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Arcanum Veritas: Fractals (Español/Spanish)
Capítulo 24: Una cuestión de perspectiva

Capítulo 24: Una cuestión de perspectiva

Ambos hombres avanzan hacia la recepción lo más rápido que pueden, cruzando el umbral de la puerta sin quitar la vista del pasillo en el que se encontraban; una vez junto con el resto del equipo, John cierra la puerta, esperando que al menos detenga unos segundos, sea lo que sea que estuviera del otro lado.

—¿Qué pasa? —pregunta Dolche al ver el apuro de sus compañeros.

—Dejé la puerta cerrada, cuando salimos estaba abierta, ninguno de nosotros salimos del archivo como para abrirla, entonces la única explicación que queda es que ella la abrió, está buscando un momento para atacarnos —explica el arcanista girándose en la dirección de la puerta de la derecha, moviéndose en esa dirección a paso apresurado.

- ¿Ella? ¿Quién es ella? ¿La creatura que mató a esos Youtubers? —pregunta John, miedo empezando a filtrarse en su voz.

—Sí, asumimos que la creatura es 1-006, una esquirla caracterizada por ser una cazadora de emboscada. Si quieres saber más, léete esto; el resto asumo que sabe a lo que nos enfrentamos —explica Smith pasando su PSD a John.

El aspirante toma el teléfono y empieza a inspeccionar la entrada del bestiario, su aspecto volviéndose mucho más pálido con cada oración que leía.

"Denominación: 1-006

Otros nombres: la mujer rota, la llorona, la novia sangrienta.

Ether: Rojo

Nivel: 3

Descripción: La entidad se hace pasar por una mujer joven con pelo lo suficientemente largo como para cubrirle el rostro. Si bien no tienen un color de piel o pelo definitivo, se las puede diferenciar por estar vestidas con un vestido mayormente blanco (aunque ha habido reportes del uso de otros colores) sin importar la estación, siempre maltrecho y manchado con lodo y sangre.

MO:1-006 es una cazadora de emboscada; su aspecto, que aparenta una mujer desamparada, es utilizado para hacer que sus víctimas bajen la guardia y, cuando las tiene lo suficientemente cerca, poder asestar un golpe rápido y letal.

Debilidades: a pesar de su increíble velocidad son relativamente menos resistentes que otro tipo de esquirlas de semejante nivel; por ende, un tiro bien colocado o un golpe lo suficientemente fuerte puede acabar con ella fácilmente.”

John devuelve el teléfono a Lionel; una gruesa gota de sudor empieza a rodar por su frente a pesar del frío. Pasmado, mirando a su compañero, pregunta —¿Nivel 3 no es una esquirla de bajo nivel, verdad?

—No, no lo es —responde Smith de manera seca.

—Entonces, ¿Sigil se equivocó al tomar las medidas? —vuelve a interrogar el hombre, dirigiendo su mirada a la puerta que da al exterior.

—No necesariamente, 1-006 es una entidad que se caracteriza por su habilidad de aparentar ser una persona normal; es por eso que su radiación de energía es menor que la de otras esquirlas del mismo nivel —explica Lionel mientras mira a sus compañeros que lo esperan en la puerta que se abre al ala derecha del edificio.

John se queda en silencio por unos segundos, su mente volviendo a reproducir los sonidos e imágenes que vio hace una hora, preguntándose si tal vez está mordiendo más de lo que puede masticar en este momento.

Ante la expresión del hombre, Dolche se acerca y con una mirada llena de simpatía le propone —John, las cosas cambiaron de golpe; una esquirla de nivel 3 no es poca cosa, así que, si quieres volver al auto a esperar con Abigail y Sigil, puedes hacerlo; nadie va a pensar menos de ti.

El aspirante lo piensa; la seguridad que promete el vehículo color oliva es tentadora, pero rápidamente descarta la idea, agitando la cabeza, para tratar de quitarse la bruma de miedo que le inunda el cerebro. Su mente le recuerda que está aquí para ayudar a un amigo, para ganarse el derecho de pertenecer y para demostrar que sí puede cambiar.

Avanzando hacia la puerta en donde los demás miembros se encuentran, mientras saca su pistola, dice —No vine a este lugar para que me traten como un niño; voy a continuar con ustedes hasta el final, porque soy un adulto responsable, un arcanista y por sobre todo soy parte de este equipo.

Todos se quedan en silencio mirando a John con un renovado respeto, puesto que entienden que a pesar del frente valeroso que pone, el hombre todavía está aterrorizado y tomar esta decisión no es nada fácil. Los labios de talón se levantan en una casi imperceptible sonrisa que rápidamente oculta diciendo —Ya escucharon al hombre, prepárense para entrar.

