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"Rising Of Hope" (Spanish)
Capitulo 9: Algo esta surgiendo...

Capitulo 9: Algo esta surgiendo...

Las emociones ven con detenimiento como Riley mantiene la cabeza baja, al igual que su animo y esperanzas, por el suelo.

—Riley sigue siendo muy exigente consigo misma —dijo Tristeza, bajando los hombros.

—Vaya... si hasta la entrenadora dice algo sensato, será porque tiene razón —admitió Furia, relajando su expresión, aunque con una nota de sarcasmo.

—Wow... no creí que iba a decir esto, pero... tiene razón —intervino Desagrado con una ligera expresion de sorpresa.

Ennui, intervino con un tono calmado, sin moverse del sillon.

—Aun así, no encuentro el motivo para compararnos con un jugador que es claramente mejor que nosotras.

—¡Ese jugador debe ser alguien increíble! Ojalá podamos ser como él algún día... ----Confesó Envidia, quien se mantenía admirada por la poderosa mención del jugador misterioso.

—¡Sí! ¡Es todo un ídolo a seguir! —agregó Alegría—. Por eso debemos esforzarnos más para ser como él.

Ansiedad, junto a un suspiro, aportó su opinión:

—Solo quiere darnos esperanzas en algo que no es posible.

—Saben? Todo esto me parece un rompecabezas. Las palabras de ese chico misterioso y las de la entrenadora son muy similares.---murmuró Temor, quien mantenía su ceño fruncido en todo momento.

—Quizá trabajen juntos...No lo se. —dijo Alegría, algo confundida. ---Todo es muy extraño, y esta pasando muy rapido.

El misterioso sujeto, aún oculto en las sombras, respiraba aliviado al oír sus palabras.

—Qué bien, tienen el control... por ahora —murmuró para sí mismo mientras observaba la pantalla de la consola—. Qué bien que haya más personas que piensen como yo... —Soltó una pequeña risa, descartando una teoría descabellada que cruzaba por su mente—. Nah, es imposible que eso sea verdad.

Riley caminó hasta la puerta del estadio, donde se encontró con sus padres, quienes la esperaban con rostros visiblemente preocupados.

—¡Riley! ¿Estás bien? —preguntó su madre, preocupada—. ¡Te vimos salir muy enojada de la pista!

Riley, intentando disimular, sonrió con falsedad:

—Oh, mamá, no fue nada. ¡Estoy bien! Vámonos a casa.

Sus padres la felicitaron repetidamente por el increíble gol que había marcado, pero Riley apenas los escuchaba, su mente vagaba en la conversación que había tenido con aquel chico misterioso. Mientras el coche avanzaba hacia su hogar, sus pensamientos giraban en torno a sus palabras.

Una vez en casa, ya en su habitación, Riley miraba por la ventana, reflexionando.

—¿Qué me quería decir ese chico? —se preguntaba en voz baja—. Al principio pensé que solo quería humillarme... No... no lo escuché bien. Quizás realmente quería ayudarme, y yo no me di cuenta.

Dentro de su mente, Tristeza hablaba con voz baja:

—Creo que ese chico misterioso sí quería ayudarnos, ¿no creen?

—¿Cómo dices eso? —interrumpió Desagrado, visiblemente molesto—. ¡Nos insultaba todo el tiempo! ¿Cómo se supone que eso es ayuda?

Alegría, interrumpiendo la discusión, expresó su opinión con firmeza:

—No, no puede ser eso. Si no, ¿por qué Riley salió tan motivada después de esa conversación?

Desagrado hizo una mueca de desdén:

—Podría ser cualquier cosa, Alegría, pero no creo que haya sido por el discurso absurdo de ese tipo enmascarado.

Ansiedad, algo dudosa pero firme en su creencia, añadió:

—Yo le creo, Alegría. No creo que una fuerza así haya aparecido de la nada.

De repente, Furia, que había estado en silencio, estalló:

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—¡No! ¡Ese color blanco en la consola no es algo que ocurre porque sí!

Alegría, mirando fijamente hacia una estantería.

—Quizá esto sirva... —dijo con decision, agarrando el recuerdo especial—. ¡Aquí está! Esta es la prueba que necesitamos. ---dijo alzando la voz hacia todo el cuartel.

El asombro invadió a las emociones mientras Alegría sostenía el recuerdo en sus manos. Pero Desagrado no estaba convencida.

—¡Otra vez ese recuerdo! —exclamó con fastidio—. Ya te dije, es solo un recuerdo defectuoso. —Se lo arrebató de las manos a Alegría y se dirigió hacia un tubo—. Voy a colocarlo donde pertenece: en el vacío.

Sin embargo, antes de que pudiera hacerlo, Alegría se lanzó sobre ella, recuperando el recuerdo y alejándose.

—¡No! ¡No vamos a deshacernos de esto! —exclamó, protegiendo el recuerdo con su cuerpo.

Ansiedad, con el ceño fruncido, intentó razonar:

—Alegría, entiendo que esto no es usual, pero... esa cosa podría ser peligrosa.

Temor, acercandose añadió:

—Estoy de acuerdo. No parece para nada seguro. Yo tambien apoyo la idea de desecharlo.

Alegría intentó calmar a las demás emociones.

—Tranquilos, lo tendré bajo control. —Colocó el recuerdo de nuevo en la estantería—. Solo estará aquí hasta que descubramos su origen. No le hará daño a nadie.

Desagrado cruzó los brazos y, tras un largo suspiro, cedió:

—Está bien... pero si esa cosa causa problemas, no será culpa mía.

