"No temáis a esas bestias marinas ,mi príncipe encantador, la princesa está al rescate!" Gritó una voz infantil en la cubierta.
"Morí …"Murmuró Paulo sin dudar, al escuchar la voz en la cubierta
"Sin dolor, sin sentir nada, tan pacíficamente?"
Pero nadie respondía, solo los ruidos de una chica jugando podían escucharse desde la cubierta.
"Este es el mundo espiritual?, se siente igual que el real ..." Murmuró Paulo con tranquilidad
Paulo miró para los costados, todo estaba igual, por lo que se paró y miró dentro de los camarotes.
Lucas lo miraba desde su red, parece que su murmullo lo había despertado.
"También estás muerto, Lucas?" Pregunto Paulo, tratando de entender qué ocurría.
Pero el grumete no respondía, solamente lo miraba con temor y unas lágrimas empezaron a manchar su rostro.
El grumete se paró y se dirigió al medio de la sala hacia la puerta donde estaba Paulo.
Camino muy lentamente, hasta que estuvo al lado suyo, su cara estaba mirando fijamente su rostro como si quisiera imprimir una imagen en su corazón.
El grumete empezó a mover la boca, pero no salían palabras.
"¿Quién es Lucas, malvada bestia marina?, no hay ningún Lucas a bordo de este barco ..." Dijo la voz infantil de arriba.
Paulo con tranquilidad sé voltio a ver escaleras arriba, pero no se lograba ver la persona que pronunciaba esas palabras. Sé voltio a ver Lucas de nuevo para preguntarle qué había pasado.
Pero el grumete ya no estaba en los camarotes. Paulo se asustó y entró en los camarotes para buscar a Lucas, pero por más que buscaba no podía hallar a nadie.
"Parece que solamente morí yo ... Mejor así, si solo tienen que sacrificar a uno por día, van a lograr salir de estas aguas" Dijo el timonel con una sonrisa pacífica en su rostro.
La voz infantil de arriba no siguió hablando, solamente parecía haber alguien correteando por la cubierta.
Paulo se cansó de buscar y fue hacia la fuente de ruido, poco le importaba vigilar la puerta de los camarotes, total ya estaba muerto, ahora solamente quería encontrarse con las personas de arriba.
Cuando estaba saliendo, pudo ver a una niña de unos 8-12 años jugando felizmente arriba del borde del barco, cuando sus miradas se cruzaron, la niña sé asustó, resbaló y se cayó al agua.
*Splash*...
"Fátima!!" Gritó el timonel con todo su pulmón, olvidando por completo que estaba muerto.
Paulo tomó el salvavidas y corrió con todas las fuerzas que su ya anciano cuerpo podían ofrecer hacia el extremo del barco, donde se escuchaba a alguien tratando de nadar. En el camino tropezó con una cuerda y su cara se estrelló de lleno contra el piso, sangre salía de su nariz y maldijo al marinero que había puesto la cuerda.
Sin importarle el golpe. Levantó su viejo cuerpo y continuó corriendo con desesperación.
Al llegar y bajar la mirada, noto a la niña agitando los brazos con violencia, tratando de no ahogarse en el agua.
"¡¡Sostenlo!!" Grito paulo, tirando el salvavidas por la borda.
La chica se sostuvo del salvavidas con fuerzas. Su rostro empapado y su respiración acelerada, asustaron al timonel, pero lo que más le asustó fue la mirada de odio y rabia que había en los ojos de la niña.
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"Que pasa bestia marina, vienes a buscarme a mí también?!" Le gritó la niña, algo asustada.
"Fátima, soy yo, Paulo!" Respondió el timonel, algo impactado por las palabras de la chica.
"Recuerdo ese nombre, pero no quien eres!!" Gritó la niña, mientras luchaba tratando de que sus manos no suelten el salvavidas.
"Soy tu padre, Fátima!!" Gritó el timonel mientras lágrimas empezaban a salir de su rostro.
"Acaso no me recuerdas? ..."
"Por supuesto que te recuerdo bestia, nunca voy a olvidar que secuestrarte a mi príncipe!!" Gritó la niña.
"Nunca secuestré a nadie, Fátima!! ¡Soy tu padre, no una bestia marina! Recuerdas cuando íbamos de aventuras de islas en isla, tratando de encontrar tesoros juntos!"
"Claro que lo recuerdo, claro que te recuerdo papá y nunca voy a olvidar esas islas …" Dijo la niña mientras se largaba a llorar.
Al ver que su hija finalmente lo reconocía una sonrisa paternal apareció en el rostro del timonel "no llores hija yo..." Dijo el timonel tratando que su hija no llorará por su muerte, pero fue interrumpido por los llantos de la niña.
"Como voy a olvidarlas papá, nunca pude olvidarlas..." Dijo la niña llorando aún más fuerte.
