Tom todavía estaba viajando hacia la luz a un ritmo cada vez más acelerado, hundiéndose hacia el núcleo como un objeto más allá del horizonte de eventos de un inmenso agujero negro. Y al acercarse a lo que sintió que era el final de su viaje cerca de la fuente de la luz, comunicándose por fin con la esencia más simple, pura e inadulterada de la verdad absoluta, su mente desgarradora dejó salir un grito silencioso agonizante de desesperación que irradiaba hacia el fin de tiempo y espacio. Lo sabía. Lo sabía ahora, pero no podía encontrar la manera de retroceder sobre sus pasos, de escapar de la terrible verdad, de deshacer lo que se había hecho o de encontrar incluso el consuelo de la esperanza.

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Atravesó hacia afuera con angustia insoportable, tratando de luchar contra la irresistible desesperación que lo envolvía, a tientas para encontrar dentro de sí lo que ya no era parte de él, agarrando hacia afuera hacia la luz ahora que retrocede con las últimas brasas de su alma moribunda...