Los días transcurrieron con una calma inusual en la vida de Arturo. Con cada amanecer, el sol parecía traer consigo una serenidad que envolvía la casa, como si el universo mismo estuviera en sintonía con la aparente paz que reinaba en su hogar.
Durante estos meses de relativa tranquilidad, Arturo se sumergió en la rutina diaria, encontrando consuelo en las pequeñas alegrías que compartía con sus mascotas. Pero Pompón no había regresado y el vínculo entre ellos parecía haberse desvanecido en el olvido, como una página arrancada de un libro ya leído.
El vacío dejado por Pompón pronto fue llenado por la intriga y el caos que se desataron entre las mascotas. Los días se convirtieron en una sucesión interminable de conflictos y disputas por el poder, cada uno luchando por establecer su dominio sobre los demás. A pesar del caos que reinaba en la casa, Arturo permaneció ajeno a las tensiones que lo rodeaban, sumergido en sus propios pensamientos y preocupaciones.
Las batallas por el poder culminaron en la coronación del gusano gigante como el “rey” de la casa, aunque su reinado resultó ser más simbólico que efectivo, ya que el gusano se preocupaba únicamente por sí mismo y sus necesidades básicas.
Con las luchas de poder finalmente resueltas al establecer un trono “vacío”, las mascotas se dieron cuenta de que alguien debía asumir el papel que antes desempeñaba Pompón, supervisando las acciones de Arturo para evitar que pusiera en peligro sus vidas. Esta responsabilidad recayó en el Capitán Marinoso y en los minihumanos que habitaban el cuarto de Copito, una solución pragmática que permitió a las mascotas encontrar un semblante de paz en medio del caos.
Con los problemas de poder y seguridad resueltos, la tranquilidad regresó a la casa de Arturo, permitiendo que él y sus mascotas disfrutaran de la armonía que tanto habían anhelado. Sin embargo, esta paz se vio interrumpida por un acontecimiento inesperado que sacudió la monotonía de sus días: Arturo finalmente terminó de leer la historia de vida de Tom.
A lo largo de estos meses, Arturo se había sumergido en las páginas del libro, absorbido por la fascinante historia de Tom y su viaje por la academia. A medida que avanzaba en la lectura, Arturo descubría nuevos horizontes y entendía mejor el mundo en el que vivía. Se dio cuenta de que la academia no era solo un refugio para los niños de Alubia, sino también un lugar donde convergían personas de todos los rincones del mundo, cada una con su propia historia y su propio destino. Algunos de estos niños habían sido transportados a la academia siendo bebés, sin haber experimentado la dureza del mundo al que realmente pertenecían, como resultó ser el caso de Tom.
Esta revelación abrió los ojos de Arturo a una nueva comprensión de la diversidad y la complejidad del mundo, se sintió más conectado con los alumnos de la academia que lo rodeaban, consciente de que su propia historia estaba aún por escribirse.
Esta subtrama inventada por la mente de Arturo había sido su refugio, una respuesta ingeniosa a las numerosas preguntas que surgían mientras devoraba las páginas de la vida de Tom y su trágico desenlace. Sin embargo, una vez que esa narrativa llegó a su fin, Arturo se encontró nuevamente ante el vacío de la ociosidad, con la mente libre para divagar en busca de nuevos entretenimientos.
El aburrimiento se apoderó de él, y en su inactividad, Arturo comenzó a reflexionar sobre su vida. Fue entonces cuando recordó el favor divino que había ganado el mismo día en que Pompón partió para siempre. Consultando su tarjeta de identificación, descubrió que este favor había sido otorgado por Felix, el mismo dios que había iniciado toda su aventura como estudiante aprobado.
Aunque recibir otro favor divino de Felix era motivo de alegría para Arturo, pronto se dio cuenta de que había surgido un problema. En el pasado había tenido un altercado con el sacerdote del santuario de Felix, lo que hacía que regresar allí para realizar ofrendas y obtener explicaciones sobre su nuevo favor divino fuera una tarea poco segura. Esta situación dejó al favor divino envuelto en un manto de misterio, sin que Arturo pudiera desentrañar su verdadero significado o potencial.
El día de hoy, las mascotas de Arturo, conscientes del creciente aburrimiento del niño, se reunieron en torno a él, cada una con ideas propias sobre cómo podría pasar el tiempo hasta que llegaran las contrataciones.
