— ¿¡Acabas de escapar de los Ember y robaste un camión de la mina, que explotó!?
— Fue por una buena causa.
— ¿Seguirás teniendo ese pensamiento de héroe deficiente?
— Todos están ocultando cosas, quería ayudarlo.
Lía voltea a ver al compañero de Richard, y le regresa la mirada.
— Se ve que son tan buenos amigos como idiotas.
Blast agrega con un tono de honestidad— no sé quien seas, pero conoces a Richard, así que está bien, ¡yo solo quiero limpiar mi reputación y trabajar de nuevo en las minas! Hay algo que están ocultando en donde trabajaba —.
Lía levanta la ceja y da un suspiro de desinterés— ¿de qué están hablando, ridículos? —.
Entonces Richard saca la gema de su chaqueta, se la muestra a Lía, la chica se asusta y se confunde debido a que no conocía esa gema.
— ¿Qué es esa cosa? ¿un rubí?
— Escuché al alcalde Torren decirles “diamantes escarlatas”.
— ¿¡Qué!? ¿el alcalde Torren estaba ahí dentro en esa mina, a estas horas de la noche?
— Primero vamos a un lugar seguro. Te contaremos todo.
Pasaron la noche en la casa de Blast, un poco incómodos, pero era la única zona segura, al día siguiente Blast fue temprano a ver a Raudan ya que lo había citado para un asunto que desconocía. Blast se fue a las minas y Lía y Richard tuvieron tiempo para charlar.
— ¿Sabes qué es el don de Ignis? —Richard le preguntó a Lía y le respondió.
— Es la magia que permite manipular y crear fuego a voluntad, se dice que hace siglos existió una diosa llamada Ignis, que nos protegía de desastres naturales.
— Hmm, tengo una teoría, y si es real, entonces, será un problema para todos a futuro.
— ¿De qué hablas?
El chico se levantó del sofá y se asomó afuera y revisó si no había nadie, después de comprobarlo le dijo a Lía que fueran al cuarto de Blast, la chica lo siguió y debajo de la cama sacó la gema.
— Sabes que… yo ahora solo tengo poderes de Starlight, ¿verdad Lía?
— Si, pero ¿a qué viene esa pregunta?
Richard cerró sus ojos, puso la mano izquierda encima de la gema y visualizó una flama de forma constante que se creaba en su mano derecha, esa mano empezó a emanar fuego de la palma y Lía se sorprendió.
— Yo tuve los poderes de los Bloodfire y sé qué es lo que se siente al usar esta magia. Mi teoría es que cualquiera que tenga estas gemas podrá usar el poder de Ignis. Y la cuestión aquí no es cómo es que existe una gema así, la cuestión es qué planea el alcalde de Pyronia con esto.
— Mira, creo que eso se complicará más después de que te cuente esto.
— ¿Qué cosa?
— ¿Recuerdas que les dije a Cleir y a ti que ya sabía quien era el portador de shadow’s destiny que está causando estragos?
— No puede ser…
— Si puede ser, lo tengo más que confirmado.
— ¡Con un demonio, lo que faltaba!
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— El humano se llama Dorian, pero su Tenebris se llama Luxy.
— ¿Una Tenebris mujer?
— ¿Qué? ¿acaso la maldad sólo es para los hombres?
— Es que solo hemos conocido tenebris hombres.
— ¿Y la Tenebris de Clara?
— Nunca supimos su sexo, solo quería devorarnos.
— Da igual, tenemos que averiguar qué quieren hacer, Luxy seguramente usa las influencias del gobernador para tener más libertad.
Blast estaba llegando a los terrenos de la mina de carbón, era muy notorio para él que la seguridad había aumentado, los guardias le concedieron el acceso y pasó a la oficina del capataz. Tafty lo estaba esperando y le dijo que no tardaría el jefe en llegar. Raudan llegó a la oficina, saludó de forma cordial a Blast y le pidió que lo siguiera, el chico se levantó y tomaron caminata a lo profundo de la mina.
— ¿Y cómo has estado, Blast? —le preguntaba Raudan mientras casi llegaban.
— He estado mejor, hay cosas que necesito preguntarles.
— Nosotros también, espero que al final todos obtengamos lo que queremos.
Una vez pisando las minas donde comenzaban los diamantes escarlata era muy obvio que para este tiempo ya habían extraído la mayoría de las gemas, a la distancia se veía una sombra y con la oscuridad del pasillo se distinguía que tenía algo brillante en su mano, un diamante, pero Blast no pudo saber quién era.
— ¿Vamos a ver a alguien más, o por qué me está llevando a donde él murió? —Blast comenzó a ponerse un poco inquieto y agresivo.
