Richard quedó en total parálisis ante tan imponente persona, sin embargo, debido a que se quedaron unos minutos viéndose, el joven asumió que él no quería hacerle daño por iniciativa propia.
-¡El libro que se robó esa persona es importante para la biblioteca!
Los piratas escucharon lo que dijo Richard y les recorrió un escalofrío por todo el cuerpo. El jefe de armas dio un paso al frente de forma agresiva.
-¡Qué tonterías estas diciendo, niño! ¿¡Tienes alguna idea de con quién te estás hablando!? ¡¡Demuestra más respeto ante Gladius!!
El capitán solo levantó su mano, a continuación, el del caballo le entregó el libro. El joven sabía que ese libro contenía conocimientos poderosos y antiguos, y no podía permitir que fuera destruido. Con el ceño fruncido, Richard se preparó para intervenir, pero antes de que pudiera moverse, el capitán chasqueó sus dedos y el libro estalló en llamas.
Un grito de sorpresa escapó de los labios de Richard mientras veía cómo el libro se consumía rápidamente, convirtiéndose en cenizas que se dispersaron en el aire. El corazón del joven se llenó de desesperación al presenciar la destrucción del conocimiento que tanto buscaban.
Sin pensarlo dos veces, Richard se lanzó hacia adelante, con la intención de detener al capitán. Pero en un movimiento rápido y fluido, Gladius se defendió, esquivando el ataque de Richard con una habilidad experta. No lo atacó, pero su gesto era suficiente para detener al joven.
-¡Si me atacas no me contendré! -sentenció Gladius con voz profunda y autoritaria, deteniendo a Richard con un gesto de su mano, los piratas estaban horrorizados por la insolencia que había cometido el muchacho.
Richard apretó los dientes, frustrado por su impotencia. Sabía que enfrentarse al capitán sería una tarea casi imposible, pero no podía quedarse de brazos cruzados mientras veía cómo el conocimiento se perdía en el fuego.
-¡Deja de jugar y devuélveme el libro! -exigió Richard, desafiante.
Gladius blandió su espada de un tajo y un grito de angustia resonó en el aire. Era Daphne, quien había llegado corriendo hasta ellos, preocupada por la situación. Richard se giró para mirarla.
La espada de Gladius, imbuida con magia oscura, brilló con un fulgor siniestro cuando el capitán la blandió en un movimiento rápido y certero. Richard apenas tuvo tiempo de reaccionar cuando vio el filo de la espada acercarse peligrosamente hacia Daphne.
-¡No! -gritó Richard, horrorizado, pero era demasiado tarde.
El filo de la espada la rozó, hiriéndola gravemente. El contacto con la espada de Gladius activó una maldición antigua que envolvió a Daphne en un aura sombría. La mujer cayó al suelo, inconsciente, con un rostro pálido y respiración débil.
Richard se lanzó hacia Daphne, sintiendo el peso de la culpabilidad en su pecho. Había fallado en protegerla, y ahora su amiga estaba herida por su causa. Recordó el desprecio que Bleysi sentía por él, y que talvez lo que ella le dijo en la jefatura de los Émber no era exageración. Mientras la sostenía entre sus brazos, la maldición comenzó a manifestarse, envolviendo a Daphne en una neblina oscura que parecía absorber su vida lentamente.
-¡Daphne, despierta! -exclamó Richard, sacudiéndola con desesperación, pero la joven permanecía inmóvil.
Gladius observó la escena con una expresión impasible, sin mostrar arrepentimiento por sus acciones. Era un pirata cruel y despiadado, ajeno al sufrimiento que causaba.
Richard sabía que no podía quedarse más tiempo. Con un último vistazo al capitán, juró venganza por lo que había hecho. Con cuidado, levantó a Daphne en sus brazos y se preparó para huir del lugar.
-¡Te encontraré, Gladius! -gritó Richard con fuerza, antes de darse la vuelta y correr hacia Cloud, que esperaba en la distancia.
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El joven montó rápidamente al dragón y con un poderoso batir de alas, se elevó en el cielo, llevando consigo a Daphne y escapando del barco pirata. Mientras volaban hacia la seguridad, Richard sabía que esta no sería la última vez que se enfrentaría al capitán Arconte. La batalla estaba lejos de terminar.
Cuando Cloud llegó a la posada, Lía y los demás no tardaron en llegar, vieron como Richard llevaba un cuerpo envuelto en un aura oscura y se preocuparon. Helia, la hermana de Dapne le brindó reposo y la acostaron en su habitación. Todos estaban de pie al lado de la cama de la mujer, no sabían qué hacer, y antes de que Lía dijera cosas de su cabeza, Richard la interrumpió.
-Fue mi culpa, ¿sí? ella intentó protegerme de ese pirata.
-¿Un pirata? -dijo Lía.
-Si, un pirata, un pirata tenebris.
