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Wither With Me (Español)
CAPÍTULO 7 – DIVISIÓN

CAPÍTULO 7 – DIVISIÓN

Nora sentía que el corazón iba a salírsele del pecho en cualquier momento. Apenas podía respirar, no sentía las piernas, creía que se iría de cabeza al suelo si paraba de correr por un instante. La voz de William resonaba en sus oídos, acompañada de un montón de ruido. ¿Le estaba dando ánimos? Era difícil saberlo, no podía percibirlo a ciencia cierta. Lo que sí estaba claro era que algo estaba a punto de ocurrir.

De repente, dejó de notar el suelo bajo sus pies. Trató de gritar, pero su boca no emitió ningún sonido. Entonces, antes de que tuviese la oportunidad de pensar en nada más, sintió el frío abrazo del agua.

Una vez más, trató de gritar, lo que provocó que tragase una gran cantidad de agua gélida. Dio vueltas y se retorció, incapaz de distinguir arriba o abajo, izquierda o derecha. No había forma de saber dónde terminaba la superficie del agua o donde empezaba el fondo. Sin embargo, logró vislumbrar brevemente la luz de la luna, proveniente de algún punto debajo de ella. Hizo todo lo posible por nadar en esa dirección con todas sus fuerzas, luchando contra la corriente. Sus huesos y músculos se estaban quedando rígidos debido al agua fría.

Finalmente, su rostro rompió la superficie del agua. En pánico, Nora respiró profundamente. Su pesada mochila se sentía como una losa de piedra gigante a su espalda. La corriente seguía arrastrándola río abajo, y la turbulencia del agua tiraba de ella y la sumergía intermitentemente antes de dejarla respirar de nuevo. Durante esos breves momentos de respiro, empezó a discernir una gran sombra acercándose a ella en la oscuridad. O más bien, ella se acercaba a la sombra.

Se estampó contra algo duro. Instintivamente, se aferró a ello por su vida, haciendo todo lo posible por mantener sus manos sujetas a la rugosa superficie. Parecía cemento.

‘¿E-Estoy… viva…?’

Desplomada a gatas, Nora continuó escupiendo agua mientras trataba de recuperar el aliento. Los constantes ataques de tos le provocaban una sensación de ardor en el pecho.

‘¡Uggh…!’

De alguna manera, había conseguido arrastrarse fuera del río, a lo que parecía ser una rampa de hormigón. El cuerpo le empezó a doler en su totalidad.

Entonces, oyó una voz masculina quejándose en las cercanías. Miró a su alrededor, pero lo cierto era que no podía ver nada en la oscuridad. Aquella zona en particular parecía más oscura de lo normal, como si algo grande estuviese bloqueando la luz de la luna desde arriba.

Con mucho esfuerzo, se levantó, tambaleándose un poco en el proceso, y trató de seguir el sonido hasta su origen. Caminó con precaución. Con su visión incapacitada, sería fácil dar un paso en falso y caer al agua de nuevo.

La rampa la llevó hasta algún tipo de superficie plana. La voz quejumbrosa sonaba más y más cerca, pero el ruido de la corriente de agua hacía difícil identificar quién o qué la producía.

“¿W-William…? ¿E-Eres tú…?” preguntó a la oscuridad.

Hubo un tenso momento de silencio.

‘Por favor, que no sea una de esas c-cosas… Por favor, Dios, te lo ruego…’

Entonces, un repentino destello de luz la iluminó directamente a la cara. Al menos no se trataba de un caminante, eso seguro. A no ser que de alguna manera supiesen cómo utilizar una linterna. Nora dio un grito ahogado y se cubrió los ojos para evitar la luz cegadora.

*cof* *cof* “¿¡Nora…!?” *cof* “Lo has… logrado…” conocía esa voz.

“¡William…!”

Para variar, sus plegarias parecían haber funcionado. No pudo evitar sonreír, aunque era una sonrisa amarga. Sabía que aún no estaban sanos y salvos.

“¡Ayúdame con esto, rápido…! Coge esta linterna y alúmbrame.” pidió William.

Preguntándose qué estaba pasando, Nora obedeció. Cogió la linterna y la apuntó hacia William. Como era de esperar, estaba completamente empapado de la cabeza a los pies, y su ropa estaba dañada y rasgada en varios sitios. Su cara estaba pálida y tenía un aspecto cansado, probablemente similar a la cara de la propia Nora. Se subió la manga del brazo izquierdo. Nora notó que había un desgarrón bastante severo en ese lugar en particular.

