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Arcanum Veritas: Fractals (Español/Spanish)
Capítulo 27: Lo que se encuentra debajo

Capítulo 27: Lo que se encuentra debajo

Avanzando por el pasillo oscuro, la luz de las linternas muestra un camino de sangre que dobla en una esquina, la cual irradia luz rosácea. Cada vez que el lugar se ilumina, pequeñas motas rosa llenan el espacio bailando en el aire, solo para desaparecer cuando la oscuridad vuelve a reinar. Con cada paso que dan, un aroma dulce empieza a hacerse cada vez más pronunciado junto a un sentimiento de euforia que desentonaba con la estresante situación en la que se encontraban. John se tensa frunciendo el ceño profundamente, esta situación haciéndole recordar a su encuentro con Arktack en el invernadero hace unos meses, así que subiendo la guardia se recuerda a sí mismo que debe de mantenerse centrado en el trabajo y no dejarse llevar por el impulso que el Ether provoca. Doblando en la esquina, llegan a la sala de operaciones, un gran espacio en cuyo centro se encontraban 4 aparatos de funcionamiento incierto. Estos estaban conectados con gruesos cables a una mesa de operaciones de metal en donde yacía recostado un cuerpo femenino, anclada a esta por una lanza de latón, que le perforaba el torso y atravesaba el acero debajo.

Apenas entran al recinto pueden apreciar como el aire en el cuarto está cargado de un tinte rosa que tiñe el haz de luz de sus linternas, Talón dice algo, pero rápidamente se detiene al notar que no se escucha nada más que un ligero pitido que va en aumento hasta volverse ensordecedor, cuando el sonido empieza a hacer doler los oídos de repente cambia a una atronadora descarga eléctrica, electricidad rosa siendo expulsada de las máquinas y dirigiéndose hacia la mesa a una velocidad lenta pero constante, cuando llega a la mesa el cuerpo empieza a tener espasmos, pero a pesar de lo violento del espectáculo los impactos de la carne contra el metal sucede en silencio como si fuera una película muda, apenas las convulsiones empezaron, hilos de luz rosa se desprenden del cuerpo, conectándola con otra forma encima del cadáver, con cada segundo que pasa se puede apreciar el contorno rosa y transparente de una mujer bonita que se manifiesta en el medio del aire, con su largo pelo flotando como si se encontrara debajo del agua, vestía un vestido largo que le llegaba a las rodillas y un colgante que terminaba en un pequeño dije en forma de delfín, Al completarse la figura de la mujer esta empieza a cantar, un dulce sonido expandiéndose rápidamente por la habitación.

Todos miran con asombro el movimiento casi hipnótico de la mujer, que lentamente se acercaba a ellos flotando por el aire, mientras desafía las leyes de la gravedad. Al estar a unos centímetros de Talón, ella extiende su mano, el pulso del Ether brillando desde su lado izquierdo y subiendo hasta la punta de los dedos, sus yemas liberando minúsculas mariposas de energía que se disipan en el aire apenas se apartan lo suficiente de la extremidad. El arcanista mira el espectáculo no pudiendo sacar la vista de la aparición. Gotas gordas de sudor empiezan a surcarle la frente, deslizándose por su rostro y cayendo sobre su ropa holgada. Talón levanta su brazo lentamente mientras se tensa, intentando detener el movimiento con todas sus fuerzas, pero algo lo incita a seguir tomando control sobre él, haciéndole continuar. No importa cuánto el hombre luche, cuando su mano se encontraba casi en contacto con la de ella, chispas carmesí y rosa empezaron a volar entre ellos.

Mientras tanto, el cerebro de John empieza a acelerarse, intentando pensar en una forma de salir de la situación en la que se encontraba y ayudar a su capitán antes de que sea demasiado tarde. Rememorando la última vez que estuvo en este tipo de situación, recuerda aquel extraño sentimiento de dolor que lo sacó del trance aquella vez, así que, usando toda la fuerza que puede juntar en el estado que está, cierra fuertemente su puño vendado y lo golpea sobre su muslo; el dolor extremo extendiéndose por su brazo explota en señales de alerta al llegar a su cabeza, haciendo que los músculos tensados se liberen, permitiéndole correr hacia Talón y taclearlo al suelo, alejándolo de la peligrosa creatura antes de que pudiera hacer algo irreparable. El impacto contra el suelo también libera a Talón del encantamiento y juntos se dan vuelta para recibir el siguiente golpe, pero la entidad solo tiene tiempo de mirar a John con una expresión de odio antes de desaparecer junto a la electricidad que circulaba por el cuerpo en la mesa, salvando no solo al dúo de ser atacado sino también liberando a los demás miembros del equipo de campo que luchan unos momentos para mantenerse en pie.

