Se encontraban en su campamento, habían dormido lo suficiente así que estaban listos para retirarse.
Recogieron sus cosas, revisaron que no se les quedara nada, al salir de ese escudo su protección se terminaría y tendrían que atacar, pero estaban en ventaja de cuatro contra dos o tal vez tres.
La sensación de caminar entre los pasillos se sentía mejor cuando tienes grandes compañías. Los chicos estaban felices, y más Lía, por estar explorando con sus padres. Curiosamente ninguno de los esbirros de Káiser se había topado con ellos, recorrían las Ruinas y la plática comenzó a descongelarse.
—Créanme, chicos, eh estado investigando los propósitos de Shadow's Destiny desde que tengo un libro cuando fui aprendiz, en cierta forma ese ritual, es denominado como el tabú de la magia y hechicería. Yo sé tanto como ustedes, y a pesar de que conocemos toda la historia de los ancestros no logramos darle un objetivo a Shadow's Destiny y los Tenebris, que actualmente son esos malditos a los que les decimos oscuros.
—Pero mamá, cómo es que lograron saber tanto si el concejo nos negó la mayoría de la información, yo tuve que averiguar por mi propia cuenta como realizar el ritual. Me negaron hasta la entrada al jardín de Cleir.
—Sabes que el concejo tiene la sospecha que los Bloodfire están siendo cómplices de los Tenebris, todo por culpa de ese hombre que ahora ya no es humano. Tuvimos suerte de que nos exentaran de sus sospechas después de monitorearnos en esta guerra y darte una oportunidad.
—¡Kaiser no es un Bloodfire!
Richard estuvo asimilando la plática y no pudo evitar preguntar.
—Hasta donde yo sé... él es el que está detrás de todo esto, pero, siempre eh tenido una duda desde que salvé a mi amigo de esa cueva.
Los mayores lo miraron asombrados, no pensaban que ya habían tenido contacto con Káiser.
—Sus ojos se veían sin vida, pareciera que lo estaban usando... ¿por qué dejaría que le hicieran tal cosa?
—No tenemos idea... pero esta vez obtuvimos información valiosa de sus esbirros; sabemos que ya está de regreso, y que buscaba una esencia muy grande. Es por esa razón que se fue de estas tierras. Nosotros no podemos detectar esencias mágicas poderosas. Sólo podemos demostrar que tan grande es nuestra esencia, a la vista con un resplandor.
El padre de Lía sembró curiosidad en su último punto, así que Richard el curioso entró en acción.
—¡Muéstrame cómo hacerlo!
El hombre juntó sus palmas, respiró y exhaló para abrirlas lentamente y mostrar un gran destello rojo que cubrió toda la habitación, como un gran reflector industrial.
—Es sencillo. Solo siente cómo tu esencia sube y sale de tus manos, después déjala fluir afuera. Tomate el tiempo que necesites.
El chico juntó sus manos, y no pudo evitar recordar a su padre, a la persona que no tuvo el privilegio y la fortuna de conocer, todos sus hechos, escritos, logros y reconocimientos. Su padre se convirtió en su ejemplo a seguir, después de descubrir el cuaderno de fotografías. Lentamente abrió sus manos y en ningún momento le nació por abrir sus ojos.
Después, sus brazos fueron bajados por Lía.
—¡Richard detente! nos van a descubrir, tu resplandor cubrió toda la habitación.
La luz amarilla del chico había iluminado demasiado, a tal punto que no pudieron distinguir sus siluetas y no supieron si salió a los pasillos de afuera.
El chico se encogió de brazos e ignoró el hecho que los padres de Lía ya lo habían descubierto, la esencia que buscaba káiser era de Richard.
—Pero Lía, no seas tan dura con él —le dijo su padre, y al acercarse al chico vio un collar que se le hizo familiar, en el cuello del chico— Richard, tú eres un Starlight, no cabe duda, pero... ¿Ya habías criado dragones?
Al terminar, Richard responde.
—Mi padre lo crio, mi madre me lo dijo.
Las puertas del salón explotaron, y los que estaban dentro fueron aturdidos por la explosión, las entradas quedaron abiertas y la oscuridad comenzó a gobernar por la onda expansiva de viento que conllevó.
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—¡Hay que estar juntos! —dijo la madre de Lía colocándose al frente y en guardia con los reflejos preparados.
Estaba muy oscuro, necesitaban tiempo para que sus pupilas se adaptaran a ese tipo de oscuridad y además estaban aturdidos por la explosión. De lo lejos se vieron tres bolas negras envueltas de fuego azul en su dirección.
La madre de Lía, Runna, con su báculo tocó rápidamente el suelo para invocar un rápido escudo que bloqueó el impacto, pero la dejó mareada tras hacerlo a esa velocidad. Clarenz se puso frente a ella y dudaba en romper su collar con forma de rubí y soltar a su bestia, pero no lo terminó haciendo, procurando el estado de las ruinas, por lo que optó a lanzar bolas de fuego de donde salió el ataque.
—Movámonos, estamos muy expuestos, tras los montículos, ¡ya!
Los cuatro se separaron y fueron a resguardarse en diferentes lugares.
—Esto es ridículo, —decía Lía haciendo un quejido— no dejaré que nos atrapen de nuevo —tomó uno de sus brebajes en su mochila. Al terminar de tomarlo su corazón comenzó a latir más rápido y sus células hicieron incrementar su velocidad, al grado que para ella todo iba muy lento, salió del lugar y vio a tres oscuros, mientras que sus manos se convertían en roca de magma, gracias a sus brazaletes, para golpear a uno de los Tenebris. Llamó su atención que uno de ellos, el último, le seguía con la mirada.
