A lo lejos, el misterioso personaje observó a su alrededor con una leve sonrisa, asegurándose de que no había nadie cerca. "Mmm... ¿Tengo mala o buena suerte?" pensó, al divisar una figura solitaria. "Solo está la bella damisela amarilla de vestido verde." Suspiró, con un gesto pensativo, mientras contemplaba qué hacer a continuación. "Debería probar con acercarme y saludar..."
A lo lejos, Alegría estaba apoyando ambas manos en la consola, y su mirada completamente desanimada veia la consola, sin moverse ni un poco.
----¿A quién intento engañar? Qué mal día fue este... ---Murmuró, su tono de voz era tan bajo que no alcanzó a ser mas que un susurro.
Se cubrió la cara con ambas manos.
¿Y qué voy a hacer ahora con las Islas de los Pensamientos?--- dijo. Tras una leve pausa agregó. "Estoy perdida..."
El tipo misterioso la estaba espiando, frunciendo ligeramente el ceño, mientras miraba levemente hacia abajo.
----Pobre... debe estar sufriendo mucho... ----denotó, bajando la mirada. Su sufrimiento acabará en unos cuantos segundos. ---murmuró, mientras salia de su escondite con una mascara puesta.
Alegría seguía sumida en su desolacion, sin notar su presencia. Sin embargo, en un momento de descuido, el hombre tropezó con un recuerdo brillante, cayendo estrepitosamente al suelo. Alegria se volteó de inmediato.
—¡Ahh! ¿Quién eres? —gritó, echándose hacia atrás con evidente miedo.
El extraño, sobándose la cabeza por la caída, respondió con una mueca de dolor:
—Ouch... Perdón, no quería asustarte. Yo soy...
—¡No! ¡Aléjate! ¡No me hagas nada! —gritó Alegría, retrocediendo más, su cuerpo temblando de miedo.
—Oye, oye... —dijo el hombre, levantando las manos en un gesto de paz—. No te voy a hacer nada, relájate...
Pero las palabras del desconocido no tuvieron el efecto deseado. Alegría, asustada, corrió hacia el dormitorio y despertó a las demás emociones que dormían placenteramente.
—¡Todos! ¡Despierten! —exclamó, agitando las manos frenéticamente.
Furia se despertó de golpe, ya agresivo.
—¿Qué pasa, Alegría? ¡Estábamos durmiendo! —gruñó, con los ojos aún medio cerrados.
—¡Más te vale que esto valga la pena! —tembló Temor desde su cama, tembloroso como siempre.
Alegría, respirando agitadamente, trató de explicar lo sucedido:
—¡Aquí hay un extraño!
Desagrado, aún medio adormilada, se quitó un pepino de la cara con desdén.
—¿Un extraño aquí? Nah... Debes estar alucinando o algo así —respondió con su habitual tono indiferente.
—¡Lo juro, es verdad! ¡Tienen que creerme! —insistió Alegría, al borde del pánico.
Furia, ya completamente despierto y enfadado, se levantó de la cama con furia evidente en sus ojos.
—¿Un extraño, eh? ¡Le voy a enseñar modales! —bramó, dirigiéndose hacia las escaleras.
En ese momento, el hombre enmascarado apareció al pie de la escalera, subiendo lentamente. Se detuvo al ver a todas las emociones mirándolo fijamente.
—Oye, te juro que no quiero hacerles daño... —intentó decir, levantando las manos en señal de paz.
Ansiedad, quien acababa de bajar de su cama, lo miró con desconfianza.
—¿Pero quién es este idiota? ¿Y qué hace aquí? —preguntó, con la voz cargada de nerviosismo.
Furia se acercó más al intruso, echando humo de la cabeza.
—¿Tú eres el intruso del que tanto habla Alegría? —rugió, con los puños apretados.
El extraño retrocedió lentamente, con una sonrisa nerviosa.
—Oye, tranquilo... No quiero pelear —dijo, aún intentando calmar la situación.
Desde su cama, Temor murmuró:
—Más te vale no acercarte más o... o si no...
