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Wither With Me (Español)
CAPÍTULO 11 – RESCATE

CAPÍTULO 11 – RESCATE

Cuando William atravesó el umbral de la puerta, casi le dio la impresión de que el tiempo se ralentizaba. Sabía que no tendría una segunda oportunidad si se equivocaba. Tenía que actuar con rapidez y decisión. Sus ojos recorrieron la escena.

Un hombre desconocido inmovilizaba a Nora, sujetando sus brazos tras su espalda, mientras ella trataba desesperadamente de liberarse. Estaban justo frente a la puerta. William no perdió el tiempo pensando, no podía permitirse tal lujo. El cuchillo se hundió en el cuello del hombre, atravesándolo por completo. El maldito bastardo no pudo ni procesar lo que acababa de pasar, gorgoteó y se derrumbó en el acto.

La habitación entera pareció congelarse momentáneamente. Podía sentir las miradas de todos cayendo sobre él. Aquella era su oportunidad de oro; un instante era suficiente. En aquella fracción de segundo, su cerebro no se molestó en distinguir caras. No era necesario, sabía lo que estaba buscando. Su pistola tan solo tenía que apuntar a la persona más grande en la habitación. El que estaba agachado en una esquina, cuchillo en mano, a punto de abrir a una chica en canal.

Disparó. Un grito de dolor lo sucedió.

Había fallado; aquel hijo de puta no había muerto. Jacobs cargó hacia él de cabeza, aullando como un animal rabioso. Su brazo estaba ensangrentado. La bala había infligido daños, suficiente para hacer que su brazo se sacudiera de dolor y soltara el cuchillo, pero no lo suficiente como para incapacitarle. Se estrelló contra William y se agarró a su cintura, antes de que tuviese la oportunidad de disparar su arma de nuevo. La fuerza del impacto arrancó la pistola de las manos de William, y los arrojó a ambos fuera de la habitación.

******

La angustia de Nora se convirtió en shock, que luego se convirtió en pánico. ¿Qué estaba pasando? Necesitó un par de segundos para comprender la situación, todo había ocurrido muy rápido. Los gemidos de Claire la sacaron de su trance, y la impulsaron a entrar en acción.

“¡Ah…! ¡¡Claire, aguanta…!!” exclamó.

Buscó por el suelo en un frenesí y localizó el cuchillo de Jacobs. Se apresuró a donde estaba Claire y comenzó a cortar sus ataduras. No podía creer lo mucho que la habían maltratado. Varios moratones en la cara y en el cuerpo, pequeños cortes superficiales en brazos y piernas, un tajo particularmente desagradable en el muslo izquierdo…

“Oh dios… Claire, ¿¡puedes hablar…!?” preguntó Nora, mientras terminaba de liberar los brazos de Claire, que cayeron cual peso muerto.

“Nora…” su voz era débil. “Me… alegra que estés… bien…”

“¡Sí, estoy bien…! ¡Todo va a salir bien…!” sus ojos se llenaron de lágrimas. “¡Aguanta, te vamos a sacar de aquí…!”

Rápidamente se giró y se apresuró a donde estaba Lilian.

“¡Lilian…! ¡¡Lilian, hermanita, estoy aquí…!!”

La cabeza de Lilian se movió despacio, aturdida, mientras Nora liberaba sus manos y sus pies.

“Cielos, ¿¡qué le ha pasado a tu ropa…!?”

“¿Nory…?” susurró la chica, aun visiblemente confundida.

“¡Sí, estoy aquí, tu hermana está aquí!”

“Mmhm.” aquel tipo de murmullo era una buena señal, Nora conocía bien a su hermana. No parecía estar herida.

La agarró con suavidad y tiró de ella, ayudándola a levantarse. Sus pequeños pies tocaron suelo, y Nora la soltó poco a poco. Se mantuvo en pie por sí sola.

“Vale, Lilian, ¡necesito que te quedes muy, muy cerca de mí! ¿¡Puedes hacerlo…!?” preguntó, dando palmaditas en la cabeza a Lilian.

“Mhm.” a modo de respuesta, Lilian pellizcó la chaqueta de Nora y se acurrucó a su lado.

“¡Buena chica!”

Volvió junto a Claire, con Lilian siguiéndola muy de cerca.

