La actividad en la escuela estaba demasiado pacífica, al grado de que podías hablar como friky o nerd y nadie te llegaba por atrás a pegarte en la cabeza o estrellarte con tu casillero. Fargon estaba inactivo, de todas maneras estaba ausente en la escuela, ya tenía cuatro días sin asistir, normalmente su madre lo obliga a salir de su casa excusándose con la escuela, el que no asistiera quería decir que algo estaba pasando.
El chico no estaba en su casa, tampoco en la de un amigo, mucho menos en la de otros familiares, el contacto con Richard y Fargon últimamente fue muy recurrente, antes Fargon no tenía tiempo para molestarlo, tenía muchos perdedores de primer ingreso, pero hace unas semanas Fargon se sentía lejos de la gente, no se juntaba con nadie, solo con los que ya conocía de primero, incluyendo Gober y Richard.
Estaba todo oscuro y se escuchaba el olfato constante de muchas narices alrededor de su cuerpo, no podía moverse y tenía los ojos vendados, el sitio estaba lejos del pueblo, casi abandonado, aún vivían gatos en el sitio que se veían ir y venir.
"— Los lugares abandonados son lugares adecuados para hacer cosas muy secretas".
Eso pensaba Lía, pero no era la única que opinaba lo mismo.
— Tú no eres... lo conoces, ¿cierto? —se lograba escuchar una voz un tanto chillante parecido a alguien con sinusitis.
— No sé de que hablas... —respondió con una voz un tanto asustada, sabía que no era la respuesta correcta, pero en realidad no sabía nada.
— No sabes con quien estás hablando, niño... —de un zarpazo quitó la venda de sus ojos, lo que por consecuencia hizo que la defensa del bravucón fuera en picada.
— ¡¿Qué rayos son ustedes?! —hizo una pausa para entrar en pánico por ver el sitio en el que estaba— ¡¿no es una pesadilla?! —.
— Oh, no lo es... —levantó sus brazos a los lados y agregó— yo, soy Fear y si, tal vez sea... —se acercó para murmurarle al oído—...tu peor pesadilla—.
Los diablillos, no sabían detectar personas mágicas, pero gracias al olor y el rastro reconocieron que el chico no era lo que estaban buscando [https://img.wattpad.com/98b2a04d499127de2f3b522e3e6d7ddcb0ef2f43/68747470733a2f2f73332e616d617a6f6e6177732e636f6d2f776174747061642d6d656469612d736572766963652f53746f7279496d6167652f4866624f436e48326e3536504e673d3d2d3435333930363436342e313465323030643638353834663462363530343834333731303030352e6a7067?s=fit&w=1280&h=1280]
Los diablillos, no sabían detectar personas mágicas, pero gracias al olor y el rastro reconocieron que el chico no era lo que estaban buscando.
— No es él —le dijo a uno de sus clones— llévenlo con Káiser —.
— ¿Qué? ¿con quién? —el diablillo calló al chico chasqueando en su frente y lo introdujo en un sueño.
Cuando lo estaban cargando se vio caer su última pulsera, tenían frases muy rudas como "¡Te pateare el trasero!", "¡Yo mando aquí!", la otra se le había caído quien sabe dónde.
El patio del campus de la preparatoria estaba muy lleno, todos rondaban en los jardines y frentes del edificio, pero el lugar que estaba sin gente siempre era el que estaba cerca de los baños, era un poco pequeño y estaba rodeado de muros de arbusto, era un lugar excelente para pasar el tiempo a solas, fue donde Richard y Gober siempre iban a divertirse y practicar las habilidades de richy.
Gober estaba sentado cerca del gran árbol en medio de sus muros cuando en el césped se encontró con una pulsera, la levantó extrañado y la observó, tenía una frase muy familiar "¡te voy a matar!", fue una frase que casi no escuchaba, pero si llegaba el momento en el que la escuchase sabría de qué persona vendría: Fargon.
— Mira Richy, es de Fargon, él nunca las deja tiradas ¿verdad?
— En efecto, y ¿sabías que ya tiene una semana que no viene? —el contrario levanto las cejas con asombro.
—¿¡De verdad!? algo le tuvo que haber pasado —dijo Gober preocupándose un poco por el bravucón.
— ¿De verdad te preocupa alguien que nos hizo comer pasto el mes pasado? —.
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— Bueno, tienes razón, pero tal vez algo le pasó —Richard se levantó y le echó tierra al bloque de hielo que creó por descuido, aún tenía el don del ancestro escarchado— mira, aunque haya manera de encontrarlo, ¿dónde lo podríamos buscar? —.
En realidad no sabían dónde, ni mucho menos con qué comenzar la investigación, richy pensaba que tal vez se fue de fiesta con sus amigos y le dio pereza regresar a la escuela, que no era nada grave, pero Gober tenía un leve presentimiento, le conocía y sabía que algo andaba mal.
La casa de Fargon era una simple habitación, en medio estaba un foco con telarañas, cuando llovía a veces hacía falso contacto, una pequeña estufa sucia con grasa, un closet rasguñado y desgastado que tenía las ropa de los dos, su mama y él, una gran cama que abarcaba gran parte de la habitación y por último, un retrete, cubierto de sabanas, y cuando no hacían sus necesidades también servía como asiento, vivía con su madre y apenas tenían espacio para estirarse, el #105 de la calle Browy nunca fue tan pequeño, lo que pasó es que fue reducido, su padre les vendió de terreno en terreno a los que colindan, nadie lo detuvo, nadie tenía la fuerza suficiente para encararlo. Hasta que el niño, una vez convertido en adolescente intervino en una pelea que sus padres estaban teniendo, aquel hombre levantó su mano preparándose para dar una bofetada cuando su mano fue detenida.