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El extraño lo miró con curiosidad.
—¿Pelearán? —preguntó con tono burlón.
—¡Eh... sí! Eso... —respondió Temor, titubeando.
—Escuchen... —insistió el intruso—. No vengo a hacerle daño a nadie. Solo necesito hablar.
—¡No te creemos! —gritó Ansiedad, completamente convencido de que algo terrible estaba por suceder.
El hombre se rascó la cabeza, visiblemente confundido.
—¿Eh...? ¿Qué dice la pelirroja aquí? —preguntó, refiriéndose a Ansiedad con un tono sarcástico.
Furia, echando chispas, comenzó a rodear al extraño.
—¡Lo que queremos decir es que te alejes de aquí y no vuelvas! ¡O si no, habrá consecuencias! —amenazó, mientras el humo comenzaba a salir de su cabeza.
El extraño, al ver la situación empeorar, decidió dar un paso atrás.
—Supongo que esto no va a terminar bien... —murmuró, resignado, mientras descendía por las escaleras.
Las emociones, lideradas por Furia y Alegría, lo persiguieron rápidamente. Pero las demás emociones, como Desagrado, Envidia, Vergüenza y Ennui, decidieron quedarse en sus camas, ignorando el alboroto.
Ansiedad, frustrado, se detuvo y gritó hacia ellas:
—¡Oigan! ¿No van a bajar a ayudarnos?
Pero al ver que no recibía respuesta, se rindió y continuó la persecución. El extraño llegó hasta la consola central y se detuvo, encarándolos con una sonrisa sarcástica.
—¿Por qué tenemos que hacer esto? —preguntó con calma, como si la situación le pareciera divertida.
Furia, ya con su bate en mano, respondió:
—¡Porque no vamos a dejar que le hagas daño a Alegría! —gritó, a punto de explotar.
El intruso, con una leve risa, lo miró burlonamente.
—¿Oh? ¿Tu "noviecita"? Ya entiendo...
Furia se sonrojó de inmediato, tratando de ocultar su nerviosismo.
—¡Q-qué! ¡No, para nada! —protestó, aunque su tono lo delataba.
Alegría, al escuchar esto, frunció el ceño ligeramente.
—¿Furia...? —murmuró, confundida.
El extraño no pudo contener la risa.
—¡Jajajaja! Entonces, ¿qué es? Parece que le tienes mucho cariño...
La rabia en el rostro de Furia era evidente, y apretó los puños con fuerza.
—¡Basta!
—Quizá demasiado cariño... —bromeó el extraño, provocando aún más a Furia.
Antes de que Alegría pudiera intervenir, Furia se lanzó furiosamente contra él, bate en mano. Pero el extraño, ágil como un felino, esquivó el ataque sin esfuerzo alguno.
Con una actitud desafiante, el hombre dejó de lado cualquier intento de pacificación. Lentamente, bajó los brazos, adoptando una postura más seria.
—Parece que no me dejan otra opción... —dijo, sacando una katana doble de su espalda—. Ya no seré piadoso con ustedes.
Alegría suspiró, casi rindiéndose al caos que se avecinaba.
—Lo que faltaba... Está armado.
Furia, completamente decidido, no mostró señales de retroceder.
—¡Eso no significa que no lo enfrentaremos! —gritó, con una determinación cegadora.
Ansiedad, temblando, trató de razonar con él.
—¡Espera! ¿Vamos a pelear contra él? ¡Está armado, Furia! ¿Acaso te volviste loco?
Pero Furia no escuchaba a nadie más que a su propia rabia.
—¡No me importa! ¡Si es para protegerlos a ustedes... lo haré!
El extraño, adoptando un tono burlón pero frío, lo miró con desdén.
—No me interesa pelear contra un ladrillo parlante. Solo quiero enfrentarme a su líder... Quiero ver si es lo suficientemente fuerte para probar mi acero.
Las emociones miraron hacia Alegría, quien dio un paso adelante, sin vacilar.
—S-soy yo... —dijo, con voz temblorosa.