“¡Venga, Claire…! ¡¡Tenemos que sacarte de aquí, llevarte a algún sitio seguro…!!”

Se agachó junto a su amiga y le dio apoyo para pudiera levantarse. Claire tenía un aspecto increíblemente frágil y débil. Cuando trató de erguirse, el mero hecho de mover su pierna herida le hizo dejar escapar un alarido de dolor. Sonaba afónica, y la poca voz que le quedaba se notaba áspera.

“¡¡Kuuuughh…!!”

Tras un gran esfuerzo, Claire se encontró al fin de pie, descansando contra la pared.

“¿Cómo te encuentras…? ¿Crees que puedes caminar…?” preguntó Nora.

“Uh… No… creo…” parecía que los ojos de Claire estuviesen luchando con fiereza por no cerrarse por sí solos. “Mi… pierna… No puedo sentir las piernas… Tampoco los brazos… Me duele… todo…”

“¿Nory…?” preguntó Lilian, tímidamente. “¿Por qué se están gruñendo unos a otros ahí fuera?”

Nora se dio cuenta de repente de que William todavía estaba peleando. Dando un grito ahogado, corrió hacia la puerta. ¿Cómo podía haberse desconectado tanto de la situación? Su conciencia se había centrado por completo en Claire y Lilian, su mente había bloqueado literalmente lo que le estaba ocurriendo a William. En su carrera hacia el pasillo, pisó algo en el suelo, cayendo de costado en consecuencia.

“¡Kyah…!”

Inmediatamente trató de levantarse de nuevo, pero fue entonces cuando vio qué era lo que la había hecho tropezar. La pistola de William.

“¡Ah…! ¡Esto es…!”

Afuera, aún se podía oír el ruido de la refriega, aunque parecían haberse alejado de aquel apartamento. Se incorporó y salió a toda prisa, con la pistola preparada. Al menos, pensó que estaba preparada. Nunca antes había disparado un arma. Tan solo esperaba que su primera vez no acabase siendo un fracaso.

Miró a la derecha, de donde provenían los ruidos. William y Jacobs estaban a unos metros de distancia. Se agarraban el uno al otro en el suelo, tratando de inmovilizar a su oponente, intercambiando golpes, pateándose… ¿Cómo se suponía que iba a apuntar?

“¡D-Detente…! ¡¡Apártate de William, ya…!! ¡¡Dispararé!!”

Antes de que tuviese la oportunidad de asesorar por completo la situación, el pasillo se llenó con más pasos, provenientes del lado opuesto, tras ella. Cuando se dio la vuelta, avistó a los dos matones restantes acercándose rápidamente, cuchillos en mano.

“Mierda, ¿¡qué ha pasado aquí!? ¿¡¡Jacobs!!?” gritó uno de ellos.

“¡¡A-Alto ahí…!!” Nora apuntó la pistola en su dirección, lo cual pareció funcionar, ya que se detuvieron de inmediato.

“Guau, vale, tranquilita… Te vas a hacer daño con ese juguete…”

“¡¡Vete a la mierda!!” Nora estaba muy irritada.

¿Qué debía hacer? Estaban a una distancia considerable. ¿Cuántas balas quedaban en el cargador? ¿Y si fallaba? Fallar y quedarse sin munición sería una sentencia de muerte, aquella pistola era la única cosa que le daba una ventaja. Si se giraba y ayudaba a William, cargarían contra ella. Acercarse también podría ser peligroso, podrían tener más trucos bajo la manga aparte de aquellos cuchillos. Tragó saliva. Su respiración se volvió más rápida y pesada a medida que el pánico la atacaba de nuevo.

‘¡Mierda, mierda, mierda…! ¿¡Qué hago…!? ¿¡Y ahora qué…!? ¿Disparo…? ¿Pruebo suerte…?’

Meditaba con cautela sus opciones, cuando alguien emergió por el rabillo del ojo, agarró la pistola, y se la arrancó ferozmente de las manos.

******

El dolor era cegador, como una corriente eléctrica, sacudiendo su cerebro con cada paso. Pero no le importaba. Sabía lo que estaba pasando, y había visto una oportunidad. Puede que fuese una posibilidad remota, pero era todo lo que necesitaba. Tras aquel rápido momento de respiro, la rabia empezó a apoderarse de ella otra vez. Su amiga estaba sufriendo por ella, luchando por ella. Incluso aquel hombre, aquel extraño, estaba arriesgando su vida para salvarla. ¿Y qué estaba haciendo ella? ¿Estar ahí de pie, encorvada como un trapo?

