aparentaban ser inofensivas

Sinceramente, yo nunca vi a las sombras, pensé que solo eran chismes, hasta que un día, después de clase, vi algo por mí mismo. Estaba solo en mi salón cuando las luces comenzaron a parpadear. Pensé que era un problema eléctrico, pero entonces vi una sombra anómala. No era la mía, ni la de nadie más. Era muy alta y delgada, se movía de manera antinatural, como si se arrastrara por las paredes. Desde entonces, todo cambió. Los estudiantes comenzaron a comportarse de manera errática, algunos se volvieron violentos, otros simplemente actuaban ajenos a la realidad. Nada muy serio, por supuesto, hasta que repentinamente todo explotó.”

Testimonio N.º 042 - Profesora de Matemáticas, Sra. ██████

“No creo en fantasmas ni en esas tonterías. Siempre he mantenido una postura racionalista hacia los mal llamados “eventos paranormales” que nuestro mundo ha estado sufriendo desde hace siglos. Pero lo que pasó este día, me cambió la perspectiva de todo.

Hace unos días, antes de que las cosas se descontrolaran, vi a la estudiante ███████ caminando sola por el pasillo, murmurando para sí misma. Al acercarme, me di cuenta de que estaba hablando en un idioma que no reconocí. Sonaba antiguo, extraño, como si no fuera de este mundo. Intenté detenerla, pero cuando me miró, sus ojos estaban vacíos. No había rastro de vida en ellos.

La seguí de cerca, pensando que era una broma cruel orquestada por sus compañeros. La chica deambuló por la escuela durante unos minutos, ajena a todo lo que ocurría a su alrededor, hasta que de repente volvió a la normalidad y comenzó a llorar, convencida de que la actual novia de su exnovio la había embrujado. La llevé a la enfermería, y en unas horas todo pareció regresar a la normalidad. Nada serio, solo bromas de estudiantes. Eso pensé en ese momento.

Después de ese incidente, empecé a escuchar rumores de que otros estudiantes también estaban actuando de manera extraña. Se les veía hablando con “alguien”, aunque no había nadie más allí. Algunos comenzaron a autolesionarse de formas aparentemente accidentales: tropezando sin razón, mordiéndose las uñas hasta sangrar. Pequeñas cosas que en su momento parecían insignificantes, pero que ahora, tras todo lo que ha pasado, cobran un significado mayúsculo.

Una noche recibí una llamada urgente del director. Me dijo que tenía que ir a la escuela de inmediato, que había algo que no podía esperar hasta el día siguiente. Cuando llegué, lo encontré en su oficina, llorando, completamente descompuesto. No podía creer lo que estaba viendo; esa misma mañana había estado radiante, hablando emocionado sobre la boda de su hija. ¿Qué pudo haberlo llevado a ese estado en tan poco tiempo?

Me explicó, entre sollozos, que había encontrado a uno mis estudiantes realizando un ritual en uno de los baños de la escuela. Al principio, no le dio demasiada importancia, creyendo que se trataba de una tontería digna de adolescentes. Pero conforme fui escuchando las palabras que ███████ pronunciaba y viendo los símbolos que se habían dibujado en el suelo, empecé a sentir una profunda inquietud. Decía que había algo oscuro en el ambiente, algo que no lograba entender, y que mi estudiante parecía completamente absorto, ajeno a todo lo que ocurría a su alrededor. “No era solo un juego”, me dijo, “lo que estaba haciendo ███████ parecía peligroso”.

El director, asustado, había interrumpido el ritual y llevado a mi estudiante a su oficina, donde intentó averiguar más detalles sobre lo que estaba haciendo. El chico, nervioso y evasivo, no soltaba palabra. Solo cuando el director amenazó con llamar a sus padres, confesó que había encontrado el ritual en un foro de internet, como parte de un reto viral que consistía en invocar a una pequeña criatura parecida a un hámster travieso, diseñada simplemente para asustar a sus compañeros. Algo inofensivo en apariencia, una broma entre adolescentes.

El director, sin embargo, no se tranquilizó. Algo no cuadraba, algo en la manera en que el estudiante actuaba, el ambiente en el que todo había ocurrido, lo hacía dudar de que fuera solo un reto de internet. Hay que comprenderlo, la plaga de sombras que invadían la escuela ya estaba resultando molesta para todo el mundo y la policía no acudía a investigar. Decidimos enviar fotos del ritual y los símbolos a la policía para obtener su opinión. Horas después, nos confirmaron que, efectivamente, el chico solo estaba siguiendo ese reto, y que no había ninguna amenaza real. La criatura que intentaba invocar no era más que una bola de pelo inofensiva.

