Sobre su cabeza, William y Claire lideraban el ascenso. Los disparos que provenían de arriba se habían ido, reemplazados por un tumultuoso retumbar de voces humanas, que sonaban amortiguadas a medida que bajaban por el hueco del ascensor. Allí arriba había una gran discusión. Y Lilian estaba en medio de todo aquello.
Nora se imaginaba por lo que debía de estar pasando su hermana. Sola, rodeada por gente desconocida con la que no se sentía a salvo. El rugido de las armas, gritos violentos… Era un mundo de hostilidad, un mundo al que ella no pertenecía.
Quizá su mente no era siquiera capaz de procesar nada de lo que estaba pasando. La voz que Nora escuchaba en su cabeza no paraba de aparecer y desaparecer, incoherente y mareada.
Se armó de determinación, y siguió trepando, un peldaño tras otro. Algunos segundos después, su frente se chocó contra algo. Claire se había detenido.
“¡Au!”
“¿Q-Qué es ese sonido…?” preguntó Claire, mirando hacia las puertas del ascensor a su lado.
“Yo también lo oigo.” dijo William, desde más arriba.
Nora se percató del sonido del que hablaban. Golpes, provenientes de la profunda oscuridad del hospital, junto a gemidos afligidos y letárgicos.
“¡Es el nido!” la voz de Marcus vino de algún sitio debajo de ellos.
“¿N-Nido…?” preguntó Nora, confusa. “¿De qué está hablando?”
“¡Seguid subiendo, rápido! ¡El sótano pronto dejará de ser seguro!”
“¡Lo sabía, joder!” William sonaba cabreado. “¡Sabía que esto iba a ocurrir!”
Continuaron ascendiendo, a un ritmo acelerado. ¿Un nido? ¿Había un nido dentro del hospital? Nora no había oído nada al respecto, y por algún motivo le daba la sensación de que era la única que no sabía nada. Sintió cómo el pavor le hundía el corazón, el cual latía más y más rápido con cada peldaño que trepaba.
Sin embargo, no iba a acobardarse en una esquina y esperar. Ya no. Había llegado a una conclusión, tenía una meta en mente. Era demasiado tarde para dar media vuelta.
‘¡Lilian, estoy aquí…! Ya llego. No hagas caso al ruido. Escúchame a mí. Céntrate en mi voz. Ya llego. Todo va a salir bien.’
…
Cuando el grupo alcanzó los pisos superiores, el altercado en curso se volvió más alto y claro. Siguieron el origen de las voces a través de los pasillos, hasta que llegaron a una de las muchas salas de espera del hospital.
William levantó la mano, haciendo que el grupo se detuviese justo antes de llegar a la puerta. Nora observó cómo sacaba su espejo de bolsillo y lo usaba para echar un vistazo al interior. Mientras tanto, la querella continuaba.
“¿¡Queréis bajar las armas de una vez, por favor!?”
“¡¡Y una mierda!! ¡¡Sigue metiendo las narices y te llevarás un tiro también!!”
“¡¡Ya basta!! ¡E-Esta disputa no nos llevará a ninguna parte!”
“¡¡¡La cabeza de Matthew está hecha putos pedazos ahí fuera!!! ¿¡Y estos gilipollas quieren quedarse quietecitos!?”
“¡¡¡Ya te lo he dicho, esto tiene que ser un malentendido!!!” Nora reconoció la voz de Stella en la discusión.
“¡¡E-El camión…!! ¡¡¡Uno de los camiones militares se dirige hacia nosotros!!!” otra voz, que sonaba más distante que las demás. “¡¡Están viniendo!!”
Gritos de pánico llenaron la habitación, seguidos de más disparos.
“¡¡Apuntad a las ruedas!! ¡¡No dejéis que se acerquen!!”
William replegó el espejo y se giró hacia el resto del grupo, preocupado.
“Podría describiros la escena, pero creo que os podéis hacer una idea…” susurró. El sonido de las armas enmascaraba su voz. “¿Qué hacemos ahora?”
“¡¡Ya he tenido suficiente!! ¡¡Para!! ¡¡Nos estáis poniendo a todos en peligro!!”, gritó Stella.
“¡¡No te atrevas a apuntarme con eso, zorra!!”
“¡Basta…!”
“¡¡He dicho que no me apuntes!!”
“¡No me hagas dispararte! ¡¡Te juro que lo haré, capullo!!”
*¡¡Bang!!*
“¡¡Aaagh…!!” Stella dejó escapar un chillido de dolor.
…
“¿¡¡Qué coño haces!!? ¡¡Le has disparado!!”
“¡Apuesto a que está con ellos! ¡¡Que le den!!”
“¡¡Hijo de—!!”