—¿Qué mierda fue eso? —pregunta el aspirante consternado por lo que acaba de ver.

—Una Banshee, tenemos que movernos rápido antes de que vuelva —responde Talón mientras se levanta y extiende la mano hacia John.

—¿Banshee? ¿las que si escuchas gritar te mueres? —vuelve a interrogar el hombre mientras se incorpora tomando la mano ofrecida.

—No necesariamente, no necesita gritar para matarte —responde Lorena con lo que en un principio podría ser considerado una broma de no ser por la expresión seria de la mujer.

—¿Qué hacemos? No estamos preparados para luchar contra una Banshee, no en el estado en que nos encontramos —dice Smith dirigiéndose a Talón con un tono preocupado.

El arcanista piensa por unos segundos, colocando su mano sobre su Enki, sintiendo como todavía emanaba un gran calor. Guiando su linterna sobre la mesa de metal, puede ver la lanza que yace todavía clavada en el cuerpo que ahora se encontraba inmóvil. Siguiendo la idea de John, el arma era necesaria para ver si la fuente en realidad albergaba el grimorio que estaban buscando, así que dirigiéndose a sus compañeros explica —Tratemos de recuperar la lanza; si la Banshee vuelve, nos retiraremos lo más rápido posible; se ve que ella solo puede estar en este plano mientras surque electricidad a través del cuerpo, así que manténganse atentos al volumen del pitido.

Todos asienten y se ponen alrededor de la mesa de operaciones; ahora que puede ver el cuerpo de cerca, John se sorprende al ver los intrincados diseños en forma de cicatrices que cubren por completo la figura de la mujer y por un segundo pudo entender la obsesión de Ombelton con estas marcas, pero el sonido de su compañero preparándose para retirar el arma que perforaba el pecho de la mujer lo saca de su estupor generado por la curiosidad y lo hacen centrarse en el trabajo delante de él. Mikail lidera el intento de sustraer la lanza. Jalando con todas sus fuerzas, puede notar cómo el cuerpo apenas se movía, a pesar de dar todo de sí, el arma no se mueve ni un centímetro, el cadáver negándose a entregar su tesoro. Luego de unos segundos, el hombre se rinde y con una cara roja, ya sea por el esfuerzo o la vergüenza, dice: —Nop, esto está más atorado que carretera en fin de semana largo.

—Es una lástima, no me gusta desacralizar cuerpos, pero no tenemos tiempo, si no quiere salir, deberíamos cortar alrededor, luego limpiamos lo que quede en la lanza —propone Dolche acercándose mientras blande una de sus dagas, pero antes de hacer algo mira a Talón esperando que secunde la idea; este lo hace y la mujer abanica en dirección hacia donde el metal se encontraba con la carne, solo para ser sorprendida cuando el filo de su arma rebota contra la piel desnuda, sacando una lluvia de chispas carmesí que ilumina la oscuridad de manera momentánea.

De repente, y sin previo aviso, las intricadas escarificaciones que cubrían el cuerpo inerte empiezan a brillar con pulso rojo e intenso, el olor a sangre del Ether rojo nublando el aroma dulzón de su contraparte rosa.

—¿Qué demonios? —proclama Smith ante el evento, empezando a analizar las marcas, tratando de entender lo sucedido.

Lorena empieza a decir algo, pero a pesar de que sus labios se mueven, ningún sonido sale de su boca, lo único que se puede escuchar es el conocido pitido agudo que profetiza otra descarga eléctrica y otro encuentro con la aparición. Todos se apartan apenas ven que la electricidad rosácea empieza a emanar de las máquinas y se colocan a un costado, en un círculo, preparándose para el siguiente ataque que llega justo cuando la corriente impacta otra vez contra el cadáver, provocándole otra ronda de silenciosas convulsiones.

Lentamente, los hilos de energía empiezan a subir, pero a diferencia de la última vez, la silueta que conforman tiene un aspecto más deformado; los pelos que antes flotaban libremente por el aire ahora se paraban hacia arriba como carámbanos de hielo, su vestido se encontraba en girones y su rostro bello ahora retorcido en una expresión de dolor y angustia. Lo más horripilante del nuevo aspecto era la boca que ahora se abría de par en par, mucho más de lo que debería ser posible, mostrando una oscuridad abisal.

