Todavía no caigo, acabo de hacer contacto con un dios real...
Comencé esta nueva vida naciendo como un bebé recién salido del interior de mi madre. Tomé verdadera consciencia recién cuando era recibido por los brazos de una bella mujer de pelo castaño y que estaba desnuda, eso es todo lo que pude ver. Mi vista aún era algo borrosa y no podía percibir al cien por ciento los pequeños detalles.
También escuché sordamente que decían algo, pero se escuchaba todo medio distorsionado, así que no.
Bueno, supongo que ella será mi madre, porque de inmediato me llevó a su pecho para amamantarme. Bueno, básicamente tuve que aceptar rápidamente con mi boca que esta desconocida era mi nueva madre.
Creo que no fingí muy bien mi papel de bebé recién nacido, ¿debería llorar un poco como para que no sospechen nada raro? Porque me quedé viendo a las personas y el entorno en vez de llorar.
Cuando empecé a parpadear un poco, pude notar más nítidamente las cosas. Nosotros dos estábamos en el suelo, ella sentada y apoyada contra una pared.
Al costado de la mujer estaba parado un hombre de pelo negro y largo. Él tenía una sola prenda inferior que parecía estar hecha de piel marrón de animal, le rodeaba la cadera como si fuese una falda. Supongo que será mi padre
Al lado de ese hombre había una señora mayor que pareciera ser la partera. apenas se le notaban unos mechones negros que le llegaban hasta los hombros.
Mi madre y mi padre al parecer son humanos normales, por lo que yo debería seguir siendo un humano.
Cuando la diosa me dijo que en este mundo había magia, me preocupaba el pensar que podría encontrarme con alguna raza extraña y que yo naciera no humano, por ejemplo, siendo un elfo o algo así, como en las historias de fantasía.
"El niño es bastante calmado, ¿no?" Dijo esa mujer, inclinándose hacia delante.
¿Español? Habían pasado apenas algunos segundos desde mi nacimiento, pero parece que ahora sí puedo entender a la perfección lo que dicen, no sé si realmente hablan español o de alguna manera algo externo a mis conocimientos hace que pueda entenderlos.
"Aunque parece que es un bebé fuerte y saludable", agregó con una sonrisa, examinando mis rasgos con cuidado. Pude notar su piel arrugada y más morena que la de mis padres, que eran blancos.
"Sin duda, traerá alegría a esta familia".
A partir de este momento solo puedo fingir que soy un bebé, no puedo hablar, aunque posea la capacidad de hacerlo.
"Sí, es bastante tranquilo", dijo mi nueva madre, mirando hacia la mujer mientras me sostenía entre sus brazos.
Luego me miró a mí, pude notar que sus ojos eran marrones.
"Pero eres nuestro pequeño milagro, Luciano, ¿sabes?" murmuró, mientras tocaba suavemente mi cabello.
En el momento que ella tocó mi cabeza, sentí una pequeña electricidad recorrer mi cuerpo. Creo que es por... Espera, ¿acaso dijo Luciano? ¡Ese es mi nombre en el otro mundo!
¿Una coincidencia? No, debe ser que Sariah hizo algo para que esto suceda. De alguna manera me pone contento que siga llamándome así.
Por primera vez alguien hizo contacto con ese cabello rojo que me conecta con la diosa Sariah, entonces ahora ella podrá saber todo sobre mi madre. ¿Se habrán dado cuenta que tengo un cabello rojo entre todo mi pelo? Por cierto, todavía no sé de qué color es mi cabello, podría ser negro, como mi padre; o castaño, como mi madre.
Mi supuesto padre, un hombre de aspecto robusto, pero no muy alto, me observaba atentamente antes de hablar.
"Nuestro hijo será valiente y astuto, como su padre", dijo, con una mezcla de emoción y determinación.
Bueno, definitivamente este hombre es mi nuevo padre en este mundo.
Creo que estamos dentro de una cueva. Apenas puedo ver lo que está más cercano a mí, supongo que será así hasta que siga desarrollando mi cuerpo.
