Para Richard, la visión de los Zafiros de Escarcha era fascinante y aterradora al mismo tiempo. Sabía que esos cristales tenían un valor incalculable, pero también representaban un peligro inminente si los piratas los descubrían. La belleza de la caverna se mezclaba con el temor a ser atrapados, creando una atmósfera de asombro y peligro en su interior.
El resplandor azul de los Zafiros de Escarcha los guiaba a través de la caverna, como pequeñas estrellas atrapadas en el hielo. Richard se detuvo por un momento, observando maravillado cómo la luz jugaba en las superficies cristalinas, creando destellos hipnóticos que se reflejaban en el hielo circundante.
Lunaris lo miró con gesto preocupado. Sabía que el tiempo era limitado y que debían encontrar lo que buscaban antes de que los piratas regresaran a su guarida.
-Richard, tenemos que seguir adelante. No sabemos cuándo regresarán los piratas -susurró Lunaris, tratando de infundir urgencia en su voz.
Richard asintió, desviando la mirada de los Zafiros de Escarcha. Avanzaron más profundamente en la caverna, adentrándose en las entrañas de la guarida pirata.
A medida que se alejaban de la entrada, la temperatura descendía aún más, envolviéndolos en un abrazo helado. La humedad del aire formaba pequeñas estalactitas en el techo de la cueva, que goteaban con un sonido monótono y hueco.
Descubrieron un pasadiso a un lugar increible, los piratas tenían en barriles, cajas y contenedores toneladas de los zafiros, al parecer, estaban completamente enterados de esta gema, entonces decidieron continuar, a la entrada principal de una gran bodega que tenía los tesoros de los piratas mas preciados. Aquí no había oro ni gemas, o relacionados, aquí se situaban armas, armaduras y escudos ansestrales, algunos encantados, otros no, algunos deteriorados, otros restaurados. Por otro lado habia un estante de madera tallada que presumía tener libros importantes con información valiosa y antigua.
Decidieron buscar en los titulos de los libros la palabra Tenebris u oscuridad, tomaron tres y salieron del lugar, al poner un pie fuera de la bodega escucharon en los ecos de la caverna que había piratas cerca, vieron un sitio muy estrecho y se metieron juntos.
Los piratas estaban hablando sobre que uno de sus compañeros ya se le habían caído los dientes, una de las cosas mas comúnes en los piratas, sufrir escorbuto, debído a falta de nutrientes, o frutas, además de la sed extrema y daño que te hace el tomar aunque sea por error agua del océano. Los chicos estaban demasiado cerca y con el corazón latiendo al máximo del miedo a ser descubiertos. La felpa en el gorro de Luna cosquilleó su nariz y la mujer estaba preparandose para dar el estornudo más escandaloso de su vida, Richard no pudo hacer otra cosa mas que taparle la boca y nariz, su mano sufrió un estruendo que no fue escuchado por los piratas ya que se estaban riendo en el momento.
La mano del chico quedó embarrada de moco por completo, Lunaris entró en pánico total y quizo ayudarlo a limpiar su mano, Richard le hizo ademánes para que mantuviera la calma, que todo estaba bien y que limpiaria los mocos en la pared de la caverna. Entonces en un descuido y, por mera inercia, el chico habló.
-Salud... -a lo que la chica le responde. -Gracias.
Y así fue como la pareja mas tonta de Glaciora fue descubierta por los piratas.
Los bandidos gritaron con alta sorpresa -¿¡Quién anda ahí!? revisemos el lugar, Clint, ayudame en esa dirección -estaban revisando el lugar directo a los chicos, el factor sorpresa ya se les había ido de las manos.
Luna no tuvo otra opción mas que congelarle las piernas a los piratas, al inmovilizarse se quedaron abanicando el aire con sus filosas espadas y temrinando en una pelea entre ellos porque dejaron escapar a los intrusos.
La tensión en la caverna empezaba a crecer, estaban corriendo entre jadeos y apuro para lograr llegar a la cascada, se toparon con un par de piratas más, pero Lunaris era muy buena inmovilizando con su hielo, al tocar el agua de la cascada tenían que sacar a Cloud para su escape.
Unos témpanos crecieron del suelo donde estaban Richard y Lunaris lográndolos aprisionar, el barco pirata habia regresado al lago, todavía tenían la incógnita de dónde llega y como se va del lugar, pero estaban muy asustados para pensar en eso. Luna tomó el mango de su mazo que tenía guardado en su espalda, vio una silueta imponente y mejor decidió dejarlo para después. Gladius había llegado.
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Ya era de noche, el barco era un cúmulo oscuro que tapaba parte de la luna llena desde la perspectiva de los chicos, entonces el capitán bajó de su barco y se postró enmedio del lago congelado.
La luna llena se alzaba sobre el lago congelado, bañando el terreno en una luz plateada que hacía brillar el hielo como un espejo inmenso. Alrededor del lago, el bosque nevado susurraba con el viento frío, creando una atmósfera tensa y expectante. En medio del lago, Richard y Lunaris se preparaban para enfrentarse a Gladius, el temido pirata saqueador.