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No podía soportarlo.

Claire sujetó la pistola y tiró de ella, quitándosela de las manos a Nora. Se sentía débil, pero su ira parecía revitalizar sus músculos. Mientras salía a tumbos al pasillo, su pierna izquierda amenazaba con fallar, doblándose peligrosamente cerca del suelo y forzándola a apoyarse con su mano izquierda en la pared.

“¡Esos… cabrones…!”

Uno de los hombres que estaban allí en mitad del pasillo tenía una mano vendada. Ah, allí estaba. Aquel era el bastardo al que tenía más ganas de matar. Quizá era una mala idea disparar a lo loco. ¿Había suficiente munición? Puede que no. ¿Había usado un arma antes? Bueno, siempre hay una primera vez.

Ya todo aquello le importaba un bledo.

*¡¡Bang!!* *¡¡Bang!!* *¡¡Bang!!*

Las balas llovieron sobre el pasillo, una tras otra. Hubo un par de impactos. Uno de los hombres recibió dos balazos, uno en una pierna y otro en el abdomen. Todo lo demás falló.

‘Te está bien empleado… Capullo…’

“¡J-Joder, que le den a esto…! ¡¡Aaah, me largo de aquí…!!” el matón con la mano vendada no perdió el tiempo y se escabulló, rápidamente girando la esquina y desapareciendo de la vista.

‘Ah, mierda, no atiné en el blanco que quería… ¡Vuelve…! ¡Cobarde…!’

“¡Oh, dios mío! ¿¡Claire…!? Espera, ¿¡qué estás haciendo!?” exclamó Nora, atónita. “Para, ¡¡tienes que descansar!!”

“¡Calla, Nora…! ¡¡No… me importa…!! ¡¡Lilian… han osado…!! ¡¡Hice… una promesa…!!”

“¿¡De qué estás hablando…!? ¡¡Para, te estás haciendo daño…!!” Nora trató de agarrarla, pero Claire se negó, apartándola.

******

El hombre herido gritó de dolor, arrastrándose a sí mismo boca abajo por el suelo, en un intento de retirarse de la escena.

*click* *click*

Aquel sonido… ¿Qué era? Sonaba muy similar a esos ruidos que hacen las pistolas cuando tienen un cargador vacío, ¿no? Y sonaba muy cerca de su cabeza. De repente, algo pesado cayó sobre él. No podía ver qué era, pero sintió un par de manos atrapando su cuello y aplicando presión sobre su garganta.

******

‘¡Aún está vivo…! ¡Le harán daño a Lilian otra vez…! ¡Le harán daño a Nora…! ¡No puedo permitírselo…! ¡No lo haré…!’

Todo lo que le quedaba, lo dejó ir en aquel apretón. Fuera como fuese, al hombre probablemente no le quedase mucha fuerza en el cuerpo, tras recibir aquellas heridas de bala. Fue solo cuestión de tiempo hasta que dejó de retorcerse. Sentía cómo sus dedos se hundían muy hondo en aquel cuello, pero no lo soltó. Incluso cuando toda resistencia cesó, no lo soltó.

Pasos apresurados se le acercaron por la espalda.

“¿¡Claire…!? Oh dios, ¡Claire…!”

“Calla… Está bien, Nora… Este ya no podrá haceros daño a ti o a Lilian…”

“Claire, eso no es lo que…”

“Tan solo es escoria, ¿no? ¿Qué diferencia hace uno más…?”

“¿Eh…?”

‘Así es, ¿qué diferencia hace uno más? Tan solo estoy haciendo lo que considero correcto… No me juzgues… ¡No he hecho nada malo…! ¡Se lo merecen…!’

******

William lanzó su codo hacia atrás, hundiéndolo en el lateral de Jacobs y haciéndolo liberar su agarre sobre su cuello y caer a un lado. William se levantó deprisa y se encaró a Jacobs de nuevo, con los puños en alto.

Maldita sea, pelear cansaba. Notaba todos los músculos de su cuerpo doliendo, cada puñetazo y patada que había recibido había dejado una sensación de ardor. Pero su adrenalina siguió dándole energías, urgiéndolo a continuar, a propinarle una soberana paliza a su oponente.