Los ojos de Nora se abrieron de par en par en cuanto tuvieron una vista clara del brazo desnudo de William.

“¡O-Oh no…! ¿Eso es…?” preguntó, con voz temblorosa.

Una marca de mordedura. Los dientes estaban claramente alineados en perfecta formación en el lado exterior de su antebrazo izquierdo. Pero en realidad no había herida ni sangre. La piel tenía una fuerte coloración rojiza, pero no había sido penetrada.

Apurado, William cogió su mochila y empezó a revisar su contenido de forma frenética, sacando suministros de primeros auxilios. Nora tragó saliva y observó nerviosa cómo desinfectaba y vendaba la zona mordida.

“¿E-Estarás bien…?” preguntó.

“Ni idea… Pero sería una putada si no lo estuviese.”

Tras empacar de nuevo los suministros, se levantó, se puso la mochila a la espalda, y le quitó la linterna de las manos a Nora. Apuntó la luz a los alrededores durante un rato, inspeccionándolos. Se encontraban en una plataforma de hormigón con un enorme pilar alzándose en su centro. Una escalera metálica rodeada por una jaula de seguridad subía por un costado del pilar.

“Estamos en los cimientos del puente que cruzamos antes.”

Las piernas Nora empezaron a temblar en cuanto posó los ojos sobre la escalera. Antes de que pudiese decir nada, William le devolvió la linterna.

“Escucha… Voy a subir. No me sigas, pase lo que pase.”

“¿Qué…? P-Pero…”

“El síntoma más obvio de la infección es el mareo, seguido de una pérdida temporal del conocimiento. Puede pasar desapercibido si sucede mientras duermes. No es seguro que me quede aquí abajo contigo. Si las cosas se tuercen… Bueno, digamos que no seré capaz de hacerte demasiado daño tras una caída así.” dijo, mirando hacia el puente sobre ellos. “Mañana por la mañana sabremos a ciencia cierta si estoy jodido…”

A Nora no le gustaba la situación, pero no dijo nada. Simplemente miró al suelo y asintió. Sabía de qué estaba hablando William, entendía las implicaciones, y sabía que no había otra forma de afrontarlo.

“Tienes que quitarte esa ropa. Debería haber una pequeña manta seca en tu mochila, cúbrete con eso. Permanece mojada y la hipotermia podría matarte antes de que se alce el sol.” le echó una mirada a la mochila de Nora. “Y también… trata de comer algo.”

William se giró y se dirigió a la escalera.

“¡E-Espera…!” Nora tenía ahora tantos escalofríos que le costaba hablar. “T-Tu también deberías llevarte algo para c-comer…!”

“Ya me buscaré la vida. No te preocupes por mí ahora mismo. Puede que no merezca la pena. Céntrate en cuidarte tú y en descansar, lo necesitas más que yo…”

Entonces, comenzó a trepar. El sonido de sus pasos en los peldaños de la escalera se volvió más débil a medida que ascendía, hasta que se convirtió en un eco en la distancia, y luego silencio. Nora se quedó quieta por un momento, todavía tratando de procesar lo que acababa de pasar. Su cuerpo entero temblaba.

Nora terminó de escurrir el agua de sus pantalones y los extendió en el suelo, junto al resto de su ropa. Cada movimiento era una lucha. Aunque el clima no era particularmente frío o ventoso, incluso la brisa más ligera contra su piel desnuda se sentía como dagas punzantes.

Se sentó justo al lado de la escalera de metal, acurrucándose todo lo que podía para hacerse lo más pequeña posible. La manta no era demasiado grande, y estaba parcialmente húmeda por haberla usado para secarse momentos antes, pero era mejor que nada, y desde luego era mejor que su ropa empapada. Los escalofríos no paraban, pero al menos la manta le daba un cierto grado de confort y de protección.

De repente empezó a sentirse cansada. Muy, muy cansada, como si todos los esfuerzos del día entero estuviesen pasando factura al mismo tiempo. En el fondo, se alegraba de que William hubiese decidido subir la escalera y dejarla atrás, porque estaba absolutamente segura de que ella no sería capaz de subirla. Le faltaba fuerza en las extremidades. Lo único que sentía era dolor. Cada músculo de su cuerpo dolía. Le pesaba la cabeza.

