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21-El que mira en las sombras.

El televisor parecía no estar mostrando ningún contenido o canal en específico, por lo que solo podía verse en la pantalla la estática con forma de infinitos puntos negros y blancos dispuestos de forma aleatoria. El televisor prendido iluminaba la sala, pero la luz blanca emitida por la pantalla era muy poca, por lo que la habitación se sentía oscura.

Pasó un tiempo y nadie en la habitación sabía cómo actuar. Pero el ruido blanco generado por el del televisor estaba haciéndose cada vez más fuerte y molesto, por lo que parecía que algo malo pasaría si las personas en la habitación únicamente siguieran esperando en silencio.

—¡Trate de abrir la puerta, pero no se abre!—Gritó uno de los jóvenes con desesperación a sus compañeros atrás de él.

—La puerta se abrirá cuando ustedes hagan algo...—Comentó Dante mirando al instrumento extraño al frente suyo con sospecha—Lo importante ahora es descubrir qué cosa tienen que hacer para salir de este sitio y está relacionado con esta lámpara.

—No encuentro el control remoto por ningún lado y el televisor no tiene botones—Comentó Sofía.

—Tal vez podría interactuar con esta cosa usando el comando de voz...—Comentó Dante contando sus experiencias pasadas.

—¡Televisor, da la información útil!—Gritó uno de los jóvenes, pero no ocurrió nada.

Dante miró la habitación en busca de la solución a este acertijo y se dio cuenta de que era el único en la habitación que estaba sentado en los sillones, entonces descubrió que posiblemente el resto de personas deberían sentarse en los sillones al frente del televisor, pero no lo mencionó...

Dante no cruzó el túnel para ayudar a estas personas, solo venía a este sitio a jugar un rato. El joven rubio sabía que la verdadera forma de volver al otro mundo era muriendo, por lo que no estaba para nada preocupado por estas personas.

Según Dante: una vez que uno muriera en este lugar, aparecería en el mismo momento en que ingresó al túnel. Pero para Dante sería muy aburrido decirle la verdad a estas personas. Por lo que en vez de ayudar a estos pobres diablos, Dante solía ser un espectador de todas las cosas raras que les ocurrían a estas almas desafortunadas en este sitio.

—Les recomendaría descifrar el secreto de la lámpara lo más rápido posible...—Comentó Dante dando una pista. Para el joven sería una completa decepción haber gateado tanto en ese túnel para ver que todos murieran en tan poco tiempo.

Sofía se asustó y siguió buscando algún botón secreto. Hace mucho la cirujana había levantado el teléfono, pero no se escuchaba nada del otro lado, así que el teléfono no debería ser la pista útil en este momento.

Uno de los jóvenes vio la tranquilidad con la que Dante estaba sentado, mientras ellos buscaban como locos y se enojó. El joven quiso pedirle Dante que ayudara, pero luego al mirar a Dante sentado se le ocurrió una idea y en su lugar le comento a los otros muchachos:

—¿Probamos sentándonos en los sillones?

—¡Dale, sentémonos juntos en el grande!—Gritó uno de los chicos con emoción, notando que la idea podría ser buena; no había muchas cosas en la habitación, así que sentarse en los sillones podría ser la forma en la que andará este televisor viejo.

No obstante, cuando los tres chicos corrieron hacia los sillones rojos, los jóvenes se dieron cuenta de que en el sillón grande solo había dos lugares para apoyar el trasero muy marcados. Podrían entrar los tres si se apretaran, pero el asiento del sillón pedía a gritos que únicamente se sentaran dos personas.

De todas maneras, los chicos probaron sentarse juntos, pero notaron que nada ocurría.

—Mejor voy al sillón chico, supongo que este es para dos personas—Comentó el joven que le tocó sentarse en el medio y estaba siendo apretado por los otros dos de manera incómoda.

Al decir eso, el chico se levantó del sillón y corrió a sentarse en el otro sillón con velocidad como si temiera que Sofía se lo robara: porque una idea surgió en la mente del muchacho luego de notar que únicamente había dos asientos en el sillón grande y era que únicamente había 4 asientos para 5 personas en esta habitación.

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No obstante, Sofía seguía tratando de encontrar botones mientras todo esto ocurría, por lo que ignoró al muchacho corriendo atrás de ella para sentarse en el sillón.

Cuando todos los sillones estuvieron ocupados, la luz del televisor se apagó y la habitación volvió a estar rodeada por la oscuridad absoluta.

Acto seguido el televisor se prendió otra vez, pero ya no había estática y en su lugar en la pantalla del televisor podía verse un número 5 envuelto por un círculo tachado con una cruz.

