— ¿Te digo algo, Richard? —comenzó Lizardi con un tono eufórico—. El sacrificio por los seres queridos es como... como... ¡una cebolla! Sí, capas y capas de lágrimas, pero al final, todo vale la pena.
Richard lo miró, confundido pero intrigado—. ¿Una cebolla? ¿De verdad?
— Sí, sí, una cebolla —respondió Lizardi, asintiendo vigorosamente—. Piensa en los pingüinos. Ellos atraviesan largas distancias en el frío, enfrentan tormentas y depredadores, todo para asegurarse de que sus crías tengan comida. ¡Eso es sacrificio!
Richard frunció el ceño, tratando de seguir la lógica—. Entonces, ¿el sacrificio es como ser un pingüino con una cebolla?
— ¡Exacto! —exclamó Lizardi, riendo—. No tiene sentido, ¿verdad? Pero es hermoso en su propia manera. Es hacer algo grande, aunque parezca pequeño y absurdo a los ojos de los demás.
Richard sonrió, comprendiendo la esencia detrás de las palabras—. Creo que entiendo. Como cuando un pájaro pequeño se enfrenta a un gato gigante para proteger su nido. No tiene ninguna posibilidad, pero lo hace de todas formas.
— ¡Sí! —dijo Lizardi, con los ojos brillando—. Y eso, mi joven amigo, es lo que te hace grande. No los poderes ni las habilidades, sino el corazón dispuesto a sacrificarse por los que amas. Como... ¡un escarabajo empujando una pelota de estiércol!
Richard no pudo evitar reírse—. Un escarabajo, ¿en serio?
— ¡Sí, sí! —respondió Lizardi, con una sonrisa amplia—. Ese pequeño escarabajo pone todo su esfuerzo en empujar esa bola, sin importar lo que piensen los demás. Hace su trabajo con dedicación, por su familia, por su supervivencia. ¿Entiendes lo que quiero decir?
Richard asintió, con su expresión más seria ahora—. Creo que sí. No importa lo pequeño o insignificante que parezca, el valor del sacrificio está en la intención y el amor detrás de él.
Lizardi lo miró con una mezcla de orgullo y alegría—. Exactamente. Y tú, Richard, con todo tu poder, estás empezando a entenderlo. No es solo luchar con fuerza, sino hacerlo por quienes amas, con todo tu corazón. Como... como...
— ¿Una ballena saltando en el océano? —sugirió Richard, riendo un poco.
— ¡Sí! —gritó Lizardi, emocionado—. Una ballena saltando en el océano, llena de gracia y poder, mostrando su magnificencia. Así es el sacrificio, Richard. Grande, hermoso y lleno de propósito.
De repente, un sonido extraño interrumpió su conversación. Richard y Lizardi se detuvieron, mirando a su alrededor con cautela.
— ¿Escuchaste eso? —preguntó Richard, tensándose.
Lizardi asintió, su expresión estaba cambiando a una de alerta—. Parece que tenemos compañía.
Los dos se pusieron en guardia, preparados para enfrentar lo que fuera que se acercaba en el sombrío bosque gris. La conversación sobre el sacrificio quedaba atrás mientras se enfocaban en el peligro inminente, pero las palabras de Lizardi resonaban en la mente de Richard, dándole fuerza y determinación.
El viento dentro del sitio pareciese implorar libertad, la tierra gris vibró y los dos se comenzaron a asustar, viendo a todos lados pensando que era lo que iba a pasar.
— ¡¿Qué rayos?, Richard!
— ¡No tengo idea!
Del suelo brotaron ramas que no tardaron en formar un golem embrujado de madera, Richard lo observo con miedo y en una fracción de segundo tomo a Lizardi de la cintura alejándolo de la criatura, entonces el golem hizo estirar sus ramas para embestirlos, pero estaban considerablemente alejados del peligro.
Richard guardó silencio en suspenso con miedo de que los encontrarán.
— Tienes que quedarte aquí Lizardi —entre murmullos le decía.
— ¡Por supuesto que no, esta batalla es de los dos!
En un breve y mortal descuido se escuchó el latigazo filoso de una rama que atravesó a Richard en su abdomen, el chico quiso gritar de agonía, nunca había sentido algo similar, solo veía sangre brotar y las ramas la absorbían, Lizardi estaba en un trance mental al visualizar todo de frente, y con su espada cortó aquella rama, comenzó a calentar y a preparar sus movimientos cuando de sus pies la tierra lo trago hasta dejar su cabeza asomada y de un golpe perdió el conocimiento.
El centro del trono del bosque, o lo que quedaba de él, no era más que un montón de espinas, gruesas y largas con esqueletos incrustados, era una asombrosa colección de huesos de todo tipo, algunos casi negros, algunos rotos y cuerpos acumulados en descomposición.