‘Oh dios… Por favor, permíteme sobrevivir a esto…’

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‘Lilian, Claire, espero que estéis bien…’

******

*Grrrroooooooowwwwllll*

Claire fue despertada de forma involuntaria por su propio estómago medio vacío. Abrió los ojos, pero no vio nada de todas formas, el apartamento estaba oscuro como la boca de un lobo. Ya era suficientemente difícil dormir bajo las circunstancias en las que se encontraba, hacerlo hambrienta era un hándicap a mayores.

‘Ah, maldita sea… ¿¡No deberían haber vuelto ya Nora y ese hombre…!? Espero que no haya ocurrido nada malo…’

Notó un tirón tímido en su brazo izquierdo.

“Clairy…” la voz, increíblemente baja y suave, salió de algún lugar indeterminado a su izquierda. “Tienes que comer, Clairy… Toma…”

Claire podía oír a Lilian agarrando con torpeza una lata medio llena de alubias.

“¡Para, Lilian, esa es tu porción…! ¡En serio, tú también tienes que comer…!”

“No hay hambre… Pero tu barriga sí que tiene hambre.”

“Oh, venga ya… ¡Me niego, quédatela!”

Lilian murmuró algún tipo de queja, pero al cabo de un rato dejó de tratar de darle de comer las alubias. ¿Qué pasaba con ella? No había comido nada en mucho tiempo, ¿y no tenía hambre? Claire no se lo creía. Dejó escapar un suspiro tanto de resignación como de frustración, y trató de volver a dormirse.

“Mmh… Espero que ellos no se lo coman, no quiero dárselo…”

“Ya, claro… Simplemente cómetelo tú…” respondió Claire, tratando de ignorar las excentricidades de Lilian.

Pero algo le llamó la atención.

“Espera un momento, ¿de quién estás hablando…?” preguntó.

“Ellos… Hay ruidos… No quiero darles de comer a ellos, solo quiero darte de comer a ti…”

“Lilian, ¿¡estás segura de que has oído ruidos...!?” los ojos de Claire se abrieron de repente. Ya no tenía sueño.

“Mhm…”

¿Debería ignorarlo? ¿Quizá había estado soñando con algo, y lo confundió con la realidad? No estaba segura. Si Nora y William habían vuelto, con toda seguridad habrían venido a decir algo, pero nadie había pasado por allí. Entonces, si no eran ellos, ¿quién era?

Las piernas de Claire habían empezado a temblar con los nervios. Nunca había sido demasiado valiente, pero esta vez tenía que hacer algo. Le había hecho una promesa a Nora, y no era una promesa que estuviese dispuesta a romper.

“Lilian, no te muevas de aquí, ¿vale?”

Se levantó y tanteó por la habitación. Se encontraban en el cuarto de baño, y se había hecho una buena idea de la distribución del apartamento, así que caminó a ciegas a lo largo de la pared hasta que alcanzó a la puerta que conducía a la sala principal, la cual conectaba con la puerta de entrada. La oscuridad era casi absoluta. Algunos tenues rayos de luz de luna se filtraban a través de las ventanas tapiadas, pero era apenas suficiente para distinguir nada aparte de sombras y formas borrosas.

Claire se acercó a la entrada, midiendo sus pasos con cautela. Tanteó a su alrededor, y sus dedos se aferraron a las frías barras de metal de la puerta. Pero inmediatamente se dio cuenta de que algo no iba bien. La puerta estaba abierta por completo.

Se congeló en el sitio.

¿Quién había sido? ¿Quién había abierto la puerta? ¿Por qué? Si había sido Nora, ¿por qué no dijo nada? No, de ninguna manera habría sido Nora. ¿Qué estaba ocurriendo?

‘Oh dios, ¿qué está pasando…? Mierda, ¿¡es en serio…!? ¿¡Q-Qué hago ahora…!?’

Notó cómo su respiración se volvía más pesada y su corazón latía como loco en su pecho. Tenía que proteger a Lilian. Tenía que sacarla de allí, llevarla a algún otro sitio. Aquel apartamento ya no se sentía seguro.

Claire se giró y empezó a volver sobre sus pasos de vuelta hacia el baño. Cada paso parecía tomarle una cantidad de tiempo anormalmente larga, como si el más mínimo sonido que provocase pudiese alertar a algo de su presencia, algo que acechaba en la oscuridad del edificio.