Fijaron la vista el uno en el otro. Ambos daban pasos adelante y atrás en una extraña danza, midiendo los movimientos del otro, buscando una oportunidad.

Vio venir el puño. Brazo izquierdo arriba, desviarlo, golpear de vuelta. En una secuencia frenética, plantó su propio puño derecho en la cara de Jacobs. Aquella mandíbula era dura como el diablo. Creyó escuchar algo, como un diminuto objeto rebotando por el suelo. ¿Era un diente suelto? Esperó que así fuese.

Jacobs gruñó y trastabilló hacia atrás por el impacto. Toda su cara estaba hinchada, y su nariz sangraba profusamente. Escupió algo de sangre. William se percató de que había empezado a lanzar miradas a algo a su espalda. Parecía nervioso.

¿Estaban bien Nora y las demás? Se habían oído disparos hacía menos de un minuto, y sus voces hacían eco en el pasillo, pero William no se arriesgó a mirar en su dirección. No podía permitirse apartar sus ojos de Jacobs ni por un instante.

“¿¡Nora!? ¿¡¡Qué está pasando ahí atrás!!?” gritó a todo pulmón, esperando que le oyese.

“Ah, mierda…” Jacobs dejó escapar un reproche descontento antes de girarse y salir disparado hacia las escaleras.

¿Estaba huyendo? Por un momento, William no supo reaccionar. No se esperaba que aquel asesino sediento de sangre se retirase sin previo aviso.

‘¡Mierda…! ¿¡A dónde coño va…!? ¡Si le dejo escapar, volverá a por más, tarde o temprano…! ¿Le dejo ir y vuelvo con Nora…? ¿Le persigo…?’

“¡Nora! ¿¡Qué ha ocurrido!?”

“¡Ah…! Bueno… ¡Uno de ellos ha huido…! ¡Estamos bien…!” respondió. William vio a Lilian escondiéndose de él tras Nora. La chica no parecía herida, menos mal.

Claire, en cambio… Estaba sentada en el suelo al lado del cadáver de uno de los bandidos. Su aspecto era terrible.

“¡No, no estáis bien…! ¡Escucha, llévala al almacén, está justo frente al apartamento donde las encontramos! Encerraos ahí. Debería haber suministros médicos en stock. ¡Limpia sus heridas y desinféctalas! ¡Necesita ayuda! ¡Busca en la segunda estantería del lado izquierdo, en el estante de abajo!”

“¡A-Ah…! ¡De acuerdo…!” Nora apenas tuvo tiempo de asentir antes de que William echase a correr hacia las escaleras. “Por favor, ¡ten cuidado…! ¡Vamos, Claire! ¡Tenemos que tratar tus heridas…!”

Cuando se acercó a las escaleras, vio el rastro de gotas de sangre esparcido sobre los peldaños. Iba hacia arriba.

Rencoroso y frustrado, William retiró el gancho del pasamanos de la azotea. El pesado gancho de metal, junto con sus varios metros de cuerda, se estampó contra la acera cinco pisos más abajo. Los dos bandidos supervivientes habían huido, incluido Jacobs. Apretó con fuerza el pasamanos, como intentando hundir sus uñas en él.

‘Debería haberme esperado esto… Maldita sea…’

El sol había empezado a descender en el cielo. De alguna forma, parecía haber adquirido un misterioso tono rojizo. ¿Se estaba burlando de sus esfuerzos, regocijándose en la sangre que se había vertido aquel día? ¿O era quizá un mal augurio para eventos futuros?

******

Nora sujetó la mano de Claire con tanta suavidad como podía. Su amiga jadeaba con pesadez, agitada por el agotamiento y el dolor. Aquel apartamento no era el sitio más cómodo para tener a un paciente, pero era el más cercano al almacén; no podían seguir arrastrándola por ahí en su estado.

“Aguanta, Claire… ¡Saldrás de ésta…!” dijo, tratando de animarla como podía. Sin embargo, era incapaz de ocultar sus propias lágrimas.