El extraño no pudo evitar soltar una carcajada.
—¡JAJAJA! Me sorprendes... De verdad pensé que el líder sería el enano gruñón.
Furia no pudo soportar mas las incesantes risas del tipo misterioso.
—¡¿LE ESTÁS DICIENDO QUE NO TIENE LO QUE SE NECESITA PARA SER LÍDER?! ¡LO VAS A PAGAR MUY CARO! ---gritó, intimidandolo.
El extraño lo miró con desdén y una pequeña sonrisa.
—Wow... Mira cuánto miedo tengo... —dijo, mientras soltaba una pequeña risa.
Furia explotó, y arremetío contra el sujeto, con un grito de guerra. Las intenciones de Furia eran claras, y eso se reflejaba en su mirada. Su ataque, fue rapidamente neutralizado por un movimiento rapido del guerrero enmascarado, quien lo agarra de la cabeza, guardando distancia suficiente. Furia empieza a atacar desde esa distancia, intentando forcejear, pero es inutil. Y para peor, el tipo misterioso, no puede aguantar su risa.
----Enserio?! Esto es todo lo que puede hacer tu "Guardian", Alegria?---- dijo, entre risas. Que patetico!! ---agregó.
Estas palabras dejan atónitas a cada una de las emociones presentes, excepto Alegria, quien apretó ambos puños mientras veía la pelea. Ansiedad se dió cuenta de esto, e intentó tranquilizarla... en vano.
----No puede ser tan insolente. ----Murmuró Alegria, mientras mantenía su mirada fija en la pelea.
Los golpes de Furia no tienen efecto alguno en el tipo misterioso, ya que es muy agil y veloz. Pero al parecer, el tipo misterioso se limita a esquivar los golpes de Furia con clase. En un momento de la pelea, el tipo misterioso lanza un golpe certero a Furia en el estomago, haciendo que se quede sin aire. Este cae al piso, y las emociones van a levantarlo. El tipo misterioso retrocede ante la intervencion de las emociones. Luego de unos segundos de rehabilitación, Furia sigue con sus ataque agresivos, y no es, hasta que el tipo misterioso agarra de la cabeza a Furia, dejandolo inmovil de nuevo. La ira de Furia estaba a punto de estallar de nuevo
-----AGH! No de nuevo!! ---Manifestó, mientras rechinaba los dientes.
----Pero mira eso... caiste en la misma trampa dos veces seguidas! No pensé que fueras así de estupido! ----afirmó, con una expresion mas seria a la habitual.
Furia no lo soporta mas, y con un fuerte grito, expulsa una gran llama de su cabeza, la cual, le quema la mano izquierda al tio misterioso, forzandolo a soltarlo. Furia cae al piso agotado, y el tipo misterioso se echa para atras, viendo su mano, en conjunto con unas cuantas respiraciones de agotamiento y dolor.
----Que te parecio eso?! Acaso no te gusto?! ---le recriminó Furia, con una sonrisa.
El espadachin herido se vió la mano, y se percató de las quemaduras de tercer grado.
----Debo admitir, que fue una buena tactica.... ----respondió, agarrando su mano izquierda. Pero... ya fueron suficientes tonterias!!! ----Gritó, levantandose del suelo, corriendo hacia Furia, quien yacia en el piso arrodillado.
El tipo misterioso se acerca agresivamente a Furia, quien no reacciona. El guerrero lo golpea en la nariz con el codo, haciendo que Furia suba demasiado la guardia, tapandose la nariz. El tipo misterioso, con una expresión totalmente serena en su mirada, golpea 3 veces en el estomago a Furia, haciendo que caiga fuera de combate en el suelo, y en eso, lo manda a volar con una patada. Las emociones solo se quedan viendo atónitos por lo que paso. Furia se queda agonizando, con ambas manos en el estomago.
----Fue una grata sorpresa... a decir verdad. ---admitió, viendo de nuevo su mano abrasada. Pero... yo vine a enfrentarme a su lider, no a un ladrillo. ---mencionó, adoptando de nuevo su postura.