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Arcanum Veritas: Fractals (Español/Spanish)
Capítulo 19: Cambios y constantes

Capítulo 19: Cambios y constantes

John avanza siguiendo los intrincados caminos del bosque; de no ser por las indicaciones de Narciso se hubiera perdido más de una vez, pero gracias a este logran llegar a una carretera estatal en menos de 30 minutos y de ahí es una línea recta a la ciudad. Debido a la hora, el trayecto carecía de la usual cacofonía proveniente del rugido de los motores, los bocinazos y el grito de una que otra persona impaciente que llegando a su límite se deja llevar por la ira en una tiradera de insultos; es por eso que no mucho tiempo después de que se suban al camino asfaltado, el Cadillac se adentraba entre los edificios de la ciudad.

Entran por el lado occidental de la localidad, directamente en el corazón del parque industrial, en donde las grandes fábricas expulsan bocanadas de humo negro en el aire que se entrelazaban con las nubes, volviéndolas pesadas y oscuras, incluso a estas horas de la noche. Las calles estaban vacías, aparte del solitario barrendero o trabajador que termina su turno nocturno y vuelve a casa a descansar.

John mira alrededor; con sus nuevos conocimientos puede apreciar cómo la ciudad luce diferente; un aura de misterio e intriga recubre cada calle, cada esquina y cada callejón. Mirando por la ventana entintada, observa a los peatones y puede notar, casi instintivamente, cuáles de entre la multitud se parecían a él. La idea le daba un extraño sentimiento de pertenencia, pero al mismo tiempo lo aterraba. Se preguntaba si alguna de las personas que conocía era un arcanista, si eran alguien peligroso, si supiera de su situación, y si lo hacen, ¿por qué no dijeron nada?

—¿Quieres que conduzca yo? —preguntó Narciso al ver que el hombre estaba un poco distraído.

—No, estoy bien, solo pensando en una cosa —responde John enderezándose en el asiento y concentrándose en el camino.

- ¿Quieres decirme lo que estás rumiando? Tal vez pueda ayudar —ofrece el arcanista en un tono lleno de curiosidad.

—No, está bien, no es un tema importante ahora —responde el hombre negando la oferta y para cambiar la conversación rápidamente agrega— Pero si quieres escuchar una duda que tengo, creo que es muy importante: es sobre el tema de la operación.

—Soy todo oídos; si puedo dejarte más tranquilo, responderé lo que pueda —dice Narciso con una sonrisa.

En un principio quería preguntarle sobre la ausencia de Talon, Mouse y Abigail y si es normal que no se le informe sobre estos temas siendo que él es también parte del equipo de campo, pero, antes de que pudiera poner esa idea en palabras, un pensamiento intrusivo corta en la línea y sale primero —¿Quién es hermano Oráculo y porque es tan importante salvarlo?

Una expresión de sorpresa se plasma en la cara del hombre al escuchar un nombre que no espera oír y un poco aturdido pregunta —¿Cómo sabes ese nombre? ¿Quién te lo dijo?

—Mouse me dijo que él y Talón tienen una relación cercana y es por eso que estaba tan enojado con la decisión de agregarme a la operación —responde John mientras dobla en una esquina. Ahora que hizo la pregunta, más vale continuar con esta línea de cuestionamiento.

—Así que sabes de su relación, él y Talón son mis amigos y compañeros en armas; creo que es más que suficiente para intentar ayudarlos, ¿no crees? —comenta el arcanista, un ligero tono de ofensa arrastrándose en sus palabras.

—En el caso de Talón, claro que sí, incluso Mouse y Abigail; lo creería de cualquiera de ellos, pero por la conversación que tuvimos esta noche me pareces un hombre que mira todo el panorama en vez de centrarse en algo emocional; por tu trabajo tienes que valorar cada acción que haces si vale la pena o no, así que no, no creo que harías eso —contesta el aspirante mientras se detiene en un semáforo y mira a Narciso directamente a los ojos, la luz roja bañando la cara del hombre, intensificando su expresión; el hecho de que esté evadiendo la respuesta lo motiva a insistir.

Un silencio momentáneo se alza entre los hombres; la tensión que había en el auto va en aumento hasta el punto de que se podía cortar con un cuchillo, pero es interrumpida por un suspiro proveniente del arcanista que agachando la cabeza dice —Que tengas razón no hace que sea menos ofensivo, si, Oráculo es esencial para las operaciones del grupo; lo de ayudar a un amigo es solo un bono que a grandes escalas es irrelevante.

