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The Silver Traveler [Español]
Cap. 19. Historias de Colmillo Blanco. Fragmento 2:

Cap. 19. Historias de Colmillo Blanco. Fragmento 2:

Era el primer día de Margaret Burbon en la Academia. Ella estaba emocionada y nerviosa, teniendo expectativas altas de ella misma. Ya que había escuchado muchas historias de su hermano Wally y, sobre todo, de Alexandr. La joven zorrita se sentía como una sombra en comparación a ellos. Su hermano era el Carismático Mediador, conocido por ser la voz de la razón de Alex durante sus enfrentamientos y después de estos. Y Alex… Él era un Mito viviente, desde que “derroto” al Rey anterior y ahora, después de tantas peleas y enfrentamientos, estaba trabajando tranquilamente con él.

Para Margaret, Alexandr no solo era el “Rey” Escolar que imponía miedo y respeto con solo nombrarlo. Si no que también era alguien a quien ella admiraba profundamente. Desde muy más pequeña, había visto como protegía a los demás, sin importar su “Estatus” o su “Facción”, haciéndolo con una fuerza y valentía que superaban cualquier miedo. Pero además de esto, veía una calidez en él, una chispa que cada vez se volvía una llama, que hacía que todos quisieran estar a su lado.

Con esos pensamientos en mente, Margaret se miró en una vitrina que la reflejaba, alisando su falda y uniforme, respirando hondo antes de dar un paso en la gran sala principal de la academia, donde todos los nuevos tenían que cruzar para iniciar su historia. Margaret con un papel que le dio su madre, busco el lugar donde tenía que ir. Mirando alrededor, observo que, en el centro de la sala, el logo tipo estaba destrozado, pero “arreglado”.

Ella recordó lo que su hermano le había contado: “Alex peleo Contra Joseph, destrozo parte de la Academia…” Mirando sin creer lo que sucedió antes que ella este hay “Casi se matan, pero Alex termino ganando el respeto de toda la escuela y lo que un líder necesita contra quienes no están a su favor… Su Miedo” Margaret caminaba alrededor del “Nuevo” símbolo que se creó por encima del viejo. Corriendo hacia un pasillo al escuchar la campana. Detrás de ella, se miraba un símbolo de paz. Una imagen de un Lobo Blanco.

Con la cabeza llena de pensamientos, Margaret se miró en el cristal, ordenando nerviosamente su cabello y ropa. No creía que era capaz de estar en el mismo salón que su hermano… Y que Alex… Ella respiro hondo y miro el cristal nuevamente, en este le devolvía la imagen de una zorrita nerviosa, pero determinada. “Si Alex puede enfrentarse a esto, yo también puedo” pensando al intentar perder el miedo.

Al entrar, las miradas de todos los presentes se posaron sobre ella. La clase llena de jóvenes animas de diferentes clanes, lugares y clases sociales. Margaret sintió el calor subir a sus mejillas. Pero recordó las palabras de Mikaela: “Mantén siempre tu mejor cara, incluso si tienes el mundo contra ti. Eso lo aprendí de un viajo amigo”.

-Hola… Maestro… Compañeros, buenos días- La zorrita miraría a todos en la sala. –Mi nombre es Margaret Burbon. Es un placer conocerlos- Dijo con una pequeña reverencia, esforzándose por mantener la compostura.

El salón quedo en silencio un momento, hasta que una anima gritaría su nombre. Lyra, diría para opacar a la pequeña zorrita.

-Ya que nos presentamos, ¡Hola compañeritos, soy Lyra! - Todos la miraban con una cara de extrañeza más que de asombro.

El profesor miraría a la Loba de Color Rosa. Margaret se sentiría bastante mejor al no ser el centro de atención ahora. El profesor, alguien muy familiar, le tomaría el hombro y sin querer, volvería a hacer que Margaret sea nuevamente el foco de atención.

-Señorita Burbon, soy el Señor Albert. Veo que usted es igual de carismática como su hermano Wallas…- Algunos alumnos escucharían las palabras del profesor, empezando a parlotear de eso.

-Si profesor… Él me dijo que estudiaron con usted… y quería que usted me diera clases antes de su retiro- Margaret miraría al Mapache regordete, ahora con una gruesa barba con algo de canas.

-Wallas y Alex fueron los mejores de su generación Jajajajaja…. Veo que tú también tienes un gran potencial jovencita. Ahora, toma asiento y siéntete libre de decirme cualquier cosa- Los animas dejaban de prestar a tención a Lyra, esta con celos miraría a Margaret.

Margaret registro las butacas con su rostro, mirando a la esquina de la derecha donde estaban un grupo de 4 animas de su edad. Una cierva le llamaba con la mano, Margaret nerviosa se acercó a ellas, Lyra del otro lado la miraba de reojo enojada.