En cuestión de segundos, todo se fue al infierno. Con su espalda apoyada en la pared, Nora podía sentir las vibraciones provocadas por los impactos de bala. La gente huyó de la zona en tropel, tratando de ponerse a salvo. Los compañeros de Stella abandonaron toda sutileza e irrumpieron en la sala de espera, armas en mano, impulsados por una lealtad feroz.
“¡Chicos…! ¿¡Qué…!?” la voz de Stella apena era audible debido al ruido.
Marcus echó a correr, abandonando la cobertura y quedándose expuesto. Tras una rápida inspección visual, vio algo que le hizo entrar en la habitación a toda prisa. William hizo contacto visual con Claire y Nora, y les hizo una seña para que se quedasen donde estaban.
“¡¡Stella!! ¿¡Estás bien!?” exclamó Marcus.
Nora siguió escuchando.
“¡Marcus…! Maldita sea… Estaré bien. Escucha, ¡el Ejército está aquí! ¡Uno de los nuestros murió y se produjo un enfrentamiento, pero algo no termina de encajar…! ¡Ugh…!”
“¡Calla, tenemos que parar esta hemorragia!”
“Déjame, ¡no necesito ayuda!”
“¡Ni de broma! ¡Espera aquí un momento!”
Marcus salió de la habitación, evitando por poco una bala perdida.
¡No lo entiendo…! ¿¡Por qué se están disparando entre ellos!?” preguntó Claire, agachada detrás de Nora.
“¡Son presa del pánico!” dijo Marcus. “Escuchad, me quedaré aquí para tratar de controlar la situación. Vosotros seguid adelante, Lilian debería estar en esta planta, en alguna parte. Nora… ¿Puedes encontrarla?”
Nora asintió.
“Entonces, ve. Probablemente te necesite, ¿no?”
“Sí…”
“¡Deprisa!” dijo, antes de regresar al interior de la sala a toda prisa.
Claire y William la miraron fijamente. Ninguno dijo nada, pero estaba claro que ambos esperaban sus indicaciones.
…
‘Vale, respira, céntrate… Lilian, ¿puedes oírme? Por favor, dime algo…’
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[*murmullos*]
‘…por ahí.’
******
“¡¡¡Graaaah!!!” con una patada decisiva en el pecho, [Donovan] apartó a su oponente.
El hombre salió volando por la fuerza del impacto, hacia las puertas del ascensor a su espalda. No diseñadas para soportar tales fuerzas, cedieron.
Observó cómo el hombre desaparecía en la oscuridad del hueco del ascensor, con un grito consternado que se atenuó hasta desparecer en menos de un segundo. Hubo algunos ruidos resonantes a medida que su cuerpo se precipitaba hacia el abismo, acabando en un impacto fuerte y distante.
[Donovan] jadeaba. Terminada la pelea, la adrenalina se convertía rápidamente en agotamiento. Se sujetó el brazo izquierdo, el cual estaba herido y sangraba por un profundo corte. Estaba lleno de magulladuras, pero su brazo se había llevado la peor parte.
‘Mierda… Tengo que aplicar primeros auxilios…’
Tomó asiento en una habitación cercana, y sacó unas vendas de uno de sus bolsillos. Mientras trataba la herida, se puso a pensar.
Había oído los disparos provenientes del otro lado del hospital. PT-01 había dado la orden, lo que significaba que a él ya lo daban por muerto.
Su lealtad a la misión era inquebrantable. Como mercenarios, tenían un trabajo que hacer, y les habían pagado una cantidad absurda de dinero por ello. En ese sentido, sus vidas significaban más bien poco. Sin embargo, eso no quería decir que estuviese dispuesto a tirar la toalla sin motivo alguno.
‘Completaré mi parte del plan, y luego me reuniré con PT-04 y 05. Todavía deberían estar a la espera en las cercanías…’
Terminó de tratar sus heridas, se puso de pie a trompicones, y se apresuró en dirección a la habitación personal de Julien.
…
Abrió la puerta de un empujón. No había nadie dentro, al menos no a simple vista. Julien debía de haber ido a alguna parte, lo cual era bueno. Su ausencia facilitaría las cosas.
Caminó al interior de la habitación, y pronto avistó lo que estaba buscando. Tumbada en la cama, visiblemente aturdida, cubriéndose las orejas con las manos.
‘Parece estar abrumada y estresada, y no es de extrañar. Debe de estar oyendo a las multitudes acercándose a ella desde todas las direcciones. Cosas que nosotros no podemos siquiera comprender o percibir…’
“No me gustaría estar en tu lugar…” dijo, sentándose en una silla cercana.
…
Al poco rato, la puerta se abrió de nuevo, y un muy angustiado Julien irrumpió al interior.
“¡Usted…!” dijo tan pronto le vio.