—¿Qué tal si intentamos hacer algo diferente hoy, Arturo? ¿Alguna aventura, algún sitio por explorar? —Sugirió Sir Reginald, buscando desesperadamente algo que pudiera romper la monotonía que se había instalado en la casa desde la partida de Pompón.
Arturo, recostado en su cápsula, observaba el techo con desinterés. La idea de encontrar una actividad emocionante para pasar el tiempo no parecía captar su atención: —Podríamos ir a las alcantarillas, pero no lo sé, Sir Reginald. No tengo ganas de hacer nada que requiera mucho esfuerzo…—Respondió con indiferencia.
Shily, dispuesto a ofrecer consejos, agregó: —Podríamos jugar a las cartas o tal vez organizar un pequeño torneo usando las máquinas para ferias en el cuarto de Anteojitos. Podría ser divertido y nos ayudaría a distraernos un poco.
Sin embargo, Arturo no mostró ningún entusiasmo por las sugerencias de sus mascotas. Parecía sumido en sus pensamientos, buscando alguna forma de romper la rutina que lo abrumaba.
Fue entonces cuando recordó el contenido de su inventario. Entre los diversos objetos que había acumulado a lo largo de sus aventuras, había una colección de pociones extrañas que nunca había llegado a comprender del todo. Se levantó de la cápsula que usaba como cama y se acercó al lugar donde guardaba sus pertenencias, buscando entre los frascos y botellas de colores brillantes.
—¿Qué es lo que buscas, Arturo? —Preguntó Sir Reginald, curioso por ver lo que el niño estaba investigando.
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Arturo levantó una de las botellas y la examinó con atención. La etiqueta llevaba grabada la inscripción: “Risas Infinitas”: —Son algunas de las pociones que encontré en el pasado. Nunca supe exactamente para qué servían, pero tal vez podríamos probarlas y ver qué sucede —Respondió, sintiendo un destello de emoción ante la posibilidad de descubrir nuevos poderes ocultos en estos misteriosos frascos.
Las mascotas intercambiaron miradas nerviosas. Si bien estaban acostumbradas a las travesuras de Arturo, las pociones siempre habían sido motivo de preocupación para ellos. Sin embargo, la perspectiva de probar algo nuevo y emocionante era demasiado tentadora para resistirse.
—¿Estás seguro de que es una buena idea, Arturo? —Preguntó Sir Reginald con cautela.
Arturo asintió con determinación: —No hay nada de malo en experimentar un poco. Además, quién sabe, podríamos descubrir algo realmente interesante —Dijo con una sonrisa traviesa, ignorando las miradas preocupadas de sus mascotas.
Decidido a llevar a cabo su plan, Arturo seleccionó las botellas desconocidas y las colocó sobre el piso del cuarto. Las mascotas se reunieron a su alrededor, observando con expectación mientras el niño se preparaba para sumergirse en el mundo de la alquimia.
—Está bien, aquí vamos. ¿Cuál deberíamos probar primero? —Preguntó Arturo, observando las etiquetas con curiosidad.
Shily señaló la poción “Risas Infinitas”: —Creo que deberíamos empezar por esa. Parece ser la menos peligrosa de todas. Pero antes de hacer cualquier tontería, cuéntanos qué buscas hacer.
—Según el libro que describe la vida de Tom, para descubrir qué hace una poción misteriosa solo hace falta preguntarle al libro de rumores si conocemos el nombre de la poción —Explicó Arturo— En cambio, si no sabemos cómo se llama la poción, tendremos que ir a alguno de los laboratorios y preguntarle a los asistentes qué es lo que hacen las pociones.
—¿Por qué no vamos directamente al laboratorio entonces? —Recomendó Shily— Así no tendremos que lidiar con el libro de rumores y su incómodo intercambio de información.
—Esa me parece una buena opción… Nos llevaremos la poción Risas Infinitas y las otras dos pociones cuya función desconocemos, y trataremos de convencer al asistente para que nos cuente su función —Indicó Arturo, poniéndose manos a la obra.
—Entonces, ¿al laboratorio secreto vamos o al otro? —Preguntó Sir Reginald, decidido a resolver el misterio de las pociones desconocidas.
Shily afirmó con firmeza: —Al conocido, no perdamos más tiempo con el libro de rumores. Vayamos directamente al laboratorio secreto y obtengamos respuestas concretas.
Con determinación, el grupo se encaminó hacia el laboratorio secreto. Al llegar, fueron recibidos por el robot asistente, que estaba ocupado ayudando a otro grupo de estudiantes. Arturo se aproximó con cautela y mostró las pociones al asistente.
