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Capítulo 25: Viendo rojo

Levantándose y poniéndose en una posición defensiva, John busca en el cuarto el origen del siguiente ataque, pero luego de unos segundos lo único que puede percibir es el abrumador olor a metal que hace que respirar sea difícil, además de un extraño dolor que no parecía venir de un lugar en concreto de su cuerpo; este claramente iba en aumento con cada instante que pasaba, haciéndole entender que tenía poco tiempo antes de que el sentimiento no lo deje moverse. Ante toda razón cierra los ojos y se centra su mente en sus alrededores, intentando imitar lo que hizo hace unos minutos cuando intentó encontrar el medio en la habitación negra. Enseguida la parte de atrás de sus parpados, que en circunstancias normales debería ser negra, toma un tono carmesí; a sus espaldas puede sentir esta presencia grande y filosa; a pesar que la entidad lo aterra por algún motivo, sabe que no es la criatura que lo atacó puesto que, a pesar del aura pesada y salvaje que emana, no presenta maldad, más bien lo contrario, si tuviera que clasificarlo diría que es violencia en estado puro, sin conocimiento o moralidad, solo destrucción. Cada segundo que pasa percibiendo a esta cosa un pequeño grano de ira empieza a germinar en su pecho, su lado racional dando paso a algo mucho más oscuro, no teniendo tiempo de cavilar sobre lo que está pasando quita su atención de este ser y lo mueve hacia adelante en donde podía sentir otra aura que, aunque más débil y claramente parecida, supuraba un aire de deleite sádico manchando su visión como una maza oscura, en ese momento líneas negras cortan el aire en su dirección, instintivamente John utiliza Ether mejorando sus habilidades físicas y cuando vuelve a abrir los ojos puede notar como una creatura pálida de brazos extremadamente largos que terminan en uñas filosas estaba lanzándose contra él, gracias al preventivo aumento logra lanzarse hacia un costado esquivando el ataque casi por completo, solo recibiendo un superficial corte en el cuello.

La criatura impacta en la pared que hasta hace pocos segundos sostenía al hombre, pero, en vez de romperla, esta se deforma como si fuera un cúmulo de agua levantando olas sangrientas que se expandían en todas direcciones. Ahora que la tenía más de cerca, John puede notar con más detalle al ser, de piel grisácea y aspecto desnutrido, vestía harapos que alguna vez fueron un vestido blanco y una melena de pelo azabache cubría las facciones de su rostro. La principal característica que resaltaba eran las extremidades extremadamente largas que le hacían recordar más a una araña que a un ser humano.

Mientras el hombre miraba horrorizado a la bestia, esta, con una velocidad pasmosa, se trepa a la pared y corriendo por ella se lanza de nuevo hacia John. Desde la maraña retorcida de pelo se escucha un terrible chillido que le hiela los huesos. El sobresalto traba los músculos del aspirante, haciendo que este no pueda moverse fuera del camino a tiempo, y con un fuerte impacto cae al suelo. 01-006 lo toma de ambos brazos y lo sumerge parcialmente en la pátina del suelo que sin previo aviso empezó a ganar profundidad; el dolor de las uñas penetrando su piel se mezclaba con el dolor incesante que a estas alturas ya se volvía insoportable y las cosas toman un giro para lo peor cuando los pelos que cubrían el rostro de la entidad se apartan mostrando un espiral de dientes que empiezan a girar rápidamente mientras se acercan a la cara del hombre lentamente, casi como si el ser disfrutara de impartir terror a sus víctimas antes de acabar con ellas. John lucha, pero el agarre es férreo y cada movimiento lo único que hace es enterrar más profundamente las uñas en su carne. El hombre intenta pensar en cómo puede escapar de esta situación, pero cada idea que se le ocurría era descartada tan rápido como llegaba y lentamente se estaba quedando sin opciones. Para colmo, el dolor y, por sobre todo, la risa ahogada de la creatura, que iba en aumento con cada centímetro que se acercaba al rostro del hombre, no ayudaba en lo más mínimo.