Es curioso ver que las personas que me rodean están semi desnudas, apenas un poco tapadas con ropas primitivas de pieles. Debe ser por el calor agobiante que hace.
"Tiene tus ojos, Rundia".
"Sí, amor", respondió mi madre riendo ligeramente. Su voz se notaba algo cansada.
¿Ella se llama Rundia? Que nombre más raro.
Luego de unos minutos ya estoy llenito y listo para descansar.
Mientras mamá dormitaba sosteniéndome entre sus brazos, me surgieron muchas dudas, porque parece que Sariah sí tenía razón con lo de que este mundo es primitivo, ahora mismo estoy desnudo, en una cueva y ni siquiera sé dónde voy a hacer mis necesidades. ¡Ayuda, mamá!
¿Cuántos años tendrán mis padres? Porque parecieran que no pasan de los veinte, o sea, hasta yo era más mayor que ellos hace unos días y ahora parece que unos adolescentes son mis padres. Menores de edad no creo que sean, ¿no? En realidad, ni siquiera sé cómo se maneja el tema del tiempo en este mundo.
Si es que no existe algún tipo de sistema horario, entonces en un futuro yo mismo tendré que inventarlo.
De pronto abrí los ojos, creo que me quedé dormido bajo mis pensamientos. Ahora estoy recostado sobre una hoja lo bastante grande como para abarcar todo mi cuerpo. Mientras tanto me parece que mi padre está comenzando a encender una fogata con algunas ramas y piedras que trajo de afuera. Al menos en estas tierras han descubierto el fuego, esa es una noticia muy buena.
La otra mujer mayor ya no está. Estaba pensando que tal vez ella sea la madre de alguno de mis padres, o sea, mi abuela.
Desde esta perspectiva puedo ver la entrada de la cueva, pareciera que se está poniendo el sol, porque apenas entra una tenue luz con sombras de hojas moviéndose. Afuera supongo que habrá un bosque o al menos algunos árboles, lo que no logro divisar del todo.
Este nuevo comienzo es aburrido y divertido a la vez, y encima el hecho de pensar que la diosa sabe todo lo que pasa por mi mente me da un poco de repelús. Sariah, si estás escuchando mi mente, quiero decirte que espero que hayas escogido una buena familia para mí, ¡eh!
Por ahora solo debería fingir que lloro, aunque no tenga la necesidad de hacerlo, debo fingir.
***
Han pasado siete días desde que nací. Si bien he disipado algunas pequeñas dudas que tenía, me está costando el poder recordar lo que sucede a mi alrededor. Debo encontrar una forma de contar las noches que voy pasando aquí. ¿Tal vez dejando una marca de saliva contra la pared? No lo sé, para colmo toda mi movilidad depende de mis padres, tsk.
Luego de inspeccionar detalladamente la zona donde estoy siempre apoyado, la cual consta de una piedra que sobresale del piso de la cueva y por encima de ella una hoja en la que estoy recostado, decidí que cortaría pequeños pedacitos de la hoja y los pegaría con saliva contra la pared. Ahora, si no se despegan, no voy a tener problema en contar cuantos días llevo acá.
Odio no poder decir ni una palabra, solo finjo llorar de vez en cuando. Además, debo hacer mis necesidades sobre esta hoja, ya que aquí no existen los pañales. Así que ellos van trayendo nuevas hojas enormes cada día.
Oh, espera, están hablando.
"Rundia, nuestro hijo debe comenzar a ver más allá de esta cueva. ¿Hasta cuándo piensas tenerlo aquí sin bañarlo?"
Personalmente, creo que sí deberían bañarme.
Mi madre, Rundia, suspiró profundamente mientras venía a buscarme.
"Lo sé. Pero es tan frágil, tan pequeño... Temo que el mundo exterior sea demasiado para él en este momento".
Su voz estaba llena de preocupación, y pude sentir su amor y protección hacia mí mientras me acunaba entre sus suaves brazos.
