De un salto se puso de pie, estiró las manos sobre su cuello y despreocupadamente bostezo mientras caminaba hacia la puerta del camarote, pero en el camino se dio media vuelta como si se hubiera olvidado algo y se dirigió a la bodega.
Con toda la tranquilidad del mundo, mientras bostezaba con pereza Lucas recogía una botella de la bodega, luego la miraba y volvía dejarla para agarrar otra, así estuvo unos minutos hasta que había elegido 5 botellas que le parecieron correctas.
Tranquilamente, Lucas fue subiendo las escaleras hasta que vio la situación de la cubierta, todos los marineros estaban alrededor de los bordes discutiendo … con el agua.
Algunos marineros estaban discutiendo seriamente, algunos estaban a las puteadas, otros llorando y la mayoría solo escuchaban.
Si uno se acercará más a los bordes, podrían notar que debajo del agua había una criatura y el reflejo de la misma sobre la superficie del agua tenía una forma totalmente diferente para cada marinero
Para algunos marineros era una mujer atractiva y seductora, para otros una vieja o viejo, algunos eran hombres y otro era niños.
La criatura debajo del agua era bastante más grande que una persona y tenía casi el tamaño de una orca.
Su cabeza era completamente calva y sus caras no tenían rostro, salvo una boca circular con varias hileras de dientes afilados.
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Tenían dos manos, pero solamente tres dedos podían contarse en cada mano y más que dedos parecían garras largas unidas entre sí por una especie de membrana.
La parte superior del cuerpo parecía ser humanoide, pero su piel era completamente gris, no había ni pectorales ni tetas, era completamente plano a excepción de unas branquias en ambos costados del cuerpo. En la parte inferior había una cola de pescado.
Lucas ya sabía que estas eran las famosas sirenas de las leyendas, no eran muy hermosas y la mayoría de humanos se asustaron al verlas, su gracia estaba en que podían transformarse en otras criaturas para devorarlas, aunque las que tenemos acá presente no demostraban esa gracia.
Lucas se acercó al agua, mientras descorcha una botella y las otras 4 la dejaba en el medio de la cubierta sin ningún motivo aparente, siempre tuvo algo de curiosidad de ver a quien reflejaba y parece que hoy era una noche muy tranquila porque no probar suerte y ver cuál persona materializaba sus deseos.
Cuando Lucas se acercó al extremo del barco, despreocupadamente se sentó sobre la borda, con las patas en el aire apuntando al océano, cualquier ola miserable lo haría caer al agua, pero parecía poco importarle al grumete.
Alegremente, se puso a tomar el alcohol esperando que una amable sirena pudiera tratar de cazarlo, su cara en este momento era como la de un niño, esperando ver qué regalo le tocaría.
Y finalmente la joven afortunada se presentó al caballero, sin dama que lo acompañara esta noche.
Era bastante impactante ver a la sirena acercarse sobre el agua, ya que la misma media varios metros y parecía un pequeño gigante nadando debajo de ti, por suerte para las cazadoras había otra sirena que se preocupaba de los detalles, que estas parecerían ignorar, hipnotizado a toda la tripulación.
Lucas, algo feliz e impaciente, miraba el reflejo que estaba por formarse mientras sus piernas se tambaleaban y la botella iba y venía de su boca al borde de madera, donde la apoyaba.