Capítulo 36: "Más allá de la guerra"
Ambos, dispuestos a recuperar a quienes perdieron, se posaron sobre el borde de la ventana. Kettei ya había lanzado el gancho en dirección al otro lado que dividía ambos sectores. Aunque hayan pasado por mucho, el pasado no debía ser impedimento para que comenzaran la búsqueda por la libertad y librarse de la maldición a la cual estaban expuestos. Las consecuencias estaban atribuidas a los errores que ellos cometieron, y no solo el par, sino todo el grupo. Y quienes estos últimos cuatro integrantes, caerían dentro de una extraña zona dentro de la mente, una nunca antes vista. Una oscuridad absoluta cubría el lugar, como si el espacio mismo careciera de límites o forma, y solo la fría presencia de una melaza oscura, densa y casi imperceptible, daba pistas de que algo rodeaba las estructuras cercanas. Aunque no era visible a simple vista, esta sustancia parecía tener vida propia, moviéndose lentamente en busca de algo o alguien.
En este extraño lugar, ni siquiera los gritos desgarradores del caos que los rodeaba lograban penetrar; estaban completamente aislados, en un mundo aparte. Finalmente tuvieron la capacidad para abrir los ojos, solo para ser recibidos por la misma negrura, escucharon las voces de los otros, más apagadas y débiles de lo usual. Los recuerdos de los eventos previos los golpeaban en ráfagas incontrolables, como fotogramas desgarrando sus pensamientos. Uno de ellos, demasiado exhausto para siquiera intentar hablar, estaba tan drenado que no podía encender ni una simple llama.
Sin embargo, una chispa diminuta rompió la monotonía de la oscuridad, iluminando sus rostros por un breve instante. La chispa creció lentamente, revelando algo más: marcas rúnicas en el brazo izquierdo de cada uno, distintas entre sí, con un brillo tenue que parecía latir al ritmo de sus emociones. Las letras nórdicas parecían contener mensajes que no lograban descifrar.
La chispa se disparó hacia arriba de repente, transformándose en una llama blanca, intensa y pura. Atraídos por la luz, se acercaron con pasos cautelosos. A pesar de las advertencias de uno de ellos, alguien intentó tocarla, solo para retirar la mano de inmediato, sintiendo una quemadura que, aunque invisible en la piel, se manifestaba como un dolor abrumador en el pecho, como si su propio ser fuera consumido por un fuego interno. Que era eso se preguntaban, ninguno tenía una idea clara, pero algo de lo que si estaban seguros, es que era la unica manera de salir de ahí.
Furia entró primero, de forma casi inmediata varios hilos agarraron su mano, y a medida que entraba a paso lento al interior de la llama, el dolor era ardiente, como si una gran flama de brasa ardiente quemara su corazon, como sus pensamientos tambien, ademas de eso, escuchaba gritos ensordecedores en su cabeza, que no cederían hasta que entrara por completo. Tras verlo desaparecer, tomaron aire y prosiguieron. Ansiedad fue la siguiente, siendo un efecto distinto en ella, sintiendo un gran pesar en el alma, algo que provocaba que su cuerpo temblara mas y mas en medida que iba entrando lentamente en la llama. Prosiguió Desagrado, quien tuvo efectos diferentes, mientras apartaba la mirada de la llama arrastrando su mano al interior, los fotogramas volvieron, con imagenes de ella misma siendo despreciada no solamente por los demas, sino por ella misma tambien.
Aunque era doloroso entrar en la llama, no había de otra, y la ultima en entrar, Envidia, lo sabía bien, así que tomando valor acercó su pequeña mano a la llama, siendo atrapada por esos hilos, y siendo arrastrada al interior. Al momento del contacto, en su cabeza se llenaron pensamientos horribles, donde ella sentía ser la sombra de los demas, sintiendo un deseo incontrolable de ser como ellos, pero desgraciadamente para ella, ese deseo nunca se iba a cumplir, sin antes entrar en la llama. Todos entraron, y la llama reflejó la verdadera faceta del lugar en el que estaban, antes sombrio y solitario, ahora revelaba colores verdes, asi como arbustos y flores rojas y resplandecientes, junto a una construccion de hormigón grueso que rodeaba todo, sin dejar espacio a una salida que no sea escalando el gran muro que los rodeaba. Ademas siendo apenas visible la luz tenue de la luna entre las nubes negras que cubrían el cielo.
A una considerable distancia de ellos, se encontraban el par de compañeros, quienes se deslizaron por la tirolesa improvisada del guerrero, usando el mango de sus espadas como polea. A medida que la velocidad aumentaba, Alegria, quien estaba subida a la espalda del nictibio, divisaba como algunos trabajadores de la mente de Riley llamados "Mentaleros", habían notado su presencia, y comenzaron a arrojar objetos en direccion a ellos. Como consecuencia, el aterrizaje no sería de lo mas placido, y rodarían por el suelo, casi sin tener tiempo para recomponerse, ya habían caido en una emboscada.
