Todas las cosas interesantes parecían empezar en la noche, pero esta vez era cuando estaba saliendo el sol, se lograban ver algunos rayos de luz y el sereno de las plantas aún se sentía, en medio del bosque se encontraba el camino a una cabaña muy pulcra y con barniz recién puesto, la casa tenía muchos muebles buenos de madera cortada del mismo material del que se usó para construir la casa, se veía una buena chimenea lista para época de invierno y encima de ella un cuadro de unos padres cargando a su niño.
—Wilberth, ¿alguna vez te has preguntado por qué los lobos aúllan a la luna? —preguntó Ronald, mientras sus ojos recorrían el paisaje del bosque en épocas de otoño.
—Creo que lo hacen para comunicarse con su manada, para fortalecer sus lazos —respondió Wilberth, con un tono reflexivo—. Los lobos son criaturas sociales, después de todo. Pero, ¿por qué la pregunta?
—Es curioso cómo algo tan simple como un aullido puede tener tanto significado —dijo Ronald, con una sonrisa ligera—. Me recuerda a nosotros. Siempre hemos encontrado la manera de comunicarnos y mantenernos unidos.
—Es cierto —concedió Wilberth—. La comunicación es clave, no solo para los lobos, sino también para nosotros. Es lo que nos mantiene cuerdos cuando surgen problemas. Pero también me hace pensar en los felinos, que viven y cazan en solitario. A veces me pregunto si sería mejor enfrentar todo esto solo, sin arrastrar a los demás a los peligros.
Ronald negó con la cabeza—. Creo que ahí es donde radica la diferencia fundamental. Los lobos dependen de su manada para sobrevivir, mientras que los felinos dependen de su propia fuerza. Pero nosotros, somos humanos. Tenemos la capacidad de elegir entre ser solitarios o buscar la fortaleza en la unidad. Yo elijo la unidad, porque sé que juntos somos más fuertes.
Wilberth lo miró pensativo—. Es un buen punto. Aunque, a veces me pregunto si nuestro deseo de unidad puede ser nuestra debilidad. ¿Qué pasa si uno de nosotros se corrompe? ¿No sería mejor estar solo para no poner en peligro a los demás?
Ronald suspiró—. Esa es una perspectiva válida, pero creo que la verdadera fortaleza está en aceptar nuestros errores y aprender de ellos, no en aislarnos. Como los árboles en un bosque, nuestras raíces están entrelazadas. Si uno cae, los otros lo sostienen.
Wilberth sonrió—. Siempre has sido el optimista, Ron. Pero, ¿Qué pasa cuando un árbol se convierte en un parásito? ¿No debería ser derribado para salvar al bosque?
Ronald se quedó en silencio por un momento, reflexionando sobre las palabras de Wilberth—. Tal vez tengas razón. Pero creo que incluso los árboles parasitarios pueden ser redimidos, si se les da la oportunidad. Como amigos, debemos ser ese soporte, esa guía. No solo para los demás, sino también para nosotros mismos —terminaron de hablar para subir las escaleras principales a la puerta principal de la choza.
Los muchachos entraron a la cabaña, uno de pelo café que tenía puestos unos lentes, el otro chico tenía las manos manchadas de negro por el carbón que servía para la chimenea y los dos tenían algunos libros de conjuros y hechicería.
— Listo, rony,—el joven hizo una pausa para dejar las rocas en el hueco de la fogata y limpiándose el sudor de la frente con su mano continuó— de ahora en adelante ya tendremos una chimenea —.
— ¡Excelente! —vio maravillado a su colega— pero, la casa está muy lejos de donde vivo, ¿Cómo sabré dónde está? —el contrario le escuchó y junto con unas palabras encendió la chimenea con fuego de sus palmas, solo fue poco para que comenzara a tomar forma de fogata.
— El humo saldrá por la chimenea, solo debes guiarte por él, este fuego nunca se extinguirá y así nunca te perderás —rony confirmó con una sonrisa y vio que el mayor se dirigía a un cuadro, era una gran pintura, estaba desde el techo hasta el suelo, el chico le siguió el paso sin dudar.
— Mira rony, él fue mi abuelo, mi ejemplo a seguir y mi orgullo de sangre.
— Leí que logró conseguir que el azufre dejara de oler mal, entre otros grandes reconocimientos, fue un excelente alquimista y con él se dio los inicios de la brujería, todos estamos orgullosos de él, will.
Una sonrisa fue emanada de los dos chicos.
— Y ahora él nos ayudará a seguir con nuestra investigación, tengo preparado el ritual para conjurar el portal —le guiñó el ojo y juntó sus dedos, de los cuales prendió con chispas.
— ¡Lancemos un poco de llamas! —el fuego alcanzó el cuadro y cubrió la pintura por completo, ésta no se quemaba.