Sin dejar de luchar, incluso cuando los primeros dientes empiezan a cortar su carne, John no sabe qué hacer y cierra los ojos esperando que algo dentro de sí lo salve, en ese momento tanto la presión en los brazos como el dolor desaparecen, casi como si nunca hubieran existido y cuando vuelve a abrirlos se encuentra en un hermoso jardín lleno de flores, sentado en una silla enfrente de una mesa circular, en esta se podían ver pequeños platos con sándwiches, masas y demás aperitivos junto a una tetera y tres tazas de té. Enfrente de él, una mujer bella de piel morena y pelo lacio levanta la vista del libro que estaba leyendo atentamente, mientras sonríe amablemente en su dirección.

—Buen día, dormilón, te dije que quedarte toda la noche estudiando te iba a hacer mal —comenta la mujer, tomando la taza con sus dedos y dándole un sorbo al caliente líquido.

John está extremadamente confundido; en un momento estaba peleando por su vida y al otro está teniendo una placida taza de té con una mujer hermosa, vagamente familiar. Los retazos de terror que todavía se mantienen en su mente le hacen dudar si fue solo un sueño malo o si lo que ve enfrente de él es simplemente alguna piedad, ya sea una deidad o simplemente su cerebro que intenta protegerlo mostrándole una ilusión de algo bonito antes de ser destrozado por una esquirla.

—Aurelio, te encuentras bien, te ves pálido —dice la mujer mientras extiende su brazo sobre la mesa, tomando una mano blanca. A John le cuesta unos segundos entender que por la calidez que siente esa mano es suya.

El hombre intenta hablar, hacer preguntas, pero antes de que nada pudiera salir de su boca, imágenes empiezan a asaltarlo, como flashes de luz, una detrás de otra en rápida sucesión, tan rápido que es difícil entender lo que pasa en muchas. Retirando su mano de la de la mujer, se levanta y hace un paso hacia atrás tratando de alejarse, pero la silla detrás de él lo hace tropezar, haciendo que caiga al piso. El hombre cierra los ojos mientras cae, esperando el duro golpe del suelo, pero este no llega; lo único que percibe es una vibración en el aire junto a una ligera sensación de nausea. Extrañado por la situación, decide abrirlos y, apenas lo hace, un olor metálico junto a un dolor extremo que le recorre el cuerpo vuelven de golpe, pero esta vez acompañado de la extraña sensación que se genera cuando uno se encuentra en caída libre.

Casi en cámara lenta, John cae junto a 01-006; la falta de soporte hace que se genere espacio suficiente para que el hombre arranque un brazo libre y golpee con todas sus fuerzas a la creatura. El sonido de huesos romperse, tanto ajenos como propios, puede ser escuchado, pero el impacto tiene la suficiente fuerza como para liberar el otro brazo y separarlo de la abominación. Cuando por fin se sentía seguro, puede notar cómo la velocidad de la caída va en aumento junto con otra vibración, seguido de un flash de luz purpura que casi lo deja ciego; luego de unos segundos, el destinado impacto contra el suelo llega, sacándole el aire de los pulmones y dejándolo desorientado.

Intentando levantarse se arrastra por las maderas podridas en busca de algo que le pueda servir de apoyo, a lo lejos voces familiares gritan algo que no puede entender, pero antes de que pudiera incorporarse la criatura lo agarra de los tobillos y lo levanta en el aire dejándolo bocabajo. Su visión desenfocada por el cansancio y el dolor ve cómo 01-006 se endereza, mostrando por fin su gran tamaño que casi toca el techo del pasillo. La entidad levanta su brazo, Ether supurando de la base de sus uñas, envolviéndolas en una densa capa roja y expandiéndola aún más; el ser estira su brazo hacia atrás, preparando el golpe final mientras levanta a John, dejándolo cara a cara con ella, volviendo a mostrar el espiral de dientes; pero esta vez, en el medio de la vorágine aparece un solitario ojo, inyectado con sangre, de iris escarlata y un tajo negro que apenas se mueve en lugar de la pupila; este lo mira con una mescla de ira y aprensión.

