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Pescadores y Pescados.

Los grumetes llegaron a la cocina, al llegar a la puerta, Taras agarró la manilla de la puerta, pero no la abrió de golpe, sino que se quedó un rato con su mano en la manilla.

"Todo bien?" Preguntó Ricardo, palmeando dos veces su espalda.

"Sí, sí ... Solo estaba pensando en que las redes de la cubierta parecían algo desordenadas, espero que nadie se lastime" Contesto Taras abriendo la puerta y metiéndose dentro.

Ricardo lo siguió detrás de él, una vez dentro, cerró la puerta y corrió una plancha de madera trabando la puerta. Se dirigió a una montaña de cajas y empezó a moverlas, luego agarró una caja en particular y la llevó al medio de la habitación.

"Siguen quedando?, poco a poco se van agotando las batatas ya cortadas" Dijo Taras, mientras se ponía a preparar unos calamares que había logrado pescar hace algunos días.

"Todos los ingredientes buenos se agotan con el tiempo", comentó Ricardo

"Es una pena …"

Dentro de la caja había un par de piernas humanas y unas cuantas vísceras y huesos, pero parece poco importarle al grumete que metió la mano en la caja para sacar la pierna y empezar a cortarlos en tiras.

Taras no molesto en verlo, como si ya supiera cómo terminaba esa conversación, estaba más preocupado por el calamar que tenía enfrente.

"Los marineros contentos son buenos amigos y los tristes son buenos ingredientes" Comentó Ricardo un poco perdido, con una sonrisa en su rostro.

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"¿Notaste si alguien se molestó mientras te quejabas?" Pregunto Taras con algo de nervios.

"Sí, uno medio gordo y calvo, creo que se llama Alberto ... Otro pescado triste" Contestó Ricardo también algo preocupado saliendo del aturdimiento.

"Uno gordo, eso va a ser las cosas más complicadas, pero si solo faltan dos semanas… Esperemos que sea el último, ya perdimos 13 hombres en estas 4 semanas". Comentó Taras, mirando a Ricardo poner las vísceras y tripas en la mesa para picar y volviendo a mirar el calamar en su mano con más cariño que antes.

"Mientras otros chicos ayuden, siempre es fácil, únicamente hay que lograr intercambiar los favores adecuados…" Comentó Ricardo algo preocupado, mientras ponía la carne picada a cocinar.

"Los pocos que están sobreviviendo, son lo más peligroso, Taras ... "

"Dos semanas, me parecen mucho tiempo, en especial ahora que la bodega se está quedando vacía"

"Cuando falte una semana, ya vamos a ver a las aves marinas y haremos el ritual de fin de viaje, eso alegra la moral de todos, por lo cual no hay que preocuparse mucho por esa semana, el problema es esta". Comentó Taras, poniendo el calamar en una olla chica, separada del resto de comida.

"Pero no te preocupes chico, hay un plan, siempre lo hay, logramos joderle la vida al capitán fingiendo que solo faltaban dos semanas durante 4 semanas y todo eso fue para este momento"

"Por? Además de crear peleas entre ellos, ¿había otro objetivo?" Preguntó Ricardo tratando de hipnotizarse con el fuego.

"Claro, la mayoría de marineros a bordo ahora cree que esto es otro falso rumor, pero esta vez realmente faltan solo dos semanas para tocar puerto, si logramos que las reglas de pesca no cambien, entonces vamos a seguir escapando de los otros pescadores". Dijo Taras, algo preocupado porque esta semana decidiría su futuro.

Pero entonces noto que una cuerda de pescar en la habitación se tensaba

"Pásame las batatas, Ricardo" dijo Taras, moviéndose con el cuchillo en su mano hacia la puerta.