Pero aun así, el director no podía quitarse de la cabeza lo que había visto y sentido. Me confesó que sentía que algo mucho más grande estaba pasando en la escuela, algo que no podía explicarse con lógica. Y no era el único. Otros profesores habían empezado a mostrar signos de depresión y paranoia, al punto de que algunos se apartaron de sus labores, incapaces de continuar trabajando en un ambiente que describían como opresivo, oscuro y de alto peligro. Aunque el director había tratado de mantener la calma frente al personal y a los estudiantes, esa noche no pudo soportarlo más. Estaba convencido de que algo se había desatado en esa escuela, algo que no entendíamos y que no era un simple evento paranormal de bajo grado.

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Al final de la conversación, aunque habíamos acordado seguir los pasos lógicos y tratar de calmar los ánimos, en el fondo ambos sabíamos que no era suficiente. Lo que estaba ocurriendo en la escuela iba mucho más allá de un simple caso de paranoia colectiva. La atmósfera se había vuelto incómoda para todos los profesores. Eran esas presencias, esas sombras que parecía moverse entre nosotros, acechándonos en los pasillos y en las aulas, infiltrándose en las mentes de quienes pasaban demasiado tiempo allí. Estas sombras parecían estar buscando a alguien o algo y no lo estaban encontrando.

Aunque el caso de este estudiante parecía haberse resuelto con la explicación de la policía, yo seguía teniendo dudas. La policía había descartado el incidente como algo inofensivo, pero las extrañas coincidencias y el deterioro mental que el director describió seguían sin tener una respuesta clara. Y yo tampoco podía sacudirme la sensación de que algo, en algún lugar de nuestra escuela, estaba observándonos, esperando el momento oportuno para mostrar su verdadera cara. A pesar de todo, intentamos seguir con nuestras vidas como si nada hubiera pasado, pero eso demostró ser un error.”

Testimonio N.º053 - Enfermera Escolar, Sra. ██████

“Desde hace meses, he estado atendiendo a estudiantes que presentan síntomas “extraños”. La mayoría de ellos mencionaban sentirse observados constantemente, incluso cuando estaban solos. Otros se quejaban de dolores de cabeza intensos y escuchaban voces que nadie más podía oír. Algunos comenzaron a tener episodios de agresividad repentina, atacando a compañeros y profesores sin razón aparente. Nada fuera de lo común, más allá de la anormal recurrencia de estos eventos

Durante los últimos días el caso más inquietante fue el de █████████, un estudiante que llegó a la enfermería asegurando que “su amigo imaginario” estaba dentro de su cabeza, dándole órdenes para que se hiciera daño, y no algo menor: le instaba a saltar por la ventana del segundo piso. Intenté calmarlo, pero fue en vano. En cuestión de minutos, tomó unas tijeras y comenzó a cortarse de manera brutal. Luché por detenerlo y, afortunadamente, lo conseguí. Sin embargo, lo que vi en sus ojos antes de que se cortara es una imagen que jamás podré borrar de mi mente. No era el mismo niño que conocí al principio del semestre; era como si algo más, algo ajeno, estuviera al mando de su cuerpo.

Le presté atención médica de inmediato y logré estabilizarlo, por fortuna █████████ solo logró cortarse las palmas de las manos. Las heridas eran profundas, pero no mortales, aunque eran muy impresionantes a la vista. Había una cantidad alarmante de sangre, demasiada para mi gusto. Una ambulancia lo llevó al hospital, donde permaneció en observación durante una semana. Desde su partida del colegio, █████████ no registró ningún otro ataque.

Curiosamente, ese incidente terminó salvándole la vida a █████████, quien, sin saberlo, escapó de la tragedia inminente que ocurriría en unos días. Tal vez █████████ tuvo una suerte inesperada, o quizás su “amigo imaginario” no era tan imaginario después de todo. Podría ser que una entidad del “otro mundo” hubiera desarrollado una conexión profunda con █████████ y decidiera protegerlo del desastre que se avecinaba. Si es así, el ataque a la escuela era un secreto a voces para muchos habitantes del “otro mundo”. Sea lo que sea, █████████ sigue vivo hoy gracias a ese terrible accidente.