En el penoso estado en el que se encontraba, John no se rinde e intenta levantar los brazos con la intención de liberarse, pero su lado derecho no responde y aunque lo hiciera, nada podría hacer ante la presión monstruosa con la que la creatura lo tiene apresado. Con un chillido agudo, 01-006 abanica intentando cortar al hombre a la mitad, pero antes de que las garras recubiertas en Ether pudieran hacer contacto con su cuerpo, un manchón gris impacta en el costado de la creatura, lanzando al aspirante por los aires, mientras flota por unos instantes. Gracias a sus reflejos aún aumentados por la magia, puede notar como una nueva entidad se une al combate. De piel grisácea y facciones caninas, este ser portaba un cuerpo desprovisto de pelo, esbelto y musculoso, recubierto por ropa ajustada que se pegaba al cuerpo como una capa de pintura. Antes de que callera al piso, John observó cómo el nuevo retador, que se alzaba por encima de la esquirla, estaba agarrando a 01-006, manteniéndola en contra de la pared con un esfuerzo notable hasta el punto de que grietas empezaban a aparecer por todo el muro.

Demasiado cansado como para poder mantener el aumento, la magia se desvanece y, casi como si el tiempo se hubiera acelerado, empieza a descender a una velocidad cada vez mayor. Intentando prepararse para el impacto gira su cuerpo, pero para su suerte dos pares de mano lo toman, suavizando el golpe lo más que pueden. Mirando a sus salvadores, puede notar cómo Smith y Dolche lo tienen desde las axilas, arrastrándolo hacia el otro lado del pasillo lejos del intenso combate.

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—John, John, ¿puedes escucharme? ¿Cómo te encuentras? —pregunta a gritos el arcanista en un tono preocupado, intentando dilucidar el estado del hombre.

—Sí, creo que sí, mano derecha rota, laceraciones en brazos y piernas, algo cansado, pero por lo demás bien —responde el hombre con una ligera sonrisa, aliviado de estar entre aliados una vez más.

—Bien, si todavía tiene suficientes fuerzas para hacer bromas quiere decir que no está tan mal; te lo dejo, voy a apoyar a Talón —dice Dolche, dejando al convaleciente al lado de la puerta que da a la recepción mientras que, sacando sus dagas, se da vuelta para luego correr en dirección de la esquirla.

—¿Todavía puedes usar Ether? Por lo menos para hacer primeros auxilios —pregunta Smith mientras toma la mano derecha del aspirante entre las suyas, un ligero brillo verde emanando de ellas.

A pesar del dolor que le recorre el cuerpo, John se concentra en su Enki; si bien se siente cálido, no está cerca de ser una molestia, así que con seguridad empieza a mover Ether a su mano izquierda. Cuando este llega allí, un brillo verdoso empieza a emanar de esta, que pasa a posar en la herida del cuello, cerrándola, solamente dejando atrás una pequeña cicatriz. El proceso se repite con las demás heridas y después de unos minutos todas dejan de sangrar. Si bien la mano derecha todavía está gravemente lastimada, e iba a necesitar varias semanas de recuperación, por lo menos los huesos que penetraban la piel habían vuelto a su lugar y las laceraciones se habían cerrado casi por completo. Sacando un par de vendajes de un pequeño saco, John se venda la mano lo mejor que puede al mismo tiempo que traga unas pastillas para intentar disminuir el dolor que aún se mantenía presente.

Del otro lado del pasillo, cerca de las escaleras, la batalla continuaba. El aspirante podía notar, incluso desde la distancia, cómo 01-006 había recubierto todos sus brazos y piernas de Ether rojo, dándole el aspecto de una armadura carmesí que hacía temblar el aire y lo volvía filoso, aumentando las habilidades de una ya letal creatura; sin embargo, la nueva entidad que se sumó al conflicto le seguía el paso no con un poder apabullante o una velocidad atronadora, sino con una exquisita técnica y control preciso sobre el Ether que se manifestaba en pequeñas explosiones escarlata al impactar el cuerpo de 01-006.