Las emociones ven a Desagrado alejarse, y solo devuelven la mirada a la consola. Alegria devuelve el recuerdo a la estantería, pero esta vez lo oculta mejor.

Más tarde, en la mesa del comedor, el padre de Riley rompió el silencio con una sonrisa:

—Hija, ¿no sabes a quién nos encontramos hoy?

Riley levantó la vista con curiosidad.

—¿A quién?

—¡Oye! Le prometimos que no diríamos nada —intervino su madre, dándole un leve codazo a su esposo.

—¿De qué hablan? —preguntó Riley, ahora más intrigada.

Su madre soltó una risa nerviosa.

—Nada, hija. Ya sabes cómo es tu padre, inventando historias locas.

Riley se mostró decepcionada, mientras jugaba distraídamente con su comida.

—Hoy... me habló un tipo extraño durante el partido —dijo, levantando la mirada hacia sus padres.

Su padre desvió ligeramente la vista, interesado:

—¿Un tipo extraño? Cuéntanos más.

—La entrenadora me dijo que es un deportista profesional. Se sentó a mi lado y me habló, pero llevaba una máscara, así que no pude saber quién era al final...

El padre de Riley susurró, dudando:

—¿Crees que deberíamos decírselo?

Su madre suspiró, resignada:

—Sí, creo que debería saberlo.

Riley miró a sus padres, cada vez más intrigada.

—¿Decirme qué?

—Nos encontramos con alguien... alguien que conoces y admiras mucho —reveló su madre.

Riley se levantó de la mesa de un salto, con una sonrisa de oreja a oreja.

—¿Valentina Ortiz?

—¿Qué? No —respondió su padre, confundido.

La expresión de Riley se apagó de inmediato, sentándose de nuevo.

—Oh... entonces, ¿quién?

Con una sonrisa, su padre reveló:

—¿Te suena un tal Chris Thompson?

Riley se quedó boquiabierta. No podía creerlo.

—¡¿Qué?! ¡¿Lo conocieron?! ¡No puedo creerlo!

Se levantó de la silla, corriendo emocionada de un lado a otro, mientras su respiración se agitaba por la excitación.

—Sí —respondió su padre con calma—, y también él fue quien...

Antes de que pudiera continuar, su madre lo interrumpió rápidamente, tapándole la boca.

—¡No podemos decirle que es el mismo! Le prometimos que no le diríamos nada...

Riley, visiblemente emocionada, volvió a su asiento, con una sonrisa exultante.

—¿Y? ¿Dijo algo sobre mí?

Ambos padres intercambiaron miradas, creando un incómodo silencio. Finalmente, su padre rompió el hielo.

—Ehh... no, hija... solo nos habló sobre su carrera.

La sonrisa de Riley se desvaneció lentamente.

—Oh... bueno, supongo que tampoco iba a decir algo sobre mí...

Su madre tomó un sorbo de té antes de cambiar de tema:

—Hablando del partido, Riley, ¿puedes contarnos más sobre...?

Riley frunció el ceño, interrumpiendo bruscamente:

—¡No! No quiero hablar de eso ahora, por favor.

Su madre, sorprendida por su tono, la miró con el ceño fruncido.

—¿Riley? ¿Cómo puedes hablarnos así?

Riley, más frustrada aún, se levantó de la mesa.

—¡No quiero hablar más del partido, ¿ok?! —Su voz temblaba, llena de frustración—. ¡Ya perdimos... qué más da!

En la mente del padre de Riley, sus emociones entraron en acción. Furia, exclamó:

—¡¿Vieron eso?! ¡Cómo nos respondió!

—Esto es inaceptable. No podemos permitir que nuestra hija nos hable de esa manera —añadió Desagrado.

El Temor del papa de Riley observa a lo lejos, un boton de emergencia, el cual, Furia observa en repetidas ocasiones.

----Deberiamos?---preguntó, con un leve movimiento de manos.

Furia se mostraba sereno, cerró los ojos y cruzó los brazos.

----Aun no... es demasiado precipitado, solo le diremos una advertencia.

Despues de decir estas palabras, tocó un boton, mandando una accion leve, pero firme hacia el papa de Riley.

El papa de Riley cerró los ojos, soltando el tenedor.

----Vete a tu habitación, ahora.---Dijo, mientras tomaba un trago de su vaso.

Riley se le quedó viendo, como cambió su actitud a una mas seria. Este cambio repentino la deja desconcertada.

---Que?! Pero por que?! ----Exclamó, frunciendo el ceño de manera confusa.

Al ver la postura terca de Riley, las emociones de su padre se rinden con la idea de ser pasivos.

----ES TODO!!! ----Exclamó Furia, quien luego de eso, busco exaltadamente el boton de emergencia---- AAAAAHHHH!!!! ----gritó, y con la fuerza de un dios, presionó el boton.

Esta accion, provocaría que el Papa de Riley perdiera el control de sí mismo, levantó una mirada llena de ira, y bajó el vaso con mucha fuerza, tanta que casi rompe el vaso.

----A TU HABITACION HE DICHO!!! ---gritó.

La fuerza del grito se escuchó en todo el vecindario. Riley, y su esposa, se le quedan viendo impactadas. Riley, tras un silencio... solo decide guardar silencio, e irse a su habitacion. Y apenas llega a este, azota la puerta con mucha fuerza.

Riley suelta un fuerte gruñido, mientras se aleja agresivamente en dirección a su habitación, y al llegar, cierra fuertemente la puerta.