No pudo evitar distraerse y huir de aquel hechicero, los dos comenzaron a moverse rápidamente en la habitación, con acciones evasivas haciendo su persecución, el Tenebris que la perseguía podía incrementar su velocidad naturalmente.
El segundo de los oscuros arrancó con los dientes el corcho de un pequeño frasco, escupiéndolo al suelo con desdén. Al instante, un lodo negro comenzó a desparramarse desde el frasco caído, y se retorció en ondas antes de alzarse, denso y viscoso, tomando la forma de un lobo de casi tres metros. La criatura mostraba colmillos grotescos, cada uno del tamaño de una daga, y una baba oscura caía espesa de sus fauces abiertas, dejando marcas corrosivas en el suelo. De un salto, el lobo se lanzó hacia Richard, quien quedó paralizado, atrapado en la oscura inmensidad de sus ojos salvajes.
Un crujido rompió el aire detrás de él, el sonido de un zapato pisando un cristal roto. Antes de que el lobo pudiera atacar, una figura alada emergió de las sombras, embistiéndolo con fuerza. El impacto hizo que el lobo rebotara violentamente contra la pared de piedra, sacudiéndose con un gruñido. Alzando la vista, la bestia se encontró frente a un dragón de escamas rojo carmesí, cuya presencia llenaba la estancia. El dragón se encogía un poco para evitar el techo, sus ojos estaban fijos en el lobo con una intensidad que prometía batalla.
—¡Tendremos que mover la batalla a otro lugar! Lía, yo sé que me escuchas, ¡tenemos que cuidar a tu madre, se debilitó por el impacto de Káiser!
Hubo silencio por un momento, y tras su oído escucho un rápido "entendido" con la voz de Lía. Por otro lado, el chico seguía paralizado al escuchar que káiser estaba muy cerca.
"¡Ahora no es momento de ser cobarde!" se dijo a sí mismo.
—¡Richard, la teletransportación! —escuchó esas palabras resonar con susurros, era la chica que le pedía ayuda—. ¡Llévate a mi mamá lejos de aquí!
El chico obedeció su orden y buscó a Runna, se encontraba hincada en el suelo, apoyándose de su báculo, cuando caminó en su dirección, el impacto de una bola de fuego azul grande hizo que se detuviera, del otro lado de la habitación Káiser hizo su aparición.
—¡Alto ahí, niño! — se desvaneció en llamas y apareció frente a richy en un parpadeo, el joven lo vio, estaba en una gabardina negra, las mangas tapaban sus manos, y su tan espeluznante cabeza de cráneo de siervo describía la forma de la maldad.
Kaiser estaba frente al muchacho, levantó su mano para saludar al chico. El menor vio una mano huesuda con un anillo muy difícil de ignorar.
—Creo que ya me conoces. Soy Káiser, poderoso brujo, vida desconocida, líder de la oscuridad. Hola, ¿Qué tal?
Detrás del cráneo se distinguió una sonrisa retorcida intentando simpatizar. Al no ver interacción, retiró su mano y siguió hablando.
—Bien... ya me di cuenta de que no eres muy platicador.
El chico seguía asustado, lo tenía frente a él, temía su vida, no habló nada.
—¿Qué? ¿tengo monos en la cara?
A distancia se veía a Clarenz acercarse.
El brujo con recelo lo atacó de inmediato—¡No, tú no estás invitado! —el brujo levantó sus brazos y empujó al hombre contra unas rocas, el chico vio y cerró su puño.
—No lo hagas... —Káiser volteó.
—¿Te refieres a.... esto? —movió su dedo arriba y abajo, de la misma manera que el papá de Lía se movía envuelto en sombras, siendo agitado y golpeado contra las rocas.
—¡Basta! —el grito resonó en toda el lugar y Káiser dejó sus movimientos, del chico brotó una luz que quemó a Káiser mientras que éste estaba jugando con Clarenz.
—¡Ay! —dio un quejido y volteó con Richard— ¡Óyeme pedazo de...! de... de muchacho—un poco nervioso, intentando calmarse, afinó su garganta para pasar saliva y continuar—. Hagamos un trato ¿quieres?... ya descuidaron a mami...
Todo fue una distracción, el Tenebris que faltaba tenía cautiva a Runna con una daga en su cuello. Su esposo no pudo evitar gritar.
—¡Suéltala, imbécil!
El brujo sonrió de oreja a oreja y empezó a negociar— Bien, entonces tenemos un trato, tu maga del pasto legendaria, con todo y palito ancestral incluido, edición limitada... por este muchacho paralizado que no ha hecho nada por ustedes, más que causarles problemas.
—¡Por supuesto que no, Káiser! —le respondía Clarenz desde lo lejos.
—Ah... bueno entonces chao, chao, a la maga del pasto. Calavera dos, favor de asesinarla.
El esbirro de Káiser estaba moviendo su daga cuando su esposo gritó.
—¡Ya basta!
Lía cayó al suelo, debido a que el efecto del brebaje había terminado, estaba agotada. La chica vio a Richard. El brujo agregó.
—Ah... publico indeciso. Más vale que elijan. ¡Vamos, díganme! la oferta se agota... a la de una... a la de dos...
—¡Esta bien, iré contigo! —todos voltearon a ver a Richard después de dar ese agresivo grito. Bajó la mirada y con un tono triste agregó—. No quiero que alguien salga lastimado.
—¡Y el chico razona y toma la iniciativa! —Káiser aplaudiendo finalizó con una risa, para aparecer al lado del chico.
Caminó enfrente del muchacho, lanzando una mirada amenazante sobre los padres de Lía, sus esbirros desaparecieron con él.
—Káiser fuera...