La pelea es tan intensa que el Ether alrededor de los combatientes hierve, materializándose en una niebla rojiza que se mueve y arremolina con cada movimiento que hacían, oscureciendo la vista de vez en cuando, solo dejando los cortes y grietas en las paredes y el techo como prueba de lo sucedido.

—¿Tienes un buen tiro? —preguntó Dolche a Aguilar que se encontraba arrodillada, con su pistola levantada, esperando la oportunidad para disparar.

—No, ¿y tú? ¿Crees que puedas intervenir? —responde la mujer sin bajar el arma.

—No, si me meto ahí, sería más un estorbo que otra cosa —confiesa la arcanista con un ligero tono de decepción, el filo de sus dagas recubierto en un brillo escarlata.

—Pues entonces esperemos nuestro momento, camaradas, mientras tanto confiemos en Talón —dice Mikail mientras se ajusta sus guantes, un fulgor naranja empezando a emanar de ellos.

De repente un chillido atronador retumba en el lugar, haciendo temblar el pasillo y desprendiendo sedimento del techo, con tal fuerza que la neblina que recubría a los dos combatientes es empujada hacia atrás, mostrando cómo 01-006 ahora estaba recubierta de pies a cabeza en Ether rojo, excepto el torso en donde varios puntos de luz naranja empezaban a brillar como si fueran esferas de metal fundido. El pelo negro que antes cubría su rostro ahora es una maraña sangrienta de látigos que se movían con velocidad, que ni siquiera Talón en su nueva forma podía esquivar completamente. Atrapado, es lanzado por los aires en dirección a sus compañeros, impactando duramente contra el piso cientos de cortes regados por toda su figura. La entidad se lanza hacia adelante con macabras intenciones, pero antes de que pudiera asestar el golpe final en su adversario, dos flashes de luz, uno rojo y otro naranja, iluminan el lugar.

Viendo el peligro en el que su capitán se encontraba Dolche y Mikail se lanzaron con la intención de interceptar a la creatura, cada uno impacta duramente con uno de los brazos de 01-006 mandando fuertes olas de viento por todo el pasillo, a pesar de su mejor esfuerzo lo único que el dúo pudo hacer es que la entidad sea empujada uno centímetros hacia atrás mientras que ellos eran lanzados varios metros en la dirección opuesta, rodando por el piso y volviéndose a parar con las manos temblantes y algo desorientados, pero esa pequeña abertura era lo único que necesitaban, un momento de sorpresa que anule los reflejos aumentados del ser el tiempo suficiente como para neutralizarlo, en ese instante varios disparos rujen a las espaldas de los luchadores cuando Aguilar descarga su arma contra la esquirla, la mayoría impactando en los puntos naranjas en el torso de esta, con cada bala que impacta, se puede escuchar el sonido de cristal romperse y de las heridas, niebla carmesí empieza a supurar, regando los alrededores de denso Ether que lentamente se disipa en el aire.

La creatura cayó de rodillas, la capa de Ether que la recubría escapando a través de las heridas provocadas por las balas. A pesar de la rapidez y precisión de Aguilar, 01-006 reaccionó lo suficientemente rápido, esquivando una bala en particular, la que se dirigía al núcleo más grande, aquel ubicado en el centro del pecho, que ahora brillaba con una intensidad alarmante, quemando la piel pálida de la creatura y expulsando un repulsivo olor a carne quemada que se mescla con el aroma metálico del lugar. La entidad intenta alejarse, pero el cuerpo solo le responde con espasmos esporádicos. En ese momento, sintiendo una fuerte sed de sangre, mira hacia arriba solo para ver a Talón parado delante de ella con un brazo levantado. La creatura se agita instintivamente, entendiendo el insulto y chilla en protesta ante la falta de respeto, pero el reproche no dura mucho, puesto que Talón atraviesa el pecho de la esquirla con su brazo, arrancando el último núcleo, haciendo que esta se deshaga en un polvo cristalino, la única prueba de su existencia siendo el cristal del tamaño de una manzana que el arcanista tiene en su mano.