En una cueva a lo lejos se veía entre la oscuridad, una única luz que despedía una vela encendida por el mismo fuego creció y se expandió en los lados.
— Listo, ¡venga!, que hay muchas cosas por hacer en nuestro laboratorio —el mayor entró al portal y vio que Rony estaba asustado, le estiró la mano y lo calmó.
— Juntos, no temas.
— Will, yo no puedo crear fuego, ¿cómo se supone que podré entrar por mi cuenta?
El joven se quedó pensando en medio del portal y regresó sin dejar de pensar.
— Tienes razón, dame tu mano, tomaré un poco de tu sangre, será rápido.
El menor estiró la mano y sintió un poco de dolor, observó que tomó una gota de su dedo y la embarró en el anillo de su abuelo, en la pintura la sangre fue consumida sin dejar mancha.
— De esta manera sólo tú podrás entrar, nadie más, aparte de mi, el creador del fuego azul.
Los dos entraron al portal y comenzaron su investigación, Wilberth tenía una colección perfecta llena de experimentos arcanos y mágicos heredados de su abuelo.
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. . .
La puerta se agarró a chillar y rechinar cuando la movieron, se ocultaron entre las sábanas de los muebles.
Nadie estaba cerca, solo estaban ellos dos y la casa parecía estar muerta y sin sonido, las pisadas se lograban escuchar por todo el cuarto como si tuvieran tacones, y el viento jugaba con las sábanas y ventanales.
Los chicos estaban muy asustados, temían que llegaran esos enanos o que alguien de la casa los persiguiese, las sábanas eran meneadas por la brisa que se colaba por las ventanas, así que se veían como si fuesen auténticos fantasmas, pero lo que más les aterraba era saber dónde se metieron las cosas que entraron a la cabaña.
— ¡Pasadizos! —Richy volteó con Gober, asustado por gritar de la nada, extrañado con una mueca en su rostro— ¿Qué dices?
— Sí, pasadizos, ¿recuerdas que en las películas la gente siempre acciona palancas ocultas como veladoras, jala libros o mueve cuadros? así es como desaparecieron, entraron a uno de esos.
Gober sin permiso comenzó a mover velas, sillas, lámparas, ventanas y armarios que se encontraban en la habitación, pero sólo él, ya que Richard estaba siendo cautivado por una pintura, una gran pintura, al entrar a la cabaña era casi imposible de no verla y dirigir tu mirada a ella, pero al parecer Gober era inmune, pues fue tras los muebles. Contemplaba los colores y acabados de la pintura, perfecta representación del estilo Barroco de aquellas épocas, exquisita y muy delicada a la vez, le dio mucha curiosidad saber quién fue esa persona y además, algo en su interior decía que la pista que buscaban ahí estaría.
Levantó su mano para sentir lo quemado del rostro, eran cenizas y al pasar la yema de sus dedos la pintura se desvanecía, sus dedos no sentían la pintura, se convertía en una ilusión óptica, asustado reaccionó y dejó ese sitio, miró a las orillas, viendo la silla donde estaba sentado el hombre, que casi parecía tener la misma madera tan fina como el recuadro de la misma pintura.
Su camisa, sus hombros, los botones, daba miedo que Richy sintiera perfectamente la pintura, y al bajar la vista vio un bellísimo y misterioso anillo, hecho de cuarzo negro, brillando y sin parecer deteriorado parecía real, casi tangible, casi veías tu reflejo en él, sus dedos no evitaron dar un paseo por ese sitio.
Entonces el cuadro se transparentó, la pintura desapareció por completo y se convirtió en la entrada a un lugar lúgubre, si te asomabas veías una cueva con antorchas a los lados y el miedo que provenía del interior era palpable, la luz estaba presente, pero no era motivo para dejar de temer al asomarse o caminar dentro.
— Mi... mira... Gober... —la boca de Richard permaneció abierta y el fanático de los pasadizos estalló de emoción.
— ¡Excelente, Richy, mejor no pudo haber sido! — al sólo asomarse se escuchaban susurros, sabían que había gente dentro y las piernas de Richy esta vez no reaccionaban, estaba paralizado.
— ¿Qué esperas? ¡Vamos! —Gober lo jaló del brazo y éste reaccionó, estaba siendo llevado y tenía miedo, no sabía qué hacer, ¿y si los descubren? ¿Qué harían después? ¿aquí está Fargon? aún no lo sabían, cualquier persona que pasara por esa situación correría sin chistar.
. . .
Un bulto fue arrojado al suelo y de él se escuchó una quejumbra, le quitaron las vendas y contempló el lugar, pero al mismo tiempo estaba aterrado, rodeado de diablillos y en una caverna.
Entonces las sombras se juntaron de todos lados y construyeron una figura que se fue transformando en un espectro, los diablillos se hincaron y algunos reverenciaron, el chico estaba por vaciar por segunda vez su vejiga, la piel se le erizó y no pudo evitar hacer una mueca del terror.
