Al atravesar la puerta, John siente otra vez como se le paran los pelos de la nuca, pero esta vez es diferente; el típico temblor es acompañado por un sudor frío que le recorre el cuerpo junto con el sentimiento de una ligera opresión proveniente de todos lados al mismo tiempo. Ante la sorpresa, el hombre instintivamente hace un paso para atrás solo para toparse con Lionel; éste poniendo una mano en su espalda lo empuja hacia adelante diciendo —Terrorífico, ¿verdad?, a todos nos sorprende la primera vez, pero te acostumbrarás al final.
Sin decir nada, el aspirante toma todo el valor que tiene; antes de que lo dejen atrás, se fuerza a continuar entrando a la oscuridad, a lo que pareciera la recepción del hospital. Al respirar, puede sentir como el cuarto apesta a humedad y polvo; los haces de luz de la linterna muestran sillas y sillones regados por el piso; algunos de estos hechos trizas. Tanto del lado derecho como del izquierdo se encontraban puertas cerradas que daban a lo desconocido y directamente enfrente de ellos había una barra de madera. Detrás de ella se podía ver un escritorio junto con gabinetes y al lado de estos, otra puerta.
La vanguardia del grupo se separó un poco, manteniendo su atención en las puertas preparada para responder a sea lo que sea que fuese a salir de ellas, mientras que Leonel aseguraba el único punto de salida.
—¿Por dónde empezamos? —pregunta Dolche dirigiéndose a Talón.
—Según los planos, la oficina de Ombelton se encuentra en el ala izquierda del centro, asumo que si tuviera algo tan poderoso como un grimorio quisiera tenerlo cerca de mí —responde el arcanista sin sacar la vista de la puerta detrás de la barra.
Siguiendo el ejemplo de su capitán, rápidamente el grupo se coloca en la pared que rodea la puerta a su izquierda y, luego de unos segundos para asegurar que todos estuvieran preparados para entrar, Mikail la abre. John se tensa esperando que, al abrirla, balas empiecen a volar o una creatura antediluviana se lleve a alguno de sus compañeros hacia la oscuridad, pero nada de eso pasa, solo la luz de las linternas y el sonido del viento que mece ligeramente la estructura del edificio.
Luego de que Talón hiciera unos gestos con las manos, el grupo avanza hacia lo que parece un pasillo flanqueado por sillones corroídos por el paso del tiempo y vasijas que alguna vez habían visto crecer alguna que otra planta. Con cada paso que dan los tablones del piso rechinan, amenazando con ceder en cualquier momento. Examinando la pared se podía notar una placa negra con letras doradas. A pesar de que le faltaban pedazos y algunas letras estaban borradas, el apellido Ombelton se podía ver claramente. Mientras Mikail y Smith avanzaron para asegurar el pasillo, Talón toma el picaporte y lo gira intentando abrir la puerta al lado del cartel, pero esta no se mueve un centímetro.
—Cerrada, ¿crees que puedes abrirla? —pregunta el hombre a Aguilar.
—Primero tengo que ver qué tipo de cerradura es —contesta la mujer arrodillándose en frente de la puerta mientras guarda su arma y saca sus herramientas.
Al ver que estaba renegando un poco en mantener la luz de la linterna en la cerradura mientras intentaba abrirla, John se acerca un poco intentando ayudar.
—Déjame darte una mano —dice el hombre poniendo el haz de luz de su linterna en donde la mujer necesitaba.
Lorena le agradece la ayuda y se pone a intentar forzar la cerradura, pero luego de unos minutos suspira profundamente y dice —No puedo, esta cerradura es extremadamente compleja; si no tenemos la llave no veo otra forma de abrirla que derribarla y ya dejamos claro que eso no es una opción.
—Avancemos, tal vez encontremos la llave más adelante y si al final no hay de otra, lo haremos —dice Talón mientras avanza en la dirección en donde los otros dos miembros del equipo están.
A unos metros, el camino se dividía en 2, uno que continuaba hacia adelante y otro que doblaba a la derecha. En la intersección se puede notar la figura de Lionel apostada en contra de la pared, apuntando su arma en la dirección desconocida.
—Es un camino sin salida —la voz conocida provenía de un punto de luz en la oscuridad que después de unos segundos se revela como Mikail.
—Entonces, continuemos por aquí; estamos buscando una llave extraña; si encuentran una, tráiganla —dice el capitán mientras dobla en la esquina con la pistola levantada.