Al llegar reconoció a la sierva de ojos brillantes y gesto amistoso, era Natasha, la hermana de uno de los amigos de Alex. La cierva la presentó al grupo de amigos que la rodeaban, y pronto Margaret se sintió más relajada. Pero sintiendo una mirada hostil a un lado de ella.

El profesor les presento y como siempre, les mostro las materias y temas, útiles y salones. Margaret pondría atención, aunque como es normal para alguien tan joven, se aburriría rápidamente. Hasta que casi cae dormida en su asiento, sonaría una campana. Sus amigas irán al comedor y ella sacaría su lonchera, al bajar la mirada del costado izquierdo miraría un nombre escrito. “Alexandr V. Morosov”, Margaret miraría asombrada el nombre. Pensando que hay se sentaba Alex se sonrojaría levemente.

Margaret y Natasha caminaron juntas hacia el comedor cruzando los enormes pasillos, donde se unieron más cachorras. Margaret empezaba a disfrutar el día, comiendo y riendo y como era costumbre, alargaron el receso hasta la salida. Margaret empezó a sentirse agobiada por estar respondiendo preguntas sobre su hermano y, para su sorpresa, sobre Alexandr.

—¿De verdad conoces al Rey Escolar? —preguntó una loba curiosa.

—Sí, somos amigos… desde siempre… o eso creo… Ya que vivo con el—respondió Margaret, tratando de sonar casual, aunque sentía un ligero nerviosismo.

- ¿Enserio? ¿Viven juntos? Debe ser increíble estar cerca de alguien tan guapo y fuerte —comentó otra loba con un suspiro.

Margaret sintió una punzada de incomodidad que no entendía del todo. No quería compartir tanto de su vida privada, como su día a día con Alex.

El ambiente cambió cuando un grupo de chicas populares entró al comedor. Lideradas por Lyra, una loba de pelaje rosa, bolso de mano, con demasiado maquillaje y actitud deliberante y arrogante, se dirigieron directamente hacia la mesa de Margaret con sonrisas cargadas de burla.

— Oh, miren quién está aquí. ¿La pequeña Margaret? ¿En serio crees que perteneces a esta escuela? —dijo Lyra con un tono venenoso.

Margaret intentó mantenerse tranquila, pero cada palabra de Lyra era como una daga que se clavaba en su confianza.

—Yo… no creo ser mejor que nadie, pero— La anima intento calmar la situación, hasta que el hermano de la loba azoto sus puños en la mesa.

El golpe hizo temblar la mesa, haciendo bailar todo lo que había en esta, Margaret intento reaccionar, pero no tuvo oportunidad, su batido de chocolate cayó accidentalmente sobre Lyra, manchando su uniforme perfecto.

—¡¿Qué hiciste, estúpida zorra?! —gritó Lyra, furiosa.

Margaret intentaría limpiar a la loba, esta le propinaría una cachetada.

- ¡No me toques! ¡Se me pegan las pulgas! - Empezando a llorar. - ¡Hermanito! - Sus lágrimas de cocodrilo saldrían a cantaros.

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Margaret se intentaría parar, hasta que alguien parado enfrente de ella le miraría con una cara sombría. Su hermano mayor, un Lobo de color azul y negro. El tomo de su traje, alzándola en el aire. Margaret sintió el miedo paralizarla, Natasha le aventaría su comida a la cara.

- ¡Déjala en paz! - Mirando a Lyra con determinación, aunque sus piernas temblaban y sudor recorría su frente.

— Mejor aléjate dientes de remo… Después me encargo de ti… Ahora tu estúpida ¡Discúlpate ahora mismo! —rugió, mientras tomaba del cabello a Margaret. - ¡Tú y tu familia jamás serán algo en esta galaxia

La loba sin tener escapatoria hizo algo drástico para escapar. Le patio en la entrepierna al lobo logando que la soltara. Margaret logró escapar, corriendo hacia la salida escucharía algo que sentiría como un puñal en la espalda: “Tu familia no pertenece a la nobleza, ni siquiera tuviste que nacer, fenómeno”.

En el invernadero de la academia, un lugar tranquilo lleno de plantas y flores que parecían ajenas al caos exterior. Entraría Margaret, atravesando enredaderas y plantas filosas, se lastimo sus manos y piernas, además de romper su ropa. Margaret se dejó caer junto a un jardín de hermosas flores, dejando que las lágrimas fluyeran mientras recordaba las ultimas crueles palabras de Lyra: “Tu familia no pertenece a la nobleza, ni siquiera tuviste que nacer, fenómeno”

Los sollozos llenaron el aire, y Margaret se sintió más sola que nunca.

