"Ojalá fuera tan simple como dices viejo…" Murmuró Lucas para sí mismo, mientras miraba a los tablones del techo del camarote.
Pero la verdad de su historia estaba ya enterrada en su corazón, una verdad que hace tiempo tapó con mentiras y engaños.
Lucas solo buscaba dormir, ya el cansancio se le hacía insoportable, pero la cabeza no paraba de darles vueltas al asunto: para qué vivir, si vas a vivir así.
Una vida solitaria, ya sea en una iglesia o en barco yendo a donde te lleve el viento.
Sin nadie en quien confiar, sin nadie en quien apoyarse cuando no pueda seguir el camino.
No es como si Lucas nunca hubiera tratado de cambiar su destino, pero tratar y lograr siempre fueron cosas diferentes.
La vida le enseñó a cuidarse a sí mismo, cuanto más trates de obtener la ayuda del otro, más te decepcionará.
Pero no fue una lección que aprendiera sin sacrificios, por cada intento de buscar un nuevo camino, un abismo fue por donde termino caminando.
Ya eran muchas las heridas en su cuerpo y mucho más las heridas en su corazón, se suponía que el tiempo las curaría, pero se dio cuenta de que no viviría para siempre, así que dejó de esperar.
Aprendió a bajar la cabeza y aceptar lo que tengan que venir, solo con un objetivo: seguir viviendo.
No importaba lo mala que fuera su vida, la muerte lo seguía asustando.
No quería dejar de existir, no quería que su historia solo fuera una larga lista de fracasos
Ese era el único motor de su vida, el último aliento de un corazón vació.
Todo se resumía en vivir por el temor de morir.
Lucas finalmente logró cerrar los ojos, gracias a la ayuda del viento golpeando las velas, las maderas rechinando en la cubierta, las olas golpeando la madera, la dulce voz en su oído y el barco balanceándose con el ritmo del océano.
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Pero algo estaba mal...
"Por qué se siente raro esta vez" murmuró Lucas para sí mismo "... si todas las noches escuche la misma voz, desde que llegué a este barco"
Lucas sentía que la voz de hoy era diferente a la de ayer ... y antes de ayer, pero decidió ignorarlo, de todas formas la voz seguía siendo igual de relajante.
Sus pestañas se cerraban, su cuerpo se acurrucaba en la red y lentamente el grumete entraba en el mundo de los sueños.
*Cae el cuchillo y splash*…*Cae el cuchillo y splash*
Lucas abrió los ojos de repente. Sudor frío lleno su espalda. Y todo a su alrededor se tornaba desconocido.
"La última vez que ignore el ruido raro …" Murmuró Lucas, con la voz temblorosa "... alguien murió"
"Esta voz..." Lucas limpio el sudor que se acumulaba en su frente "... la recuerdo"
"Pero es imposible ..." Lucas miró a su alrededor, los marineros acostados en sus redes que parecían dar seguridad, empezaron a darle miedo.
"Porque estoy acostado en una red, mientras escucho esta voz..." Murmuró Lucas "...no estoy en casa, nunca más puedo volver a casa..."
"Por qué mierda alguien como yo, merecería estar escuchando esta voz de nuevo!!" Grito Lucas.
Lucas saltó de su red y miró a sus costados, pero todos seguían durmiendo. Se acercó a la cama de Ricardo. Tomó el cuchillo oxidado y le cortó la mejilla. Probó gritarle, abofetearlo y tirarlo de su red.
"No despertó..." Murmuró Lucas mientras se dirigía a la puerta del camarote.
El náufrago se detuvo en la puerta, dio media vuelta y vio a todos durmiendo, volvió a mirar al frente, a las escaleras para salir a cubierta.
Se quedó parado allí unos minutos, tratando de reunir el coraje que nunca había tenido, pero su cara cada vez más asustada indicaba que no estaba logrando.
Finalmente, se dio media vuelta por última vez y se dirigió hacía a su red.
Los pasos fueron lentos, como si cada paso pesara más que el anterior.
Sus pasos se detuvieron en la red de Ricardo, pero no volteo para verlo, y continuó la pesada marcha hacia su red mientras algunas lágrimas empezaron a surgir de los ojos del náufrago.
Finalmente, Lucas estaba frente a su red. Se quedó mirándola durante unos minutos mientras lloraba.
Lucas limpió las lágrimas de su rostro y se acostó en su red. Trató de acurrucarse y volver a dormir, pero le era imposible a pesar de la dulce voz que había en su oreja.
Se quedó mirando al techo de los tablones del camarote, mientras las lágrimas volvían a surgir en su rostro.
"Todos ustedes van a morir ..." Murmuró Lucas, mientras escuchaba los latidos de su corazón desacelerando ".... pero yo no planeo morir acá"
Los ojos del náufrago finalmente dejaron de llorar y comenzaron a cerrarse, Lucas se acurrucó en su red y dejó que la dulce voz lo guiará al mundo de los sueños.