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Wither With Me (Español)
CAPÍTULO 2 – OPORTUNIDAD

CAPÍTULO 2 – OPORTUNIDAD

“¡No deberíamos haber venido aquí! ¡Quizá habría sido mejor echar a correr hacia cualquiera de las otras calles vacías…! ¡Esto es terrible, me pone los pelos de punta! Y ni siquiera sabemos qué es lo que pretende hacer con nosotras…”

“Mantén la calma, por favor. A mí tampoco me gusta esto, pero ahora mismo no tenemos otra elección. Además, nos ha salvado la vida a pesar de todo. Tratemos de cooperar por ahora, ¿de acuerdo?”

Claire asintió, aunque Nora pudo leer signos evidentes de duda en sus ojos. No era demasiado sorprendente, toda la situación era un shock. Habían estado viviendo en relativo confort y seguridad hasta hacía unos días. Y de repente, se encontraban enterradas bajo una ola de caminantes, corriendo por sus vidas, y luego amenazadas y forzadas a desnudarse a punta de pistola. No era exactamente la rutina de todos los días.

‘Si este hombre nos quisiera muertas, no nos habría ayudado en primer lugar, ¿no…? Por supuesto, podría tener otras intenciones siniestras en mente, pero por ahora deberíamos estar a salvo. Al menos, más a salvo que ahí fuera.’

Nora se giró hacia Lilian, agachándose ligeramente para ponerse a la altura de sus ojos, y le dio unas palmaditas en la cabeza.

“Hermanita, ¿todo bien?”

“Mhm…” Lilian masculló a modo de afirmación.

La chica arrastró los ojos por la habitación, antes de hacer un tímido contacto visual con Nora de nuevo.

“No… no me gusta este sitio…” Pellizcó la blusa de Nora, como si esto le proporcionase un extra de seguridad. “…Pero me gusta más que los señores malos de ahí fuera.”

Una cálida sonrisa se formó en la cara de Nora, seguida de un abrazo.

“Claro que sí, ¡los malos no pueden pillarnos aquí! Vamos, ¿vale?”

La habitación en la que se encontraban era bastante inusual. Era una simple sala cuadrada, completamente vacía excepto por una escalera de mano en el centro, que llevaba a una abertura rudimentaria en el techo. Parecía como si el agujero se hubiese creado reventando el techo desde arriba. Había otra puerta en la habitación, pero había sido sellada con tablones de madera y trozos de chatarra. No había ningún otro camino, por lo que el grupo se dirigió a la escalera.

“Yo iré primero.” dijo Nora. “Lilian irá justo detrás de mí. Claire, ¿puedes vigilarla desde abajo y asegurarte de que sube de forma segura?”

“Sí, claro.”

La escalera no paraba en la primera planta. Había sido encapsulada en todas las direcciones con muros de ladrillo. Lo mismo ocurría a lo largo de varios pisos, la única salida posible se encontraba arriba del todo. En el techo de la tercera planta les aguardaba una gran trampilla de metal, abierta. Nora se percató de que parecía especialmente pesada, dudó que ninguna de ellas hubiese podido abrirla. Subieron a lo que parecía el dormitorio de un apartamento ordinario. La cama no estaba, probablemente para dejar espacio para el agujero de la escalera.

Mientras ayudaba a las chicas a subir, no podía evitar pensar en lo elaboradas e intrincadas que eran las modificaciones de aquel edificio. No parecía algo que una sola persona hubiese podido hacer.

‘¿Y ahora qué…? Obviamente nos ha guiado hasta aquí, pero dudo que nos vaya a dejar vagar con libertad por el edificio…’

“Chicas, manteneos cerca de mí.”

Claire y Lilian la siguieron a través de la puerta del dormitorio, al resto del apartamento. El lugar era pequeño y estrecho, consistiendo únicamente de una zona de cocina con el mobiliario esencial, y un único baño en estado de deterioro. La puerta de entrada había sido extraída, y reemplazada por una puerta de barras de metal, similar a las que habría en las celdas de una cárcel. Nora trató de abrirla, pero para sorpresa de nadie, ni se movió.

Dejó escapar un suspiro.

“Todas las alacenas y cajones están vacíos, no hay nada en ninguna parte…” dijo Claire. Su estómago emitió un gruñido a modo de queja.

Se habían visto forzadas a huir y robar el coche en un estado de pánico, sin ninguna posibilidad de coger los suministros apropiados. Los lugares que habían decidido intentar saquear en busca de comida ya habían sido desvalijados. Estaban sedientas, y ninguna de ellas había comido nada desde hacía días.