El espectro tomó forma tangible y postró sus pezuñas en la tierra, se inclinó un poco para ver al orinado y frunció el ceño.
— No es él, pero entiendo la razón de traerlo... —ensartó sus pupilas en la mirada del joven, el chico no podía dejar de verlo y se notaba que estaba pálido, después de unos segundos de sabotear su mente enfureció y con su palma a lo lejos arrebató al chico de los diablillos elevándolo y sometiéndolo contra la pared.
— ¡Esa esencia es más grande de lo que pensé! —hizo una parada e inhalo la esencia del chico—No... en realidad se está haciendo más fuerte... —.
Dejó de hacer fuerza y la gravedad hizo lo suyo, el chico cayó en el suelo y se sostuvo con sus brazos.
Volteó dando la espalda para compartir pensamientos internamente, poniendo su mano en su barbilla.
— Si dejo que esto avance no podré detener ese poder...
~ No tienes de qué preocuparte ¡primero necesitas saber a quien pertenece! ¡ese chico debe ser su hijo! o un familiar cercano, deberías establecer un enlace con él.
— Pero a ese nivel de magia ¡descubrirá el hechizo y a su creador!
~ Hazlo a distancia, idiota...
Después de una charla dentro de su mente tomó una decisión, pero todo fue abajo cuando se dio cuenta de algo sumamente intrigante y peligroso, que no tuvo oportunidad de revisar por todo lo ocurrido del chico: la esencia que buscaba se estaba aproximando.
. . .
Los chicos estaban más asustados como nunca en sus vidas, estaban muy atentos a los sonidos externos y no veían otro camino más que el frente, escucharon gritos y ruidos, golpes, pero nada los detuvo a dar media vuelta, Gober le tomó el hombro a Richard y susurró sin previo aviso.
— ¿¡Qué quieres, gob!? —Gober se ofendió un poco, pero lo dejó pasar por la situación.
— Tu mamá me dio esto antes de irnos, pensé que tal vez sería bueno que lo tuvieses —le mostró la mano y tomó lo que sea que le haya dado, estaba un poco oscuro y no quería apartar la vista del fondo del pasillo, así que solo sintió una piedra y cadenas pequeñas, un collar.
Llegaron al final del corredor y lograron ver tres figuras, la mayor daba demasiado miedo, pero estaban felices de ver a Fargon al final y unas cosas extrañas que igual daban repulsión.
Fue un momento que parecía eterno de silencio y todos querían comenzar a hacer preguntas.
Káiser con intención de amenaza acumulaba energía en su mano una vez levantada.
— ¡Destruiré a este mocoso si no me dices quién eres! —no fue una propuesta convincente, pero eso hizo que la distancia de Fargon y los chicos se sintiera a kilómetros. Fargon y Richard se vieron a los ojos y fue donde Richy se movió por inercia para intentar salvarlo usando alguno de sus poderes, aunque no sabía bien cual usar ya que tenía mas miedo que otra cosa.
Káiser fue abrumado por la insolencia de la acción, se sintió amenazado, pero se llenó de coraje y la bola de energía detrás suyo aumentó, rechinó los dientes y no pudo evitar gritar.
— ¡¡Mueran!!
En fracciones de segundo mantenía el collar de su madre en su mano, lo apretó y su corazón palpitó de miedo, pero tenía algo en claro, quería proteger a sus amigos.
Los chicos fueron absorbidos por una espiral de luz, similar al del viaje al bosque oscuro.
Solo tierra alzada quedó en lugar de los tres chicos, el mayor estalló y su cabello se convirtió en llamas de furia cubriendo todo el lugar, los diablillos se protegieron con sus brazos, pero desaparecieron por el daño del fuego, un grito dio final a la llamarada.
— ¡¡MALDICIÓN!!
En esos momentos de locura no dejaba de recordar el patético rostro de ese chiquillo.
~ ¡¿Cómo adquirió ese poder?!
— ¡Por confiarse se escaparon y el presumido se llevó a su amigo!
~ Espera... entonces no era un adulto.
~ ¡Ese niño no ha de tener una mínima idea del poder que posee...! es extraño, su mirada... me es familiar.
Con sus puños golpeó la mesa, parecía más un berrinche que un enojo real, agachó la cabeza y se puso a pensar, una vez más.
...
Cayeron en la sala, todos arriba de todos, Gober y Fargon cubrieron su rostro con sus manos y esperaron lo peor, pasaron unos segundos y Richy les habló.
— Ya no pasará nada, ya no estamos con ese... lo que sea.
Abrieron lentamente sus ojos y bajaron los hombros, se tranquilizaron un poco e intentaban digerir qué sucedió. Richard procedió a vomitar nuevamente.