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3.Un Alfeñique

Después de la conversación con su profesor, salió del pasillo rumbo a su casillero, la escuela normalmente era tranquila, pero esta vez era escandalosa sin razón. Su migraña era imposible de ignorar.

—¡Hola, rich! —recibe un manotazo en el remolino de su cabeza y éste voltea aturdido. Fargon, el matón de la escuela, quería sangre, el día de hoy los maestros lo castigaron por molestar a sus compañeros.

—¿Qué haces rich?, ¿por qué tan callado rich?, ¿te hiciste pipí, rich? —para Richard su tono era demasiado irritante, parecía un cavernícola balbuceando, desde la secundaria todos los días, sin falta, recibía acoso escolar y agresiones de su parte, sin embargo, Richard tenía menos paciencia con su mente irritada.

En fracciones de segundo se estremeció, su brazo se iluminó y se cubrió de un color amarillo, después empujó al mastodonte, lo logró tumbar y aturdir de un golpe, tal vez se excedió, dejó de sentir cosquillas en su brazo y caminó velozmente alejándose del sitio asustado y esperando que ningún maestro le hubiese visto,

A lo lejos Richard pudo escuchar a un chico gritar de la emoción —¡por dios, miren a Fargon noqueado, qué loco, bro! —.

Y por supuesto las voces dieron comienzo a un ruidoso mercado de abastos.

Entró a la cafetería para sentarse y masajearse la sien por el dolor en su cabeza. Es visto y le ponen una palma en su hombro.

—¡Hey! que Fargon recibió un poco de fuerza de Richard, ya está en todos los pasillos, amigo —Gober, el mejor amigo y único del chico, sabía cada detalle gracias a la confidencialidad de la escuela.

—Es mentira todo lo que te digan, ni si quiera use mi fuerza —excusándose con la cabeza abajo es contrapunteado.

—Pero lo hiciste, y hace rato lo vi en el suelo, no está feliz ni tampoco le hiciste cosquillas.

—Gober, no tengo idea de cómo lo hice, sólo lo golpeé y por dios santo que no tenía esperado ni siquiera abanicarle su playera, debe estar enfermo o debilitado.

—Pégame en el hombro y veamos un poco de Richard's migth —lo decía motivando al contrario, como si sentir dolor fuese placentero.

—Nel, estas menso, gob.

—Vamos afuera, busquemos un árbol, ahí al menos me reiré de lo flácido que eres —guiñándole el ojo, convenció fastidiosamente al chico y emprendieron caminata al patio mientras que las voces no dejaban de escucharse.

> Mira, el chico que golpeó a Fargon, debe practicar karate <

> ¡Wow!, chico, no te me acerques que me matarás <

Richard volteaba en todas direcciones averiguando de dónde o de qué persona provenían esas palabras, pero solo veía gente mirándolo, sin bocas moverse.

—¿Los ves...? —le preguntaba a Gober, mientras que al frente el chico pelirrojo le negaba.

—¿A qué hablas, bro?

—De las voces.

Llegaron al árbol más alejado del sitio, el más viejo, uno duro de cojones y Gober empujó al chico al frente.

—Listo, dale tu mejor golpe, como si fuese Fargon —y como entrenador motivando a su boxeador, le dejó ir un gran golpe con el puño cubierto de la misma luz, que no partió el árbol, pero le plasmó su puño, los dos quedaron anonadados y se miraron el uno al otro.

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— ¿Richy...?, ¿desde cuándo tienes fuerza? tu hacías que el concepto de alfeñique se quede corto para describirte.

—Debe ser el árbol Gob... —verdaderamente estaba desconectado del mundo, su migraña no le daba para más y antes de que Richard siguiera dando excusas fue interrumpido con otro manotazo por Gober.

—¡Reacciona, papanatas! eres tú, tú eres el de la fuerza, vamos, haz memoria, te esperaré todo el día si es necesario.

Los engranes marca Richard intentaron girar, pero no dieron marcha —pues si te refieres a un gimnasio no he pisado uno, tampoco sé dónde queda uno—.

Gober se dio un palmazo en la frente —algo está pasando aquí, esto no es común, ahora solo falta que yo consiga novia —lamentablemente ese día no era el de Gober.

Antes de que pudieran agregar algo fueron llamados por la campana del edificio y cada uno se fue a su clase.

Gober no es muy inteligente, de Richard y Gob no se hace ni uno, pero de lo que pueden estar seguros es que desde que tienen pañales esos dos son inseparables.