‘Aguantad un poco más. Nos sacaré de esto de alguna manera.’

Nora se sentó contra la pared y descansó la vista durante un rato.

El ruido de unas pisadas rompió el silencio, haciendo eco en los pasillos, y provocando que Nora se pusiera de pie de inmediato.

******

Entre sus pertenencias, las únicas cosas útiles que encontró fueron un espejo de bolsillo, un mechero y un par de teléfonos móviles. Todos estos recursos podrían ser de utilidad en las situaciones adecuadas. El resto era basura arbitraria. Incluso encontró dinero. El motivo por el cual esta gente todavía llevaba dinero encima se escapaba a su entendimiento, ahora los billetes no eran más que yesca glorificada.

Cuando se aproximó a la puerta del apartamento, se encontró con una mirada desafiante. Nora era la única a la vista. Se apoyó contra la puerta de metal, y se apuntó a sí mismo con el pulgar derecho.

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“Mi nombre es William.”

Cargaba una mochila sobre su hombro izquierdo, que procedió a soltar en el suelo.

“Estas son las cosas que os quité antes. Tendréis casi todo de vuelta, excepto algunos objetos selectos que me han interesado especialmente. Pero tenemos que hablar de un par de cosas antes.”

Nora se limitaba a mirarle y escuchar. Parecía como si quisiera decir algo, pero estuviese manteniéndose en silencio por precaución. William se apoyó de espaldas a la pared del pasillo, sacó un mechero y un único cigarrillo, y empezó a fumar.

“A ver, ¿qué sabes hacer?”

“¿Q-Qué quieres decir…?”

“¿Alguna habilidad? ¿Habilidades útiles? La solidaridad no es exactamente mi punto fuerte. ¿A qué te dedicabas antes de todo se fuera al infierno?”

“Um… Era una contable. Trabajo de oficina la mayor parte del tiempo…” Nora evitó sus ojos y se mordió los labios, consciente de lo poco impresionante que aquello sonaba, dada la situación.

“Ya veo… ¿Y las otras dos?”

“Claire era universitaria, y Lilian… es mi hermana pequeña y… tiene problemas de salud mental. Necesita cuidados especiales.”

“Vale, ya me hago una idea…” William dio una calada especialmente larga. “En otras palabras, sois mayormente peso muerto.”

“¡E-Espera! ¡Eso no es cierto! ¡Estamos dispuestas a ayudar si eso es lo que quieres!” Nora se acercó a la puerta, alterada.

“¿Pero podéis? ¿Sois conscientes de lo que hace falta para sobrevivir ahí fuera?”

“¡Uh…! H-He visto lo que hay ahí fuera, ¿vale? Hemos venido desde–“

“Ver no es suficiente.” William volvió a acercarse a la puerta y la miró fijamente a los ojos. Si las miradas pudiesen matar, estaría muerta y enterrada. “La gente como vosotras no sobrevive por mucho tiempo aquí fuera. No os habéis expuesto a los peligros de ahí fuera a diario, ¿a que no? Puedo adivinarlo solo con miraros a vosotras y las cosas que habéis hecho hasta ahora. La forma en la que habéis llegado aquí, vuestra apariencia, vuestra actitud…”

Mientras algunas lágrimas se acumulaban en sus ojos, Nora se desplomó al lado de la puerta.

“Soy incapaz de comprenderos, se me escapa. ¿Estás pretendiendo ser fuerte por esas dos, supongo? Sin embargo, las has arrastrado a esto. ¿Esperabais encontrar más supervivientes? ¿En medio de la ciudad? Esa lógica es una puta locura; ninguna cantidad de supervivientes podría hacer que semejante viaje mereciese la pena, dando tumbos a ciegas en el lugar más peligroso imaginable. Cuanto más te miro, más irremediablemente inconsciente pareces. Aquí tiene que haber algo más en juego, algún otro motivo.”

Nora empezó a farfullar, con palabras apenas audibles. “Lo sé… Maldita sea, lo sé…”

Sus murmullos rápidamente se convirtieron en un sollozo amargo, la atmósfera volviéndose más y más incómoda a cada segundo que pasaba.

“¡Necesitamos ayuda…! Estamos hambrientas, sedientas, no tenemos a dónde ir… ¡No podemos sobrevivir a esto solas…! Las he traído aquí, he cometido errores, ¡sé que he sido una incompetente! ¡Pero no sé cómo arreglarlo…!”

‘Al fin un poco de honestidad, ¿eh? Ha estado manteniéndose fuerte para proteger a esas dos, pero todo el mundo tiene un límite.’