De inmediato, Kettei comenzó a atacarlos a pesar de las advertencias de ella, quien se mantenía en su filosofía, mientras con palabras intentaba razonar con aquellos que habían perdido la razón de ellos, y su propio sentido de ser de ellos mismos, murieron en cuanto fueron contaminados con la melaza.
-----Pero que haces?! Usa tu arco!! ----le reclamó Kettei con fuerza en su voz, quien por la distracción fué embestido por un gran sujeto, el cual destacaba por su fuerza física, que igualaba, o incluso superaba la del guerrero, y con esta ventaja, ahora era el quien requería la ayuda. En sus ojos se podía ver el vacío mismo, puesto que la oscuridad de sus pupilas solo les nublaba el pensamiento, y al parecer, revelaba la faceta mas aterradora, o mas violenta de cada uno, una que no encuentra el perdón en nadie, ni siquiera en sus idolos.
Ante el grito, Alegria tensó la flecha en el arco, y apuntó hacia la cabeza del tipo, sin embargo, a pesar de estar a unos cuantos metros de distancia, el movimiento del arco comenzó a ser tembloroso, así como ella no disparaba hacia quien, había admirado alguna vez. Acaso les suena el nombre "Bing Bong"? Bueno, su apariencia fue corrompida por la melaza, y por poco fue reconocido por Alegria. Aquel que un día, aunque lejano, le salvó la vida, y le dio otra oportunidad para salvar a su ama, estaba frente a ella. No era el mismo, y a regañadientes se negaba a la verdad, apartando la mirada y soltando la flecha.
Aquella flecha voló en direccion al personaje, pero pasó lejos de el, aunque fue la suficiente distracción para que Kettei pudiera soltarse de su agarre, y ser capaz de asetarle un golpe con el brazo mecánico, directo a su mandibula. Casi de inmediato, con su mano derecha lograría agarrar el mango de sus espadas, las cuales cuando no se encuentran en la mano de su dueño, se contraen hacia dentro, quedando solo el mango de dos espadas unidas, pero con las espadas retraidas a su nucleo. Siendo así, como arrogaría levemente el mango de las espadas a la altura de la cabeza del elefante, y apenas pudo recuperar el agarre completo con su mano izquierda, uno de los filos atravesaría la cabeza de Bing Bong, librandolo de su maldicion, pero acabando con su vida a la vez.
This story originates from a different website. Ensure the author gets the support they deserve by reading it there.
Tras respirar de nuevo, se quitó al pesado animal de encima, solo para observar cómo el resto de integrantes afectados por la sustancia, presenciaban la cruda escena junto a Alegria, quien apenas podía reaccionar ante lo que estaba viendo. Casi sin tiempo para reaccionar, mas se abalanzaron sobre ellos. Y despues de unos minutos de pelea, y mucha sangre derramada, mientras Kettei intentaba liberarse del agarre de un mentalero corrupto, algo mas llamó su atención, no era nada mas ni menos que Alegria había caido en una trampa, y estaba siendo maltratada entre dos tipos.
Como si del instinto propio se tratase, un fuego se encendió en el corazon de Kettei, y que crecía exponencialmente, tanto que se podía ver en sus puños, y todo esto, mientras escuchaba como Alegria gritaba de dolor ante los golpes, hasta las lagrimas. Asi fue como, explotando de ira, soltaría un gran grito de guerra, y asesinaría brutalmente primero al que tenía enfrente suyo, rompiendo su mandibula de un solo golpe, y sin descanso correría hasta el que usaba a Alegria como saco de boxeo, y lo embestiría contra la pared, donde aplastaría su cabeza con los puños. Mientras tanto, el efecto de ira en Kettei se transmitió a Alegria, quien por un comentario sobre Riley, agarraría una de las espadas que Kettei arrojó al piso, y la clavaría en la cabeza del que la estaba agarrando, e inmovilizando, pero ya no mas.
El fuego de Kettei se apagaría, y con ello, caería al suelo mientras la respiracion se le pesaba y dificultaba. Ambos pudieron respirar, tras culminar con la emboscada con ellos como victoriosos, aunque no sin heridas. Siendo Alegria, quien apenas recobró la consiencia, se volteó para observar, a quien le había arrebatado la vida. La compañera que controlaba los sueños de Riley tambien había sido corrompida, y ahora su sangre manchaba sus manos, mientras veía como la espada se recubría en la sangre, y un charco de este material se hacía presente en el suelo. Era demasiado para procesar, dos muertes en tan solo minutos, y ambos eran sus amigos. Cinco años pasaron desde que ella vió por ultima vez a aquel que se sacrificó para salvarla, pero que una nueva forma de el, corrupta, se había mostrado ante ambos, no como una ayuda, sino como una amenaza, sin razonamiento, ni capacidad para pensar.
Asi es, sus cerebros había muerto, y eran como zombies deambulando por carne fresca, de humanos que tuvieron que acabar con la vida de ellos. Alegria no pudo hacer mas que arrodillarse y detenerse a divisar el cuerpo de ambos, sin vida. Kettei se le acercó, y colocandole la mano en la espalda, le prometió que ellos no eran quien creía recordar, y que no eran mas que mounstros corruptos por el efecto que esa melaza les daba a cada uno.