Se ponen en posición; esta vez Talón empuja la puerta que se abre de un portazo. En ese momento, Smith barre el pasillo tratando de encontrar cualquier amenaza en la oscuridad, pero al ver que su linterna no revelaba nada más peligroso que un par de parches de madera mohosa, asintiendo, se mete dentro, seguido de cerca por los demás.

Apenas entran, pueden notar que el lado de la derecha está cubierto de ventanas que a pesar de estar talonadas dejan pasar algunos rayos de luz de luna; a la izquierda, 3 puertas preceden a unas escaleras que llevan tanto al sótano como al segundo piso. Con un objetivo claro, avanzan rápidamente con la guardia en alto, puesto que no pueden sacarse la sensación de que algo observa cada paso que hacen, esperando el momento propicio para atacarlos.

Al llegar al pie de las escaleras se encuentran con unas rejas que impiden el paso hacia abajo. Por suerte, la que los llevaría al lugar a donde quieren ir no tiene ninguna barrera que los detenga más allá del denso olor metálico que casi pareciera bajar desde la cima de la escalera como una neblina pesada e invisible.

Preparándose mentalmente, John se concentra, tratando de agudizar sus sentidos para lo que viene, mirando hacia arriba en dirección de lo que en teoría eran las habitaciones de los pacientes, la oscuridad arremolinándose en los rincones que sus linternas no llegaban a alumbrar.

Guiados por Talón, el grupo lentamente asciende; con cada paso los tablones que conforman los escalones rechinan, amenazando con romperse, pero al final llegan al segundo piso sin muchos problemas y son recibidos por un pasillo largo con 10 puertas de cada lado, más una al final que se encontraba abierta de par en par. Convenientemente, cada puerta contaba con un número encima de ella, lo que hizo que buscar las habitaciones que necesitaban fuese bastante más fácil de lo que esperaban.

—Deberíamos separarnos, así cubrimos más terreno más rápido —comenta John mientras barre con su linterna el pasillo.

—No, si nos separamos se lo dejamos más fácil a 1-006; la criatura es propensa a atacar a personas aisladas; si estamos en grupo nos aseguramos que si quiere atacar tenga que ir por la persona más débil —dice Aguilar mientras mira a John dando a entender claramente a quien ella consideraba esa persona.

John la mira un poco ofendido, pero no pudiendo negarlo, ignora a la mujer y espera la respuesta de Talón.

—Nos movemos como un grupo; nadie abra fuego hasta estar seguro del objetivo; John, quédate en el centro de la formación, Dolche guarda tu pistola y concéntrate en defenderlo —decide el arcanista tácitamente, concordando con Lorena.

Sin decir nada, John se coloca directamente detrás de su líder, pegado a la mujer, mientras intenta suprimir los temblores que le recorren el cuerpo, el resultado de la mescla del miedo más la extraña atmósfera del lugar que ganaba cada vez más peso con cada paso que daban. El equipo empieza a caminar y rápidamente llegan a la primera habitación; esta pertenecía a Iván Drestof, el titiritero obsesionado con esculpir. Apenas atraviesan la puerta, pueden escuchar un crujido que provenía de sus botas, y al mirar hacia abajo aparecen cientos de virutas de metal que brillan al ser impactadas con el haz de luz proveniente de sus linternas. Del lado derecho se encontraba una cama con un colchón húmedo y, del otro lado de la habitación, un escritorio lleno de herramientas de escultura se hacía visible; encima de este, un círculo de metal del tamaño de una tapa de alcantarilla se encontraba posado junto a una gruesa capa de polvo. John, Smith y Dolche empiezan a buscar alguna pista en las inmediaciones y después de unos minutos encuentran un diario cuyas hojas están arrancadas excepto por la última.

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"Hoy por fin terminé el escudo, espero que esto complazca a mi Musa y por fin pueda volver a tener una buena noche de descanso; lastimosamente alguien tomó el tomo que terminé hace unas semanas, solo espero que la lanza que me quitó el señor Ombelton llegue a las manos de los ángeles, que es donde debe estar".

—Otra vez lo de las estatuas —comenta Dolche cerrando el diario.

—¿Piensas que es coincidencia? —preguntó John levantando el escudo de la mesa y observando de cerca como en el centro aparecían agujeros debajo del polvo.

—Pocas cosas lo son; por ahora llevémoslo con nosotros, por las dudas —responde Lionel mientras se levanta, su búsqueda debajo de la cama no dando resultados.

El siguiente cuarto, esta vez perteneciente a Randall Stegonopolis, solo puede ser catalogado como un desastre: el vidrio de la ventana está destrozado, dejando entrar luz de luna y un viento frío que mueve el polvo del lugar; el colchón está dado vuelta, mientras que el escritorio está completamente destrozado. En la pared, escrito en negro, dice "OLIVANDER DEBE MORIR". Luego de buscar unos minutos en el caos de la habitación y no encontrar nada de valor deciden avanzar hacia la última pieza.