—Te entiendo, no soy un idiota; después de todo, lo que quiero saber es ¿Por qué él es tan importante? —interroga más intensamente John sin quitarle la vista.

—Hace apenas unos días no sabías que este hombre existía; no entiendo porque estás insistiendo tan encarecidamente por saber —comenta Narciso con una cara de confusión.

—Mira, si voy a arriesgar mi vida, por lo menos me gustaría saber que lo estoy haciendo por algo que vale la pena —afirma John con convicción.

El arcanista duda por unos instantes en los cuales la luz roja se transforma en una luz verde. Después de unos segundos, habiendo decidido qué decir, comenta—Si necesitas saberlo, si es importante que Oráculo sobreviva, vital incluso, así que no estarías tirando tu vida a la basura, sino todo lo contrario, si quieres más información, termina tu entrenamiento y encuentra el grimorio, demuéstrame que puedo confiar en ti, entonces te diré más, hasta entonces guárdate las preguntas que tengas y haz lo que se te ordena.

John asiente; un sentimiento de ira que parece ajeno y extremadamente personal al mismo tiempo burbujea en su estómago, pero cuando intenta decir algo, un bocinazo seguido de la aceleración de un auto y el grito de "Apártate, pendejo" lo callan. Una vez que el auto pasó por su costado, el aspirante comienza a manejar en dirección a Santuario y para cuando los primeros rayos del sol cruzan el horizonte, ambos llegan a la puerta del garaje que como hace unas horas se vuelve a abrir mostrando el camino que desciende hacia las entrañas del edificio.

Cuando llegan al recinto, ambos se bajan del vehículo. John se asegura de tomar el sobre marrón como si tuviera oro dentro, y son recibidos por una joven de pelo marrón que vestía una remera naranja debajo de un overol azul manchado de grasa negra; en sus manos portaba un portapapeles y un lápiz.

—Hermano Narciso, el jefe me dijo que lo esperara. Tiene un momento para rellenar el cuestionario —pregunta la mujer acercándose a los dos hombres.

—Sí, Lulú, dame un momento —responde Narciso con una sonrisa mientras toma el papel y dirigiéndose a John con un tono seco agrega: —Yo me quedo a terminar esto, tú puedes ir a desayunar primero, después te alcanzo; asegúrate de memorizar la información del sobre.

John asiente y sin decir nada sale del garaje a paso apresurado; mientras avanza por el pasillo se cuestiona porque tuvo ese arrebato tan poco característico de él, más todavía justo cuando la relación con Narciso parecía estar yendo a mejor. Consternado, se sube al elevador y presiona el botón de la planta baja, haciendo que empiece a subir; en el camino, la máquina se detiene de golpe y las puertas se abren en un piso que desconoce. Cuando las hojas de metal se separan, la figura conocida de un hombre se hace presente enfrente de él.

—John, ¿cómo andas, bro? —pregunta Line subiéndose al elevador y volviendo a tocar un botón en el panel, para luego pasar a tomar un sorbo de una lata con un rayo verde fosforescente grabado.

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—Bien, hermano Line. ¿Cómo estás tú? —responde John intentando camuflar su molestia lo mejor que puede.

—Yo estoy bien, estoy a punto de terminar un pedido de último momento —comenta el hombre mientras toma otro sorbo de su energizante y saca un teléfono de su bolsillo.

John mira el objeto en las manos de Line, un rectángulo de plástico vileta con una pantalla sin botones.

—¿Conseguiste un teléfono nuevo? —pregunta el aspirante sin mucho interés.

—No, te conseguí un teléfono —responde Line mientras acerca el celular al hombre.

—Ya tengo uno —comenta John, tomando el equipo, viéndose reflejado en la pantalla negra.

—Pero no como este —afirma el técnico tocando un botón al costado del aparato.

Después de unos segundos, un simpático hipopótamo purpura, vestido solamente con una falda amarilla, le da la bienvenida a John.

—Sostenlo un segundo, el PSD se está ajustando a tu frecuencia biológica; esto va a ser que solo tú puedas abrirlo —explica Line.