De la oscuridad se alargaron un par de ramas con dos cuerpos inconscientes y lastimados, y se detuvieron en aquel trono de espinas, en la cual se veía una silueta de cabello largo y muy liso con ropajes azules. Levantó la cabeza y habló.
— Pero que astutas y débiles criaturas. No son más que alimento para mí... pero me cuesta creer que hayan logrado cruzar mis defensas —los dejó caer en el suelo gris cubierto de huesos y se reveló; una mujer de apariencia muy joven con hambre insaciable en la mirada, con las uñas largas y su ropaje se veía un poco rasgado, de cabello oscuro, liso, con dientes afilados y descalza, mucho más peligrosa de lo que aparentaba.
Mientras que los estaba observando, Lizardi recobró el conocimiento, pero deseó no haberlo recuperarlo después de lo que vio. La boca de aquella mujer creció inmensamente preparándose para devorar a Richard, sus dientes se alargaron y baba escurría, así que no tuvo remedio alguno de hacerlo.
This narrative has been unlawfully taken from Royal Road. If you see it on Amazon, please report it.
Corrió hacia richy y lo empujó lejos de las fauces filosas, el chico rodó y comenzó a despertarse, justo para observar como estaba siendo devorado, cada masticada se escuchaba repulsiva con el crujir de sus huesos, se le erizó la piel del horror y no pudo evitar gritar.
— ¡¡LIZARDI!! —levantando su mano intentando detener a la mujer, la cual terminó con su bocado, se limpió los labios ensangrentados y volteo con gula al chico, quedó paralizado, no podía reaccionar.
— ¿Por qué lloras por una mascota? —un poco de coraje brotó de Richard para responder— te voy... —mientras más se acercaba al demonio apretó los puños creando madera verde del suelo, su habilidad comenzaba a brotar, pero esta vez envuelta de furia, puso fuerza en sus dientes, la herida de su abdomen comenzó a cicatrizar notoriamente, las raíces no tenía orden sólo estaba rodeada de lanzas de madera con garras afiladas y escamas filosas, su rostro quedó a la vista para transmitir su agonía.
— ¿¡POR QUÉ LO HICISTE?! —la mujer no pudo evitar poner atención muy curiosa.
— ¿Un Seedwood? muy bien... ¡bailemos! —el chico dio un gran salto en dirección a la contraria sin dejar de apartar la vista de ella con los ojos sobre su objetivo, la mujer sacó una rama con espinas detrás del suelo para bloquear el ataque, el choque se escuchó por todo el bosque, las demás ramas se estremecieron.
— ¿¡Sentiste eso Maddy?! —a lo que le responde— ¡vamos! —.
Los dos dejaron de sostener el escudo y se adentraron en el bosque, brincando y esquivando las ramas, ya que éstas sólo vibraban sin un patrón, no dieron por intentar crecer aún más.
En el trono la rama que fue usada para el bloqueo fue hecha añicos al impacto ya que Richard la congeló antes del golpe, la mujer observó su magia y quedó sorprendida haciéndose para atrás.
— Tú... ¡tú no eres ningún Seedwood! ni mucho menos un Darkfrost, ¿¡qué se supone que eres!?
Entonces en su pecho retumbó una voz dulce que fue callada durante muchos años— es nuestro destino, él es Shadow's Destiny, finalmente seremos juzgadas... —.
La mujer vio su pecho, se distrajo demasiado y por primera vez su mirada reflejó temor, aterrada con los ojos abiertos levantó con toda su fuerza todo el perímetro de ramas en todas direcciones con intenciones de aplastar al chico.
— ¡Yo no necesito ser juzgad...! —su respuesta se detuvo cuando fue atravesada por la garra de la coraza afilada. Richard no mostró goce de venganza ni regocijo; sabía qué estaba haciendo y se dio cuenta de que en ese momento no tenía elección. La mujer soltó un grito que escupió sangre y se encorvó hacia el chico. En ese momento, los demás, Maddy y el sátiro, vieron el final: las gigantescas extremidades del bosque cayeron sin vida, y de la mujer una sombra siniestra se acumuló y desprendió de su piel, logrando escapar aullando con dolor y sufrimiento.
— Toru... —la dama del bosque se logró ver al fin, y Toru no pudo evitar llorar al ver que su amada estaba en su lecho de muerte.
Corrió hacia ella y Richard se alejó. Mientras el chico caminaba, su coraza se desprendía. Richy intentó ver a Toru, pero éste apartó el rostro, que derramaba lágrimas. Ambos llegaron a lugares opuestos. Toru la sostuvo y la acostó en su regazo; la mujer lo observaba, sin nada que decir y con un rostro que cada vez tenía menos vida. Toru se ahogó en llanto sin retirar sus ojos de la mujer.