Antes de llegar al dormitorio de la señorita Hembraistan, el grupo podía notar algo extraño en la pared que precedía a la puerta; líneas negras se extendían desde la abertura como si se tratara de tentáculos negros. Al llegar a la habitación pudieron notar que todo estaba recubierto por un denso moho negro que se aferraba a las paredes, techo y suelo.

—¿Qué es esto? —pregunta John dando un paso hacia atrás cuando siente como repentinamente baja la temperatura y el aire se llena de un extraño olor que le hace recordar a un cementerio.

—No estoy seguro, pero sé de alguien que puede darnos una mano —responde Lorena levantando el ratón de sus hombros y, apuntándolo hacia la entrada de la habitación, agrega —Abi, ¿puedes preguntarle a Sigil que es esto?

La rata se queda en silencio por unos segundos para luego decir —Sigil dice que esto es probablemente 05-001; cientos de esquirlas en miniatura que forman una comunidad de hongos no son peligrosas por si solas, pero pueden usarse para potenciar otras esquirlas de SILRR-05. Lo más extraño de todo es que según él una concentración tan alta de ellos no debería ser posible sin un centro, y como las lecturas no muestran una concentración lo suficientemente alta, le hace pensar que debe haber un medio en la habitación, por cómo está distribuido. Sigil cree que probablemente se hizo con la intención de ocultar algo; si encontramos el medio puede que encontremos lo que están intentando ocultar.

—¿Cómo se ve el medio? —pregunta John, empezando a temblar un poco por el repentino cambio de temperatura.

—SILRR-05 usa restos humanos como su medio, ya sean huesos, uñas o pelo —responde la rata luego de que Abigail consultara con el arcanista.

—Pelo… —dice en voz baja el aspirante pensando en el reporte que leyó hace unas horas.

—Sí, ella estaba obsesionada con el pelo, particularmente de los cadáveres —comenta Dolche confirmando el pensamiento del hombre.

—Pues genial, estamos buscando un mechón de pelo en un lugar lleno de hongos; este día se pone mejor y mejor —se queja Lorena mientras mira hacia la habitación.

—No te olvides que nos está acechando una creatura en busca de comernos la cara, compañera —bromea el ruso solo para recibir una cara de exasperación de la mujer.

Sin mucho más que decir, se adentran en la habitación y luchando un poco con el pegajoso piso, buscan por los siguientes minutos entre los diferentes muebles y masas de hongos. A pesar de que la búsqueda es meticulosa, John no encuentra nada que se parezca a lo que están buscando. Para colmo, la temperatura seguía bajando hasta el punto de que le empezaron a castañear los dientes.

- ¿John te encuentras bien? Estás temblando —preguntó Smith preocupado.

—Sí, como para no estarlo, con el frío que hace y el olor a muerto no ayuda —responde el aspirante, preguntándose si tal vez el hombre le estaba tomando el pelo, pero cuando vio la expresión que Leonel portaba ladeando la cabeza, agrega —¿Tú no tienes?

—Hace un poco de frío, pero tampoco para tanto —responde Lorena mirando extrañada al hombre .

—Puedo oler un ligero olor a cadáver, pero es muy sutil, tal vez… —dice Talón mientras se lleva la mano al mentón de manera pensativa para luego de unos segundos preguntar —¿Dónde sientes que esta sensación es más fuerte?

Extrañado por la pregunta, John cierra los ojos y empieza a caminar alrededor del cuarto lentamente. A medida que se acercaba a la cama, podía sentir como el aire se volvía más frío y el olor ya conocido de putrefacción aumentaba con cada paso. Cuando estaba a unos centímetros, la oscuridad detrás de sus parpados se empezó a arremolinar en figuras oscuras que se lanzaban contra él, intentando agarrarlo. Manteniendo la calma, se arrodilla, hundiéndose ligeramente en la masa de hongos debajo de él y extiende su mano en dirección hacia el centro del vórtice. A medida que hunde su mano cada vez más en la negrura, puede sentir este sentimiento de frío que va en aumento hasta el punto de que es doloroso. Susurros casi inaudibles se manifiestan en sus oídos, viniendo de todos lados al mismo tiempo, que hablan en un idioma que no comprenden, pero que suenan como el último aliento de una persona a punto de morir. La idea le trae recuerdos amargos, recuerdos que usa para sobreponerse al dolor y meter por completo su brazo en el remolino hasta casi llegar al hombro; en ese momento en la masa viscosa y fría encuentra algo sólido que arranca con todas sus fuerzas, liberándose sin mucha resistencia a pesar de los hilos negros y pegajosos que pretendían atraparlo.