-No soy capaz de nada… ¿Y si tiene razón? Soy una carga…- Llorando entre sus piernas en su soledad. –Mi padre no estaría en problemas si yo no hubiera nacido con este pelaje… Doy asco- Acurrucándose sintiendo como se queda dormida un rato.

Un rato después escucho a alguien entrar, con miedo se arrincono más en su esquina. Escuchando el mover de la tierra y un fuerte golpe de algo. Bastante confundida escucharía un ruido de pasos la sacó de sus pensamientos.

Acercándose los pasos a ella, agachando su cabeza entre sus piernas, se escondería. Escuchando una voz familiar.

-Una princesa no tiene que estar aquí sola- Cuando levantó la mirada Alex estaba enfrente de ella, sucio de tierra sobándose la cabeza. –Ten… Esto es para ti Mags- Alex la miraba con una calma y una dulzura que nunca antes había visto en él. Acercándole una maceta con una flor.

-Alex yo… No tienes que estar aquí conmigo… Yo te hice perder tu tiempo- Margaret agacharía la cabeza. Volviéndose a esconder entre sus piernas.

Alex se sentaría junto a ella colocándole enfrente de ella la flor, Margaret alzaría un poco la mirada, observando que tiene enfrente. Un girasol marchito. La pequeña no sabría qué decir, pero Alex le gano la palabra.

-Un buen amigo y profesor me dijo una vez: “Si una flor esta algo marchita, no siempre significa que le falte agua o nutrientes, puede que simplemente este triste y quiera compañía” Y tu eres esa flor, y aquí estoy para hacerte compañía- Alex le tomaría de su mentón, acomodando su fleco con la otra mano.

Mirando se ambos a los ojos, la zorrita sentiría como su corazón se acelera al verlo. Alex sonreiría, alzándose se lavaría las manos en una llave cercana, una vez limpio, tomaría el botiquín y un trapo limpio, limpiando las heridas de Margaret. La cachorra se quejaría del dolor, Alex mirándola con tristeza en sus ojos.

-Ten… Es algo que le pedí a una “amiga” ya no le queda, pero hizo unos arreglos antes de que viniera aquí… Ella es muy buena en la costura, así que, espero que te quede bien- Alex le entregaría un uniforme a Margaret.

Ella miraría la ropa, hecha de un material hermoso, con tonalidades rosas y blancas. Y una falda de color cruzado con la nueva insignia de la Academia.

-Yo… no puedo aceptarle- Margaret con lágrimas en los ojos. –Es muy bonito para mi…- Intentando limpiar su cara.

-No desprecies esto, Anna lleva días confeccionándola para ti, ella sabe que eres muy bonita y si no lo usas, la harás sentir mal a ella- Alex le limpiaría la cara con un pañuelo, dándoselo. –Tu eres mejor de lo que piensas, que eso no se te olvide- Alex le acerco la ropa mientras sonreía, dejándola en una mesa.

Se daría la vuelta para empezar a acomodar todo lo que había usado, al terminar miraría detrás de él, sonrojándose al notar que Margaret quería cambiarse justo ahí.

- ¡Espera! Yo… Bueno, hay un “salón” donde el cristal es borroso al otro lado del pasillo, deja veo si esta vacío y te cambias…- Alex intentaría enfriar su rostro con las manos.

Alex no aguantaría más, metiendo la cara en la cubeta de agua fría. Margaret se quedaría en shock al ver lo que casi hace enfrente de Alex. No sabe que sentimiento es este, pero si sabe que Alex es quien se lo provoca. Ella se cambiaría mirándose al espejo, sin saber si pertenece a ese lugar, pero mirando a su flor, sentiría esperanza.

Un rato después terminaría de vestirse en el salón, mirándose en el espejo, pensaría en quien es a quien mira en ese sucio espejo, sin evitar llorar de alegría, pues siempre le trataron mal, Margaret se apresuraría arreglando su cabello y su ropa nueva.

Alex terminaría de acomodar todo en su cinturón y miraría boquiabierto al ver a Margaret con su nueva ropa.

Un traje algo grande, pero que le queda perfecto, una falda con un cinturón blanco y hebillas doradas colgando de una orilla, un saco blanco con adornos dorados en todo el frente y la espalda el contorno de un Lobo, con una hombrera de color rosa con unos guantes blancos con los dedos cortados y unos zapatos de tacón bajo blancos con la punta rosa.

-Y… ¿Cómo me veo? - Margaret avergonzada creería que se ve mal.