Después de ayudar a levantar a Lorena, John sigue los pasos de Talón. Cuando llega al pasillo puede notar cómo este está observando la parte debajo de una puerta de metal ubicada a la derecha del lugar; esta de vez en cuando soltaba rápidos destellos de luz rosácea. Enfrente de esta entrada, otras dos se encontraban abiertas de par en par, pero antes de que pudiera acercarse más, puede escuchar una serie de golpes secos que provienen de una de las habitaciones de la izquierda. Cuando se gira a mirar en la dirección del sonido, puede observar como el cuerpo gigante de Mikail sale desde la primera puerta, volando por los aires y golpeando duramente el suelo, deslizándose por las maderas hasta ser detenido por la pared.
Sin tiempo que perder, John corre hacia el hombre y se arrodilla a su lado tratando de ver en qué estado se encontraba. En ese momento un temblor le recorre la espina y puede notar cómo de pronto la temperatura baja abruptamente hasta el punto de que se puede ver el aliento. Lentamente se gira en dirección de la puerta por la que salió el ruso y allí pudo notar la figura traslucida de un joven niño que lo mira con ojos blanquecinos; el aire alrededor de él se deformaba como el horizonte en una tarde calurosa de verano y tenía un ligero tinte rosado que rodeaba su figura. Sin decir nada, tan rápido como la aparición llegó, se desvaneció y de repente la puerta se cerró de un portazo.
Aturdido por lo que acaba de pasar, John se queda callado por unos instantes, tratando de entender qué acaba de ver. En ese momento, la voz de Mikail lo saca del trance en el que se encontraba —Maldita sea, maldito poltergeist, me agarró por sorpresa.
— ¿Poltergeist? ¿Cómo un fantasma? —pregunta consternado el aspirante mientras ayuda a su compañero a levantarse.
—Sí, pero tal vez no como los entienda, camarada —contesta el ruso usando la pared para levantarse.
—Lo entiendo como un alma que se queda atrapada en este mundo porque tiene asuntos pendientes —explica su punto de vista John, mientras empieza a examinar al hombre y se calma un poco al notar que no tiene nada más grave que un par de golpes y rasguños.
—Pues depende a lo que te refieras con alma; la verdad, no soy un Dream walker como para saber tanto sobre esto, pero lo que me explicó Narciso hace tiempo es que hay algo llamado la Psicosfera y cuando la gente fallece, una impresión de su mente se va a ese lugar; dependiendo de cómo y dónde la persona muera, hay veces en donde las impresiones se pueden manifestar de manera física, pero es extremadamente raro —explica el hombre, dejando al médico hacer su trabajo.
—¿O sea que ese niño está muerto? —pregunta el aspirante mientras mira la puerta con una expresión triste.
—Desde hace mucho tiempo —responde Mikail haciendo lo mismo.
Un silencio momentáneo cae entre los dos hombres, pero luego de unos segundos la voz de Talón interrumpe el momento, haciendo que ambos vuelvan a concentrarse en el trabajo en mano.
—John, necesito que vengas aquí por un momento —dice Talón sin girarse a mirar al aspirante.
Con paso apresurado avanza hacia el lugar en donde se encuentra el arcanista, al llegar cerca de él este tomó al roedor, colocándolo enfrente de la puerta, subiéndolo y bajándolo como si se tratara de un escáner.
—Más despacio que me mareo —la voz de Abigail resuena desde las manos del hombre.
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—Pregúntale a Sigil cómo rompemos este sello —ordena Talón moviendo el roedor con más delicadeza y dirigiéndose a John agrega —Vamos a tardar un rato aquí; ve con Dolche a ayudar a Smith.
John asiente y se dirige a la segunda puerta de la izquierda; apenas entran a la habitación pueden notar un escritorio, dos estanterías llenas de libros y un sillón en donde alguien podría cómodamente recostarse. Enfrente de una de las estanterías, Lionel estaba buscando entre los viejos libros algo que les pudiera servir.
—¿Necesitas algo de ayuda?—pregunta capciosamente Dolche mientras se acerca al hombre.
—De hecho, sí, me serviría; si puedes buscar en la otra estantería te lo agradecería —responde Smith con una sonrisa y al girarse cuando ve que John también está en la habitación agrega— ¿John, puedes revisar el escritorio?, puede que haya algo interesante.
—Sí, enseguida —contesta el hombre para luego ponerse a abrir cajones en busca de algo que les pueda servir.
A medida que rebusca, puede hallar diferentes reportes de pacientes, al parecer esta oficina pertenecía a un psicólogo del centro. Si bien no pensaba que invadir la privacidad de estas personas sea algo bueno, necesitaban cualquier indicio que podrían conseguir, así que poniendo los papeles encima del escritorio empezó a leer.
