El frio aire cortaba la piel, soldados caminaban hacia su objetivo, el aire olía a ceniza. El bosque lloraba y se quejaba mientras el fuego lo consumía.
Los soldados atacaban las torres y vigías. La alarma se dio en todo el campamento. Los defensores se preparaban. Steven, Félix y Gabriel estaban preparando un arma pesada, cuando un vehículo ligero exploto, todos alrededor se tiraron al suelo. Gabriel fue por las municiones.
Steven y Félix arreglaban el arma, soldados dispararon desde la barricada improvisada. Los soldados de Colmillo Blanco respondían el fuego como podían. Entonces, un silbido fuerte resonó en el aire.
Steven termino de arreglar el arma y en ese momento, a su costado cayeron los morteros.
Un velo negro lleno su mirada y un pitido lo ensordeció. Gabriel se puso de pie. Los enemigos disparaban a la distancia y después de unos momentos, entraban al lugar, acribillando a quien encontraban. Félix tomo a su amigo y con ayuda de Gabriel, lo empujaron al agujero de la explosión.
Ellos 3 se quedaron en el agujero y no planeaban salir hasta sentirse recuperados. Félix tenía unas granadas caseras, Gabriel una escopeta recortada y Steven un revolver con solo 4 balas.
Mientras, a la distancia, una figura con una máscara de madera. Se acercaba rápidamente entre la maleza y plantas, siendo seguido por algo más grande. Deteniéndose al escuchar una explosión, mirando entre los agujeros de su máscara. Mirando el ataque al campamento. Los morteros caían y en sus adentros, ardían como las llamas del infierno.
La figura que le acompañaba era frenada con un simple movimiento. El enmascarado cambio la ruta, saltando de árbol a árbol. Intentando llegar más rápido, su acompañante se fue por tierra, siendo rápido, pero más lento.
El enmascarado llego al lugar. Mirando a su alrededor, observo el lugar en llamas, cuerpos de sus aliados y enemigos por doquier. Mirando en el primer muro, observo cadáveres y vehículos destruidos a la distancia. Sus ojos demostraban su miedo, pero algo más fuerte… ira.
Caminando con cuidado, el fuego que aún quedaba, alumbraba su rostro entre la tenue oscuridad, sus ojos dorados llenos de lágrimas. Detrás de él, un soldado le apunto. El enmascarado sintió su presencia y antes de que apretar el gatillo, con una gran velocidad, apago el fuego.
El enemigo grito, más soldados llegaron, encendiendo sus linternas, intentando encontrar a quien estaba escondido, apuntando sus armas al cielo oscuro. El enmascarado, con un arco revestido de sabia, tenso el arco con paciencia, selecciono un objetivo y disparo.
Sus flechas penetraban el blindaje de la cabeza como un lápiz al papel. El primero de los enemigos cayó muerto. Los demás intentaron localizarlo. El tirador dio a otro soldado en el pecho, alumbrándolo, le dio con otra flecha, atravesando su cuello.
Los que seguían en pie, dispararon al árbol donde estaba. Pero con la misma velocidad, logro esquivarlos antes de que las balas le dieran. El grupo empezaba a temer.
Los demás, rápidamente buscaron cobertura. Gritos y ordenes se escuchaba, dentro del campamento, se escuchaba otro grupo acercarse.
El tirador se escondía entre las sombras. Un soldado salió de su posición, el líder del escuadrón le ordeno regresar. Este apunto a un punto su linterna, caminando hacia este. En ese momento, el tirador, salió de entre los escombros. Tomando el arma del soldado, abrazándolo con esta, lo alzo y corrió hacia los demás.
El pelotón disparo y cada disparo destrozaba a su compañero que gritaba de dolor. El tirador llego con los últimos 5 que quedaban. Al llegar, el capitán le disparo con su rifle, no tenía ya balas. Así que coloco la mano en su cinturón y disparo.
O eso creía, miro enfrente y una bala le atravesó el cráneo. El ánima con armadura Tribal, estaba manchado de rojo, la sangre caía sobre su armadura y parte de su máscara. Los soldados en shock, bajaron sus armas.
El enmascarado les apunto y como si estuviera cumpliendo un deseo, acaricio el gatillo. Rápidamente regreso en sí. Tomo lianas y los encerró en unos cobertizos cerca. El enmascarado escucho a la lejanía, refuerzos se acercaban. Preparado, mientras el fuego iluminaba su máscara.
Se escuchó una ráfaga de disparos y gritos, el extrañado iría a ver que sucedió. Al momento de moverse, sus piernas temblaban, sus rodillas flaquearon, tirándolo al suelo. En ese momento, otro grupo llegaba en un vehículo grande.
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El enmascarado tomo de un vehículo enemigo varias latas de gasolina, tirándolas en el centro del lugar. Los soldados avanzaron, el enmascarado estaba escondido, la noche le cubría y el fuego débil de unos escombros, le daba algo de calor.
El olor a sangre y pólvora abundaba en el aire. Pero sobre todo… Gasolina. El enmascarado, encendió una flecha que unto con sabia.
Un soldado miro el tenue brillo, cuando se acercaba la flecha a su rostro para ser lanzada, miro a un “Tribal” con una armadura pesada, al momento de apuntar le miraría que algo estaba a sus pies, con olerlo lo sabía.
El enmascarado lanzo el ultimo bote con una patada y con una flecha en llamas, lo atravesó, logrando que las llamas se alzaran, quemando a los soldados. Estos ardieron con gritos de dolor.
El enmascarado observo como el fuego los consumía. Diciendo para sí mismo: “Cada muerte, no será más que un recordatorio, una pesadilla más…”
Camino hacia dentro del campamento, pero entre la noche, observo a varios heridos y soldados capturados, llego con ellos. Los soldados temerosos por lo que había hecho, se quedaron callados. El enmascarado miro al comandante.
