Al salir de la puerta el viejo miró a su habitación con cautela, aunque ya no era tan viejo, de hecho ni siquiera era viejo: ¡¡Era joven otra vez!!
Lo que antiguamente era un anciano decrépito en sus últimos días, ahora era un joven lleno de vida de entre 18-25 años. El cabello del joven era amarillo como el sol y sus ojos celestes tenían algo más de brillo.
El joven ya no vestía la camisa de algodón blanca similar a un pijama que usaba de viejo, sino que en su lugar el joven llevaba puesta una camisa azulada, una boina, un pañuelo rojo y unos pantalones atados con un cinturón de cuero bastante gastado. Entre el cinturón y el pantalón se encontraba la faja de un cuchillo y los pies del joven ya no estaban descalzos, sino que en su lugar se encontraban unas botas de cuero largas.
Esta era la ropa que el viejo había utilizado de joven para trabajar el campo por muchos años, por lo que su estado estaba bastante desgastado y sus colores ya no eran tan brillantes.
El joven no parecía estar sorprendido por el rejuvenecimiento, ni por la nueva ropa. Siempre que el muchacho visitaba este sitio pasaba lo mismo. Lo que sí preocupaba al joven era el sitio donde había aparecido, el cual cambiaba en cada ocasión que salía del túnel.
En esta oportunidad el joven había salido en una habitación cuadrada del tamaño de un living y de hecho se trataba de un living...
Las cuatro paredes de la habitación estaba tapizadas con un patrón de flores blancas con fondo amarillo, por lo cual la mayor parte de la pared era amarilla, el piso de la habitación era de madera pulida. Había una única lámpara en el techo que iluminaba toda la habitación con una cálida luz amarillenta.
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En la habitación había dos sillones rojos para una persona, un sillón largo de color rojo para varias personas y una mesa para living de madera, los sillones estaban posicionados para formar un cuadrado alrededor de la mesa y en extremo libre se encontraba un televisor de los años 70.
En la habitación también podía hallarse un mueble con varios cajones. Sobre de dicho mueble solo se encontraba un teléfono arriba de una alfombra roja. El teléfono parecía ser de los años 70, por lo cual el dispositivo contaba con disco marcador y un extremo para hablar tan grande como un zapato. En la pared arriba del mueble estaba colocado un espejo para poder verse el rostro.
Si bien había varios dispositivos electrónicos de la época de los 70, lo cuales eran futuristas para el joven, estos dispositivos electrónicos no parecían estar llamando la atención del muchacho en estos momentos. En su lugar, lo que más llamaba la atención del joven era la puerta de este living.
La puerta del living era exactamente la misma puerta de la caja fuerte que había usado para salir del túnel; no obstante, esta puerta tenía un tamaño normal, por lo que no tendrías que entrar agachado.
Al investigar con atención la sala, el joven noto que la puerta del túnel por la que había salido comenzaba a desaparecer en la pared y en su lugar comenzaba aparecer el mismo tapizado amarillo con flores blancas que se encontraba en toda la habitación.
El joven no se asustó porque su única salida se desvanecía, pero si se puso algo más nervioso porque sabía que era lo que estaba a punto de pasar. Con apuro, el joven se acercó a uno de los sillones rojos y se sentó con comodidad.
Sentado en el sillón, el joven tocó el cuchillo de plata guardado en su fajo como para recordarse donde lo había puesto y se quedó esperando a que la puerta del túnel desaparezca por completo.