Con un chillido, el ser se lanza en contra del grupo; Mikail salta hacia adelante, impactando con la figura, desviando el ataque, pero siendo lanzado en el proceso como si el gigante hombre no fuese más que un niño. John disparó, conectando con la masa rosa que conformaba la entidad, pero sus balas solamente pasaron a través de ella, sin hacer ningún efecto aparente más que llamar la atención de la Banshee que sale disparada en su dirección. Sorprendido por la velocidad del ser, el aspirante tropieza con sus propios pies, empezando a caer. Ni lenta ni perezosa, la creatura aprovecha para atacarlo, su mano deformándose en garras etéreas que se extienden en la dirección de John. Cuando éstas estaban a punto de impactar, una mano lo toma del hombro y lo quita del medio justo a tiempo, haciendo que las zarpas golpeen el suelo, dejando surcos profundos en este. Luego de soltar al aterrado hombre, Dolche se para en frente de John, el filo de sus dagas recubierto en Ether rojo, y con un impulso que agrieta los azulejos del piso se lanza a toda velocidad contra la abominación, haciendo cortes precisos mientras intercambia entre ataque y defensa. Ella se mueve a través de la habitación casi como si estuviera bailando con el monstruo, con cada corte girónes de energía rosa que se desprendía de la Banshee, pero, a pesar de esto, ella no pareciera ser incomodada en absoluto por esto, luchando con la misma extrema ferocidad como si acabara de aparecer.

John se levanta y mira alrededor; Talón estaba ayudando a Mikail, que se encontraba en el piso luego de golpear la pared, a levantarse mientras que Aguilar y Smith buscaban perfilar un tiro que no golpeara a su compañera. Dolche estaba aguantando, pero lentamente iba perdiendo terreno; el cansancio generado por la extenuación física y el sobreuso de Ether tomándose su precio como cortes que empezaban a aparecer por el cuerpo de la mujer. Llevando su atención hacia el centro de la habitación, John ve las maquinas cuyas pantallas encendidas mostraban una estática constante y sabiendo que la electricidad rosa proviene de ellas si de alguna forma pudiera sobrecargarlas tal vez podría apagarlas y con un milagro de por medio detener a la Banshee en seco, con un plan en mente corre hacia la más cercana, al llegar es recibido por un grupo de botones, perillas y palancas, no había ningún cartel y obviamente no sabía cómo operar el equipo pero la situación se estaba poniendo cada vez mas peligrosa así que sin mucha más opción empieza a operarla de manera aleatoria pensando que la situación no podría ponerse peor, lastimosamente esa idea pronto sería desmentida puesto que al bajar una de las palancas un fuerte rugido emana de la mesa del centro expandiéndose por toda la habitación como una ola rosa. Al mirar alrededor para ver si lo que hizo funcionó, puede notar cómo Dolche estaba rodeada por dos Banshees. Su intento de resolver la situación solo la había empeorado; por suerte para él, Lorena empezó a disparar, logrando sacar presión de la arcanista que seguía batallando contra la aparición.

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Entrando en pánico, el aspirante redobla sus esfuerzos e intenta reparar el error que acaba de cometer solo para que otra vez un ruido atronador se volviera a esparcir, esta vez transformando a los espectros, deformando su figura y haciendo que ganen un mayor tamaño y poder. Debido al repentino cambio, Dolche trastabilla y es golpeada en el abdomen con tanta fuerza, que es lanzada al aire dibujando un arco y cayendo fuertemente en el suelo, luchando para levantarse. Lorena tampoco la tenía fácil puesto que, con las balas de poco calibre, incluso estando reforzadas con Ether, ya no detenían el avance de la horrenda abominación; por suerte para ella, Talón y Smith llegaron a socorrerla con fuego de cobertura, dándole tiempo a la arcanista de tomar distancia y volver a abrir fuego con un cargador fresco. La entidad más cercana a Dolche se acerca rápidamente hacia ella intentando darle el golpe final, pero justo antes de que pudiera cortar a la mujer, Mikail sale de la nada agarrándola del cuello por detrás haciendo que se olvide de la mujer y se centre en el hombre a sus espaldas.

El miedo corriendo por las sinapsis de John hace que se paralice dudando por un instante si intentar otra vez operar la maquinaria sea una buena idea, pero recordando las cosas que dudar le ha hecho pasar, toma un respiro hondo y cierra los ojos, abriendo su mente y conectándose con el Ether alrededor de él. A medida que su percepción se expande, puede sentir claramente que el Ether rosa que lo rodea es encantador, delicado y dulce; se siente como un abrazo cálido y se escucha como las palabras de aliento de un ser querido. A lo lejos, directamente detrás suyo, un viento filoso se levanta lleno de hostilidad que le eriza la piel, pero no pudiendo centrarse en eso decide concentrarse en la máquina enfrente suyo. Moviendo las manos por encima de ésta, puede notar cómo una ligera vocalización puede ser escuchada, en un principio desentonada hasta parecer un chirrido, pero a medida que pasa los dedos por los diferentes botones se va afinando hasta sonar como un coro melodioso, el sonido representando la respuesta correcta.

