Nota #74:
"Era un sitio muy tranquilo, si con tranquilidad comprendemos que cada noche siempre un vecino pone música a retumbar tus ventanas, entonces sí, es muy tranquilo.
Una mañana monótona, la señora Alicia del #663 sale para barrer mientras que su esposo enciende el auto para ir a su trabajo. "No es la gran cosa", al menos eso dicen las vecinas respecto al trabajo del señor, pero no es más que envidia.
Frente a la casa de la familia Bloodfire no sale nadie, a no ser que den las nueve en punto. El señor Paul sale con su silla afelpada del asiento. En seguida sale la señora Tina, su esposa, con una cubeta de agua con jabón para poder limpiar la banqueta, el área de césped fue tapada con concreto y la casa posee unos tonos grisáceos de pintura, que no encajan para nada con la forma de vestir de la señora Tina ya que utiliza atuendos coloridos, esa mañana cubría su pecho una blusa de colores rosa y rojo, con rosas por toda la prenda, el señor siempre vestía pantalón de mezclilla con una camisa a botones con cuadros, pareciera ser leñador.
Este año llegaría su sobrina de Rusia, apenas podía hablar español, pero, sabía cómo preguntar sobre dónde estaban los baños y los restaurantes, así como el recorrido a la casa de sus tíos, aquellos tíos limitados al hablarle a los vecinos y su gusto "colorido" para exteriores de casas. Sin duda sabrá español pronto".
Estos eran los apuntes de Richard, el joven juzgador del vecindario, su toque principal era colocar sarcasmo en sus notas. Nunca hablaba la familia Bloodfire con sus vecinos, así que él se las ingeniaba para lograr saber cosas sobre ellos, como ¿por qué el señor Bloodfire tiene una colección de botellas de tomate?
No tenía muchas respuestas, pero tenía el presentimiento que llegaría a ellas mediante esa sobrina de Rusia. La chica se fue con sus tíos porque sus padres tuvieron un conflicto, ¿Talvez un conflicto intrafamiliar?
A la semana siguiente, un taxi de aeropuerto dejó unas maletas frente a la casa de la familia Bloodfire y enseguida salió una chica de pelo liso, usando gafas de sol, con un vestido amarillo, un cinturón delgado a la cintura y zapatillas negras.
Richard asomó media mirada por su ventana, podía ver hasta las maletas que el tío de la chica estaba metiendo a su casa, fue breve el evento y se quedaron dentro de la casa. En esa misma tarde pudo ver que la chica salió con una mochila de acampar. El joven no dudó en seguirla, su habilidad para pasar desapercibido tiene doble filo, porque sus compañeros siempre lo ignoraban o lo dejaban de última opción al hacer sus equipos de futbol y los maestros no lo escuchaban cuando pasaban lista a la clase.
Saliendo de la colonia principal, no había más que monte y terracería, con unos cuantos árboles, los encargados del municipio siempre se encargan de cortar la maleza para que no acumule plaga, pero eso lo harían el día de mañana, actualmente parecía una selva. Fue ahí donde la chica fue a explorar. La sensación de seguirla fue muy emocionante para Richy, era linda, bien vestida y tal vez si no se enterase que la estaba acosando sería amable con él.
Seguían avanzando introduciéndose en la sabana salvaje, no antes de que la chica mirara a los lados, sentía esa sensación cuando te están siguiendo, casi todos la tenemos, pero ella la sentía porque sí la seguían. Entre la maleza, la chica recolectaba varias plantas, y Richard no sabía para qué servían.
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Para Richy sólo eran hojas verdes, había llevado una materia de biología acerca de las plantas, pero no podía poner en marcha lo aprendido en ese momento.
La chica consiguió tres de cada una, y regresó sin más a su casa, lo cual enloqueció la curiosidad.
Nota #75:
"Tal vez la chica es botánica y necesitaba plantas, porque las suyas murieron en el avión de viaje, o tal vez hará un té de las plantas que recolectó. Sea lo que sea será algo raro tan propio de sus tíos, es de familia".
Al día siguiente los vecinos estaban platicando en forma de turba furiosa, sobre un extraño olor, que Richard al despertarse también detectó, solo que él en lugar de sumarse a los vecinos decidió buscar a Lía, estaba en todo el vecindario, la señora Monrroy estaba molesta porque su hijo, Kevin, se sentía en un viaje y no de avión, estaba diciendo que era el rey del mundo, tomó a su perro doggi y lo arrojó por la ventana.
Cuestionaban el origen de ese olor y los vecinos del #666 sólo excusaban que el jardín de su chica, Lía, era muy excéntrico y despedía esas fragancias.
Nota #76:
"Sin duda era por culpa de la chica, pero ¿Dónde estaba ella para explicarles lo sucedido? según mi rastreo más resiente, creo que entró a una casa abandonada. De mí no se escapará."
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Tan pronto el chico se levantó, fue a investigar fuera de la colonia, tenía en el radar a Lía, ella estaba haciendo de las suyas. No muy lejos, pero lo suficientemente cerca para ir a pie, se encontraba en una casa abandonada, la pintura de las paredes se resquebrajaba, junto con grietas en el techo que no cubrían la lluvia al caer, los rayos del sol se colaban al interior, y en cada esquina vigilaba una araña grande con su red bien construida sin interrumpir.
"PROHIBIDO EL PASO"
Decía fuera del sitio en un anuncio que tenía más tierra que letras, necesitabas limpiarlo para comprender lo que decía, tal vez es por eso que Lía entró.
En una mesa sin mantel, se encontraban seis velas ubicadas alrededor de una calavera de porcelana que también tenía una incrustada en la mollera, había flores de colores marchitos y tenía ramas formando un círculo alrededor de la mesa, se encontraba tierra, pero no parecía cualquier tierra, "tierra gris", o al menos eso fue lo que se oyó decir a Lía. La vela de la calavera era peculiar, era morada, parecía hecha por ella misma. El chico se sentía con aires de detective.
Cuando se adentró en el lugar no vio a la chica cerca, tomó foto de la mesa y sopló la vela que estaba encendida, entonces una ventisca cerró ventanas, y puertas de golpe. Lía estaba por entrar en la habitación cuando le impidieron el paso.
—¡Hey! ¿¡Quién anda ahí!? —gritó la chica molesta y confundida.
—¡Me llamo Richard, soy tu vecino! ¿¡Qué está pasando!? ¡No puedo salir!
—¿Qué fue lo que hiciste?
—¡Apagué la vela morada!
El rostro de Lía palideció, y una maldición escapó de sus labios en un susurro cargado de terror.
—Mierda...
No había terminado de hablar cuando algo extraño comenzó a suceder. La mesa en el centro de la habitación se estremeció, como si una fuerza invisible la empujara desde abajo. El sonido de la madera crujiendo llenó el aire, y los ojos de Richard se abrieron aún más de terror mientras daba pasos hacia atrás.
De la vela apagada, un denso chorro de humo morado comenzó a surgir, envolviendo la sala como una niebla viscosa. Lo más perturbador era que el humo no se dispersaba ni escapaba por las rendijas de las ventanas o puertas. En lugar de eso, se arremolinaba en el interior, cada vez más espeso, atrapando a Richard en un ambiente oscuro y opresivo. La atmósfera se volvió densa, asfixiante, como si el aire mismo se estuviera llenando de una energía maligna.
Richard golpeteó más de tres veces la puerta poco antes de caer inconsciente.
— ¡Ayúdame...!
Inhaló ese humo morado del cual no pudo saber nada más. Cayó inconsciente mientras escuchaba.
It's Shadows Destiny...