-Te ves bien… de hecho, es tu estilo. Le diré a Anna que te ayude a acomodarte a uno que te guste- Alex se limpiaría la saliva de su boca. –Ahora eres parte de la realeza… “Princesa”- Mirando a otro lado.

Margaret sentiría lo que le dijo, es cierto, ahora que su padre es el “Líder” de Colmillo blanco, ella y su hermano ahora son los “Príncipes” Ella tiene un papel muy importante ahora.

-Tranquila, te ves bien, no tienes que sentirte mal y lo de Princesa, tu hermano se ocupara de la mayoría de cosas por ahora, disfruta el ser tu misa. Cuando tengas edad, hay empieza a preocuparte por gobernar JAJAJAJAJA…- Alex reiría mirándola y regresando su rostro rápidamente. -Tenemos que regresar- Intentando tapar su rostro.

Alex terminando de arreglarse iría con la zorrita de vuelta a la cafetería. Margaret estaba nerviosa, pero miro la cara de Alex, rojo como tomate, aunque trataba de aparentarlo. Al llegar a unas puertas familiares para Alex, antes de entrar al lugar miraría a Margaret y aunque le costaría al inicio le diría algo que la dejaría pensando por el resto del día.

- Yo no dejare que nada malo te pase. Voy a cambiar esta galaxia, aunque me cueste la vida… Créeme- Tomando la mano de Margaret. -No habrá más odio ni sufrimiento, pero no puedo lograrlo solo. Así que necesito que seas fuerte y que tú te ocupes de esto mientras no estoy yo- Alex le daría a Margaret su flor. -Tu eres mucho más fuerte de lo que tú crees, solo necesitas estar con aquellos que quieren un cambio, pues eso inicia aquí- colocando su dedo en su frente y corazón. - ¿Puedes hacerlo por mí? - Margaret asentiría sin dejar de ver sus ojos, sintiendo el rubor en su cara y sus latidos aumentar.

Alex la llevó afuera al patio, donde todos los presentes guardaron silencio al verlos entrar, muchos con la boca caída. Alex rojo de ira, se aproximaría donde las amigas de Margaret están siendo molestadas por la Loba.

El lobo Blanco le pondría la mano en el hombro. El hermano mayor que apenas e iba a 12° Tomaría al lobo del bazo, Alex se alzaría, mostrando su enorme estatura a comparación de ellos, el joven lobo miliaria con terror quien es al verlo te frente. Alex tomaría al hermano de la camisa alzándolo del suelo, varios centímetros y con una amenaza, calmaría el lugar.

-Esta zona es ahora un lugar Libre, si tienen algún problema, estoy yo para resolverlo… ¡¿Alguien más se opone?!- Mirando a todos lados y terminando de ver al hermano brabucón. Alex le gruñiría y le diría unas últimas palabras: “Si vuelves a tocarla… Te colgare de tu ropa interior en el hasta por el resto de la semana… ¿Quedo claro? - El ánima asentiría llorando con mocos resbalando por su cara.

Susurros y voces resonarían, todas las clases mirarían a Alex, unos adulando su tenacidad, otros temiendo de sus represalias. Al momento que Alex activaría su “Habilidad” un momento para que sus ojos se encendieran como un par de luces doradas, los susurros se desvanecieron enseguida.

Alex le soltaría, el pequeño lobo de color azul, mirando el rostro enojado de Alex correría de vuelta a su zona, la pequeña loba temblaría de miedo al ver la mirada de Alex hacia ella. Una vez zanjado, miro a Margaret le sonreiría y hablaría ante todos.

-Ella se queda a cargo de esta zona, si tienen problemas con ella. Los tienen conmigo- Alex abrazaría a Margaret. –Odio usar la fuerza, pero nunca me dejan otra opción, si la paz será con mano de hierro. Que así sea- Mirando al público que tendría una mirada viva en su rostro de aceptación.

Antes de salir, Alex agregaría unas palabras que cambiarían a todos los presentes.

- Margaret, esta flor es como tú: frágil al principio, pero capaz de florecer si recibe cuidado. Yo creo en ti. Ahora es tu turno de creer en lo que puedes llegar a ser- Alex abandonaría el lugar con el pulgar en alto.

En sus pensamientos agradecería al lobo: “Gracias Alex… A mí por tener este pelaje blanco me molestan demasiado… y tú que, si eres alguien con esa sangre, eres muy fuerte” Margaret miraría a sus amigas abrazándolas. “Seré como tú, alguien que pueda afrontar todo de frente y sin miedo”. Su flor en su mesa ahora.

Esa noche, Margaret recordó cada palabra de Alex, cada gesto, cada mirada. Sabía que algo dentro de ella había cambiado para siempre. Alexandr no era solo su protector; era la chispa que encendería la llama de un nuevo mañana