—Mierda, estoy llegando tarde —dice John mientras suelta la mano de la mujer y se dirige a paso apresurado hacia la puerta; cuando la abre, la figura conocida de Abigail se interpone.
—John, ¿qué pasa? ¿Por qué tan apurado? —pregunta Abigail sorprendida.
—Estoy llegando tarde a una reunión importante, ¿conseguiste las hierbas para el hermano chef? Tenemos que volver rápido —interroga el hombre en un tono impaciente.
—No te preocupes, John, ve tranquilo, si Narciso te dice algo dile que hable conmigo, yo le explico que pasó —dice Evergreen tratando de calmar al hombre y mirando a la joven agrega— Abi, no me dijiste que te mandaron a buscar las hierbas para Chef, ya me preguntaba yo porque habías venido.
—Hu, cierto, las albóndigas, necesitamos esas hierbas para las albóndigas —dice Abigail recordando el motivo de su visita al invernadero y entrando en pánico ella también.
—Ok, cálmense los dos, las hierbas ya están empacadas; solo hay que pasar a buscarlas y el portal está en la misma dirección, así que podemos hacer todo junto—afirma Evergreen mientras suavemente mueve a la joven a un costado y sale al pasillo.
John la sigue aún nervioso; la idea de llegar tarde en su primer día como aspirante no le agrada en lo más mínimo, pero espera que la situación y el respaldo de Evergreen sean suficientes como para que no le resten muchas posibilidades de ser elegido.
Caminan por entre los cultivos otra vez, pero ahora giran hacia la derecha en dirección contraria a donde estaban los nidos y son recibidos por una larga barra en donde varias personas recibían y daban cajas llenas de diferentes materiales. Evergreen se acerca a una de las recepcionistas y afablemente dice —Buen día, Holly, ¿podrías darme el paquete que arregle esta mañana?
—Buen día, Eve, claro que sí, aquí está —contesta la mujer mientras saca una bolsa de papel sellada desde debajo de su escritorio.
—Muchísimas gracias —agradece la doctora mientras firma el papel y tomando el paquete con una sonrisa; agrega —Vas a venir a la partida de póker este fin de semana.
—No me lo perdería por nada —responde la recepcionista devolviéndole la sonrisa a la mujer.
Evergreen toma el paquete y vuelve con el dúo de aspirantes—Todo listo, acá está lo que quería chef—dice mientras le pasa el paquete a Abigail y sacando su celular agrega—Ya llamo a Narciso para explicarle por qué estás llegando tarde, aprovechen y vallan yendo.
—Gracias, Eve, nos vemos —agradece Abigail mientras procede a caminar en una dirección desconocida.
John hace lo mismo siguiendo el paso de su compañera y esta lo lleva a una larga pared llena de puertas. Si se las mira más de cerca se puede notar que el marco de cada puerta se encuentra tallado con extrañas runas que serpentean por sobre la madera. Abigail se para enfrente de una de ellas y toma el picaporte, pero antes de usarlo se detiene y mira hacia atrás en busca de su compañero, encontrándolo a unos metros atrás de ella. Ante la duda de su colega, sin decir nada, extiende su mano en la dirección del hombre; con una mirada de entendimiento, este la toma y ambos atraviesan el portal acompañados de un fulgor purpura.
John cierra fuertemente los ojos, el miedo apretándole el estómago, pero el sentimiento cálido de la mano de Abigail lo ayuda a padecer el trayecto de una mejor manera, y antes de que se diera cuenta, puede escuchar sus zapatillas hundirse en el barroso suelo del jardín. John mira hacia atrás para observar la puerta del invernadero. Las runas que cubrían el marco de la abertura, que todavía pulsaban con energía purpurea, le trasmitían un sentimiento extraño de familiaridad que atrapaba su atención dejándolo en un trance.
—Ok, yo voy para el comedor, nos vemos esta tarde —dice la joven mientras suelta la mano del hombre y empieza a trotar en dirección al patio interno.
La voz de Abigail logra sacarlo del estupor en el que se encontraba y, después de unos segundos de observar a su compañera, el hombre la sigue hacia adentro del edificio. Entre los pasillos del patio interno una multitud de gente se desplazaba entre sala y sala. John saca su teléfono de tapita y comprueba la hora, 11:10. Oficialmente está llegando tarde, así que a paso apurado trata de moverse lo más rápido que puede entre las personas y con un poco de esfuerzo se encuentra enfrente de la puerta que da a la sala de reuniones. Poniendo la mano en el picaporte, se disponía a abrirla, cuando se detiene de golpe al escuchar voces ahogadas que provienen desde dentro de la habitación. El miedo a interrumpir lo que asume que es una conversación importante choca con el deseo de no llegar más tarde de lo que ya llega. El conflicto hace que se quede paralizado, pomo en mano sin saber qué hacer.
—¿Vas a pasar o tengo que pagar peaje?— La voz juguetona de un hombre se hace oír a su derecha.
El aspirante mira en la dirección en donde se origina la voz, y puede ver un hombre joven de tez blanca, pelo azul arreglado en trenzas que caían alrededor de una cara llena de tatuajes y ojos recubiertos con unos estilizados lentes de sol.