Guiado por la música, John empieza a manipular el artefacto y luego de unos segundos puede sentir el olor a quemado desde debajo de él. Cuando abre los ojos, puede apreciar cómo el aparato estaba sacando chispas a pocos segundos de explotar. Saltando hacia un costado, el aspirante puede esquivar la peor parte de la detonación, pero un poco de metralla golpea el costado de su pierna, haciéndolo sangrar. Levantando la vista, puede ver cómo las Banshees pegan un chillido y su forma desaparece por unos instantes solamente para volver a aparecer esta vez de un tamaño mucho más pequeño, ambas mirándolo con una ira inhumana, sintiendo la hostilidad de las creaturas. John se levanta preparándose para recibir el impacto, pero sus compañeros se interponen ganándole algo de tiempo, tiempo que usa para intentar sobrecargar otra máquina, esta vez logrando evitar por completo cualquier fragmento volador. Del mismo modo, la tercera cae, haciendo que una de las creaturas desaparezca por completo y la otra se encuentre parpadeando, entrando y saliendo de esta realidad constantemente. John llega a la última máquina y empieza a trabajar subiendo y bajando palancas, pero cuando estaba a punto de terminar siente un tremendo dolor en la espalda; cuando se da vuelta puede ver a la Banshee directamente detrás de él, su nuevo estado de existencia haciendo que le sea imposible a sus compañeros contenerla. Ella vuelve a abanicar y en un sorprendente arranque de valentía, John salta hacia adelante, evitando las filosas garras, pero siendo golpeado con el brazo de la creatura que lo hace volar, golpeando el piso a unos metros de donde estaba. La Banshee se posa sobre él, flotando con impunidad mientras titila como un foco a punto de quemarse. En otras circunstancias, John estaría aterrado, buscando desesperadamente la forma de sobrevivir, pero en cambio mira a la creatura con una sonrisa, moviendo la cabeza ante una tonada que solo él pareciera escuchar. Ante tan raro gesto, incluso un ser tan desprovisto de humanidad como lo son las esquirlas no puede hacer otra cosa que ladear la cabeza extrañada. En ese momento, el motivo de la calma del hombre se hace visible cuando una humeante máquina de uso incierto explota en mil pedazos, extinguiendo al ser. Esta vez el aspirante esperaba que para siempre.

John respira hondo, observando a sus compañeros del otro lado de la habitación que venían a socorrerlo una vez más. Es en ese momento que se dio cuenta de que a pesar de que la esquirla había desaparecido, el cuerpo en la mesa no se había detenido, sino todo lo contrario, los movimientos erráticos habían aumentado de velocidad y fuerza, empezando a abollar el acero en donde se apoyaba. Con cada girón de energía que volvía al cadáver, este empezaba a brillar cada vez más hasta el punto de emanar una luz cegadora. El hombre intenta apartar la vista, pero algo lo obliga a mirar, sus ojos ardiendo al ser bañados con el resplandor rosa que ahora cubre todo su mundo. A medida que su visión empieza a fallar, en el medio del fulgor puede apreciar algo, un fragmento de aire que se rompe, emanando algo que él no puede percibir con sus sentidos, pero instintivamente siente en ese lugar. Una esencia destilada de entropía en su forma más pura empieza a supurar del cuerpo, dejando en el hombre un sentimiento de angustia y el miedo más grande que ha sentido en toda su vida. Lentamente, lo único que pueden ver es un fondo negro en donde motas de colores, principalmente rosa, bailan en el aire.

—John, ¿te encuentras bien? —dice Talón, sonido devuelto a sus palabras, mientras se acerca al hombre y lo ayuda a levantarse.

El hombre se pone en pie y observa a la persona que lo ayudó; por la voz sabe que es su capitán, pero solo ve una silueta de partículas rojas con forma humana delante de otra silueta más grande del mismo color, esta de aspecto más animal que mira al aspirante moviéndose furtivamente alrededor de los dos, pero sin alejarse mucho de la primera.

—No, creo… creo que estoy ciego —comenta John mientras sigue la gran figura con la vista retrocediendo un poco cuando esta se frena y se acerca a él cuando se percata de que es percibida por el hombre.

—¿Ciego? ¿cómo que ciego? —dice un contorno de partículas plateadas con una voz muy parecida a la de Lorena.