*ba-dum, ba-dum* *ba-dum, ba-dum* *ba-dum, ba-dum*

‘¿¡Por qué ha ocurrido esto…!? ¿¡Quién podría haber–!?’

Sus pensamientos se interrumpieron de forma abrupta. Algo agarró su cintura desde atrás, y su boca y nariz fueron cubiertos por algún tipo de material blando. ¿Tela? No podía distinguirlo con claridad. Pero estaba húmedo, y emitía un fuerte olor químico.

“¡¡¡Hmmmmmm!!! ¡¡Hmmmphhmhhhp!!” trató de chillar, pero sus gritos se ahogaban. Se resistió y trató de liberarse, pero la diferencia de fuerza era abismal.

“Calla, ¿quieres? Has tenido que ir y complicar las cosas…” una voz masculina susurró tras ella. Claire escuchó, aterrada, mientras seguía tratando de luchar.

“¡¡Hmphghfghh!!”

“Nos llevamos una sorpresa cuando nos dimos cuenta de que había alguien en esta habitación, no esperábamos encontrar a nadie en casa… Y esto es precisamente el follón que queríamos evitar. Qué se le va a hacer… Venga, de vuelta a dormir, no podemos hacer ruido ahora, ¿sabes?”

“¡Hmmmgh…!” Claire sintió cómo sus fuerzas disminuían poco a poco. Lágrimas de puro terror se derramaron por su cara mientras trataba en vano de liberarse de su atacante.

Un par de minutos de lucha después, le quedó muy claro que no tenía ninguna oportunidad. Sus brazos cayeron cual peso muerto, las piernas empezaron a fallarle; y a pesar de la oscuridad, notó cómo su vista se nublaba.

“¿Clairy…?” la voz de Lilian emergió del baño, alertada por el ruido de fuera.

‘¡Oh, Lilian…! ¡Por favor, huye…!’

“Oye, coge a la otra también.” dijo el hombre, dirigiéndose a una persona desconocida.

‘¡N-No…! ¡¡No…!!’

******

[¿Te sientes sola?]

‘No… Déjame en paz…’

[Oh, sé que te sientes sola. Ahora no tienes a nadie a quien aferrarte. Creíste que el hecho de salvarle le vincularía a ti, ¿verdad? En el fondo, eso es lo único que te importa. Porque no puedes continuar por ti misma.]

‘Cállate… ¡Por favor, cállate…! Puedo hacerlo… Ya no soy así, ¡ahora puedo hacerlo! Seguiré adelante, por ellas…’

[¿Y si les ocurriese algo a ellas? ¿Podrías seguir diciendo lo mismo? ¿Puedes seguir adelante sin aferrarte a alguien de una forma u otra?]

‘¡¡Déjame en paz…!!’ “¡¡Déjame en paz…!!”

Nora se despertó gritando como una maníaca, sudando y con frío al mismo tiempo. ¿Había sido aquello un sueño, o tan solo su propio diálogo interno? No estaba claro. La brisa mañanera le helaba las partes expuestas de la piel, y no estaba segura de poder sentir las manos o los pies. Al menos podía moverlos todavía, eso tenía que ser una buena señal, ¿no?

Luchó contra el dolor muscular que invadía su cuerpo, y se levantó. La brisa se intensificó, como si se estuviese burlando de sus esfuerzos.

“J-Joder, qué f-frío…” farfulló, casi traqueteando los dientes.

Sin embargo, no era de extrañar que tuviera frío, dado que estaba casi completamente desnuda, vistiendo nada más que una manta pequeña. En el suelo, su ropa todavía no estaba seca del todo, aún estaba algo húmeda. Pensó que sería más inteligente vestirse de todos modos. Mientras lo hacía, no podía alejar su mente de sus propios pensamientos internos.

‘Si realmente nos separásemos… Entonces, ¿qué…? ¿Tengo un propósito propio? Lo tengo… ¿verdad…?’

‘El propósito de seguir viviendo, claro. No quiero morir…’

[¿Por qué?]

Nora sacudió la cabeza. De verdad que no quería seguir pensando en nada en aquel momento. Se concentró en la sensación fría de la ropa contra su piel. Con un poco de suerte su propio calor corporal ayudaría a que acabase de secarse pronto.