"Tú eres el que no las recuerda!!, Tú te olvidaste de ellas y de lo que de verdad ocurrió en ellas"
Paulo al escuchar eso, trato de recordar con todas sus fuerzas, pero solo momentos felices venían a su mente de esas islas.
Al notar que el silencio de Paulo se alargaba, la niña poco a poco fue disminuyendo sus llantos y su mirada se fue tornando más fría.
"No lo recuerda ..."murmuró Fátima en voz baja, mientras sus ojos gradualmente perdían su brillo, como si su último rastro de esperanza se hubiera extinguido.
"Yo recuerdo el sacrificio, pero no fue en las islas!" Gritó el timonel desperado, al ver los ojos vacíos en la cara de su hija.
En el fondo de su corazón no quería sacar este tema, pero tenía que dejar de escapar de este error y si no pudo hacerlo en vida, sería en muerte.
"Pero no tenía control sobre mi cuerpo, la iglesia me estaba utilizando, ¡no tenía otra opción!"
"Yo nunca podría hacerte nada malo..."
"Durante todo el ritual, siempre estaba llorando, pero esos cabrones de la iglesia me controlaban como un títere ..."
"Solamente cuando levanté la daga y vi tu cuerpo sobre la mesa ... Pude liberarme por unos segundos para abrazarnos juntos antes de perder el control de nuevo... y te sacrificará"
"Fátima, recuerdas que me dijiste mientras me abrazabas? ..." Pregunto Paulo, con algo de felicidad de poder sacarse ese peso de encima en el mundo espiritual.
La chica no contestó, sus ojos estaban cada vez más vacíos, ya ni siquiera lo miraba a Paulo, solamente miraba sus brazos sosteniendo el salvavidas dudando en soltarlos.
"...no había árboles en la isla ... No había animales en la isla... solo había arena y un charco de agua ... La isla no era muy grande" Dijo la joven, mientras su cabeza se escondía entre los brazos que sostenían el salvavidas ,mirando al agua, como si temiera que la persona de arriba viera su cara.
"Tenía que encontrar un tesoro ... Para poder salir de la isla ... "
"El hambre empezó a golpearme ... Te supliqué que me sacaras ... Solamente mirabas desde el barco ... Como si fuera el gran espectáculo de tu vida ... Al ver tus ojos vacíos mirando la isla supe que si no encontraba el tesoro estaba muerta"
"No quería morir ... Así que mientras el hambre me golpeaba cave por toda la isla ... Como no había nada con lo que cavar solamente pude usar mis manos ... Desde el barco observaste cómo iba perdiendo todas mis uñas y mis manos se destrozaban ... Pero solo tenías una sonrisa en el rostro, ya que todo iba según el plan"
"Pasaron los días ... Mis manos hace tiempo había dejado de sentirlas y mi cuerpo casi no me respondía ... Recuerdo que estabas cada vez más nervioso, temías que no lograría hallar el tesoro... pero ya cuando todas las costillas de mi cuerpo podían verse desde el barco ... Una gran sonrisa se formó en tu rostro"
"Porque había hallado el tesoro ... Delante de mí había una hermosa caja ... Decorada con un hermoso juego de piedras preciosas formando un sol y una luna en ambos extremos ... Como los días que pasé en esa isla desierta ... Con toda la ilusión del mundo abrí la caja..."
"Pero en el interior solo había arena ... Yo te miré con el último rastro de fe que tenía por vos papá ... Y vos también me viste con una gran sonrisa en tu rostro ... Lo había logrado, había hallado el tesoro ... Pero seguías mirándome con expectativa, como si hubiera un paso final"
"Lo entendí, la caja no estaba vacía … Dentro de ella estaba enterrada el verdadero tesoro … Con desesperación e ilusión empecé a sacar la arena de la caja … Pero solamente había un arma oxidada adentro ... Te miré con ilusión por última vez ... Realmente pensé que esa pistola era el tesoro ... Pero los minutos pasaron para convertirse en horas y las horas en días y los días en semanas... pero tú únicamente mirabas desde la isla cada vez más nerviosa ..."
"Curiosamente, el tesoro si logro sacarme de la isla ..." Dijo la chica levantando la cabeza para mirar a su padre, pero las lágrimas que corrían por cara empapada no eran normales, eran azuladas como el océano.
"No importa si lograste recordar o no, como morí, papá ..."
"Únicamente te pido que recuerdes cómo murió María" Dijo la niña soltando sus manos del salvavidas.
La niña lentamente se hundió en el océano, sin luchar por su vida.
Paulo observó en silencio como el cuerpo de la niña, era tragado por la oscuridad del océano.
Ya cuando nada podía verse se paró sobre el bordo del barco y se lanzó de la cubierta.