—Sí, lo lamento, pase —dice John quitándose del medio, dejando el camino hacia la puerta libre de obstrucciones.
—Porque no entramos juntos, asumo que no andabas de fisgón, ¿verdad? —indaga el hombre con una sonrisa mientras coloca un brazo sobre los hombros de John y de un empujón abre la puerta mientras grita —Gente, miren a quien me encontré afuera; ¿alguno de ustedes lo conoce?
John entra en pánico ante la situación. No sabiendo qué hacer o decir, escanea la habitación en busca de caras conocidas que pudieran ayudarlo en este momento. Lo primero que ve es una mesa larga que termina en un pizarrón blanco. En la punta, la figura de Narciso se halla parada, mirando a los recién llegados con una expresión entre ira e incredulidad; a su derecha Mouse levanta la vista del libro que estaba leyendo para ver de dónde surgía tanta conmoción.
Más abajo, Guardián los observaba de reojo con los brazos cruzados, y enfrente de él, un hombre con una cicatriz sobre su ojo derecho y expresión de piedra los analizaba con la mano izquierda dentro de su chaqueta.
Encima de este un hombre vestido con una toga marrón y calvo los veía emocionado por la oportunidad de que pase algo interesante en lo que él pensaba, era una aburrida reunión.
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—Hermano Line, señor Dole, me alegro que nos hallan bendecido con su presencia; sé que están muy ocupados, pero por favor, pasen, ¿quieren un té o un café tal vez? —dice Narciso en un tono que exuda sarcasmo.
—Me tomaría un café, es que estuve toda la noche programando una nueva persona dentro de la red que llegó a último momento y alguien me dijo que era urgente —contesta Line igual de sarcástico.
—Siéntate de una vez, Line —dice con un tono cansado Narciso y dirigiéndose hacia John, agrega— Usted también, señor Dole, y de paso sáquese esa cara de espanto que no está en problemas; Evergreen me llamó hace unos instantes y me explicó la situación; me alegro que se encuentre bien.
Asintiendo, agradecido de que Narciso pareciera no estar enojado con él, mira donde sentarse y decide hacerlo al lado del hermano Guardián, que si bien no tienen la mejor relación con el hombre, por lo menos tienen algo que es más de lo que se podría decir de las tres personas enfrente de él.
—Buenos señoras y señores, ahora que el señor Dole decidió que quiere unirse a nosotros, creo que es necesaria una pequeña introducción, para que sepa con quien va a trabajar. Tengo entendido que ya me conoces a mí y conoces a hermano Guardián y hermana Mouse —comenta Narciso dirigiéndose a John, y mirando directamente a su izquierda, agrega— Entonces, porque no se presentan los de este lado.
La siguiente persona en hablar es el hombre calvo que, mientras se para y gesticula de manera exagerada, se presenta —Mi nombre es Sigil, puedes llamarme Sig si lo deseas, soy el que maneja los poderes arcanos con maestría y los usa contra los más terribles enemigos del grupo, soy el que consulta las estrellas, hace rituales que cambian el mundo haciéndolo algo mejor y por los siguientes meses te enseñaré a usar magia de manera diestra para que en los momentos en que te necesitemos puedas atender el llamado. Un placer en conocerte.
Sigil termina el monologo inclinando la cabeza como si fuera un actor en el escenario esperando el aplauso de la multitud.
—Lo mismo digo, hermano Sigil —responde John, sus nervios empezándose a calmar por la sobreactuada presentación y la emoción que le genera la idea de que va a aprender magia.
Siguiendo con las introducciones, la siguiente persona en la lista es el hombre que el aspirante vio en las duchas más temprano ese mismo día. Con una mirada dura, el extraño se queda observándolo por unos segundos y con una voz grave dice—Talón, capitán Talón para ti.
John espera unos segundos, dándole el tiempo a Talón para que diga algo más, pero al ver que no parecía que fuera a agregar nada, ve a Narciso con una mirada preocupada. Este, captando lo que quería trasmitir, explica —Hermano Talón está a cargo del grupo de asalto. Es el que lidera a la gente en el campo y quien más arriesga el cuello. Él te entrenará en defensa personal, además del uso de distintas armas.
Después de que Narciso terminara de hablar, todos los presentes se centraron en el joven que llegó junto con John. La sorpresiva atención hace que a Line le dé un ataque de tos que rápidamente pasa y aclarándose la garganta dice —Mi nombre es Line; soy el encargado de todo lo que tenga que ver con tecnología y el mundo de la red.
—Un gusto en conocerte, hermano Line —dice John con una sonrisa y dirigiéndose a Narciso pregunta —¿Debería presentarme yo ahora?
—No, no hace falta, usé el tiempo en que tardaste en venir para contarles un poco de ti —responde el hombre con una sonrisa que no cubre el claro sentimiento de molestia.
—Bueno…—dice el aspirante dándose por vencido y agachando la cabeza.