Abajo del número podía verse cuatro caricaturas de los años 70 con forma de gato sentados arriba de un sillón y un gato algo triste durmiendo en el suelo lejos de los otros gatos. Las caricaturas en el sillón se encontraban cantando felizmente y haciendo alguna broma de vez en cuando. La canción cantada podía escucharse, pero solo eran unos silbidos alegres, por lo que no parecían indicar nada útil.

De manera inmediata, la línea superior de la cruz que tachaba el número comenzó a girar como si fuera un reloj y cuando llegó a dar la vuelta completa: un 4 apareció en el interior del círculo, los gatos en el sillón aplaudieron con felicidad y el gato en el piso empezó a llorar.

—Parece ser una cuenta regresiva...—Comentó uno de los chicos sentados en el sillón para dos.

—Sí, ¡parece que solucionamos el desafío!—Comento rápidamente el chico sentado en el sillón para una persona; él se había dado cuenta del significado de los gatos, por lo que estaba bastante nervioso y comentó:

—Ahora creo que tenemos que esperar a ver qué otra pista se nos revela.

Sofía se quedó mirando la cuenta regresiva, pero como no había visto que el sillón grande solo tenía dos asientos marcados, no entendía las pistas de las caricaturas por el momento.

Mientras todo esto ocurría, la cuenta regresiva siguió avanzando y un número 3 apareció en la pantalla del televisor, cuando esto ocurrió: los gatos en los sillones aplaudieron con felicidad y comenzaron a reírse del gato en el suelo, mientras que el gato en el suelo comenzó a llorar y rodar por el piso.

—Falta poco para descubrir la siguiente pista...—Comentó el chico sentado en el sillón de dos, codeando a su compañero y mirando a su amigo sentado en el sillón individual con complicidad.

—Muchacha, creo que se me cayó el control remoto atrás del televisor—Comento el chico sentado en el sillón para una persona buscando ganar más tiempo, si la chica entendía la pista entonces las cosas se podrían complicar.

Dante vio desde su sillón la escena en silencio, el joven nunca vio la pista de la cantidad de asientos máximos, por lo que seguía sin comprender a las caricaturas en el televisor. Aunque también Dante no lograba comprender la pista porque siempre se quedaba algo idiotizado cuando veía tecnología que no entendía; no era la primera vez que Dante veía un televisor, pero estas "cajas mágicas" siempre cambiaban de forma y manera de andar, por lo que a Dante le eran complicados de distinguir y más aún complicados de comprender.

Sofía por las dudas revisó una vez más, pero entendió por los gatos en la pantalla que debía sentarse en algún sillón; no obstante, Sofía no estaba preocupada, ya que según sus pensamientos todavía podía sentarse en el sillón grande si se apretaban con los chicos.

Mientras eso ocurría, la cuenta regresiva nunca se detuvo y el número 2 apareció en el televisor provocando: que los cuatro gatos arriba de los sillones aplaudan, mientras eso ocurría el gato en el suelo dejo de llorar y comenzó a suplicar en el piso para que lo dejaran sentarse, pero los gatos arriba del sillón solo le tiraban escupitajos y se reían del desafortunado.

—No encuentro nada, cuando termine la cuenta regresiva buscamos mejor—Comentó Sofía mirando a la cuenta regresiva con preocupación.

—Bueno, ven a sentarte en el sillón grande—Comentó uno de los chicos en el sillón para dos, creando un espacio en el medio.

Sofía aceptó la invitación y caminó con velocidad hasta el sillón para dos. Los dos chicos parecían haber tapado los bordes de los asientos con sus camperas para lluvias, por lo que Sofía no pudo notar la pista más importante de este puzle. Algo apretada, la chica se sentó en el medio de los dos chicos y miró al televisor mientras la cuenta regresiva avanzaba.

A estas alturas Dante comprendía el significado del gato llorando en el suelo, por lo que se quedó mirando cómo actuaban los verdaderos jugadores de esta habitación. Dante miró cómo los chicos tapaban algo en el sillón antes de proponerle a Sofía sentarse, por lo que entendió que la estaban engañando.

Aunque el hecho de que Dante logre llegar a esa idea se debió a la apariencia de los muchachos y no a sus actos; todas las personas que usaban máscara de gas son crueles con todo el mundo y suelen ser los únicos que sobreviven en este lugar. Mientras que las personas con ropa más llamativa suelen ser los primeros en morir.

También estaban las personas con ropa de la época de Dante que suelen aceptar todo de forma más fácil y son candidatos interesantes; esos eran a los que Dante comprendía mejor y al parecer las personas de esa época eran las únicas que no tenían dudas de que esto era real. Mientras que todos los otros grupos de personas pensaban que era una broma hasta que otro participante moría o veían algo anormal.

Entretanto Dante reflexionaba en su mente alejándose de la escena que estaba ocurriendo frente a sus ojos, como si de un simple observador se tratase, el tiempo seguía avanzando y la cuenta regresiva en el televisor marcó el número uno.