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The Silver Traveler [Español]
Cap. 20. Campamento Gamma:

Cap. 20. Campamento Gamma:

El día prometido llegaría, cada uno de los 6 del escuadrón estaría despierto, ordenando su equipo, armas y suministros básicos. Alex miraría su tableta, su pedido estaba en el hangar 99 junto a un “Nuevo” miembro del equipo. Alex extrañado preguntaría a su superior cuando llegue. Moviéndose todos con paso pesado pero rápido, tomarían el ascensor y tardarían un tiempo en llegar, puesto que, para hacerlo tuvieron que pasar por varios pisos y una vez abajo, por distintas zonas para llegar hasta su destino.

Una vez en el hangar, un “superior” estaba esperando a Alex, unos 5 años mayor a él. De complexión muy delgada y unos lentes enormes. Permanecía mirando una tableta, mientras el quipo para la misión era entregado. El ánima se presentaría.

-Hola, soy Giovanny Monte Negro - Un tipo de caimán de un verde claro. – Yo seré su “tutor” Debido a cambios en el plan inicial- Giovanny acomodaría sus lentes revisando otra vez su tableta.

Alex se acercaría y le preguntaría por su lado el “cambio” de ruta. Mientras atrás de ellos, los demás miembros del equipo Z-0042. Oscar miraría extrañado al “Reptil” Giovanny, pareciéndole raro encontrar un reptil de su porte. Steven tendría en cuenta lo dicho por su compañero.

-Esto es extraño… Se supone que es de mi especie… Y ya tiene mi edad… ¿Por qué no tiene la marca en la espalda?... Esto no me está gustando… Steven, mantente atento…- Tomándolo del hombro sin dejar de mirar a aquel extraño anima.

Un par de horas después, una vieja nave llegaría, una nave vieja llegaría. El piloto, medio borracho, quejándose que le sacaron del bar para transportar a mocosos. Los demás se mirarían la cara, al ver a una nave tan vieja y parchada. “Esa chatarra nos matara al entrar al espacio” Se escuchaba a Max maldecir. “Esta cosa no sirve ni para refacciones” Escucharían a Félix burlarse. El viejo iría al motor mientras se quejaría por su poco mantenimiento por el poco salario que recibe. Alex por su parte, miraría asombrado la nave, sin quitarle la vista, recordando las historias de su padre.

Alex pasearía mirando la nave, hasta llegar a un símbolo borrado, que no sabría que dice. Los demás estaban discutiendo si reportaban esta falta de respeto. Alex seguiría mirando la nave hasta llegar a la parte de atrás, el motor estaba intacto o eso parecía. Pensando en sus adentros o no supo si lo dijo en voz alta.

-Un “Sturmjäger” En Buen estado- Alex miraría la nave, apenas modificada. –Es hermosa…- Alex empezaría a revisar lo que le fallara.

Al mirar de cerca, noto que partes de esta nave estaban obsoletas. Al mirar la válvula principal, sacaría su arma y sacando una pieza, con un soplete remplazaría la pieza. Sin darse cuenta el viejo llegaría con chatarra para intentar arreglar la nave. Atrapando a Alex en el acto sin decir nada.

- ¡Oye! ¿Qué crees que...? - Mirando lo que el Lobo consiguió. - ¿Cambiaste la válvula de mi nave con la de tu pistola? ¿Cómo? - El viejo miraría asombrado a Alex.

-Bueno… La válvula de corriente primaria es igual a una catalizadora de un arma de plasma. Solo que en las armas es más avanzada, menos de una manual- Mirando la nave con asombro. –Sirve para mantener a raya el potenciador y evita el sobrecalentamiento, además que aguanta grandes temperaturas iguales a un motor de movimiento perpetuo como este- Alex tomaría un hornillo y remplazaría la pieza de su arma con esa.

-Me sorprende como alguien tan joven sepa de naves tan complejas como estas- El viejo encendería nuevamente el motor, girando una esfera. –Esta tecnología es antigua… Esta nave se la compre a un viejo Coyote… Linos… Gens… No recuerdo… Es muy fiable- La nave recibiría energía de inmediato, ahora sin fallos aparentes.

Los 2 animas se presentarían. “Jacob Sallas Angstrom” se llama el viejo anima.

Alex iría con su equipo e intentaría calmar la situación. Intentando confiar en lo que les dieron. Su equipo aun desconfiado escucharía a Giovanny, diciéndoles que podrían conseguir mejoras para ese modelo a muy buen precio, además que esa nave ya había surcado antes el espacio así que no había tanto peligro y endulzando el oído de unos prometiéndoles “Modificar” la nave a su gusto al terminar la misión.

Más tranquilos cargarían las cosas en compartimientos en donde cabria todo su equipo en el suelo de la nave, teniéndolo a mano en cualquier momento. Alex agradecería a Giovanny.

-Gracias por lo de antes, no soy muy bueno hablando, que bueno tenerte en el equipo- Estirando su mando al caimán.

-Sí, no te preocupes por eso- Dándole la mano a Alex de regreso. –Solo espero que no nos “Disparen” antes de llegar- En su muñeca izquierda, detrás de su espalda, un rastreador estaba funcionando.

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Terminando de repostarla, todos con sus uniformes estarían listos.

Compuestos por un traje térmico que en caso de disparo de arma de plasma, evitar todo el daño en una única parte del cuerpo, un traje de tela gruesa de color blanco y azul (con toques rojos por su alianza) que sirve tanto para frio como para calor, una armadura ligera en hombros, pecho manos pies y rodillas (Variando de tamaño y formas) Un cinturón donde tendrían bolsas para guardar sus suministros y cinturones en los costados del torso para guardar sus cargadores (evitando que si son disparados en el pecho, explote la munición).

