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Manos Sangrantes

Ricardo estaba luchando empujando uno de los extremos de la rueda de la madera que se usaba para subir la red, mediante un mecanismo de poleas, muy similar a un timón, pero el eje de la rueda era perpendicular con respecto al suelo a diferencia del timón.

Las manos de Ricardo sangraban y la sangre se escapaba de sus guantes, sus pies temblorosos luchaban para poder seguir sacando la fuerza necesaria para empujar la rueda. Por cada paso que daba, la red estaba más cerca de la superficie, pero sus manos estaban más cerca de perder su piel.

Cadix se despertó, se suponía que debía ayudar a los marineros, pero solo se quedó observando en silencio como trabajaban, vio a Ricardo con sus manos sangrando abajo de sus guantes luchando contra la rueda de madera para poder subir la red.

Ricardo se encontró con la mirada de Cadix quiso pedirle ayuda, pero lo único que podía hacer era mirarlo, toda su fuerza se estaba gastando en sus manos por lo que no podía lanzar el grito y Cadix parecía no importarle su mirada suplicante de ayuda, el marinero se quedaba mirándolo en silencio como si disfrutara de su sufrimiento.

'Esta es tu obsesión, verme destrozar mis putas manos, enfermo de mierda' Pensaba Ricardo mientras miraba los ojos perezosos de Cadix.

Al final, Ricardo decidió apartar la mirada y concentrarse en subir la red, si seguía prestando atención a este idiota, corría el riesgo de dejar escapar la red.

El proceso de levantar la red debía hacerse rápidamente, porque si no la gran mayoría de peces se lograrían escapar y todo el trabajo no habría servido para nada, muchas veces Ricardo quiso soltarla rueda, pero no podía rendirse, el destino de todo el barco dependía de esta pesca.

El capitán les había dicho que solo había que pescar una vez más, si no lograban subir la red con pescados, tendrían que volver a empezar de cero o resignarse a morir de hambre.

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Por suerte, Ron finalmente se sumó a la tarea y la red pudo ser levantada con éxito, fue llevada arriba de la cubierta del barco, pero cuando estaban a punto de abrirla el grito de Taras lo detuvo a todos:

"Hay una 'Momoto' atrapado, no la abran o nos matarán a todos!!" Grito Taras, su experiencia como pescador le había enseñado por las malas cuál era esa criatura.

Los marineros se detuvieron de repente y se alejaron de la red que colgaba sobre la cubierta.

Dentro de la red había una caja de madera negra, estaba muy finamente decorada con un lindo patrón de plata y bronce oxidado. La madera de la caja parecía algo gastada con el tiempo y la corrupción del mar. Varios percebes y crustáceos se habían pegado a los bordes de la caja negra.

"Qué hacemos entonces?, no podemos tirarla al mar de nuevo, están los peces ahí adentro!!" Grito Ricardo con desesperación, subir la red otra vez más era una tortura para todos a bordo.

*Piuu*...*Piuu* Dos balazos respondieron por Taras.

Era el capitán, una pistola bastante normal fue disparada por cada mano, disparando contra la caja.

"No salió sangre, no es un 'Momoto' ... Abran la red de una vez!!" Grito Wiliam.

Luego de dar la orden, el capitán se acercó a la borda, levantó las pistolas, las tiró al mar y se quedó mirando como se hundían. El resto de la tripulación no entendía el porqué, pero la orden fue dada para ser cumplida, así que no hubo preguntas y se pusieron a trabajar.

La caja, junto a una montaña de peces fue bajada, casi todos los peces eran iguales, salvo dos que parecían más grandes que el resto.

"Ricardo, no confíes en lo que dijo el capitán, por las dudas aléjate de la caja cuando la abran" Le murmuró Taras al joven grumete, el pescador todavía no había perdido su cautela.

"Antes de acercarnos a ver la caja, alguno reconoce algún pez problemático?" Preguntó Ron mirando a la montaña de peces.

"El más grande ,gordo con escamas, es venenoso, hay que tirarlo, el otro grande nunca lo vi , el resto son 'tikilias' son bastante comunes por acá y se pueden comer" Dijo Taras , poniéndose acomodar algunas cuerdas lejos la caja.

"Es un 'Flup' valen una fortuna, son riquísimos, lo comí en el casamiento de mi hermano" Dijo Ricardo con orgullo.

Los ojos de los marineros se abrieron como platos mostrando una mirada llena de avaricia, si era la comida de un casamiento de un noble, valdría más que un barco ese pescado.

"Lo vamos a comer ..." Dijo el capitán que seguía mirando tratando de ver sus pistolas hundiéndose, no necesitaba darse vuelta para saber lo que pensaban sus marineros.