-----No lo soporto...----murmuró Alegria, con una voz cortante, mientras se miraba las manos manchadas de sangre. -----Ellos no merecían morir así... Eran mis amigos... ----susurraba entre lagrimas.
-----Lo entiendo, creeme que lo hago. No es facil vivir en guerra... Sin embargo, al menos cumpliste en terminar con su sufrimiento... Y mientras mas temprano lo aceptes, mejor. Por eso, estoy muy orgulloso de ti. ----admitió, mostrandose por breves segundos una sonrisa que no pudo llegar a concretarse.
Apenas pudo aliviar un poco las penas de la que debía aceptar que esto era una guerra, y que tenía que adaptarse al medio, este arrancó las espadas de la cabeza de aquel infectado, y puso rumbo hacia la luz que se reflejaba por el horizonte de todo aquel extraño mundo. Ella se quedó observando como los cuerpos demacrados y putrefactos de los que alguna vez fueron sus aliados, yacian en el piso tirados, mientras se descomponían lentamente. Un suspiro soltó antes de seguirle los pasos a Kettei, pero no lo hacía metaforicamente, por si acaso.
Solo bastaron unos pocos metros para que tuviesen que encontrar cobertura en unos escombros de las paredes que habian caido, puesto que una semental bestia de tamaño abismal, con gran musculatura, pero que contrastaba esa mascunilidad con un pelaje de color arcoiris. Era poco reconocible, pero los relinchos agudos que este soltaba mientras trotaba por la zona lo hacía un obstaculo mas para el camino, y eso Kettei lo sabía bien.
-----Tu arco, ahora. ----impuso, mientras Alegria se colocaba en posicion de disparo. Aunque en primera instancia dudó, recordó las palabras de Kettei, teniendo que enfrentarse a la realidad de que en ese momento, nadie era el mismo, y solo son criaturas infectados por la melaza que traía sintomas similares a los de la rabia.
Disparó la flecha a gran velocidad antes de que Kettei pudiera decirle algo, mientras la flecha zurpaba por el viento, pero por el movimiento, y sin el tiempo necesario para apuntar bien, junto a las imagenes que se le pasaban en la cabeza de un ser que recordaba con mucho cariño provocó que fallara, y el animal se alejara relinchando.
----Que estas haciendo?! Ahora tendrás que subir la guardia! -----susurró con fuerza, mientras le quitaba el arco con una mano, y con la otra le agarraba el brazo. -----Ahora será una amenaza si alguien mas lo encuentra, y avisará de que estamos en la zona. ----- Prosiguió, mientras la levantaba, y cuando le soltó el brazo, esta se disculpo por haberle fallado. -----No te disculpes, en el entrenamiento nunca se falla, solo arreglas los errores que cometes intentandolo una y otra vez. Asi que buscalo, y hazlo de nuevo.----- concluyó, comenzando a marchar. Ella intentó tomar el arco, pero lo apartó antes de que pudiera tocarlo. A regañadientes, comenzó a correr en direccion al animal.
Unos mounstros los rodearon, y en respuesta, ella pidió su arco, pero Kettei le recriminaría no estar lista para el desafio, y en cuestion de segundos, imbuyó sus espadas en el fuego primordial de su alma, y acabó con todos los presentes. Antes de poder recalcar el cabrón sanguinario que era el guerrero, las huellas frescas del animal llamaron aun mas su atencion, y su intuicion fue correcta. En un plano donde la oscuridad era evidente, se podía destacar el pelaje colorido del animal.
-----A mi señal, solo tensa la flecha, relaja tu mente, no lo veas como un animal... Solo es un obstaculo. inhala y apunta.... Exhala y dispara. -----le aconsejaba devolviendole el arco, mientras permanecía detras de ella con un leve contacto fisico. Sus manos se sentían mucho mas frías que antes, y era como tocar hielo, pero ese hielo ardía, o por lo menos eso sentia ella.
Pudo lanzar con precision la flecha, y lograría atenuar al animal, el cual relincharía un correría unos metros, para despues caer al suelo, herido de gravedad. Ella soltó un gesto de victoria, mientras veía a Kettei con una sonrisa que le hacía fata mostrar. "Bien" , le murmuró, asintiendo un poco. Ambos corrieron hacia la bestia, la cual parecía que cada aliento lo desgarraba desde dento.
------Ahora, termina lo que empezaste. -----le impuso, proporcionandole una de sus espadas. Pasaron varios segundos para que ella lo tomara con ambas manos y lo acercara hasta la herida abierta del unicornio hecho bestia, pero sus manos, o su mente no dejaban que terminara con el sufrimiento del animal. Asi mismo, Kettei la agarró de las manos, y mientras ella intentaba apartar la mirada, clavaron lentamente la espada en el animal, acabando con su vida.
Apenas retiró la espada, observó como Alegria seguía mirando el cuerpo fallecido del animal, pero poco ni nada tendría alguna clase de efecto en el, quien se levantó y comenzó a caminar. A los pocos metros de alejarse, ella lo siguió, aunque sus sollozos se escuchaban a la distancia, asi como sus lagrimas caían por el camino.