Dan trató de compensar a Linda por su negligencia hacia ella durante la semana pasando todo el fin de semana con ella. El sábado fueron al Museo Metropolitano de Arte de la ciudad y pasaron la mayor parte del día allí, incluido el almuerzo en su agradable café. Luego caminaron hacia el sur por la Quinta Avenida a lo largo de Central Park hasta el comienzo del parque, deteniéndose en el camino para disfrutar del Museo Frick y finalmente del Museo Lladró y la Sociedad de Coleccionistas en West 57th Street antes de ir al Parque Central para un largo y tranquilo paseo. En su rumbo a casa en metro, se bajaron en la parada de Steinway Street en la línea G y dieron un largo paseo por una de las zonas comerciales favoritas de Linda. Dan odiaba conducir en Manhattan, un sentimiento que solo crecería con el tiempo debido al embotellamiento perpetuo cada vez mayor y las cámaras de tráfico omnipresentes cuyo propósito principal es recaudar millones en multas para que la ciudad desperdicie esos ingresos junto con sus ingresos de impuestos exorbitantes sobre las ventas, los sueldos, las ganancias de inversión y de negocios, e impuestos inmobiliarios. Después de una lenta caminata a lo largo de Steinway Street que lleva el nombre de los famosos pianos que nacieron en ella, acabaron en lo que entonces era su restaurante italiano favorito de servicio completo, Villa Gaudio, y que ahora es solo una pizzería. Tuvieron una comida maravillosa: ternera al parmesano para Dan y lasaña para Linda con Asti Spumante, el burbujeante favorito de Linda, y luego tomaron un taxi a su casa, a cinco minutos de allí.
El domingo, pasaron el día en el apartamento de Dan descansando mientras Dan preparaba una comida para ellos y para sus amigos, los Morell, a quienes invitaron a cenar. Como siempre, los cuatro disfrutaron de una animada conversación, buena comida (la propia versión de Dan de cazuela de mariscos en salsa verde), buen vino (Rioja y Albariño) y el placer insuperable de pasar tiempo juntos con amigos que se conocen tan bien que trascienden los lazos de amistad y mismo de sangre.
El relajante fin de semana detrás de él, Dan se preparó para enfrentar lo que sabía que sería otra larga semana. El lunes y el martes, él y Marvin visitaron cuatro residencias de ancianos diferentes y un pequeño hospital, tratando de convencer a los administradores de permitir que sus estudiantes hicieran prácticas allí supervisadas por su nuevo maestro. Aunque uno podría creer erróneamente que estas instituciones de atención médica darían la bienvenida a lo que equivale a ayuda gratuita, de hecho, generalmente no lo hacen. Permitir a una clase de estudiantes puede resultar en una interrupción significativa de lo que siempre son lugares de trabajo muy ocupados en las mejores circunstancias. Además, plantean graves riesgos de seguro para las instituciones patrocinadoras. Para decirlo sin rodeos, los estudiantes de asistente de enfermería son mucho más problemáticos de lo que valen. Como consecuencia, mantener las relaciones existentes requiere mucho tiempo y esfuerzo, y asegurar nuevas relaciones cuando por alguna razón se rompen las antiguas es aún más desafiante. Pero Dan entendió que era una tarea críticamente importante para él y para Marvin involucrarse al servicio de sus estudiantes.