Armados y listos tomarían su nave para ir a su próximo objetivo. Esta cerraría unas puertas con rendijas, después otras rendijas. Dejando a oscuras el lugar por un momento, una luz roja tenue alumbraría el lugar y de una bocina permitiría la comunicación. Alex y su equipo se colocarían cascos de cristal por cualquier problema junto a tanques de Oxígeno.

Sintiendo el sonido del motor y la vibración de la nave. Un estruendo los levantaría del suelo, casi cayéndose todos, agarrándose de cuerdas en el techo. Mirando Alex con vapor en su rostro del calor que siente, mirando a sus compañeros. Aterrados, pero con la adrenalina por su cuerpo, la nave saldría al espacio con crujidos y chirridos. Al momento de salir, se abrirían las compuertas pequeñas, dejando cristales enormes, desde sus lugares mirarían la situación.

Batallas entre naves de ambos ejércitos, mirando atónitos la escala que tiene la batalla, ellos lucharan en tierra, pero eso no quita lo aterrador de ver a las naves explotar. Alex mirando de primera mano una nave estallar contra otra. Teniendo recuerdos del pasado.

Al entrar a la atmosfera nuevamente se serrarían los escudos. Tambaleando la nave, seria disparada, por un cañón aéreo enemigo. Alex pediría a Jacob abrir un escudo mientras este esquiva hábilmente los cañonazos, mirando por fuera al gran cañón situado en una montaña.

-Ese es nuestro objetivo. Tenemos que tomar ese cañón y nuestras tropas podrán bajar sin problema- Al terminar su oración un proyectil empataría al costado de la nave.

Aterrizando con mucha dificultad, se estrellarían en el bosque. Unos animas los encontrarían inconscientes, menos a Alex. Saliendo con su arma desenfundada miraría a animas con máscaras de metal. El Lobo Blanco, miraría sus insignias y diría su clave para aterrizar.

-El sol acaricia el monte- Siendo respondido por un anima quitándose su máscara.

-Dando paso a un nuevo día-. Alex cae desmayado al saber que están con sus aliados.

Alex y su equipo fueron trasladados al corazón del campamento. Sus cuerpos flácidos y marcados por el aterrizaje forzoso eran arrastrados con más prisa que cuidado. El aire estaba cargado de un hedor agrio, mezcla de humo, tierra húmeda, pólvora y plasma fundido. Las carpas, viejas y remendadas, se alineaban desordenadamente, como heridas abiertas que no terminaban de sanar. Los soldados que los rodeaban tenían miradas huecas, rostros marcados por la desesperación y cuerpos cubiertos de cicatrices frescas.

El grupo pasó junto a un cráter lleno de agua estancada, restos de un impacto reciente, y escuchó los murmullos de los soldados:

—¿Otra nave estrellada? No sé cómo esperan que resistamos con esto- Agitado por no dormir tan bien.

—Lo que sea que nos mandaron… no durarán. Igual que los otros, todos los nuevos fallecen la primera semana- Mirando sin emociones a los nuevos.

Desde una tienda cercana emergió un canino de pelaje gris y negro, con la mandíbula apretada y una postura tensa. Frunció el ceño al verlos.

—¡Le dije a Gunter que no necesitábamos más bocas que alimentar! — ladró con frustración, deteniéndose para observarlos más de cerca. –¡Le dije que necesitamos destruir ese cañón antiaéreo antes de atraer más carne al matadero! - Mirando a su alrededor mientras la noche caía.

Cuando su mirada se cruzó con la de Alex, sus palabras se detuvieron. Por un momento, su rostro mostró algo más allá de la fatiga: reconocimiento, o quizás algo más profundo.

—Atiéndanlos. Revisen si traen provisiones— ordenó, su tono ahora más contenido. Luego murmuró para sí mismo: —Es lo mínimo que necesitamos… si queremos resistir otro mes- Con esas palabras, se giró y desapareció en la penumbra del campamento.

Mientras tanto, desde las sombras de un árbol cercano, un simio de pelaje marrón y ojos brillantes los observaba. Entre sus dientes sujetaba una fruta a medio morder, y una sonrisa ligera se dibujaba en su rostro.

—Interesante… parece que el destino empieza a alinearse— susurró. –¡La profecía está tomando forma, tengo que decirle al jefe de esto! - Columpiándose ante la mirada de algunos antes desaparecer entre las ramas como un susurro en el viento

La noche cayó sobre el campamento, cubriendo todo con un manto de oscuridad apenas interrumpido por los destellos de las batallas en el cielo. Las explosiones iluminaban brevemente las carpas, revelando rostros tensos y las armas listas de los soldados.

En el rincón más apartado del campamento, una figura escamada observaba el horizonte. En su mano sostenía un dispositivo holográfico, que parpadeaba con un mensaje: "Confirmación recibida. Procede según lo planeado."

—El paquete ha llegado— susurró la serpiente, con una voz que rezumaba veneno. Su sonrisa se ensanchó mientras miraba las explosiones en la atmósfera. —Pero no sobrevivirá… Tengo una idea perfecta para deshacerme de él rápidamente.

La respuesta llegó fría y contundente desde el dispositivo:

—No nos falles. Recuerda quién está detrás de esto. Si Morosov vive, tú no lo harás- La transmisión se cortó, dejando a la serpiente en silencio.

Pero en sus ojos brillaba algo más que obediencia.

—Por supuesto, mi señor… Después de Morosov… será su turno— murmuró, con una sonrisa que mostraba una malicia indescriptible.

Las primeras gotas de lluvia empezaron a caer, mezclándose con el olor de la tierra quemada. La serpiente alzó la vista hacia el cielo, dejando que la lluvia mojara su rostro, y soltó una carcajada que quedó sofocada por el rugido de una explosión en la distancia.