"Entiendo, pero no podemos mantenerlo aquí para siempre. Necesita acostumbrarse a su entorno. Un baño sería bueno para él", dijo mi padre, con una mezcla de firmeza y suavidad. Bueno, después de todo él tiene que ser el jefe de la familia.
"Vamos, llevémoslo al agua".
Ojalá tuvieran un fuentón o algo así para traer agua. ¿Me irán a llevar a un río?
Ahora me hacen extrañar mi ducha...
Rundia asintió, aunque aún parecía un poco reacia.
"De acuerdo, pero iremos juntos. Quiero asegurarme de que esté seguro".
Con ese acuerdo, ambos me envolvieron en la hoja grande y se dirigieron hacia la salida de la cueva. El aire fresco y el brillo del sol que se filtraba a través de la entrada me hicieron parpadear a mares. Era la primera vez que veía el exterior claramente, y me sorprendió la belleza del mundo que ahora era mi hogar.
La cueva apenas se encontraba al borde de un bosque que daba directo al que supongo que será un océano o un mar. El ambiente y aire se sentía demasiado puro, los árboles eran altos y frondosos, y el sonido de unos animales llenaba el aire. La naturaleza era vibrante y viva, mucho más de lo que había experimentado en mi vida anterior.
Lo cierto era que, si este es un mundo primitivo, no debería haber construcciones artificiales, por lo tanto, tampoco debería haber contaminación en el ambiente. Es por eso que se siente tan bien respirar este aire.
¿No será medio peligroso bañarse en el océano? Bueno, aunque se ve bastante calmada el agua.
"Será rápido, pequeño. No te preocupes", dijo Rundia en tono tranquilizador mientras me sumergía suavemente en el agua. El contacto del agua fresca del océano me hizo estremecer, pero no era desagradable. Ellos me lavaron con cuidado, asegurándose de no sumergirme demasiado.
"Mira, mira, se porta muy bien Luciano. Siempre es tan calmado... ¿No era que Anya te dijo que su hijo siempre lloraba?" Preguntó mi padre, al cual notaba que tenía las manos callosas y lastimadas.
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¿Quién es Anya? Ah, debe ser la mujer mayor, supongo.
"Sí, eso dijo ella y yo también lo vi. Se ve que cada uno es diferente".
Mientras me bañaban, escuché sus otras conversaciones. Papá hablaba de las tareas del día, de cómo debían recoger frutas y cazar para la cena. Rundia respondía con detalles sobre lo que necesitábamos en casa, mostrando mucha organización y cuidado.
Después del baño, me envolvieron nuevamente en la hoja y me llevaron de regreso a la cueva. Me sentía más limpio y revitalizado, y noté que mamá parecía más relajada al sostenerme.
Unos días después, exactamente cinco, contando los pedacitos de hojas, apareció un hombre en la entrada de nuestra cueva, pero no parecía ser humano.
Este ser, que era mucho más alto que nosotros, no parecía estar armado ni representar una amenaza inmediata, pero su presencia me generaba intriga y preocupación. Sus rasgos son diferentes a los de cualquier persona que haya visto antes: su piel tiene un tono oscuro y rugoso, sus ojos anaranjados y brillantes y su cabello parece estar formado por plumas blancas en lugar de cabello humano. Es como si fuera un pájaro con fisonomía humano, porque tiene un pico como boca.
Papá se puso de pie, protegiendo a la familia mientras evaluaba al visitante con atención [https://img.wattpad.com/46ad0f7291d8039f8e389a425c320d5e89c40284/68747470733a2f2f73332e616d617a6f6e6177732e636f6d2f776174747061642d6d656469612d736572766963652f53746f7279496d6167652f69354a6577736a7a492d57426a413d3d2d313438343638323734322e313766653866366463626234643630363937393730373632333637372e706e67?s=fit&w=1280&h=1280]
Papá se puso de pie, protegiendo a la familia mientras evaluaba al visitante con atención.
"¿Quién eres tú y qué haces aquí?" Preguntó con firmeza, todavía manteniendo una distancia prudente.