El miércoles, Dan había comenzado a recibir una serie de solicitudes tanto de RN para el puesto de profesor al programa de asistente de enfermería tanto como de personas que buscaban el puesto de enseñanza relacionado con la informática. Al principio, quedó impresionado por la buena respuesta a los anuncios. Eso duró hasta que comenzó a abrir y leer los sobres y revisar su contenido. Algunas de las solicitudes entraron directamente a la papelera sin leer: dos currículums escritos a mano, una carta de presentación con manchas aparentes de comida, una con manchas claras de vino y muchas después de un breve escaneo debido a demasiados errores evidentes en gramática, puntuación o formato. Estaba asombrado por la incompetencia general y la falta de profesionalismo de más de un tercio de los solicitantes. ¿Estas personas quieren enseñar? Recordó a la solicitante que simplemente se presentó e insistió en ser entrevistada. Su currículum también había sido escrito a mano y había ido a la papelera sin leer. Dan era cualquier cosa menos un sobrador y si hubiera reclutado para trabajos de mano de obra no calificada, habría leído pacientemente todos los currículums, incluidos los escritos a mano casi ilegibles con errores ortográficos y gramaticales, sin pensarlo dos veces. Pero los profesionales con un mínimo de un título de bachillerato (se prefería una maestría pero no se requería en las calificaciones citadas en el anuncio para el puesto) y experiencia docente previa ¿quién enviaría currículums escritos a mano o cartas de presentación manchadas de comida y vino? No lo habría creído fuera de una mala comedia televisiva como quizas La Universidad de la Vida Loca o algo igualmente absurdo.
La pila restante de solicitudes fue como grupo poco impresionante. Muchos carecían de una carta de presentación y un simple currículum cronológico o funcional de al mínimo una página completa. Se preguntó cómo habrían sido las solicitudes para su puesto y se sacudió el pensamiento. No quería saberlo. Pero finalmente encontró seis candidatos razonables que podía entrevistar: tres de ellos (dos para el puesto de enfermería y uno para el puesto de enseñanza de software informático) eran realmente muy prometedores. Entonces, llamó a los seis y programó entrevistas para el lunes siguiente, con la esperanza de hacer ofertas y tener aceptaciones antes del final de esa semana.
El viernes, se mostró complacido de que los seis candidatos se presentaran en sus horarios designados, y también se sorprendió gratamente de que tuviera dos candidatos fuertes y dos refuerzos que pudiera contratar una vez que todos fueran entrevistados. Invitó a sus dos mejores opciones para los puestos en cuestión a una segunda entrevista el viernes y, con la aprobación de Marvin, les hizo ofertas de empleo; a la instructora de procesamiento informático se le dijo que ella vendría al principio como candidata de reserva para cubrir clases cuando fuera necesario como sustituta de colegas que tenían que faltar al trabajo y también para enseñar la parte de dBase III del nuevo programa. Dan también mencionó que era probable que se agregara al menos una sección adicional del curso en un futuro próximo y que en ese momento existía la probabilidad de que el puesto se convirtiera en tiempo completo con beneficios, algo que atrajo a la solicitante. Al instructor de enfermería, un joven que había obtenido su licencia de enfermero registrado hace solo tres años pero que tenía experiencia docente relevante en una escuela de negocios propietaria competidora, también se le ofreció el trabajo y fue aceptado.
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Abigay Brown, la nueva instructora de procesamiento informático, era una mujer delgada y majestuosa de quizás 30 años con un encantador acento jamaiquino y modales gentiles, quien le gustó de inmediato a Dan. Tenía experiencia enseñando una clase de introducción al procesamiento informático en La Guardia Community College en Long Island City, y también trabajando en una escuela propietaria competidora en Brooklyn, donde vivía. Estaba abierta a trabajar a tiempo completo en PEMTI y abandonar su puesto a tiempo parcial en la escuela de negocios más cercana a su alojamiento en Brooklyn. Dan se sintió afortunado de poder recogerla antes de que su contraparte en la escuela de Brooklyn pudiera ofrecerle un puesto de tiempo completo.
El candidato enfermero, Mongo Okonkwo, era un joven afroamericano muy reservado, delgado y bajo, probablemente de unos 20 años que se presentó en la entrevista impecablemente vestido con un traje oscuro a rayas que se parecía mucho más a un abogado corporativo que a un enfermero. Sus respuestas fueron cortas y directas y se comportó con un aire de distanciamiento que Dan esperaba que fuera simplemente timidez y nervios en lugar de arrogancia. Se comportó perfectamente durante ambas entrevistas y Dan se complació en darle la bienvenida a bordo, ofreciéndole el puesto, con la bendición de Marvin, después de su segunda entrevista.