-¿Gladius regresó? -preguntaba Kenny, aterrado -. Ese hombre es un saqueador, alrededor de nuestra montaña existen otros pueblos pequeños, y él es perseguido por saquearlos a su antojo, no asesina, pero se dedica a robar víveres y shapes, la moneda de la elementália Darkfrost. Antes de que yo naciera Glaciora sufrió su saqueo, y desde entonces aquí no ha regresado, es muy extraño que solo viniera a robar el libro de los Tenebris, pareciera que sabía tus intenciones, Richard.
-Chicos, da igual lo que hizo Gladius con el libro, ¡hay que ayudar a Dapne! -Rogaba Lunaris.
Entonces alguien entró a la posada de los Crissten, era el ermitaño de túnica negra acercándose a la recepción.
Era el lugubre ermitaño de la ciudad de Glaciora, Helia sintió escalofríos al verlo recargado en la barra, se acercó lentamente y decidió mencionarle que ya estaban por cerrar y que no tenían habitaciones disponibles.
-Sé como esta Dapne, y yo puedo ser de confianza, no le queda mucho tiempo.
La hermana de Dapne se sintió mal, tenía sentimientos encontrados, pero decidió brindarle paso a la habitación. Los chicos vieron entrar a Helia, y seguido de ella al ermitaño, quedaron petrificados y confundidos. Kenny exigió que le explicaran, Richard y Lía se quedaron callados, y Luna intentaba calmar a su hermano.
-Él dijo que nos ayudaría -les respondió Helia.
-¿Y vas a confiar en el? -gritaba Kenny.
-No tenemos opción, hay que comenzar a hacer cosas al respecto, la vida de Dapne peligra -decía Lía, su voz sensata tranquilizó a todos en el lugar.
Después de eso Richard pidió ayuda para ir a buscar al capitán Gladius, Kenny quería apoyar, Lía le pidió que se quedara y que Lunaris fuera con Richy. En la cabeza de la estratega Lía se justificaba para tener palanes de contingencia en caso de que el ermitaño quisiera lastímalos y la asistencia de Kenny era necesaria. Lunaris es perfecta para situaciones defensivas, le será muy útil a Richard con Gladius.
Acordaron comunicación y reporte de actividades de forma frecuente y antes de ir en búsqueda del pirata los dos chicos decidieron ir a la casa de los Icebrook por cosas para la incursión.
Richard se vistió con una gabardina y un gorro y una bufanda, unas botas de combate hasta arriba del tobillo, y un pantalón térmico de mezclilla, su vestimenta a diferencia de la bufanda azul, toda era negra.
Lunaris optó por usar buenos abrigos para el frío, ropa colorida afelpada son una comodidad suave y sus botas negras de combate, además lucia su nuevo look de cabello color plateado chino.
Los dos estaban asustados, más el chico porque sabía la diferencia de poder.
Sacó a Cloud y emprendieron vuelo, fueron a la cascada en el bosque nevado, pero el barco ya no estaba. Era curioso el hecho de que ya no estaba, ya que en la cascada solo había un lago congelado que no conectaba a otra corriente de agua, entonces el muchacho se acercó a la cortina de agua y la atravezó. Después de confirmar que era el camino correcto le pidió a Luna que lo siguiera.
Richard y Lunaris se deslizaron con cautela por el túnel oscuro, sintiendo el frío penetrante del ambiente gélido. El suelo crujía bajo sus pies, cubierto por una gruesa capa de nieve y escarcha.
A medida que avanzaban, los destellos azules de los cristales incrustados en las paredes de la cueva llamaron su atención. Eran los Zafiros de Escarcha, así los habían llamado los piratas que estaban patrullando la zona, y su brillo recordaba a Richard los diamantes escarlata de Pyronia, de los que tanto había oído hablar.
Eran los Zafiros de Escarcha, así los habían llamado los piratas que estaban patrullando la zona, y su brillo recordaba a Richard los diamantes escarlata de Pyronia, de los que tanto había oído hablar [https://img.wattpad.com/2a7c178bcac7012c0ca405aaaf8aad1d2cf0a5a2/68747470733a2f2f73332e616d617a6f6e6177732e636f6d2f776174747061642d6d656469612d736572766963652f53746f7279496d6167652f4a6f72534e4339574d39595762413d3d2d313434363135303033362e313764353935386164366565613064643933363938303534363937392e6a7067?s=fit&w=1280&h=1280]
La caverna se abría en una amplia sala, iluminada débilmente por la luz que se filtraba desde la entrada. En el centro, una hoguera apagada rodeada de barriles vacíos y cofres de tesoros saqueados. Banderas piratas y mapas colgaban de las paredes, y armas estaban esparcidas por el suelo.
Aunque el lugar parecía tranquilo, Richard y Lunaris sentían la tensión en el aire. Cada sombra podía ocultar una amenaza, y el silencio solo era interrumpido por el crujir del hielo y el eco lejano del agua subterránea.