Ignorando el lenguaje corporal de John, Narciso se dirige a los demás y comenta —Como sea, estoy seguro que se preguntarán porque los llamé a esta reunión ¿solo para presentarles al nuevo candidato? No, los llamé porque quiero que John se una a la operación Jordán—Apenas las palabras salen de su boca, un revuelo se crea en la sala; Incluso Guardián, que lucía siempre un porte estoico, no puede ocultar su sorpresa ante la noticia.
—No crees que estás pidiéndole mucho a John —cuestiona Mouse preocupada.
—Para nada, será nuevo en el mundo de lo arcano, pero tiene un trasfondo de medicina que podríamos utilizar en el grupo de campo; además, su experiencia como forense puede ser vital dependiendo de la situación —contesta Narciso sin dudar y girándose a ver a Talón, agrega— Después de lo que le pasó a Lerouch necesitas una persona que por lo menos sepa hacer primeros auxilios.
—No pienso actuar de niñera para un novato, de suerte que acepté entrenarlo —dice Talón, negando la idea de manera rotunda.
—Pues si no quieres hacer de niñera para un novato, entrénalo para que no tengas que cuidarlo —retruca Narciso sin apartar la vista.
—Hermano Narciso, sin faltarle el respeto al señor Dole, creo que 3 meses es demasiado poco tiempo para ponerlo en forma física, menos aún poder empezar a entender y utilizar sus poderes —intercede Sigil, llamando la atención de Narciso y ante la mirada penetrante de este agrega—Digo, solamente sacarlo de los supresores nos tomará un mes y eso si tenemos suerte.
Al escuchar esto, Narciso respira hondo y luego de soltar un largo suspiro dice con solemnidad —No voy a negar que esta operación es peligrosa, pero es por eso que necesitamos gente que entienda lo importante que es y porque actuamos como actuamos— a medida que habla, mira a sus compañeros uno a uno hasta que se posa en John y sin quitar la vista de él agrega —Y quién podría entender mejor que una persona que tiene el mismo objetivo que nosotros.
Al no entender qué está pasando, John le devuelve una expresión confundida y al escuchar lo último que dice levanta las manos mientras dice —Miren, me van a tener que dar una explicación porque ser el único sin una idea de lo que se está hablando es bastante molesto.
—John tiene razón; deberíamos explicarle de qué va toda esta operación y preguntarle si quiere participar —dice Mouse apoyando al hombre.
Narciso se queda en silencio mirando el techo en busca de las palabras adecuadas para explicar qué están intentando hacer. Después de unos segundos comienza a explicar— Cuando un arcanista absorbe radiación, el cuerpo muta y genera lo que se conoce como una marca. Algunas son más visibles que otras, pero siempre existen. A medida que toma más y más de las distintas radiaciones, la marca se expande y cuando supera el límite, la persona sufre de una mutación en cadena que la transforma, ya sea en una esquirla o fragmento— el hombre pausa mientras se asegura de que John está siguiendo el hilo y cuando confirma que lo hace, continua. — Un miembro de nuestro grupo está cerca del límite; todavía no sufrió una mutación en cadena, pero en cualquier momento podría pasar.
—¿Cómo le está pasado a Oliver? —interrumpe John, por fin entendiendo la aserción anterior de Narciso.
—Exacto, esta persona es importante para nosotros y es por eso que estamos buscando una forma de revertir el proceso. La operación Jordán es nuestro intento de salvar a un amigo —concluye Narciso en un tono triste.
—Asumo que tienen una pista o algo ¿verdad? —indaga el aspirante intentando mantener a raya la sensación de esperanza que empezaba a surgir.
—Sí, entre Mouse y Line lograron localizar la ubicación de un grimorio en la ciudad de Hope que esperamos tenga la información que necesitamos —contesta Narciso mirando a ambas personas.
—Un grimorio, señor Dole, es un libro escrito por un arcanista que detalla sus conocimientos en materias arcanas; algunos incluso poseen rituales o planos para construir objetos mágicos; es por eso que son objetos altamente valorados y protegidos por cualquier persona interesada en lo oculto—aclara hermano Sigil al notar la expresión confundida de John.
—Déjenme ver si entendí, ustedes tienen a una persona que está a punto de romperse y esperan que este libro tenga la solución para evitar esto y me necesitan porque algo le pasó al médico que formaba parte del grupo de campo —resume el aspirante de manera sucinta.
—Sí, más o menos esa es la situación y es tu elección si quieres ayudarnos o no —dice Narciso de manera sincera y recordando algo de golpe aclara— Si no quieres ayudar no va a hacer que no te aceptemos en la organización o que no te entrenemos, pero si lo haces va a sumar bastante con todos los aquí presentes.
John se queda en silencio pensando en si arriesgarse sería la mejor manera; podría no poner su vida otra vez en riesgo y subir los rangos lentamente. Su lado racional emocionado porque por fin estaba siendo escuchado empujaba al hombre a seguir con esa línea de pensamiento, pero casi de la nada el sentimiento a estas alturas ya familiar lo asalta y antes de que su raciocinio pudiera intervenir, el hombre acepta la invitación.