Pasaron las horas y los científicos siguieron reuniendo información con sus máquinas. A estas alturas, ya no había dudas en el equipo de trabajo con respecto a la antigüedad del observador a analizar, por lo que todos estaban bastante emocionados por el descubrimiento que realizaron.
Sin embargo, el jefe del equipo de científicos estaba preocupado y a medida que pasaba el tiempo sus preocupaciones no hacían más que incrementarse.
Actualmente, había tres luces de color naranja prendidas en el escritorio del jefe, lo cual indicaba que el nivel de sospecha estaba en un 40%. Si se prendía la cuarta luz, la muerte de los reclusos sería inminente, por lo que el jefe del grupo de científicos estaba poniéndose cada vez más nervioso a medida que pasaba el tiempo y el nivel de sospecha no bajaba.
—¿Lograste completar tu nueva tarea, Marco?—preguntó el jefe mirando al científico que había tomado las fotos.
Dado que el observador estuvo activo en el año 1900, era imposible obtener información para rastrearlo por medios digitales o usando los cartuchos que registraban la información previa al gran apagón, por lo que le había asignado otra tarea a este científico.
—La estoy completando, pero el resultado es inservible…—Comentó Marco con preocupación, su tarea era bastante importante para todo el equipo—Por el momento el abuelo de la historia únicamente es sospechoso de ser un observador. Pero sin pruebas contundentes no podremos validar nuestra idea de que los observadores existieron antes de la tercera guerra mundial.
—La gente dirá que el viejo solo es un lunático corriente...—Comentó uno de los científicos con bastante frustración—A todos los gobiernos les resulta conveniente pensar que los eventos paranormales comenzaron justo al inicio de la guerra nuclear.
El jefe de los científicos estaba preocupado por lo mismo y el tiempo parecía estar agotándose a los reclusos, por lo que cada vez estaba más preocupado. El grupo de científicos está al borde del descubrimiento de sus vidas; no obstante, no tenían manera de comprobarlo por el momento. Tratando de transmitir tranquilidad, el jefe comentó con calma:
—Los supervivientes de la guerra nuclear necesitaban encontrar excusas para justificar las idioteces que se cometieron en esos tiempos de guerra. Y las criaturas paranormales fueron una gran excusa para todos nuestros antepasados. Pero la realidad es que hay muchas pruebas en la cultura de 1900 al 2100 que indican la presencia de eventos paranormales muy similares a los actuales. Con este observador podríamos validarlas, lamentablemente por el momento nuestro querido abuelo únicamente es un viejo muy peculiar.
—¡60%!—Gritó uno de los científicos, arruinando la tranquilidad que el jefe buscaba transmitir.
—¡Mierda!—Maldijo el jefe, mientras golpeaba la mesa con su mano y miraba como cuatro luces se iluminaban en su escritorio con color rojo—¿Qué pasó ahora?
—No lo sé, me parece que la historia tiene sentido—Comentó el científico—El padre está mal y sus hijos se preocupan por él. Sus hijos le acaban de decir al viejo su plan de mandarlo a un manicomio y los niveles de desconfianza están volando por las nubes.
—Debe haber un problema con la actuación de los reclusos...—Comento el jefe en voz baja, con decepción; lamentablemente la ley de la unión europea los obligaba a usar presos con pena de muerte y no actores profesionales, por lo que los defectos ocurrirían y retrasarían la investigación.
—¡Jefe, encontré algo!—Gritó Mario con tono alegre.
Todos dejaron de trabajar y miraron el párrafo que se proyectaba en el escritorio del jefe.
—¿Qué tiene de especial este párrafo?—preguntó el jefe sin comprender la emoción de su subordinado.
—El padre teme que sus hijos vivan en Inglaterra por los eventos futuros que él conoce—Comentó Mario—La historia se narra en 1900, se acerca la primera y la segunda guerra mundial: así que el abuelo no quiere tener familiares en Europa, por eso debe haber traído a los hijos de su hermano de Italia.
—Tienes razón: ¡Pero el idiota del recluso no lo está mencionado!—Maldijo, el jefe; la oposición a la hipótesis planteada por ellos sería atroz, por lo que el jefe necesitaba fuertes fundamentos para que la comunidad científica acepte su idea.
—Los reclusos únicamente tienen la misión de actuar de la mejor manera posible—Comentó uno de los científicos; era bastante viejo y todos se callaron para escucharlo, por lo que parecía ser bastante importante para este grupo de científico—Cuanto mejor actúen: más alargan su vida y más información se reúne. La misión secundaria es reunir información del observador de manera directa...
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El viejo se tomó una pausa, pero todos permanecieron en silencio para escuchar sus palabras:
—Por lo que los reclusos no saben que tienen que verificar que es un observador. Si esta misión falla es porque la fundación no preparó bien esta investigación y descubrimos de casualidad esta información. No se culpen tanto por la idiotez de los demás; incluso si no podemos comprobar nuestra idea, seremos reconocidos como los primeros en plantear esta hipótesis y en el futuro alguien la comprobará por nosotros.