Ambos candidatos pudieron comenzar a trabajar el lunes siguiente, por lo que Dan estaba complacido de que la nueva clase pudiera comenzar según lo programado originalmente. El número máximo de solicitantes estudiantiles que podían inscribirse en un momento dado dado las limitaciones de su único laboratorio de PC era de 20, y ese número se alcanzó rápidamente la semana después de los anuncios en los medios. Lo mismo era cierto, según Marvin, en todas las escuelas hermanas. Se esperaba que el programa fuera un gran éxito.
Después de la reorganización que ocurrió en la semana siguiente a la aprobación del nuevo programa de Dan, varios decanos habían perdido sus puestos ya sea por renuncia o despido, incluido el "decano principal" en la escuela insignia y dos de los seis directores. Dan había sido galardonado con el título de "primer decano" sin la antigüedad y sin ninguna compensación adicional. Con ello vino la responsabilidad de capacitar y asesorar a los decanos recién nombrados y servir como un recurso para aquellos que habían logrado mantener sus trabajos. Le había dejado claro a Marvin —una vez más, Melamed no lo había contactado directamente para "comunicar" su ascensión en rango—que estaba dispuesto a asumir el papel por el bien de sus colegas y de sus estudiantes, pero que no tenía absolutamente ninguna intención de viajar a las otras escuelas para hacer ninguna tutoría, revisiones programáticas, o cualquier otra cosa relacionada con ayudar o evaluar los programas de las otras escuelas. Tendrían que viajar a él para recibir capacitación y cualquier otro tipo de apoyo requerido, pero él estaría disponible por teléfono en cualquier momento para ayudarlos de cualquier manera que pudiera más allá de cualquier tutoría inicial de uno o dos días, como lo había hecho Howard Green su primer día en la escuela de Manhattan. Eso fue rápidamente aceptado, y Dan se convirtió en la persona de referencia para los otros decanos, inicialmente para una orientación al nuevo programa popular, para todos los decanos recién contratados, y luego como un recurso general. Llegó a gustarle a todos sus colegas decanos académicos de PEMTI, dos de los cuales, contratados después de la reorganización que había causado involuntariamente, tenían su misma edad o aun más jóvenes. Es así como Dan esencialmente desarrollo el puesto de lo que en cualquier otro colegio o universidad seria el vice-presidente académico o rector académico.
Dos meses después de comenzar en PEMTI, había sido elogiado, enojado hasta el punto de casi renunciar, "promovido" sin compensación adicional a un nuevo rol como decano principal con responsabilidades adicionales que se extendían más allá de su propia escuela, y comenzando a tener una vez más cierta satisfacción real de su trabajo, aunque serios problemas sobre lo que él veía como una obsesión con el resultado financiero y una preocupación indiferente por la calidad de la educación brindada a los estudiantes. Todavía estaba irritado por esto, pero reconociendo había poco que pudiera hacer al respecto, aparte de liderar con el ejemplo y apoyar a su propia facultad y a sus colegas en las otras escuelas lo mejor que pudiera--o irse.
La semana en que el nuevo programa finalmente se hizo realidad, y la primera clase comenzó su programa de tres meses, Marvin llamó a Dan a su oficina diciéndole que había algo que quería discutir. Era inusual que Marvin lo convocara, ya que generalmente simplemente pasaba por la oficina de Dan o Dan iba a verlo cuando era necesario, rara vez verificaba si estaba disponible o pedía una cita. Si pasaba y Marvin tenía a alguien en la oficina, lo cual era raro, simplemente se iba y regresaba en otro momento. Tenían una excelente relación de trabajo y se respetaban mutuamente, lo cual era muy importante para Dan, quien por el resto de su carrera se negó a servir mucho tiempo bajo el liderazgo por el cual perdió el respeto o cuyas políticas no podía tolerar, cambiando su hogar académico cuando existía una desviación excesiva de lo que consideraba razonable--semillas plantadas durante sus días en PEMTI.