"Nombre del paciente: Randall Stegonopolis"
Profesión: Exmilitar
Enfermedad: personalidad múltiple, esquizofrenia
Descripción del caso:
El paciente ha llegado aquí de la cárcel estatal debido a que, según él, su cuerpo ha sido invadido por una creatura a la que llama "La bestia", que ella es responsable de la serie de asesinatos y mutilaciones de las cuales se le acusa.
Primera sesión: Después de hablar un par de horas con él, llegué a la conclusión de que el hombre realmente piensa que es inocente; eso sumado a las lagunas de memoria de los últimos meses podría indicar personalidades múltiples. Mientras conversábamos, Stegonopolis parecía distraído, sobresaltándose de manera continua ante algo que claramente no estaba ahí; varias veces me preguntó si podía escuchar alguna voz u oler algo en el aire. Cuando le pedí una descripción de lo que estaba experimentando, el paciente no volvió a responder y tuvimos que dar por terminada la sesión.
Segunda sesión: En esta sesión traté de usar hipnosis para hablar con la otra personalidad del paciente. Una vez que logré dejar al paciente en trance, pregunté si había otra persona dentro de él y si quería salir a hablar un rato conmigo. Después de unos segundos de silencio, el paciente empezó a convulsionar. Siguiendo el procedimiento, intenté ayudarlo solo para ser atacado violentamente. Se necesitó a 3 guardas para sacar al señor Stegonopolis de encima mío.
Notas adicionales: Debido al altercado sucedido anteriormente no me veo capaz de seguir ayudando al paciente; es por eso que con la expectativa de ver alguna mejora lo recomendé para el tratamiento experimental del doctor Ombelton.
John deja el legajo sobre la mesa mientras se pregunta de qué se trataba este "tratamiento experimental", conducido por el doctor Ombelton. Siguiendo su curiosidad, rebusca entre los papeles por cualquier mención de este procedimiento y después de unos minutos encuentra 2 pacientes que también fueron recomendados por este médico.
"Nombre del paciente: Melinda Hembraistan.
Profesión: bibliotecaria
Enfermedades: Cleptomanía, Tricofilia, Necrofilia
Descripción del caso:
La paciente fue referida hacia nosotros luego de ser encontrada durmiendo encima de la tumba de un magnate local, vistiendo solamente una capa echa, de lo que luego se descubrió, fueron varios mechones de cabello de las tumbas de varias personas del lugar.
Primera sesión: No hubo mucho avance; la paciente se rehúsa a hablar en general, menos aún de lo ocurrido.
Segunda sesión: Otra sesión en silencio; pude ver que tenía un nuevo libro; cuando le pregunté sobre él pude ver una ligera reacción, pero no llegamos a nada.
Tercera sesión: El silencio impera otra vez, pero ahora empecé a pasarle notas con preguntas y ella respondió a algunas. Si bien son cortas, es un inicio. (Adjunto las notas más abajo).
Cuarta sesión: empezamos a comunicarnos a través de notas. Si bien esto tendría que ser esperanzador, el contenido de estas es desconcertante.
Nota 1: Descubrí que un par de mis libros han desaparecido; la única persona que entró a mi consultorio el día que desaparecieron fue la señorita Hembraistan. A pesar de que la inspección de su cuarto no encontró nada fuera de lo común, es la única explicación que tengo. Advierto a mis colegas que estén atentos cuando traten con la paciente.
Nota 2: Por mi responsabilidad como médico debí reprender a las enfermeras en el trato de esta paciente. Se ve que por algún motivo desarrollo una infección fúngica que no fue tratada a tiempo; por suerte me di cuenta a tiempo antes de que se expandiera, pero debido a esta la recomendación al programa del señor Ombelton queda en pausa hasta que esté de vuelta en buena salud."
Junto con este archivo hay un conjunto de notas con mensajes crípticos que hablan sobre el ciclo de la vida y su significado, esotéricas ideas sobre qué pasa después de la muerte y una clara obsesión con los hongos de todo tipo. John se sorprende con el conocimiento enciclopédico que tenía la mujer sobre el reino fungí, pero, no teniendo mucho más tiempo que perder, toma el siguiente folio y comienza a leer.
"Nombre del paciente: Iván Drestof
Profesión: Titiritero
Enfermedad: Agalmatofilia
Descripción del caso:
El paciente fue ingresado por su familia debido a su obsesión por las esculturas. Hasta el punto de no comer o dormir por largos periodos de tiempo, el hombre presenta gran angustia cuando no puede estar cerca de estatuas o de implementos que puedan producir una.