—Disculpe, ¿podría decirnos qué hacen estas pociones? —Preguntó Arturo con curiosidad.
El asistente examinó las botellas detenidamente y luego levantó la mirada en señal de confirmación: —Por supuesto, niño. Por lo general, uno debe completar una misión para que le ayude con ese tipo de pedidos, pero dado que ya has demostrado ser un genio en las pociones, sería una pérdida de tiempo asignarte tal tarea. Así que déjame ver qué has encontrado durante tus aventuras escolares—Tomando una de las pociones, el robot la examinó de arriba a abajo tratando de identificarla— ¡Oh! Esta primera es la poción de “Risas Infinitas”. Como su nombre indica, induce risas incontrolables durante un período de tiempo determinado. Lo bueno de esta poción es que te permite salir de la depresión y otros estados mentales perjudiciales. Es bastante rara entre los estudiantes, pero te sorprendería la cantidad de adultos que la usan para aligerar el ambiente en fiestas y reuniones.
Las mascotas de Arturo se miraron emocionadas, imaginando todas las situaciones divertidas en las que podrían usar esa poción. Sin embargo, aún quedaban dos botellas por descubrir.
—¿Y qué hay de estas otras dos? —Preguntó Arturo, señalando las botellas restantes.
El robot examinó las botellas con más detenimiento antes de responder: —Ah, estas son un poco más complicadas. Esta segunda es la poción de “Clarividencia Temporal”. Te permite ver el futuro próximo durante un corto período de tiempo, aunque la precisión puede variar. La usan mucho los aventureros y cazadores de tesoros, dado que su efecto secundario es ayudarte a resolver puzzles complicados. Verás, entre todos los futuros posibles, esta poción suele guiarte por el camino más próspero a corto plazo—Tras lo cual el robot dejó con cuidado la poción que había estado investigando en una de las mesas de laboratorio y levantó la tercera poción para observar con detalle—Esta última es la poción de “Transformación Ilusoria”. Te otorga la capacidad de cambiar temporalmente tu apariencia física. Es muy útil para fingir ser otra persona o para jugar bromas, pero debe usarse con cuidado, dado que sus efectos solo duran un día.
Arturo y sus mascotas escucharon atentamente las explicaciones, asombrados por las posibilidades que ofrecían las pociones. Con esta nueva información, estaban listos para embarcarse en una serie de aventuras emocionantes y descubrir todo lo que el mundo de las pociones tenía para ofrecer.
—De todas formas, y dado que eres un estudiante tan ejemplar… —Dijo el robot justo cuando Arturo estaba por marcharse.
—¿Decías algo? —Preguntó Arturo, emocionado de recibir más información.
—Sí… Te estaba por recomendar que guardaras esas pociones para las contrataciones que tendrás en unos años —Mencionó el robot, confundiendo la edad real de Arturo— Verás, al parecer eres bastante afortunado, pero esa tríada de pociones puede resultar muy útil durante las contrataciones.
Las mascotas y Arturo se mostraron muy felices al recibir tal afirmación del experto en pociones: —¿De veras? —Preguntaron, ansiosos por saber más.
—Efectivamente. Con la poción de Risas Infinitas puedes tener el estado de ánimo perfecto para encarar las contrataciones con una sonrisa. Con la poción de Transformación Ilusoria puedes adoptar la apariencia que desees, haciéndote lucir más atractivo para seducir a los jefes o destacarte con una apariencia única. Y por último, con la poción de Clarividencia Temporal, podrás seleccionar el mejor contrato entre varias opciones posibles. Aunque yo tendría cuidado y no me fiaría completamente de una poción para una elección tan importante. Sin embargo, si tienes dudas al respecto, la poción de Clarividencia Temporal reflejará esas dudas en voz alta —Explicó el robot, demostrando el uso práctico de cada una de las pociones.
Agradecido por el valioso consejo, Arturo decidió seguir la sugerencia del robot y guardar las pociones para el futuro. Con un gesto de despedida, el grupo se retiró del laboratorio, lleno de entusiasmo y anticipación por las oportunidades que les deparaba el uso de estas nuevas herramientas. Ya fuera del laboratorio, Arturo y sus mascotas se sumergieron en una animada discusión sobre cómo podrían utilizar las pociones durante las contrataciones. Sus mentes bullían de ideas y planes, y cada uno se sentía más seguro y preparado para enfrentar el desafío que les aguardaba en el futuro.