El hombre miró a toda la familia con curiosidad.
"Soy un habitante de estas tierras, un ser de la selva", respondió en un tono calmado pero cauteloso.
"He venido en busca de intercambiar algo que me sea útil".
Uf, ese tipo da miedo, pero creo que podría ser conveniente hacer algún tipo de trato con él. ¡Diablos! Me gustaría ser mayor para poder participar en estas cosas, pero apenas tengo doce días de vida.
El hombre de la selva observaba con una mirada penetrante, esperando una respuesta a su propuesta de intercambio. Mientras tanto Rundia me sostenía con firmeza, protegiéndome mientras evaluaban la situación.
La tensión en la cueva es palpable, y papá parecía estar considerando cuidadosamente las palabras del hombre antes de responder.
"¿Qué tipo de intercambio tienes en mente?" Preguntó, sus ojos fijos sobre el extraño visitante en busca de pistas sobre sus intenciones.
El hombre sonrió, o por lo menos hizo una mueca similar, revelando unos dientes afilados. Luego dio unos pasos hacia delante.
"Tengo cosas e información que pueden ser de gran valor para ustedes. Podemos negociar un acuerdo que beneficie a ambas partes".
Tengo que hacer algo, ¡carajo! ¿Tal vez sus plumas? Eso nos sería bastante útil en nuestro desarrollo.
Agarré uno de los dedos de mi madre para así llamar su atención y le señalé la cabeza llena de plumas del hombre pájaro. Después me golpeteé mi cabeza, intentando de alguna forma comunicarme con señas. Espero que ella comprenda lo que intento decir.
Mamá sintió el tirón en su dedo y se sorprendió al verme. Al principio, parecía confundida, pero luego siguió mi mirada.
Creo que puedo arriesgarme a hacer estas cosas. Después de todo, no es como si esta gente fuera tan capaz mentalmente como para pensar que no soy un verdadero bebé.
"Y, ¿qué dicen? ¿Tienen algo para intercambiar?" Insistió la extraña criatura.
Rundia me observó impresionada, luego se acercó a papá y le susurró algo al oído, haciéndole el mismo gesto que yo sobre su cabeza. Él asintió y se acercó al hombre con forma de pájaro.
"¿Qué es lo que tienes en la cabeza y en el cuerpo?" Le preguntó.
¿Acaso no hay pájaros por aquí como para saber que esas son plumas?
El señor sacó una de las plumas como si nada y se la enseñó a mi padre.
"Es mi pelaje, ¿acaso lo quieres?".
"A mi familia se le ha ocurrido que podría llegar a tener alguna utilidad", respondió, tomando la pluma blanca.
El pájaro inspeccionó la cueva con la mirada, tal vez buscando algo que pueda serle útil en este intercambio.
"Entonces voy a necesitar algo valioso, información, herramientas o quizá..."
Sus ojos feos se dirigieron hacia mí.
"Algo aún más preciado", dijo, para luego reír de forma entrecortada.
"¡Cómo te atreves, maldito!" Respondió mi madre mientras se aferraba a mi pequeño cuerpo.
Mi padre miró a mi madre y le hizo una seña abriendo la mano, como diciéndole que espere un momento. Luego se acercó al hombre pájaro y ya no pude escuchar de qué estaban hablando porque ella se puso a caminar de un lado para el otro mientras me cargaba.
"Todo estará bien, hijo..."
Al final parece que todo quedó como una broma.
Mi padre se despidió diciendo: "Mi nombre es Rin, vuelve mañana entonces", pero el señor solo se dio la vuelta y se fue de la cueva sin saludar.
Al menos ya sé el nombre de mi padre, Rin.
Por la noche pude escuchar que Rin le contaba a Rundia que quedaron en que nosotros les daríamos las 'cosas del agua', que supongo que serán corales, conchas de mar y demás, porque dice que a ellos les hace mal el agua, o algo así entendí.