— Por aquí debe de estar.
Entonces alguien dio vuelta en los pasillos justo enfrente de ellos, era el alcalde Dorian.
— Señor Dorian, buenos días, aquí traje al chico que le mencioné el otro día.
Blast no leía mentes, pero la presencia de Dorian no era amistosa para su percepción, miró al gobernador a los ojos y quitó la mirada.
— Qué agradable tenerlo esta mañana en nuestras minas, señor Riskzen.
— Buenos días, señor alcalde, ¿qué es lo que quiere de mí? Esto me resulta muy incómodo, todo lo que han hecho para alejarme del sistema minero, mi despido, y ahora estar en el lugar exacto donde mi amigo murió, me pone agresivo.
— Curiosamente queremos que solo se siente en un lugar por unos momentos, ¿nos podrá ayudar con eso?
El alcalde abrió la puerta de una habitación que tenía una mesa rectangular con un almuerzo generoso y unas velas moradas alrededor de una calavera de porcelana.
— ¿Le gustaría comer el almuerzo conmigo mientras conversamos?
— …Claro, pero no entiendo por qué elaborar tanta comida para los dos.
— No te preocupes por eso —el gobernador cerró la puerta de la habitación y una vez ya sentados la cerradura hizo clic. Blast no se enteró de nada— sobre la muerte de tu amigo, sabemos qué fue lo que la causó —.
— Entonces, ¿ya saben que no fui yo?
— No, no fuiste tu, fue el poder de unas gemas que tu tenías en la mano en ese momento, les llamamos diamantes escarlata, y para serte sincero, tienen el poder de brindarte el don de Ignis y usar magia elemental de fuego sin que seas un Bloodfire.
Blast hizo todo lo posible por actuar desconcertado y asombrado— ¿de verdad existe una gema como esa? ¿Y qué es lo que harán con estas gemas una vez ya extraídas? —.
Hubo unos segundos de silencio entre bocados y Dorian agrega.
— Pues, verás… —se puso de pie— todos pensaron que sería un problema que las demás elementálias tuvieran acceso a nuestro don, pero todo es cuestión de lógica. Aún no lo hemos comprobado —se acerca al chico— si se encontró una gema con el poder de ignis, entonces, ¿te parece sensato que existan otras con los poderes de las demás deidades? —hubo silencio de nuevo en la habitación.
— Si lo planteas de esa manera, si, si las hay.
— ¡Exacto! Y ahora sólo imagina que alguien pueda juntarlas… ¡¡TODAS!!
— ¿Entonces todo esto es por mero interés de poder y codicia?
— Tienes la inteligencia, chico, pero no la motivación —tomó asiento de nuevo.
— Yo no estoy del lado de los arrogantes y codiciosos, no me interesa nada de lo que tengan planeado para mi. Ahora, señor alcalde, si me lo permite, deseo largarme de aquí.
Dorian se ríe sutilmente— qué curioso. No se lo permito, ahora que ya sabes todo esto no tienes otra salida —.
— No existe voluntad que me doblegue, primero muerto, no quiero volverme ígneo, si sabe a lo que me refiero —apretó su puño del cual salieron algunas chispas.
— Tranquilo, sólo encenderé estas velas… todo estará bien, estoy segura de que llegaremos a un acuerdo.
— ¿”Segura”?
Dorian comenzó a emanar energía de los Tenebris y su apariencia salió a la luz, era una mujer tan bella como peligrosa, una vez las velas encendidas se puso de pie y con su magia apresó a Blast en la silla, el pánico se apoderó del chico, el movimiento era inútil con forcejeos torpes, esa magia el chico no la conocía de ningún lado, miró al alcalde y comprendió que esa cosa ya no era Dorian.
Las velas comenzaban a soltar humo y Blast sabía que iba a perder el conocimiento si lo inhalaba. Acumuló energía y estalló en una llamarada que rompió la silla, el estruendo se sintió en toda la mina y alertó a Tafty y Raudan.
Las manos de Blast y su cabello estaban en llamas— ¡No tienes idea de cuánto deseaba soltar todo este estrés! —.
Luxy sonrió y cada vez había más humo en la habitación, entonces con una llamarada Blast atacó al espectro y éste lo esquivó.
— ¡Eres un idiota si crees que eso me hará daño!
— ¡Eres una idiota si crees que mi objetivo fue enfrentarte!
El impacto del ataque rompió la puerta dejando que el humo se escapara, el chico acumuló energía en las plantas de sus pies y salió de un disparo de la habitación, brincando de pared en pared, más rápido de lo que se podía reaccionar logrando escapar.