Este vio atravesó de la máscara, y no podía creerlo, el enmascarado corto las lianas y le entrego su cuchillo una piedra muy filosa. El comandante desato a los demás y solo dijo: “Se llevaron a mas, pero hay una masacre en el último muro… ayúdanos Alexandr”
El lobo se quitó la máscara, su rostro lleno de ira, asintió en silencio y se colocó de nuevo la máscara, listo para acabar con esto.
Alex camino por la entrada, observo varios cuerpos acribillados, disparos provenían de más adelante. Pero antes de poder hacer algo, una bala rozo su máscara. Con su agilidad y percepción mejorada, logro esquivarla por nada. Con su mano, toco el hueco bastante aliviado.
En ese momento, una ráfaga de disparos le siguieron. Alex activo su habilidad, logrando ver de dónde venía el tirador. Moviéndose rápido, no era suficiente para esquivar todo, además que no iba a durar eternamente su habilidad.
Observando un vehículo, se lanzó a un lado, el neumático paro algunas balas asta destrozarse, Alex corrió hacia dentro de este, las balas caían encima, el lobo se resbalo y quedo atorado en el almacén de munición ya vacío.
Balas perforaron el blindaje durante más de 2 minutos, hasta que se detuvieron los disparos. El lobo salió rápidamente, su arco estaba destrozado, un disparo le logro alcanzar. Así que decidió ir directamente contra su enemigo, sacando un hacha chica, ataco al artillero.
Su arma quedo en el cuello del anima, 2 armas le apuntaban. Alex alzo la mirada y 3 rostros familiares le saludaron con cañones.
- ¡Chicos! - Alex bajo su hacha y se quitó la máscara. – ¡Que suerte es verlos vivos!
Gabriel miro al lobo sorprendido, Félix sonrió y Steven lo abrazo, llorando.
- ¡Alex…! Pensamos que… Estuvimos mucho tiempo solos… Y ahora esto…- Alex le tomo el abrazo y lo calmo.
En el otro Aldo, se escuchaban gritos, Alex le pidió a su grupo recargar el arma y mantener la posición. Steven le preguntaría que hará, Alex le miro con unos ojos de “Cazador” algo que antes no tenía y le dijo.
-Voy a acabar con la guerra a como dé lugar- Alex se alejó con varios saltos subió a los árboles.
Steven sabía que su amigo cambio… Aunque le diera miedo, entendía que, en la guerra, necesitas perder algo de ti mismo para sobrevivir. Como lo que hizo el.
Momentos antes, el grupo escucho a los soldados gritar, sumergidos en la oscuridad, la ametralladora estaba cargada, ellos no habían sido vistos. Steven estaba agachado, no podía o quería entender que sucedía.
Disparos vinieron de más adelante. Se miraban en el aire. Otro grupo de detrás del “muro” salió a cazar. Steven miro a los soldados, con ira y odio, se acercó a la metralleta y con esfuerzo la giro. Al tenerlos en la mira, los acribillo sin problema.
Gabriel disparo a los que frenaron y Félix lanzo una granada eliminando a los que quedaban, el lugar se quedó en silencio. Otro grupo salió a ver lo que sucedía, siendo acribillados de la misma forma.
Steven cansado miro a alguien entrar rápido, disparo y su arma se había atascado. El cañón al rojo vivo, tiro con fuerza el seguro y volvió a disparar. El ánima que entro, logro esquivar sus balas a una gran velocidad.
El ánima se quedó en la oruga enfrente de él, disparo hasta que su arma sacaba chispas. Unos segundos después, su arma se detuvo, nuevamente, tiro del seguro nuevamente, para darse cuenta que estaba vacía su arma.
En ese momento, alguien salió volando hacia él, cuando abrió los ojos, preparado para luchar, miro una máscara y debajo de ella unos ojos familiares. “Alex…” Se escuchó en su cabeza.
De regreso al campamento, Alex miro el lugar iluminado por el fuego, cadáveres y heridos, siendo asesinados a sangre fría, ellos eran arrojados al fuego bajo la orden de un animal. Un anima con una armadura negra mandaba a los soldados de Valle Verde.
Alex miro con odio lo que hacían. Sin arco, tomo su hacha, pero sabía que no lograría nada. Así tomo su pistola y la encendía. Mucho tiempo sin hacerlo.
Observo la situación pensando en que sería lo mejor para actuar. En ese momento, el ánima de armadura negra, recibiría de su casco una señal de vida. Volteando a donde le indica, le costaría ver, demostrando que no usa sus ojos. Alex miro detenidamente que hará.
El ánima de su espalda, saco un arma pesada. Una ningún, Alex sin pensarlo empezó a correr entre los árboles, el ánima disparo sin seguro. Alex se escondió detrás de un árbol tras otro, las balas dañaban parte de su armadura, rozándolo. Si una bala le daba, estaba muerto.
El ánima, observo que solo gastaba munición y jamás le iba a atinar, así que disparo al tronco de donde estaba Alex. Tirando el arco y con este al lobo. Alex cayo y rodo, enfrente del anima que coloco su arma enfrente de Alex.
El lobo rodeado fue apuntado por todos. El ánima que media unos 2.34 metros, reía de forma amenazante. Alex pensó el que hacer, pero era inútil. Su suerte se había acabado.
Antes de rendirse, Alex tocaría un cuerno, alguien entre la maleza, que descansaba, escucho el llamado, así que sin más tiempo que perder, se dirigió a ayudar. Alex pensó que podría tener una oportunidad más para vivir.