“Vale, esto debería ser todo… Antisépticos… Gasa… Calmantes para el dolor… También deberíamos tener a mano algunos antibióticos, por si acaso. No soy médico, así que no tengo ni idea de si todo esto acabará jodiéndola aún más… pero cualquier cosa es mejor que morir por una infección.” William había pasado la última hora tratando las heridas de Claire. Nora las había limpiado con agua destilada y había tratado de aplicar un poco de desinfectante, pero aquellas heridas no iban a sanar tan fácilmente. “Teníamos a alguien aquí que sabía mucho acerca de primeros auxilios. Es una pena que yo no vaya a ser tan de fiar.”

“Está bien, no te preocupes por eso…”

Nora siguió tratando de consolar a Claire. Se fijó en que tenía los ojos entrecerrados. A pesar de su evidente mareo, miraba directamente a William, escudriñándolo y siguiendo sus movimientos y sus acciones cuando no estaba ocupada rechinando los dientes para soportar el dolor.

“Oye… Me oyes, ¿verdad?” preguntó William.

Claire asintió despacio.

“Esto va a doler. Esta herida es profunda, tenemos que cosértela. Tengo un kit de sutura… pero no se me dan demasiado bien estas cosas. Sé lo que tengo que hacer, pero no va a ser bonito.”

“…hazlo…” un hilo de voz salió de la boca de Claire. “…lo… aguantaré…”

William asintió en respuesta.

“De acuerdo.” le entregó un trapo a Nora. “Toma, dale esto para que lo muerda.”

La boca de Claire se cerró sobre el pedazo de tela. ¿De verdad que iba a salir bien aquello? No parecía que tuviese siquiera fuerza en absoluto para morder. Sin embargo, cuando la golpeó el dolor agudo de la aguja, mordió tan fuerte que amenazaba con hacer pedazos la tela.

“¡¡¡¡Kuuuggghhhhhhh!!!!” lágrimas de dolor fluyeron en oleadas de sus ojos.

“¡Aguanta, lo estás haciendo genial…!” Nora sujetó con firmeza la mano de Claire.

“¡¡Hhhhmmmmmggghhhh…!!”

******

“Muy bien, esto debería ser suficiente… La venda de compresión debería ayudar a detener la hemorragia. Tendremos que cambiar las vendas por otras nuevas con regularidad.” William había terminado de tratar las heridas de la chica.

“Creo que me puedo encargar de eso.” respondió Nora.

“Bien. Lo dejo en tus manos.”

“¿Qué hay de ti? También estás herido, estás lleno de moratones…”

“Me cuidaré después. Ven aquí.”

“¿Eh…? ¿Y-Yo…?”

“Si, tú. Aún no hemos tratado apropiadamente ese corte en tu brazo derecho, más allá de una limpieza básica.”

“Ah, ya…”

Sinceramente, su experiencia médica dejaba mucho que desear. Tan solo esperaba que fuese lo bastante buena para mantenerles a todos con vida. Aquel mundo no les iba a dar una segunda oportunidad.

Lo que sí podría darles era un respiro. Especialmente a ellas. Dado todo por lo que habían pasado en solo un par de días, era un milagro que Nora y las chicas hubiesen sobrevivido.

‘Ahora que lo pienso… Hmm…’

“Oye, chica.”

La mirada de Claire estaba perdida en las formas del techo. Con total seguridad estaba insondablemente cansada. Sin embargo, respondió a su llamada, arrastrando los ojos hacia él con lentitud.

“Buen trabajo. Lo has hecho bien.”

Los ojos de Claire se abrieron mucho. William se levantó de su asiento y empezó a caminar hacia la puerta. De camino, se detuvo al lado de Nora y descansó una mano sobre su hombro.

“Tú también. Ahora descansad, las dos. Os traeré luego vuestras raciones para esta noche. Deberíamos poder recuperar el aliento por ahora.”

Antes de que dejase ir el hombro de Nora, notó como había comenzado a temblar ligeramente. Supuso que conocía el motivo. Estaba bien. Alcanzó la puerta, pero se paró un momento en el umbral de la misma.

“Bienvenidas a casa.”

Mientras caminaba por el pasillo, pudo oír cómo Claire empezaba a sollozar. Nora pronto se unió a ella. Sus sollozos pronto se convirtieron en llantos. Las emociones reprimidas brotaron con toda su fuerza, un lamento tan amargo, pero tan aliviado al mismo tiempo; que hasta los caminantes del exterior parecieron detener sus gorgoteos, y escuchar.