—Pues tengo los ojos abiertos y no puedo ver, bueno, puedo ver algo, pero no sé qué es, déjame probar algo —responde el hombre mientras apoya las manos sobre sus ojos e intenta canalizar Ether verde. En ese momento pudo ver que las motas de ese color se acercaban a él, entrando dentro de sí y dirigiéndose hacia su Enki, que como un remolino brillante las consumía para luego mandarlas hacia la punta de sus dedos. Cuando retiró las manos, su visión había vuelto, pero ya no había rastro de las partículas de luz, solo la cara de sus compañeros preocupados por él.

—¿Mejor? —interrogó Dolche poniendo una mano en la espalda del hombre, un fulgor verde cerrando los 3 tajos que surcaban su espalda.

Él asiente y se gira a ver lo que quedó de la mesa de operaciones; sobre ésta el cadáver de la mujer había desaparecido, dejando atrás su piel como un manto macabro que todavía lucía las cicatrices. En el piso, del lado derecho, la lanza se encontraba inmóvil esperando ser levantada.

John se acerca y la toma, energía corriendo por sus manos al hacerlo. Mirándola detenidamente, puede apreciar cómo la punta de esta tiene un filo rojizo que desprende ligeras pulsaciones carmesí de vez en cuando.

—Qué hacemos con esto —pregunta el aspirante apuntando a la piel, no atreviéndose a tomarla.

—Nos la llevamos; Discovery estará feliz de que le demos algo extraño que analizar —dice Dolche mientras sin trapujos toma la descartada piel.

—Necesito hablar con Sigil, ¿dónde quedó la rata? —cuestiona el capitán mientras mira alrededor. Un chillido proveniente de una esquina oscura les llama la atención, desde las sombras una rata con pelaje verdoso se acerca; Talón la toma y dice —Sigil, trae la caja de contención enfrente de la fuente del centro; estamos yendo ahí en estos momentos.

Luego de que le confirmaran que estaban en camino, ya con todas las piezas, el grupo sale afuera del centro, el constante sentimiento de hormigueo en la nuca por fin cediendo. Al llegar al frente de la fuente son encontrados por Sigil y Abigail que los esperan con una caja de madera negra recubierta de runas.

—Talón, aquí traje la caja de contenci… eso… ¿Eso es piel? —pregunta el arcanista, mirando sorprendido el contenido de las manos de Dolche.

—Larga historia, después te la cuento, tratemos de terminar esto antes de que amanezca. ¿Escuchaste algo en la radio? —responde el hombre, cambiando el tema a uno más relevante.

—No, al parecer la policía no sabe que estamos aquí, pero no deberíamos arriesgarnos —dice Sigil dando un paso hacia el costado cuando la mujer se acerca.

—Concuerdo, John, cuando estés listo, haznos los honores —comenta Talón dirigiéndose al aspirante.

John toma los objetos y los coloca uno a la vez en las manos de los ángeles; estos calzan justamente; luego de que insertara el último con un clic, un fuerte temblor sacude el terreno. El hombre debe aferrarse a la estatua para no caer mientras esta se mueve, revelando una escalera que desciende a la oscuridad. Con linterna en mano bajan a una serie de recámaras antiguas con paredes llenas de murales manchados con moho negro; el lugar es extremadamente frío hasta el punto de que todos tiritan, John pasándolo particularmente mal en estos momentos. Al llegar a la última recámara, una gran pintura del momento en que Jesús resucita a Lázaro ocupa la mayoría de las paredes del lugar, y en el medio, colgando de gruesas lianas de mucosidad negra, se hallaba un pesado tomo que daba un aire de melancolía y tristeza junto a un intenso aire frío, como si el invierno emanara de entre sus páginas.

En un principio, cuando le dijeron que él sabría cómo se vería un grimorio, él no entendió a lo que se referían; después de todo nunca había visto uno de estos. ¿Cómo iba a saber que era? Pero en ese instante, en el momento en el que posó sus ojos en el libro, lo único que su mente podía pensar, era que lo que tenía en frente era algo antiguo, algo poderoso y sin dudas un grimorio.

Si bien costó un poco despegar el libro, el proceso de guardarlo era bastante directo. Una vez dentro de la caja todos salieron del lugar, recuperando los objetos de latón y cerrando la entrada al subsuelo. Cuando el reloj marcó las doce de la noche, John se sienta en la parte de atrás de la van, en donde vinieron, cansado, dolorido, pero satisfecho con los resultados de esta exploración. A medida que el vehículo se mueve por las calles de Hope en dirección a santuario, el hombre mira por la ventana preguntándose cuál será el siguiente paso y si estará a la altura cuando el momento llegue.