“Parece estar pasándolo mal.” respondió [Donovan], lo cual era irónico, dado que él mismo estaba cubierto de moretones. “Le advertimos de que esto ocurriría, ¿no es así?”
“¿…qué hace usted aquí?”
“Mi trabajo, ni más ni menos. La chica debe permanecer segura a toda costa. Creía que a estas alturas ya se habría dado cuenta de eso.”
“Sí… pero me temo que esa responsabilidad no le pertenece.”
“¿…cómo ha dicho?”
Julien recuperó la compostura, y mostró niveles de arrogancia y confianza casi perturbadores cuando extrajo algo del bolsillo de su chaqueta. Un teléfono móvil, a la cual había sujeto algunos componentes eléctricos con cinta aislante.
‘¿¡…!?’
Los ojos de [Donovan] se abrieron de par en par, y se abalanzó hacia la chica. Le levantó la sudadera, revelando un cinturón de recipientes tubulares amarrado alrededor de su abdomen. Los tubos estaban toscamente interconectados mediante cables.
‘Esto es… ¿¡un explosivo improvisado…!? ¿¡Se ha vuelto loco!?’
“Le recomendaría apartarse de ella. Entréguemela.” ordenó Julien.
“¿Qué cree que está haciendo?”
“Tenían razón, ¿sabe? Compartimos metas similares. Yo quiero salir de este lío con vida, y ustedes quieren sacar a la chica con vida. Tan solo estoy asegurándome de que cumplen su parte del trato. Espero que sea capaz de comprender la situación. Sería una lástima si algo me sobresaltase y encendiese este móvil por error…”
Sin romper contacto visual, [Donovan] retrocedió, alejándose de Lilian y permitiendo que Julien se le acercase. La chica se dejó sacar de la cama, y luego de la habitación, sin ofrecer resistencia.
Les siguió al exterior, manteniendo una distancia cautelosa.
‘Mierda… Esto es un problema. Tengo que encontrar una oportunidad para neutralizarlo…’
“Espero que sea consciente de que no tiene a dónde ir. Está atrapado aquí, como todos los demás.” dijo [Donovan].
“Tonterías. Es evidente que ustedes tienen una forma de sacar a la chica de la ciudad. Y si pueden sacarla a ella, pueden sacarme a mí también. Saldremos de este hospital, y luego me indicará el camino.”
Se equivocaba. No tenían ninguna posibilidad de escapar del hospital sin que el Ejército se diese cuenta. Toda la operación se basaba en reducir sus fuerzas en la medida de lo posible y luego dejar que la chica cayese en sus manos, junto al resto de supervivientes. De ahí en adelante, todo iría como la seda.
Julien no tenía ningún papel en el resultado final. Ni siquiera se suponía que fuese a sobrevivir al incidente. Desafortunadamente, había tomado medidas preventivas.
Julien caminó hacia atrás en dirección a un vestíbulo cercano, hacia la entrada del hospital. No le quitó los ojos de encima a [Donovan] ni un solo instante.
Había algunas personas más por la zona, pero nadie intervino. Con miradas asustadas, manteniendo un perfil bajo para mantenerse ajenos a la ola de violencia que se avecinaba. No eran una amenaza, lo cual era conveniente.
Cuando Julien estaba a medio camino de atravesar el vestíbulo, un nuevo grupo de personas emergió de una de las puertas.
“¡¡¡Tú…!!! ¡¡Alto ahí!!” gritó una voz masculina. Pelo negro corto, barba, constitución decente. Vestía ropa civil, pero [Donovan] pudo distinguir un chaleco protector bajo su chaqueta. Llevaba un rifle de asalto.
Le seguían dos mujeres, una de las cuales también iba armada.
‘Estos sí son una amenaza.’
Julien emitió un grito ahogado cuando los vio, y alzó el teléfono móvil. Al mismo tiempo, levantó la sudadera de Lilian, mostrando su cinturón explosivo.
“¿¡Qué—!?” los recién llegados parecieron captarlo.
“Aaah… Sr. William, ¿no? Y por supuesto, las señoritas… De algún modo, me imaginaba que seguirían por aquí. Era demasiado bueno para ser cierto. Pero no importa. Me largo de aquí.” dijo Julien.
“¡¡¡C-Cobarde…!!! ¡¡Déjala ir, puto enfermo!!” una de las mujeres, la más pequeña de las dos, le apuntó con una pistola. Sus extremidades temblorosas denotaban un fuerte titubeo. No parecía dispuesta a abrir fuego.
“¡¡Lilian!! ¡¡¡Hermanita, estoy aquí…!!! ¿¡¡Puedes oírme!!? ¡¡¡Por favor, déjala en paz…!!!” dijo la otra mujer.