Mientras acababa de vestirse, miró hacia arriba. ¿Se encontraba bien William? ¿Debería subir la escalera y ver qué tal estaba?

‘Ahora que lo pienso, en cierto modo me he separado de él anoche… Por mucho que odie admitirlo, no sé qué es lo que voy a hacer si él no está conmigo… ¿Soy siquiera capaz de regresar al refugio por mi cuenta…?’

Tragó saliva, nerviosa, recordando las palabras de William la noche anterior.

[Mañana por la mañana sabremos a ciencia cierta si estoy jodido.]

Comenzó a guardar sus cosas en la mochila y a prepararse para trepar hacia el puente. No importaba lo que hubiera ocurrido, tenía que subir de una u otra forma. Tenía que afrontar la verdad que le aguardaba allí arriba, fuera lo que fuera.

La escalera parecía sorprendentemente resistente, como si fuese inmune a los últimos seis meses de abandono. Había permitido a William subir con seguridad, y él era mucho más pesado que ella, así que debería ser seguro para ella también. Tomó un profundo respiro y empezó a trepar.

Paso tras paso, se aproximó a las pasarelas. El viento soplaba más fuerte a medida que ganaba altitud, como tratando de derribarla de vuelta al punto de partida, y sintió un dolor agudo en sus brazos y piernas debido al agotamiento del día anterior. Se agarró a la escalera con tanta fuerza como pudo y continuó ascendiendo, apretando los dientes por el malestar.

“¿W-William…? ¿Estás ahí…?” preguntó una vez estaba a unos metros de distancia de la plataforma metálica. No alzó la voz demasiado, pero estaba convencida de que había sido lo bastante fuerte como para que se la pudiera oír desde la plataforma.

No hubo respuesta. La pasarela en sí tenía un suelo de rejilla, y por lo tanto se podía ver a través de ella, pero algunas zonas estaban ocultas debido al ángulo de visión. Desde su posición era difícil saber si había alguien allí arriba, especialmente si estaba acostado en el suelo o agachado.

Asomó la cabeza más allá del nivel de suelo y echó un vistazo alrededor. Toda la plataforma estaba vacía, de lado a lado. A algo de distancia observó la estructura donde se habían refugiado de una horda de caminantes cuando entraron al puente el día anterior. Probablemente tendrían que pasar de nuevo por allí para regresar.

‘No creo que haya vuelto a la ciudad, eso no tendría sentido… ¿Quizá se ha refugiado del frío en esa habitación?’

Se acercó a la puerta, la cual estaba cerrada. Tenía un mal presentimiento acerca de toda aquella situación. Cuando estaba a punto de alcanzar el pomo de la puerta, notó algo fijado a la puerta en sí, con cinta adhesiva. Era un trozo de papel, con algunas palabras escritas en rotulador negro.

[ESPERA AQUÍ

VETE SI NO ESTOY DE VUELTA

PASADO EL MEDIODÍA

W.]

“William… Entonces, ¿esto quiere decir… que estás bien…?”

No se habría ido si no estuviese en condiciones de hacerlo, ¿no? ¿O quizá lo hizo porque supuso que Nora subiría tarde o temprano, para no ponerla en peligro innecesario? Si ya no estaba en peligro de convertirse, ¿por qué se había ido? Nora no tenía respuestas para ninguna de aquellas preguntas. Esperaba que tener noticias de William la hubiese calmado, pero esto solo había agravado aún más sus preocupaciones.

Abrió la puerta. No llegaba demasiada luz solar a las zonas inferiores del puente, pero era la suficiente para iluminar el interior. Nora conocía aquella habitación demasiado bien. Las manchas de sangre todavía estaban en el suelo, pero el cadáver del caminante ya no estaba allí. ¿Lo habría tirado William al río? Esperaba que así fuese. La idea de un caminante sobreviviendo básicamente sin cabeza y deambulando por ahí era aterradora.

Trató de no pensar mucho en lo que había ocurrido allí, y dejó su mochila en el suelo. Se sentó a su lado, la abrió, y sacó una lata de comida al azar. Su estómago había estado quejándose toda la mañana, hasta el punto que le dolía físicamente. Estaba famélica.

Resultaron ser albóndigas enlatadas. Eran asquerosas, tal y como las recordaba, pero en aquel momento sabían deliciosas. No duraron demasiado.

Después, esperó.