Apenas escucha esto, John puede sentir cómo se le paran los pelos de la nuca. Algo cálido se empieza a mover desde su Enki hasta la punta de sus dedos, pasando por su hombro y brazo para ser absorbido por el aparato que tenía en su mano.

—El dispositivo de almacenamiento personal es un aparato que funciona incluso en los más fuertes FRZ. Puede filmar, sacar fotos, hacer notas y usarlo como un teléfono normal, además puedes instalarle un montón de aplicaciones súper útiles —continúa hablando mientras saca uno parecido al que tiene John en las manos, solo que este es de un color turquesa con varios stickers pegados a la parte de atrás.

El aspirante mira la pantalla de su PSD en donde el hipopótamo empezaba a hacer piruetas mientras una burbuja de texto aparece encima de esta "Hola, mi nombre es Penélope y seré tu asistente. Un placer conocerte, John".

—¿Pero qué carajo? —se pregunta el hombre extrañado ante tan bizarro suceso, y mostrándole la pantalla al otro hombre, agrega— ¿Qué es esta cosa?

—Ho, esa es Penélope, es una AI encargada de ayudarte, te da consejo, te recuerda cosas en tu calendario, te dice el clima, esas cosas —contesta Line sonriendo, y acercándose al PAD dice en voz alta —Penélope, por favor, abre el bestiario y explícale a John cómo usarlo.

El hombre ve rápidamente la pantalla para ver cómo esta había cambiado de un tono azul a uno negro, letras rojas y símbolos arcanos volaban rápidamente por la pantalla en cadenas verticales de texto. De repente, de entre la negrura, una puerta se abre y Penélope entra al espacio cerrándola; detrás de ella, otra burbuja de texto aparece encima de la rechoncha figura del animal "El bestiario es una recopilación de toda la información que el grupo tiene sobre las esquirlas; si me describes algunas características puedo ayudarte a encontrar información sobre lo que tengas enfrente".

—Eso es bastante útil, ¿tiene GPS? —pregunta John, asombrado con lo intrincado del aparato.

—Sip, y si necesitas otro tipo de app, puedes pedírsela a Penélope —responde Line con una sonrisa y, mientras toca la pantalla de su teléfono, agrega— Me di la libertad de agregar mi número de teléfono al tuyo, por si surge algún problema que la AI no pueda resolver.

Al terminar de decir estas palabras, el ascensor llega a la planta baja y ambos hombres parten caminos. Luego de darse un baño y desayunar, John se encuentra otra vez meditando, moviendo la energía que provenía de su apéndice hacia toda parte de su cuerpo, mientras escucha las lecciones que hermano Sigil impartía.

—La magia se puede dividir en 2 grandes vertientes, externa e interna; estas se ramifican en un número mayor de artes menores y mayores, dependiendo del tipo de energía usada y si es necesario estar especializado en una o no —explica el arcanista mientras camina de un lado de la habitación al otro.

John no respondió; circular la pegajosa energía por sus extremidades requería un gran esfuerzo, hasta el punto de que apenas podía entender las palabras que Sigil estaba diciendo, menos aún hablar al respecto.

Sin importarle si es escuchado o no, el arcanista continúa con su monólogo—En los siguientes meses aprenderemos artes internas, puesto que no solo son más fáciles de aprender, sino que además te ayudarán a surcar la mayoría de los problemas que puedan aparecer en una misión de campo. Es por eso que practicar mover tu energía, incluso en el estado en el que estás, es importante, puesto que tiene mucha relevancia en el uso de esta.

John devuelve la energía circulando de vuelta a su Enki y vuelve a empezar. A pesar de que todavía le cuesta hacerlo, se siente un poco menos forzoso que ayer, como si cada pasada que hiciera aflojara un poco las cadenas que tenía.

—Una de las artes internas más básicas y esenciales es la de refuerzo físico; como reforzar el cuerpo entero cuesta demasiado Ether rojo, estas se dividen en 6, brazos, piernas, ojos, pulmones, corazón y, por último, cerebro. El objetivo será que puedas reforzar de 2 a 3 partes al mismo tiempo y que puedas cambiar cuáles refuerzas de manera rápida y precisa —finaliza Sigil parándose en frente del hombre mientras mira su reloj y al darse cuenta de la hora agrega— Ya puedes detenerte, John, ve a tomar un descanso.