—¡Brillantes palabras, doctor Müller!—Felicitó el jefe, en parte por la obligación debido a la identidad de la otra persona y en parte porque las palabras lo ayudaron a mantener la calma.
El doctor Müller era un científico bastante importante de la época que había investigado los eventos paranormales cuando aún era ilegal hacerlo; en dichas épocas la comunidad científica tenía que hacer toda sus investigaciones en secreto para así lograr ayudar a la humanidad a descubrir la verdad sobre estos eventos paranormales; no obstante, actualmente doctor Müller estaba retirado y trabajaba en la fundación como miembro ad honórem, es decir, sin cobrar y donando su sueldo a la fundación para que pueda continuar con sus investigaciones independientes.
El Doctor Müller agradeció el cumplido y continuó con sus ideas:
—Incluso si fracasamos podríamos obtener más información del observador si consultamos los registros matrimoniales de la iglesia en 1900. A diferencia de los gobiernos, la iglesia frecuenta guardar copias originales en libros manuscritos. Además, usando el registro de bautismo y algo de información local podríamos hallar el apellido del observador y simplificar la búsqueda. Conocemos la localización de la ciudad donde vivió el observador y en esas épocas a lo mucho había una iglesia por ciudad.
—¿Y si no bautizaron a sus hijos? Son los únicos nombres que tenemos—Comentó uno de los científicos con preocupación.
—Era 1900: la familia si o si bautizó a sus hijos—Comentó Marco: que era el que más se ha especializado en conocimientos históricos —En esa época la iglesia seguía siendo importante. Luego, al acercarse a los años 2000, la influencia de la iglesia fue decayendo con el auge de la cultura liberal y tras la tercera guerra mundial el auge de la iglesia superó al de la edad media nuevamente, últimamente está decayendo con la cultura liberal hacia el mundo paranormal.
—El problema es que los registros sigan estando…—Comentó el Doctor Müller buscando no aumentar tanto las expectativas—Pasó más de 500 años, podrían no aguantar tanto los archivos. Lo más fundamental es que cuando planteemos la idea habrá más científicos en todo el mundo aportando sus experiencias y...
—¡Nivel de sospecha en 80%!—Interrumpió un científico gritando con todo su pulmón.
El jefe de los científicos bajó la cabeza para mirar las luces en su escritorio, pero antes de poder preguntar qué había ocurrido, una serie de explosiones comenzaron a escucharse en la sala de hormigón.
Las arañas en la cabeza de los reclusos comenzaron a cerrar sus patas, haciendo estallar las cabezas de los prisioneros como si fueran sandías, manchando toda la sala de hormigón con pedazos de cerebro y sangre.
Luego de asesinar a los reclusos, las arañas corrieron hacia el agujero del pedestal. Cuando la última de las arañas entró, el libro en el pedestal sé cerró con violencia, mostrando que el título en la cubierta negra había desaparecido.
—¿Qué ocurrió?—preguntó el jefe con algo de pena por la muerte de todos los reclusos; pero el jefe tampoco se sentía tan mal: ya que los prisioneros estaban condenados a muerte y al menos murieron para ayudar a la humanidad a seguir progresando.
—Me temo que la respuesta es inútil: saltamos a una distorsión de 100%—Comento un científico con preocupación, mientras proyectaba la última hoja del libro.
—Y vivieron felices para siempre...—Murmuró el jefe mientras leía esa frase repetida un sin fin de veces—¿Esto es la última página? ¿100% de distorsión? ¿Cuál es la base de ese porcentaje?
—La base es esa misma frase—Comentó el científico especializado en medir el nivel de distorsión en este tipo de artefactos—Si el artefacto estaba interesado en la historia y nota que uno de los actores es burlado por uno de los personajes narrados en el cuento: entonces simplemente no cuenta el final de la historia y salta la distorsión a 100%.
—¿Un nivel tan alto de distorsión sirve de prueba para justificar que es un observador?—Preguntó el jefe, disgustado por no saber el motivo exacto por el que murieron los reclusos
—Me temo que no…—Comentó el científico en voz baja; no quería informar lo siguiente, pero su obligación como científico era contar la verdad—De hecho, podría servir como excusa para invalidar toda nuestra investigación
—Dirán que el artefacto estaba fallando…—Murmuró, el jefe del equipo de científicos con tristeza, entendiendo el problema.
Realmente los intereses eran demasiado grandes: mucho odio se había creado en la tercera guerra mundial y empujar ese odio hacia lo paranormal fue la clave de la supervivencia humana; siendo el odio a lo paranormal lo único que une a los vencedores y perdedores de la gran guerra.
Esta investigación podría avivar el fuego de ese odio que fue ocultado de la historia por los ganadores de la guerra. Al fin al cabo, aun pasando casi 300 años, siguen habiendo personas que nacen con deformidades y enfermedades producidas tras la guerra más atroz que vio la humanidad hasta estas fechas.
—Bueno, de toda forma publicaremos nuestro descubrimiento—Comentó el jefe tratando de animarse y animar a sus subordinados—Por más que la sociedad actual no quiera creernos, no por ello privaremos a las sociedades futuras de nuestro descubrimiento. Hicieron un gran trabajo, chicos.