En ese instante todo era eterno para ellos dos, juntos y después de unos futuros segundos, separados por la muerte, querían contarse tantas cosas, pero no fue necesario ya que sus corazones latían al unísono.
— Clara... —logró soltar un hilo de voz entre su llanto, sus lágrimas mojaron el rostro de la mujer.
A lo que esta responde, con una sonrisa y tomando la mano del sátiro— lo siento... —sus últimas palabras en un hilo de voz fueron escuchadas por él, para después terminar de hacer fuerza en sus manos y cuello, cerrando los ojos que ocultaban una lágrima que resbaló por su mejilla.
Su llanto abrazó al bosque por completo, y a los cuatro vientos se escuchó un grito de agonía desgarrador.
Todos de luto en el concejo mundial despidieron con los méritos a los caídos de aquel día, las altos mando tomadas de las manos vieron cómo llevaban los ataúdes, Toru y Richard, los más afectados por la situación, arrojaron un puño de tierra a los lugares donde serían enterrados, la ceremonia no duró mucho, pero si lo suficiente para que todos supieran los hechos, cada chica dio sus palabras para los entrañables colegas, que formaron parte de la historia, Cleir se sintió orgullosa por Lizardi, murió protegiendo a sus seres queridos.
Al finalizar, un rostro desdichado y con soledad se quedó horas después contemplando los hermosos altares, era Toru, que a pesar de saber que su amada está en eterna paz, nunca más volvería a escuchar su voz. En la noche un joven se acercó al sátiro, al estar juntos hubo un silencio muy duradero, después, unas palabras salieron del joven.
— ...No fue mi intención... si hubiese conocido otra forma en la que ella... —Toru levantó su mano en señal de que parase.
— No había otra salida... —volteó para ver al chico— ...ambos sabemos que no la había, aunque siguiera con vida ella ya no era la clara de la que me enamoré —un nuevo silencio rondó y emanó una cálida sonrisa.
— Gracias, Richard, por ayudarnos a detener su sufrimiento, ella sufrió como nadie, viendo morir todo lo que amaba contra su propia voluntad, así lo hubiera querido Clara...
El chico vio su rostro, en lágrimas y sonriente, libre de una gran carga que llevaba por muchos años, el sátiro se despidió y le tocó el hombro.
— Si me permites... tengo un bosque que rejuvenecer y una vida que disfrutar. Nos vemos, chico...
Al llegar a su habitación, Richard se sentó en su cama, vio a Lía leer un gran libro y con una libreta al lado acostada en su cama, en ella estaban escritos los estudios de los poderes de richy, en la cual estaba escrito hasta abajo una habilidad de sanación, que, si no fue demostrada como un poder, fue contemplada por la chica, que al terminar colocó un apartado en su libro y se sentó volteando con Richard. Ella no fue muy sentimental, solo fue y sigue siendo directa y muy enfocada ante sus sentimientos o intenciones.
— ¿Necesitas hablar de ello? —a lo que el chico le respondió.
— No, no te preocupes, es solo que me hubiera gustado que todos vivieran...
La chica quiso detener la plática pero no pudo— eso no te concierne, a veces, por no decir que todas, la muerte es lo único inevitable, solo puedes prolongarla —.
Richard se acostó, creó un copo de nieve y comenzó a jugar con él— tantos poderes... y no puedo regresarlos a la vida... —.
Lía le arrojó su gran libro que le sacó aire al caer en su estómago, leyó el título y tenía intriga de saber de qué se trataba.
— ¿Recuerdas el hombre que secuestró a tu amigo?... bueno, ese hombre es sólo uno más en la lista de las personas que Shadow's Destiny los hizo su víctima —la chica se paró, y caminando lentamente por la habitación continuó— a lo largo de mi vida he seguido los pasos de tu padre y ese hombre, para poder saber qué es exactamente ese ritual, porque... a pesar de que tiene como requerimiento el ser mágico... promete mucho por solo esa simple regla.
El chico le seguía en su hipótesis— tal vez es algo que fue escrito con esa intención, para orillar a la gente a errar, pero la verdad es que necesitamos saber más sobre los inicios, los primeros casos de rituales de Shadow's Destiny —.
— Eso no lo sé Richy, pero Káiser debe saber qué es lo que significa ese ritual, porque de ser así, como tú dices, sólo un anzuelo, entonces ¿por qué tu padre lo puso en su libro?, ¿acaso fue malo?
El chico se quedó en silencio y la chica concluyó.
— Duerme y come todo lo que quieras, cuando termines iremos a una excursión tu y yo, mañana.