Richard irradiaba magia Starlight, sacó su dragón Cloud, mientras que Lunaris, con su mazo en mano, invocaba el poder del hielo que la rodeaba. Gladius, con su espada temible en alto, los miraba con una sonrisa arrogante, su figura imponente proyectando una sombra alargada sobre el hielo.
-Es hora de poner fin a esto, y ese pirata nos dirá como quitarle la maldición a Dapne -dijo Richard, con ojos destellando determinación.
-De acuerdo -respondió Lunaris, con voz firme-. Pero no será fácil. Gladius es más peligroso de lo que parece.
Sin más palabras, la batalla comenzó.
Richard levantó una mano, invocando un rayo de luz estelar que zigzagueó a través del aire, apuntando directamente a Gladius. El pirata se movió con una velocidad sorprendente, esquivando el ataque y contraatacando con su espada. La hoja de la espada de Gladius emitió un aura oscura mientras cortaba el aire, obligando a Richard a retroceder rápidamente.
Lunaris avanzó, y con su mazo de acero brillando con una capa de hielo golpeó el suelo con fuerza, creando una serie de estalactitas de hielo que se dispararon hacia Gladius. El pirata paró los ataques con su espada, pero el impacto del hielo lo hizo tambalearse.
-¡Ahora, Cloud! -gritó Richard.
El dragón de Richard, Cloud, se lanzó al ataque, exhalando una ráfaga de fuego que se entrelazó con la magia Starlight de Richard, creando un torrente de llamas luminosas. Gladius se cubrió con su capa, pero el impacto lo obligó a retroceder varios pasos, su espada seguía vibrando con energía tenebris.
-¿¡Eso es todo lo que tienen!? -rugió Gladius, recuperando su compostura y lanzándose hacia Richard con una velocidad increible.
La hoja maldita de Gladius cortó el aire, casi alcanzando a Richard, pero Lunaris intervino en el último momento, interponiendo su mazo. El impacto resonó en el aire helado, y el hielo bajo ellos crujió. Lunaris y Gladius intercambiaron golpes con una intensidad feroz, el mazo de hielo chocando contra la espada maldita una y otra vez.
Richard aprovechó la distracción para canalizar su magia oscura, a pesar de su inestabilidad. Un aura negra comenzó a envolver sus manos. Sin embargo, la magia oscura era volátil, y Richard sintió la lucha interna por controlarla.
-¡Lunaris, cúbreme! -pidió Richard, con voz tensa.
Lunaris asintió, redoblando sus esfuerzos contra Gladius. Creó un muro de hielo alrededor de Richard, protegiéndolo mientras éste intentaba estabilizar su magia oscura. Gladius, dándose cuenta del peligro, intentó romper el muro de hielo, pero Lunaris lo mantuvo a raya con una serie de ataques estratégicos, usando su mazo con una precisión letal, sabía que esto no era un simple juego de Fireball.
Finalmente, Richard logró controlar la magia oscura lo suficiente como para lanzarla. Un rayo de energía oscura salió disparado de sus manos, impactando a Gladius con fuerza. El pirata fue lanzado hacia atrás, y su espada cayó al hielo con un sonido metálico.
Pero Gladius no se dio por vencido. Con un grito de furia, se levantó y recogió su espada, sus ojos ardiendo con poder. Lunaris y Richard sabían que no podían mantener este ritmo por mucho tiempo.
-Tenemos que acabar con esto -dijo Lunaris, respirando con dificultad.
Richard asintió. -Voy a usar todo lo que tengo ¡Prepárate!
Lunaris creó una barrera de hielo alrededor de ellos mientras Richard concentraba su energía en un último ataque combinado con Cloud. El dragón se elevó, sus escamas brillaban con luz de la luna, y exhaló una ráfaga de fuego que se fusionó con la magia de Richard.
"... Tu destino aún no termina".
El ataque se convirtió en una ola de energía pura que se lanzó hacia Gladius.
El pirata intentó bloquear con su espada, pero la fuerza del ataque lo superó. Fue envuelto en la energía, lanzado a través del lago congelado, su figura desapareció en la distancia.
Richard y Lunaris, exhaustos, cayeron de rodillas sobre el hielo. Sabían que Gladius no estaba derrotado, solo temporalmente incapacitado. Tenían que aprovechar este momento para escapar y reagruparse.
-Vamos, antes de que vuelva -dijo Richard, ayudando a Lunaris a levantarse.
Lunaris asintió, y juntos, con Cloud a su lado, se dirigieron hacia el bosque nevado, dejando el lago congelado y a Gladius atrás. Sabían que la batalla había sido solo el comienzo y que tendrían que enfrentarse a él de nuevo, pero por ahora, habían logrado escapar.
Al pasar tres días la mejora era notable en Dapne gracias al conjuro que lograron realizar el ermitaño, su nombre era Gaspar Oliveira, les contó a los chicos que era el que hacía tratos constantes con la tripulación de Gladius para que, de manera indirecta, lo alejaran de Glaciora, atrayendolo a otros pueblos durante todos estos años, pero desde que robaron el único libro de los tenebris de la biblioteca el pacto terminó.
Dapne ya no tenía la maldición, pero necesitaba recuperar fuerzas, así que Richard y Gaspar compartieron conocimiento en la terrasa de la posada durante esos días de recuperación.