Julien soltó momentáneamente a Lilian, y echó la mano bajo su ropa, sacando su propia pistola. Con la otra mano todavía amenazando con detonar los explosivos, abrió fuego contra el grupo. Su puntería era desastrosa.
“¡¡¡Cuidado!!!”
El grupo se cubrió tras mobiliario cercano.
“Me temo que no me podrían importar menos sus peticiones, llegados a este punto. Como he dicho, me voy de este lugar.”
“Pero, ¿¡tú entiendes lo que está pasando!? ¡Hay caminantes convergiendo en este edificio desde todas partes! ¿¡Y planeas salir ahí fuera tú solo!?” gritó el hombre desde su cobertura. “¡Además, si los caminantes no te atrapan, los soldados lo harán! ¡No tienes forma de salir de ésta, Julien! ¡Y si la matas a ella, tú te mueres también! ¡Hagas lo que hagas, estás jodido! ¡Para ya con esta gilipollez! ¿¡Qué esperas conseguir!?”
“¡Razonar con él es una pérdida de tiempo!” una de las mujeres intentó asomar la cabeza, solo para recibir más disparos en respuesta.
Julien seguía manteniendo a [Donovan] vigilado, pero ahora su atención se centraba más en aquellos desconocidos. No hay mal que por bien no venga. En algún momento, aquella pistola se quedaría sin balas. Ese instante podría ser todo lo que necesitaba para hacerse con el detonador.
“…nnnnhng…” se oyó un leve gemido mezclado entre el vocerío.
Lilian había empezado a gruñir, como si le doliese algo. Miraba al suelo con cara de asustada.
“¡…mmmngh…! ¡…mmnnmmh…!”
“¿Y ahora qué le pasa…?” Julien estaba confundido. Sin soltar la pistola, puso su mano sobre el hombro de la chica y le dio una ligera sacudida.
Con movimientos lánguidos, Lilian se giró hacia él, y fue directamente a por su mano.
“¡¡¡Ah!!!” Julien reaccionó rápido, evitando por poco el mordisco.
Su represalia fue inmediata. Golpeó la cabeza de Lilian con el reverso de la mano, con inercia adicional gracias al peso de la pistola, derribándola. Se quedó inmóvil en el suelo, sollozando con amargura.
“¡¡Pedazo de mierda!!” despotricó Julien.
“¡¡¡P-Para!!! ¡¡¡Déjala en paz!!!” “¡¡Lilian, no…!! ¡¡¡Por favor, no le hagas daño…!!!”
“¡¡Silencio!!” abrió fuego de nuevo.
‘Mal asunto...’
No era agresión, sino defensa propia. Era probable que la reacción negativa de la chica hubiese sido causada por la situación estresante a la que se estaba exponiendo. Sin embargo, daba igual lo mal que reaccionase, había ciertas líneas que no debían cruzarse.
De todas las instrucciones que Prometheus había recibido, había una regla que se anteponía a todas las demás: no hacer daño a la reina.
******
La voz de la reina era alta y clara.
Por lo que parecía haber sido una eternidad, anhelaban su atención. Anhelaban su tutela. Anhelaban su amor.
Pero lo que habían oído no era ninguna de esas cosas.
Era dolor. Miedo. Angustia.
[Ayuda. Duele. Ayuda. Duele. Ayuda. Duele.]
La colonia se veía atraída hacia el origen de la perturbación, arrastrándose lentamente en su dirección. Las perturbaciones en el orden de la colmena no podían tolerarse. Sin embargo, esto ya no era una perturbación. La amenaza era ahora tangible, más real que nunca.
El sol brillaba con fuerza sobre la colonia, pero no les importó. La alimentación podía esperar.
La reina estaba en peligro. La reina estaba sufriendo.
La colonia gritó en silencio, mientras sus venas se iluminaban en un ominoso color azul.
******
“¡¡Prometheus, aquí PT-04!! ¡¡Esto es una emergencia!! ¿¡¡Me recibís!!?”
“Aquí PT-01, ¿qué ocurre?”
“¡¡El pretoriano está actuando de forma extraña!! ¿¡¡Qué está pasando ahí!!?”
“Tenemos al enemigo siguiéndonos la pista, y la situación en el hospital es desconocida. PT-04 y 05, se suponía que debíais mantener al pretoriano en posición, bajo sedantes e inhibidores.”
“¡L-Lo hicimos! Pero, ¡han dejado de funcionar!”
“¿Cómo que han dejado de funcionar…?”
“¡¡¡Oh, joder!!! ¡¡¡Se está soltando!!! ¡¡05, r-retrocede!! ¡¡¡Mierda!!! ¡¡¡Aaaaa—!!!”
Todo lo que quedó fue estática. PT-01 suspiró.
“Central, aquí Prometheus. Tenemos un problema.”