El día siguiente llegó con una luz tenue que se filtraba por la entrada de la cueva. Mis padres me dejaron solo, supongo que estaban ocupados recolectando las cosas para el intercambio con el hombre pájaro. Mientras tanto, yo seguía fingiendo ser un bebé normal, aunque mi mente estaba constantemente trabajando, tratando de comprender mejor este nuevo mundo y encontrar formas de adaptarme y, eventualmente, prosperar junto a los demás.
Ellos volvieron cargando varias cosas brillantes y blancas entre sus brazos. ¿Perlas? No, parecían más como unos brillitos.
Rundia se acercó a mí con una sonrisa cansada.
"Hoy es un día importante, pequeño", dijo en tono suave mientras me acunaba. Por más que se suponía que yo no le entendiera.
"Vamos a ver si podemos obtener el pelaje de ese extraño visitante... solo espero no tener que volverlo a ver..."
Sus manos estaban húmedas y un poco temblorosas.
Se sentó contra la pared de la cueva y me empezó a amamantar mientras veíamos trabajar a mi padre.
Rin, por su parte, estaba afuera de la cueva, asegurándose de que todos los elementos del intercambio estuvieran listos. Observé cómo organizaba los corales y otras cosas brillantes con un cuidado meticuloso, poniéndolas sobre una hoja grande.
"Espero que este intercambio sea beneficioso para todos", murmuró para sí mismo, aunque lo suficientemente alto como para que yo pudiera escucharlo.
Finalmente, el hombre pájaro regresó, tal como había prometido. Su presencia volvió a llenar la cueva de una extraña tensión.
"¿Listos para el intercambio?", preguntó, mirando con avidez las cosas sobre la hoja.
Rin asintió.
"Aquí tienes lo que pediste. Ahora, ¿cumplirás tu parte del trato?" Dijo, abrazando las cosas envueltas sobre la hoja.
Él contestó empezando a tirar una por una las plumas que se iba quitando de todo el cuerpo. algunas eran marrones, otras negras y las demás blancas.
Al final quedó una pila de plumas sobre el piso, eran bastantes y de diferentes tamaños.
Agarró las cosas que le teníamos listas y luego miró a mi madre.
"Cuiden bien al pequeño", dijo, con una voz más suave de lo que usaba para hablar.
Levantando una de sus garras, agregó: "Es especial".
Sin esperar respuesta, salió de la cueva y desapareció entre los árboles.
Rundia me miró con una mezcla de sorpresa y preocupación.
"¿Qué habrá querido decir con eso?" Murmuró mientras me acariciaba la cabeza.
Rin, por su parte, estaba pensativo. Ni siquiera recogió las plumas del piso.
"Debemos ser cautelosos con él. Aunque por ahora parece que salió bien, no sabemos qué más podría querer en el futuro".
Esa noche, mientras mis padres comían pescado junto a la fogata, conversaban sobre si había alguna utilidad para darle a las plumas, pero pareciera que no llegaron a ninguna conclusión.
Yo me permití un momento de reflexión... Aunque este mundo era primitivo y lleno de desafíos, también parecía estar lleno de oportunidades. Si podía usar mi conocimiento y experiencia de mi vida pasada, tal vez podría ayudar a mi familia y a los demás a progresar, aunque todavía falta para eso...
Ahora me pregunto, ¿habrá más seres raros como este? Si los hay, solo espero que no sean tan feos...
Con cuidado y precaución, mis padres escondieron las plumas en lo más profundo de la cueva, un lugar que todavía no había visto.
La valiosa mercancía habrá quedado oculta bajo varias capas de rocas, supongo.
La decisión de mantener las plumas en secreto es algo bueno para mí, así no las utilizan antes de tiempo, porque yo pienso hacerme una almohada y dejar de dormir sobre esta porquería de piedra y hojas.
***
Creo que deben haber pasado aproximadamente dos meses. En el transcurso de estos días, un viento voló a la mierda los pequeños pedazos de hojas que contaban mis días vividos, igual ya iban a empezar a sospechar sobre el porqué hacía eso, así que de cierto modo es algo que debía pasar.