—Bueno —responde el aspirante exhalando y mientras se levanta pregunta —¿Entonces no aprenderemos nada de artes externas?

—Depende de tus avances; si logras dominar el refuerzo físico, podemos intentar adentrarnos un poco en esos temas, pero vamos a estar justos de tiempo —responde el arcanista complacido con la iniciativa para aprender las artes arcanas que tenía John.

—Por cierto, Line me dio uno de estos, pero no sé cómo agregar gente —comenta el hombre mientras saca su PSD.

—Ha, ya tienes tu PSD, genial, solo tienes que pedirle a tu asistente que agrege a una persona cercana, Rolo agrega a John a la lista de contacto —dice Sigil mientras muestra el suyo, un pequeño emú vestido con un gi de karate y una bandana apareciendo en la pantalla.

En la pantalla del aparato de John Penélope aparece otra vez con una burbuja de texto encima de ella: "alguien quiere agregarte a sus contactos, quieres hacer lo mismo", él aprieta que sí y junto a la imagen de un pulpo la de un emú aparece en su lista de contactos.

Agradeciendo al arcanista por la información, John se despide y en el tiempo que tiene antes de tener que ir al campo de tiro va alrededor de Santuario buscando a las personas que conocía, agregándolas a su lista de contactos. Si bien no se atrevió a agregar a Talón, que estoico como siempre observaba su progreso dando certeras y punzantes críticas, sí puede sumar a su lista a hermano Cache y hermana Dolche.

Después de sumar a Ágata y Mouse, John pasa las horas en la biblioteca tratando de memorizar su nueva identidad. William Thompson, un forense veterinario nacido el doce de septiembre de 1994 en la ciudad de Little Rock, Arkansas, estudió en el colegio comunitario local en la media de su clase, apasionado de la taxidermia y del wiski. John se sorprende de lo detallado del trasfondo como si fuera un personaje de un juego de mesa, intentando memorizar lo que pueda, tratando de mantener en su mente su nueva identidad.

Luego de que siente que tiene una noción certera de quién es su nueva persona pública, el hombre se despide de su profesora y la asistente para luego dirigirse a cambiarse. En camino, cruzando el patio interno, se topa con Abigail, que estaba sentada en una banca cerca de unos claveles rojos, mirando el cielo que se empezaba a tornar naranja.

—Buenas tardes, señorita, mi nombre es William Thompson, soy nuevo por aquí; ¿podría pedirte tu número de teléfono? —Bromea el hombre sacando su nuevo celular mientras hace su mejor impresión de un pickup artist.

—¿Qué? —pregunta la mujer con una expresión de confusión, claramente no entendiendo lo que el hombre está diciendo.

—Abi, ¿estás bien? Te veo un poco perdida —dice John preocupado.

—Sí, sí, solo estoy un poco distraída —aclara Abigail mientras se frota los ojos.

—Ho, ok, ¿vas a ir esta noche a la cena? Porque si vas, puedo llevarte —ofrece el aspirante mostrando las llaves del auto.

- No sé. No creo, pero déjame agregarte, así te paso la dirección —ofrece la mujer sacando su celular y moviendo sus dedos a través de la pantalla.

-Bueno, tómatelo con calma, cualquier cosa me avisas —aconseja John mientras acepta la solicitud y ve como la imagen de una Marten de pelo rojizo se agrega a su lista.

Una vez agregada le pasa la dirección a John; este la recibe y se despide de la mujer, dándole un poco de espacio para que pueda ordenar sus pensamientos. Luego de darse una ducha y cambiarse, repasa los papeles dentro del sobre marrón, tratando de grabarlos en su memoria. Cuando se acerca la hora, se dirige al garaje y se sube al auto, colocando su nuevo teléfono en un lugar que pueda ver. Diciéndole a Penélope que abra el GPS y coloque la dirección que le pasó Abigail, enciende el auto y avanza hacia la mampara de metal. Esta se abre con un estrépito a la misma subida que vio esa mañana; al salir un cielo sin estrellas lo recibe, la amenaza de lluvia haciéndose presente.

Hoy no ha sido un buen día, o por lo menos así lo siente John, pero espera que la reunión de esta noche cambie ese hecho, así que poniendo la radio en una estación al azar sale en dirección a la ciudad guiado por el GPS.