Al finalizar las clases salió de la escuela y nunca se sintió con tanto dolor como en ese momento, ahora no sólo era la cabeza si no los lugares donde suelen estar tus músculos del brazo, apenas y podía sostenerse de los tubos en el autobús y pudo abrir la puerta de su casa, se acostó en su sillón quejándose.

— ¡Wow! que día... —buscaba encender la lámpara de lado cuando esta misma se encendió por una chica.

—¿Cómo fue tu día? — Lía le preguntó de manera natural, al instante un grito salió de la boca de Richard, se calla y después de digerir la situación agrega.

— ¡¿Tengo que preguntar?!

— Hice que tu mamá confiara en mis tíos y les dio las llaves de tu casa, ¿recuerdas que llegará más tarde? —un pequeño flashback pasó por la mente de Richy y éste asintió.

—¿Sentiste dolor? vamos, dilo, no soy buena para esto, sé que te han estado pasando cosas— y no, Lía no era buena para eso.

—La cabeza, como te dije a noche, me sigue doliendo y más cuando esas voces empiezan a gritar, y mis brazos me duelen, ya no golpearé árboles tan seguido —dos dedos fueron puestos en su ceja para poder comprender todo, a pesar de lo sucedido él no entendía lo que pasaba y Lía quiso aclarar.

—Te diré algo... —Lía hace una pausa y traga saliva—. cosas están pasando contigo y se supone que... o te mueres o sólo puedes golpear árboles y escuchar voces, ¿entiendes?

Se avecinaba una pregunta estúpida— ¿y yo para qué quiero escuchar voces y golpear árboles? —hubo un pequeño silencio, que significaba que su paciencia dejó de existir.

—Sí, definitivamente sólo debió matarte, pero ¿por qué te dio los poderes también?

De pronto en el interior de la cabeza de Richard: un cable que se encontraba en el polo norte viajó por todo el mundo para poder conectarse con su hermano en el polo sur.

—¡Oh! ¿quieres decir que yo escucho las mentes de los demás? ¿y que hay con esa fuerza?

—¡Felicidades, capitán obvio! —bueno también era capitán distraído, tenía esa dualidad.

— Pero... ¿qué lo ocasionó? —intentando hacer memoria por sí comió huevos revueltos radiactivos o lo pico una mosca mutante pero no, no hubo nada.

— ¿Recuerdas el día en la casa abandonada? todo ese humo que respiraste es nocivo para cualquier persona, solo un ser mágico, es decir yo, puede adquirir las habilidades que tienes, pero te entrometiste y ahora no sé cómo va a resultar esto en ti.

— Pero yo no soy un ser mágico, eso justificaría por qué me duele el cuerpo... pero de igual manera ¿por qué darme habilidades? —Lía lo escuchó y respondió.

Es verdad que las habilidades son poderosas, pero también se requiere una mente y cuerpo igual para no sufrir por su uso.

—Muy bien... creo que también te está dando cerebro, por un momento creí hablar con una persona normal —Richard se molestó y protestó.

—Entiendo que soy despistado.

Lía agrega —muy despistado —.

Richard reconoce.

—Está bien, muy despistado, pero tonto no soy... —más preguntas en richy aparecieron—. entonces tú ¿eres una bruja?

Lía sonrió un poco y aclaró— me halagas, pero no, no soy definida como tal... —una mirada con propósito se postró en el rostro de Lía y recalcó—. Aún.

—Esto nadie lo debe saber, prometo que después te contaré más, pero apenas y conozco a tu mamá, por el momento debo estar al pendiente de ti por si ocurre otra habilidad o dolor nuevos... —saca una pequeña libreta— ...y llevar un registro de lo que hagas.

Lía veía en él una oportunidad para crecer en sus habilidades de hechicera, además de haber hecho ese ritual para ella no tenía otra salida más que tenerlo cerca.

El veía en ella la oportunidad de dejar la monotemática y saber más sobre sus tíos. Por último, la chica agrega.

—Si dices que te duele el cuerpo ponte lo que tu mamá usa para los dolores de espalda, en eso no me tomaré la molestia, no insultes a la magia.

Sale de la casa y le deja las llaves en su sillón, y viéndolas el chico las toma y se propone.

—Necesitaré controlar las voces... explotará mi mente a este paso —sube las escaleras para acostarse en su cama y terminar su raro día.