Todavía no recibí algún tipo de contacto de la diosa, pero por suerte ya puedo movilizar un poco más mi cuerpo, como las manos o pies, además mi vista ya es normal, pero no debo descuidarme mucho con las cosas que hago.
"¡Buaaaaaah buaaaaaaaah uaaaaaaaaaa!".
Comencé a fingir los típicos alaridos de un bebé para que me prestaran algo de atención, necesito un mejor lugar para estar, o algo debajo mío que me haga sentir más cómodo.
Rundia vino rápidamente a mi lado, con la expresión preocupada.
"Oh. ¿Qué pasa, pequeño? No sueles llorar así", dijo, levantándome en sus brazos, meciéndome suavemente.
Mi llanto de mentira funcionaba siempre, pero esta vez, tenía un objetivo claro. Otra cosa es que se den cuenta o encuentren una solución.
Mamá revisó si necesitaba un cambio de hoja o si tenía hambre, pero obviamente no era eso. Comenzó a caminar por la cueva, tratando de calmarme. Al ver que no dejaba de llorar, Rin se acercó, observando la escena con enojo. Últimamente venía más nervioso de lo normal en sus salidas de la cueva, seguro que tienen algún problema.
Al verlo, pude notar que los ojos de Rin son negros.
"¡¿Podrías hacerlo callar ya de una vez?!"
Rundia frunció el ceño ante el comentario de Rin.
"Estoy haciendo lo mejor que puedo, Rin. Es solo un bebé, y los bebés lloran... Se supone".
"Lo sé, lo sé. Es solo que... hay mucho en mi mente últimamente. No estoy pudiendo conseguir mucha comida..."
"Lo sé, amor. Todos estamos haciendo lo mejor que podemos. Tal vez necesitemos un poco de aire fresco. ¿Qué te parece si salimos a dar un paseo con Luciano? Puede que eso lo calme".
"Sí, quizás un cambio de lugar nos haga bien a todos. Vamos, tomemos un descanso".
Rundia sonrió y se dirigió hacia la salida de la cueva conmigo en brazos, mientras Rin nos seguía de cerca. El aire fresco y el suave susurro del océano nos dieron una bienvenida cálida y reconfortante. Caminaban lentamente, disfrutando de la tranquilidad del entorno.
Yo creo que es un océano, porque realmente no se ve absolutamente nada en las lejanías.
De repente, se quedaron en un pequeño claro en el bosque, donde el sol brillaba a través del dosel de los árboles. Mamá se sentó en una roca plana y comenzó a amamantarme, mientras Rin se quedó de pie, observando el horizonte.
"Amor", comenzó Rundia después de un rato de silencio, "¿Qué fue lo que te preocupó tanto en tus últimas salidas? No has sido tú mismo últimamente".
Rin suspiró y se sentó junto a ella mientras me miraba a mí. "Es difícil de explicar. He visto cosas... cosas que no había visto antes. Animales y criaturas que parecen más agresivos, más... extraños. Y no es solo eso. La caza se ha vuelto más difícil, y la comida está disminuyendo. Me preocupa cómo vamos a sobrevivir si las cosas siguen así".
"Entiendo tus preocupaciones, Rin. Pero también sé que somos fuertes. Hemos superado desafíos antes, y lo haremos nuevamente. Tenemos a Luciano ahora, y debemos ser fuertes por él".
De reojo, por detrás de mi padre, pude ver una figura de un ser con orejas altas que apenas asomaba su cabeza por detrás de un árbol. ¿Quién nos está vigilando? Acaso... ¿Mi energía o algo así está produciendo algún cambio en este lugar? El hombre pájaro de alguna manera intuyó o supo que soy alguien diferente.
De pronto la figura desapareció, pero pude verla claramente. Tiene que ser otro ser extraño.
Ni siquiera sé por qué estamos viviendo tan cerca del océano, eso podría ser peligroso. Bah, en realidad no lo sé bien, tal vez más adentro del bosque es más peligroso.
Definitivamente tengo muchas cosas que explorar y arreglar en un futuro...