Primera sesión: El paciente es un hombre articulado, bastante inteligente, claramente obsesionado con el arte de esculpir hasta el punto de casi ser fanático; cuando le comenté esto, él lo minimizó diciendo que no es malo tener pasión por algo. Cuando intenté cambiar el tema hacia otros asuntos como su niñez o trasfondo, el señor Drestof siempre traía la conversación de vuelta hacia sus marionetas o alguna escultura.
Segunda sesión: El señor Drestof pasó toda la sesión quejándose de cómo las estatuas de la fuente están incompletas y que deberían dejarle terminarlas. Habló sobre sueños proféticos en donde veía estos 3 hermosos ángeles portando una un escudo, otra una lanza y la última un libro. Aseguraba vehementemente que si lo dejan trabajar en ellas no se arrepentirán. El estado del paciente en las últimas semanas se ha deteriorado bastante, puesto que se niega a comer. Es por eso que le dije que vería si puedo convencer al doctor Ombelton para que le deje hacer este pequeño proyecto con el objetivo de ganar tiempo para desarrollar un tratamiento efectivo.
Tercera sesión: Le dije al paciente que logré convencer al doctor Ombelton y que apenas terminemos la sesión podrá empezar a trabajar en la estatua, en cambio él participará en el nuevo tratamiento experimental que se está desarrollando en el centro. Apenas terminé la oración, el señor Drestof salió corriendo del lugar. Tomé su accionar como que aceptó las condiciones y di por terminada la sesión en ese momento.”
—¿Encontraste algo útil? —pregunta a Dolche mirando al hombre desde el otro lado del escritorio.
La pregunta de la mujer hizo que a John le diera un susto; estaba tan sumergido en la lectura de los papeles que no se dio cuenta de que sus compañeros habían terminado sus respectivas búsquedas. Una vez que se sobrepuso al sobresalto, responde: —No sé, encontré referencias a un tratamiento experimental y las personas que nominaron para este son algo raras; puede que sea una pista.
Tomando los papeles, Smith les da una pasada y asintiendo dice —Puede ser que estés en lo correcto, estas personas tienen signos de estar manchados —al escuchar las palabras que salen de la boca de Lionel Dolche lo observa con una mirada filosa, claramente ofendida por lo dicho. Al percatarse de esto Lionel se corrige —Perdón, quise decir bendecidos.
John mira en dirección de la mesa llena de papeles, pensando que tiene sentido cómo las habilidades de un arcanista podrían ser consideradas como una enfermedad mental, más aún si son lo suficientemente débiles o poco llamativas como para no llamar la atención.
—¿Cómo van por aquí, camaradas? —la voz de Mikail aparece desde la puerta, su figura tapando toda la abertura.
—Puede que hayamos encontrado un indicio. ¿Qué tal ustedes, pudieron romper el sello? —dice Smith tomando los folios con la información de los pacientes.
—Malas noticias en ese frente; sea quien sea que hizo el sello lo hizo muy bien; si no tenemos el encantamiento adecuado no vamos a poder pasar, por lo menos no esta noche —responde Mikail rascándose la cabeza.
—Bueno, reagrupémonos con Talón y veamos cual es nuestro siguiente movimiento- propone Dolche mientras se mueve en dirección a la puerta.
Al salir al pasillo pueden ver cómo Aguilar estaba hablando con la rata mientras Talón se encontraba enfrente de la puerta, cuya parte de abajo todavía destellaba de vez en cuando.
—Capitán, buenas noticias, puede que hayamos encontrado algo —dice Smith acercándose al arcanista y dándole los papeles—No es mucho, pero es mejor que nada.
Talón lee los documentos para después de unos minutos asentir, concordando con Lionel, luego, acercándose al grupo, dice en voz alta —Muy bien, gente, a menos que encontremos la forma de deshacernos del sello en la puerta, no podemos seguir explorando esta parte, así que usando los nombres de los pacientes en estos documentos investigaremos sus cuartos; tal vez haya algo ahí que nos sirva.
—¿Cómo sabremos cuáles son los cuartos? —cuestiona John sabiendo que no tienen toda la noche para buscar en todos los cuartos del centro.
—Como dije, tenemos los nombres; estoy seguro que hay documentos en este lugar que nos dirán exactamente qué habitación usaban estos pacientes; si no recuerdo mal, el archivo del centro debería estar detrás de la barra en la recepción —responde Talón seriamente.
—Suena como un plan, vamos, en el camino me cuentan más de esos papeles —dice Lorena mientras se coloca la rata en el hombro y empieza a caminar por donde vinieron.