— ¡Déjala papá! —aún no estaba seguro de lo que estaba haciendo— ¡no dejaré que le vuelvas a hacer daño! —la adrenalina lo poseyó y lo empujó a la puerta, el hombre ebrio perdió el equilibrio y tropezó con su talón topando con el marco de la puerta.
Al caer en el suelo rebotó un poco y trató de levantarse con sus manos— ¡no quiero que te volvamos a ver por aquí, viejo McLean! —no lo vio irse, cerró la puerta y por dentro le puso seguro, esa fue la última vez en la que vio a su padre.
Desde esos días era burla de los niños de la escuela, porque no tenía padre, y no tuvo otro remedio más que ocultar su fragilidad y volverse un neandertal agresivo desde sexto grado.
Actualmente a Fargon ya le resultaba tan fácil que parecía salirle natural el papel de bravucón, pero al ver a los ojos a ese diablillo ya no supo quién era desde ese día.
Tocaron la puerta de la casa con el número 105 de letras oxidadas y al poco rato salió una mujer de cabello cobrizo, le pintaban algunas canas cerca de las patillas y tenía una apariencia de cansancio, contempló a los jóvenes y con una voz amable preguntó.
— ¿Hola, en qué puedo ayudarles? —Gober contestó, de ninguna manera contestaría Richard, él estaba asombrado y petrificado al ver lo dulce que era la madre de Fargon, del cavernícola de Fargon.
— Su hijo, señora, ¿se encuentra en casa? —al escuchar sus palabras una mueca leve se puso en los labios y sus ojos se pusieron cristalinos, ellos sabían que estaría por llorar, pero tragó saliva y afinó su garganta.
— Me temo que no, cariño, he estado buscándolo sin parar durante esta semana, estoy muy cansada y si mi terroncito de azúcar no aparece estaré perdida —el pecho de los dos chicos se contrajo al escuchar los hilos de voz de la señora, cruzaron las miradas y sabían que tenían que ayudar.
—¿Le llegó a decir a dónde iba la última vez que lo vio? —la señora nuevamente tragó saliva dando un medio suspiro y añadió.
— Me dijo que iría a él árbol de la escuela, es muy común que salga por las noches, pero siempre llega antes de que me duerma —los chicos no consiguieron nada de información, pero sabían a quién acudir.
La casa de los Bloodfire estaba a oscuras, era ese tipo de momentos en los que parecían estar dentro, pero nadie salió a atender, desesperanzados fueron a la casa de Richy en la cual los dos se sentaron en el sofá.
— No tenemos ninguna pista, ¿Cómo lo vamos a encontrar? —Richard optó por una actitud negativa, cuando pasó su mamá con la aspiradora.
— Ya has usado magia de luz, si se sienten desorientados, sólo necesitarán viajar un poco, esta magia permite que los viajes sean instantáneo, pero muy riesgosos por el esfuerzo que conlleva—. Ese fue el primer consejo para Richy, "viajar un poco", quiso pensar en la frase "preguntando se llega a Roma", pero nadie conocería a un chico desaparecido por una semana.
En ese momento Richard tenía en su mano la pulsera de Fargon, estaba por entrar en frustración al escuchar las posibles muertes que tendría el chico desaparecido narradas por Gober, le gritó para que se callara, lo tomó y jaló del brazo y entonces desaparecieron en un destello abrumador en toda la sala.
Fue un desvanecido en espiral que regresó a la normalidad y volvió a darles forma en otro sitio, era de noche y estaba muy silencioso, solo se escuchaban los grillos y algunas aves, estaban detrás de un roble ancho, en medio de un gran bosque, se distinguía una vereda para atravesar el arbolado, entre la oscuridad se encontraban unas figuras medianas cargando algo grande a comparación de su tamaño, la luz no estaba presente, al menos los enanos no podían darse cuenta de sus presencias.
Fue cuando Gober hizo una señal para su amigo con sus manos comunicando "¡¿cómo mierdas llegamos aquí?!", la cual fue respondida con un "¡¿y yo qué rayos sé?!". Instantáneamente Richard comenzó a vomitar, y su fiel amigo le siguió ya que tenía estos reflejos de asco, haciendo el momento mas fraternal de sus vidas, en el que los dos vomitaron al mismo tiempo. Minutos después Richard estaba recuperando el aliento, estaba muy mareado y fatigado, fue cuando recordó lo que su madre le dijo, solo que no pensaba que el esfuerzo sería demasiado.
Los diablillos llegaron a la cabaña, conducía donde Káiser, dejaron el costal entre los muebles y arrojaron fuego a la pintura del cuadro, volvieron a agarrar el bulto y brincaron dentro desapareciendo.
Lamentablemente Gober y Richy no podían crear ese fuego especial.
— ¡¿Y ahora que mierda hacemos?! —Gober se dio un respiro, pero entró en pánico— además, ¡¿por qué los estamos siguiendo?!, ¡esos enanitos me dan mala espina! —y abriendo lentamente la puerta Richard le dio la razón.
— Es cierto gob, es precisamente por eso que los estamos siguiendo...