Cuando John abre los ojos, puede notar que está en las manos de Mikail, que muestra una sonrisa dientuda. A duras penas logra ponerse de pie, su brazo derecho completamente cubierto en la sustancia negra. Mirando hacia su mano, puede notar que todavía está cerrada en un puño, y cuando lo abre aparece un mechón de cabello atado con una cinta de color negro escrita con un extraño símbolo que parecía una flecha invertida.

—Quieres hacer los honores —propone Smith pasando un encendedor al aspirante.

Lo toma sin decir nada y lo enciende, la llama naranja bailando en el aire nocturno, al acercarlo al pelo puede sentir cómo los susurros iban en aumento hasta casi dejarlo sordo, pero cuando el fuego tocó el pelo, las voces se detuvieron de golpe. Con una agitación fuerte, el mechón sale volando del agarre del hombre, flotando en el aire y a medida que se consume va absorbiendo el moho de la habitación para luego, cuando ya no queda rastro de 05-001, dispersarse como ceniza en el viento.

John agita la cabeza, sus oídos todavía pitando; después de unos segundos mira alrededor y puede notar cómo la habitación, ahora desprovista de hongos, está tan limpia como si hubiera sido limpiada hace unas horas; en el centro de esta, donde antes no había nada, ahora se encontraba una caja de madera tallada.

—Buen trabajo, cadete —dice Lorena dándole un golpe afectuoso en la espalda.

—Vemos si por fin encontramos lo que vinimos a buscar —comenta Smith tomando la caja y abriéndola.

El aspirante se acerca a su compañero, curioso del contenido. En el camino pudo notar como Talón lo miraba intensamente con una expresión inquisitiva. No queriendo ser malentendido, no dice nada ante las dudas de su capitán y llegando al costado de Leonel pregunta —¿Y lo encontramos o no?

—Sé que algunos libros se escribieron en tablillas de metal, pero creo que este no es el caso —dice Leonel mientras levanta un libro abierto hecho de latón con una abertura en la parte de atrás. Observando por encima de la caja, John puede apreciar cómo hay varios restos de diferentes creaturas, junto a una cantidad importante de pelos colocados en mechones. Al posar su linterna, el brillo de algo metálico se puede ver.

—Déjame la caja por un segundo —pide John extendiendo la mano.

Este se la da, dejando que el aspirante rebusque en el contenido del desconcertante contenedor, sin pensarlo mucho mete las manos entre el pelo y retira un pequeño cilindro metálico con un círculo en la parte de abajo.

—Déjame ver eso un momento, John —pide Lorena apenas ve el objeto.

El hombre le pasa el cilindro y ella empieza a analizarlo. Luego de unos segundos pudo notar cómo al girar el círculo de abajo, pequeños dientes salían desde el tambor colocándose en una forma que pareciera aleatoria.

—Creo que acabamos de encontrar la llave a la oficina de Ombelton —dice la mujer esbozando una sonrisa.

—Pues volvamos, y no se olvide el libro —ordena Talón saliendo al pasillo.

El resto del grupo lo sigue colocándose en posición, volviendo por donde vinieron a paso rápido nada se interpone en su camino, John se alegra de que la entidad no se dignara a atacarlos mientras estaban buscando el lugar, tal vez era lo suficientemente inteligente como para entender que pelear 6 contra 1 no es una buena idea, con este pensamiento en su mente bajo la guardia por una fracción de segundo, unos momentos de merecida calma inspirada por la proverbial meta que se alzaba en el horizonte, en ese momento algo cambia en el pasillo, una sensación de que algo está mal cubre el cuerpo del aspirante seguido de un fuerte olor metálico que lo ahoga, desde su rabillo del ojo, aparecida entre parpadeo y parpadeo una pesada puerta de submarino aparece anclada a la pared, cadenas cubriendo su superficie, así también como una gruesa capa de óxido, en la parte de arriba se posa una inútil ventana redonda cuyo vidrio está lleno de rasguños haciendo que ver a través de ella se imposible.

Todo pasó tan rápido que nadie pudo siquiera decir nada. La puerta se abrió de golpe y un brazo extremadamente largo tomó a John del hombro, levantándolo como si él no pesara nada, metiéndolo a la habitación con una velocidad vertiginosa. El hombre cae duramente al piso, deslizándose en una patina carmesí por unos instantes, antes de impactar en una pared recubierta con la misma sustancia. Al levantar la vista, puedo ver cómo sus compañeros se lanzan a la puerta tratando de intervenir, pero tan rápido como se abrió, esta se cierra dejándolo solo en la habitación debajo de una parpadeante luz roja.