Tengo entendido que, tras la tragedia, varios estudiantes fueron ingresados en el hospital con síntomas alarmantemente similares al de █████████. Muchos de ellos no sobrevivieron, y aquellos que lograron hacerlo quedaron semanas enteras en el hospital. Lamentablemente, no tuvimos más casos como el de █████████; de haber tenido más situaciones similares, tal vez hubiéramos podido presionar a la policía para adelantar la inspección que teníamos prevista. Pero el caso de █████████ resultó ser un incidente aislado hasta que se desató la tragedia. Durante todos los eventos, no tengo ninguna duda de que “algo” estaba influyendo en sus mentes, algo que no pudimos comprender ni identificar a tiempo.”

Testimonio N.º074 - Oficial de Seguridad ████

“La tarde del día antes de la tragedia comencé con mi rutina habitual, caminando por los pasillos. Todo estaba en silencio, demasiado silencio. Por lo general, era común ver a algunos estudiantes que se quedaban trabajando hasta tarde, preparándose para sus exámenes o simplemente pasando tiempo extra en las aulas. Sin embargo, esa tarde fue diferente. No había nadie, ni un alma. La sensación de vacío en la escuela me puso los pelos de punta, pero intenté no prestarle demasiada atención. Regresé a la sala de vigilancia, me senté y comencé a revisar las cámaras de seguridad como lo hacía siempre. Todo parecía normal al principio, hasta que llegó la noche y las cámaras comenzaron a fallar mostrando solo estática.

Vi algo por el rabillo del ojo. Me giré rápidamente, pero no había nada, o eso creía. Fue cuando volví a mirar las cámaras que vi algo. Una sombra moviéndose lentamente por el pasillo principal. No era una figura humana, ni nada que reconociera. Se movía de forma errática, casi flotando en el aire, como si no perteneciera a este mundo.

Intenté llamar al director, ya que en las últimas semanas el personal docente había estado reportando extrañas apariciones de sombras moviéndose en los corredores, algo que hasta entonces se había considerado un fenómeno “sin importancia” dado que no se habían dado consecuencias severas. Pero al tratar de contactarme con el director, mi teléfono emitió un ruido agudo y se apagó. Pensé que era un problema de mi teléfono, pero repentinamente las luces de la habitación comenzaron a parpadear violentamente y las cámaras dejaron de funcionar. Sentí que algo muy malo estaba a punto de suceder. Tomé una linterna y salí corriendo, con el corazón a mil. Sabía que no era sensato quedarme en esa sala de vigilancia por más tiempo.

Mientras me dirigía hacia la salida, algo me detuvo en seco: un grito desgarrador que resonó por todo el edificio. Se sentía cercano, como si viniera de alguna parte del segundo piso. Me quedé paralizado por un instante, escuchando el eco que se desvanecía lentamente. Fue entonces cuando las luces dejaron de parpadear, todo volvió a estar en calma, pero no podía ignorar lo que acababa de escuchar.

Regresé a la sala de vigilancia, notando que las cámaras de seguridad habían vuelto a funcionar y mientras revisaba las mismas nuevamente, algo llamó mi atención. En el segundo piso, acurrucada entre dos tachos de basura, vi a una niña. Estaba temblando y parecía aterrada. Supe que era ella quien había gritado. No podía dejarla ahí, así que bajé inmediatamente para ayudarla.

Cuando llegué al pasillo, la vi. Seguía ahí, acurrucada y sollozando en silencio. Me acerqué con cautela, intentando no asustarla más de lo que ya estaba. La niña me contó que las sombras habían estado molestándola todo el día y por eso no había logrado encontrar una oportunidad para salir de la escuela, pero hace unos minutos, una de las sombras había cobrado una forma tangible, más grande y oscura que las demás, y la había empujado contra los tachos de basura de forma violenta. Fue el primer ataque que yo tenía registro hecho por las sombras, antes nunca habían tocado a otro estudiante.

La tranquilicé y cuando salimos, la niña respiró profundamente. Estaba tan asustada que al día siguiente no se presentó en la escuela. Paradógicamente, eso la salvó, porque al día siguiente ocurrió la tragedia. Si no hubiera faltado a clases, estoy seguro de que habría sido otra de las víctimas.”