Al finalizar la pelea, John, sintiéndose un poco mejor gracias a los analgésicos, se levanta con la ayuda de Smith, acercándose a los demás miembros del grupo; rápidamente Lorena se lanza abrazando al aspirante, haciéndolo casi caer.

—John, ¿cómo estás? ¿te duele algo? ¿cuantos dedos ves? —pregunta la voz de Abigail que sale de la rata que saltó de los hombros de la mujer y ahora se acurruca contra el cuello de John.

—Estoy bien, Abi, voy a tener que pasar unos días en la enfermería, pero no tengo nada que la hermana Evergreen no pueda curar —dice el aspirante tratando de calmar a la persona detrás del animal.

—No vuelvas a hacer eso, casi me das un infarto —regaña Aguilar, soltando por fin al hombre.

—Créeme que si fuera por mí no me hubiera secuestrado una esquirla, pero por desgracia no era mi decisión —comenta John encogiéndose de hombros.

Unos pasos pesados se escuchan enfrente de él, y al mirar por sobre la mujer puede apreciar a Talón con su nueva figura que se acerca lentamente, haciendo que el hombre se sienta pequeño en comparación. Con cada paso que da su tamaño se va haciendo más y más pequeño hasta que toma la apariencia humana que el aspirante recuerda. Si bien la mayoría de las laceraciones se habían cerrado, el arcanista se veía exhausto; a medida que caminaba se tomaba el costado derecho con una clara expresión de dolor.

—Déjame ver —dice John acercándose al hombre sin dudarlo, la preocupación por el bienestar de su compañero truncando cualquier miedo que pudiera tener.

Talón levanta la mano, dejándose inspeccionar y entre quejidos pregunta —¿Pensé que me tendrías miedo al ver mi forma de Ghoul?

—El tema es, capitán, que ya le tenía miedo y eso nunca me detuvo —dice el hombre inspeccionando el lugar en donde el Enki de Talón debería estar y se sorprende como la piel irradia un calor tan grande que podría quemar con solo el tacto, pero a pesar de esto no hay indicios de quemaduras en la piel.

Al escuchar esto, por primera vez desde que John lo conoce, Talón se ríe a carcajadas para luego mostrar una expresión de dolor y extendiendo la mano hacia Smith dice —Dame una mano, Leonel, aunque sea hasta la pared.

El hombre se acerca rápidamente y lo toma con cuidado del lado izquierdo, llevándolo hacia la pared, sentándolo en el piso a duras penas.

—Al parecer usaste demasiado Ether, recomiendo que descanses un rato, eso va para los demás también- dice John, mirando alrededor a los demás miembros del grupo que no se encontraban mucho mejor que su capitán.

—¿Qué hora es? —pregunta Talón cavilando el consejo del aspirante.

—Son las ocho de la noche, falta bastante para el amanecer; podríamos tomar un descanso —responde Dolche luego de sacar su PSD.

—Pues aquellos que todavía puedan moverse hagan guardia, el resto descanse; dentro de una hora continuaremos —ordena el capitán mientras se acomoda lo mejor posible en el suelo de madera, apoyando su espalda a la pared.

—Eso me gusta oír, toma un par de estas, te harán falta —comenta John mientras se sienta alado del arcanista, pasándole un par de pastillas de color blanco junto a una pequeña cantimplora con agua.

Talón las mira por un segundo y luego las traga junto a un sorbo de agua, suspirando al exhalar, para luego extender la mano hacia el aspirante y decir —Pásame a la rata, tengo que hablar con Sigil —antes que John pudiera hacer algo, el animal salta de su hombro hacia la mano del hombre, este delicadamente lo acerca a su cara y dice —Abigail, dile a Sigil que se fije los canales de radio de la policía, acabamos de hacer mucho ruido, no me sorprendería que alguien los allá llamado.

La rata se queda en silencio por unos segundos para luego comentar en una voz femenina —Sigil dice que, por ahora nada, pero les seguirá echando un ojo de vez en cuando.

Talón asiente y le devuelve el roedor a John para luego cerrar los ojos mientras respira profundamente, esperando que los calmantes entraran en efecto.