“¿¡Nora, estás bien…!?” La voz de Claire sonó distante, emergiendo del baño. “¡O-Oye, Lilian, estate quieta, no puedes ir…!”

“¡Quedaos ahí, las dos! Dejadme esto a–“

“Oye, mocosa, sal aquí fuera.” ordenó William.

La cabeza de Claire se asomó desde la puerta del baño, a la altura de la cintura. “¿Y-Yo…?”

William asintió y le hizo un gesto con la mano izquierda, incitándola a acercarse, mientras daba otra calada al cigarrillo. Cuando se acercó, empezó a hurgar en la bolsa que había dejado caer antes. Nora, todavía desplomada, observaba y escuchaba con ojos llorosos.

“Entonces, ¿qué has estado estudiando?”

“Um… Biología, señor.”

“Hm, biología... Tal vez esto sea lo tuyo después de todo, debería hacer las cosas más fáciles.”

Sacó un bolso más pequeño del interior de la mochila, de apariencia bastante pesada para su tamaño. Tras arrojar el cigarrillo todavía sin acabar, tomó una llave de su bolsillo y abrió la puerta, haciendo que Nora se levantase y se apartase.

“Toma.” William le entregó el bolso a Claire, la cual lo aceptó tras un momento de duda. “Cuanto antes empieces, mejor.”

“Uh… esto son… ¿libros?” El bolso contenía varios libros, que trataban temas como botánica, jardinería, y habilidades de supervivencia básicas. “En realidad mis estudios no cubrían todos estos temas…”

“Poco me importa. Familiarízate con todo esto, entonces podrás ser de ayuda.”

Mientras empujaba la mochila con las pertenencias de las chicas al interior del apartamento, señaló a Nora.

“Tú sales, las otras dos chicas se quedan aquí. Estoy dispuesto a daros una oportunidad, pero de ti depende que sobreviváis a este lío en el que os habéis metido, o que acabéis como comida de un caminante.”

Nora asintió, limpiando las lágrimas de su cara. “Gracias. Lo haré lo mejor que pueda.”

******

Nora dio unos golpecitos en la puerta del apartamento. Claire se asomó a mirar desde una esquina, e inmediatamente se apresuró hasta la puerta para reunirse con su amiga.

“¡¡Nora!! ¿¡Estás bien!? ¿¡No ha hecho nada raro, verdad…!?” Casi tartamudeaba, incapaz de contener los nervios. “¡Has estado fuera varias horas!”

Nora dejó escapar una risita.

“No te preocupes, estoy bien.” Le entregó a Claire un par de pequeñas latas de comida a través de la puerta, además de una botella de agua. “Ten, es todo lo que puedo conseguiros por ahora. ¿Estáis bien? ¿Como está Lilian?”

“¡Comida…!” sus ojos se encendieron, parecía deseosa de devorar la comida, envases incluidos.

“Por favor, trata de racionarlo. Puede que no tengamos nada más por un tiempo.”

“Lo sé, lo sé… Lilian está bien, consiguió quedarse dormida hace un rato. ¡Le haré saber que hay algo para comer en cuanto se despierte!”

Mientras cogía las latas y la botella, Nora la alcanzó a través de la puerta y la sujetó por los hombros.

“Escucha, Claire. De verdad que necesito que te encargues de Lilian por un tiempo, ¿vale?” Su semblante era muy serio, y Claire se dio cuenta. “Mañana por la mañana… voy a salir con William, vamos a buscar algunos suministros.”

Claire se quedó boquiabierta y abrió los ojos de par en par. “Espera, ¿¡qué!? ¡No, no, no, no puedes salir ahí fuera…! ¡Has visto a esas cosas! ¡Vas a conseguir que te maten…!”

“¡Tengo que hacerlo…!” El tono de Nora era inusualmente alto. “Claire, hemos sobrevivido los último seis meses gracias al trabajo duro de los demás… Pero yo sabía que esa realidad no duraría para siempre, especialmente con todo lo que hay en juego aquí. No podemos quedarnos sentadas y esperar a que nuestros problemas desaparezcan, ya no. Tenemos que acelerar el ritmo y ponernos a la altura si queremos salir de esta.”

Los ojos de Claire la evitaron. Miraba al suelo, mientras jugueteaba con los dedos. “Ya lo sé… Lo sé, ¿vale? Pero por favor… ¡ten cuidado!”

Nora sonrió. “Lo haré, no te preocupes. Dejo a Lilian en tus manos, ¿de acuerdo?”