La capital real de Saledo. Fundada hace casi mil años.
La capital tiene una forma circular casi perfecta, con un gran castillo en el centro y con altas murallas que rodean la ciudad.
Para protegerse de una invasión, las paredes tienen alrededor de 15 metros de altura y están hechas de materiales fuertes. El castillo esta separado del exterior por tres muros. Cada uno de ellos separa de adentro hacia afuera: las zonas de la nobleza, la de los comerciantes adinerados y la de la gente común. Al tener solo dos entradas, la hace fácil de defender.
Actualmente hay alrededor de 5.000 soldados del reino dentro de la capital. Además de 250 caballeros de la Orden de los Dragones Rojos. Esto no incluye a los miles de mercenarios dentro de la ciudad, cuya ciudad tiene una población de 40.000 habitantes.
Matias tenia el objetivo de llegar a la capital antes de que haya pasado un día completo.
El estaba actualmente a una hora de distancia de la capital.
Los exploradores en moto que envío por delante llegaron con un informe.
-Mati, recibimos un informe de la unidad de reconocimiento.
-¿Cual es el contenido?
-La parte mas externa de las tres murallas ha caído. Las llamas son visibles, al igual que el humo negro. Además, el ejercito orco no carece de capacidad ofensiva y continua hacia la muralla intermedia, ¿que debemos hacer?
Matias toma la radio del humvee.
-¿Todos oyeron los informes de los exploradores?
A medida que Matias entra en contacto con los comandantes de cada pelotón, recibe una respuesta de inmediato.
-Si.
-Por supuesto.
-Se escucho.
-Debido a eso, tendremos que cambiar de estrategia. El 3° y el 4° Pelotón se fusionaran y pasaran a llamarse 3° Pelotón bajo el mando del sargento Rommel y eliminaran a los enemigos de la puerta norte. La teniente Tiana tomara el mando de la 2° Escuadra del 1° Pelotón. El 1° y el 2° Pelotón aseguraran y defenderán la puerta sur.
-¡¡Entendido!!
-¡¡Entendido!!
-¡¡Convenido!!
Matias recibió la respuesta de cada uno de los comandantes, y corto las comunicaciones.
-Por favor Mati, tene cuidado.
Matias apretó los puños con fuerza, mirando en dirección a la ciudad aun no visible.
* * *
Cuando Matias se unió a la unidad de reconocimiento en una colina que miraba hacia la capital, miro a través de unos prismáticos, ante lo cual vio una batalla intensa.
-Mati, mira allá.
-Es bastante llamativo.
Innumerables orcos intentando subir la muralla intermedia. Los arqueros en las murallas disparaban un gran numero de flechas al enemigo. Incuso habían magos lanzando bolas de fuego y piedras.
La Horda tenia una gran cantidad de soldados de infantería. Además, hay maquinas de asedio como arietes, catapultas y fandíbulos. Están disparando gran cantidad de rocas hacia la muralla intermedia.
Rocas también fueron disparadas desde la capital, sin embargo en comparación, fue muy débil.
-Si no me apresuro, podría ser malo.
Matias murmura mientras mira la capital, que esta completamente rodeada. Echo una mirada hacia el campamento enemigo.
Sin embargo, porque el campamento enemigo estaba en el lado norte de la capital, mientras que Matias estaba en el lado sur, fue difícil ver claramente.
Renunciando a eso, deja sus binoculares y regresa con su unidad.
-Mati, ¿como es la situación militar?
-Es malo, parece una batalla difícil para ellos. Debería convocar tantos suministros como pueda, cuando empiece la batalla no podre hacer mas invocaciones.
Matias posteriormente cargo los camiones M1078 hasta el borde con suministros.
-¡Ok! ¡Vamos! ¡Si completamos esta misión o no, todo dependerá de nosotros!
-¡¡Entendido!!
Los motores de los vehículos reverberaron ruidosamente a medida que avanzaban.
* * *
Mientras los orcos saqueaban las casas cercanas a la puerta sur del muro exterior, uno de los orcos nota algo extraño.
-... me pregunto, ¿podría ese sonido ser los refuerzos del reino?
-¿Importa? Cualquier refuerzo que venga ahora seria insignificante.
-No parecen refuerzos. Parece que una nube de polvo se acerca lentamente.
-¿Haa?
Cuando un orco dijo “¿Haa?”, ambos miraron a lo lejos a la nube de polvo acercándose lentamente a la puerta.
-¡¿De verdad?! ¡¿Que es eso?! ¡Nunca había visto algo así antes!
El orco comenzó a ponerse nervioso.
Una ráfaga de viento sacudió el polvo, lo que emergió fueron varias cajas cuadradas de metal sobre ruedas.
-¡Bien, no se que son, pero no se ven amigables!
Al oír el grito de su jefe, los demás orcos agarraron sus armas.
-Parece que nos han notado, ¿verdad?
Murmura Cecilia al ver el movimiento de los orco.
-Seria extraño si pudiéramos acercarnos sin ser notados.
La unidad del vehículo dirigido por Matias, acelero rápidamente hacia la puerta.
-Bueno entonces... ¡Acabemos con todos!
La razón principal de su ira se debió al hecho de que habían pasado por varios pueblos en su camino hacia aquí. El era muy consiente de la brutalidad de los orcos, principalmente por masacrar a los aldeanos e incendiando aldeas, por lo que se retorcía de ira.
-Stryker 02 y 04, ¡Las unidades enemigas se han reunido en la puerta, disparen bote de metralla hacia ellos!
-¡¡Entendido!!
Los strykers estaban equipados con el cañón de alto poder M68.
La metralla aterrizaron donde los orcos se estaban reuniendo. Habían organizado sus espadas y escudos uno al lado del otro para interceptar los extraños vehículos.
Al instante, los orcos desaparecieron solo en una nube de polvo.
El viento soplo y solo se escucharon los penosos gemidos de orcos gravemente heridos.
-Avancemos a la ciudad. ¡El 1° Pelotón síganme! ¡El 2° Pelotón asegurara la puerta sur! ¡El 3° Pelotón asegurara la puerta norte!
Matias mira hacia adelante mientras pasa sus ordenes.
-¡Entendido!
-¡Convenido!
Cuando escucha las respuestas, Matias hace contacto por radio con el líder del 3° Pelotón, el sargento Rommel.
-Sargento Rommel, por favor responda.
-¿General? ¿Que ocurre?
-Hay algo que quiero decir.
-¿Que es?
-Sinceramente... la misión de asegurar la puerta norte sera muy difícil, ya que la base del enemigo esta a pocos kilómetros de ella. Ya he solicitado refuerzos, pero...
-Con el debido respeto, ya estaba al tanto de esto. Con las ordenes del general, no hay ningún bien o mal. Seguiremos sus ordenes sin importar que. Así que por favor no se preocupe.
Cuando Rommel mostró una respuesta determinada, Matias respondió débilmente.
-...bien, entonces. Gracias.
-Lo se. Tenga buena suerte en la batalla, general.
-Usted también, sargento.
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El 3° Pelotón se separa de la formación, hacia la puerta en el lado opuesto de la ciudad.
Dirigiéndose a la puerta norte, Matias ordena.
-¡¡Vamos!! ¡¡Vamos!! ¡¡Vamos!! ¡Atraviesen la puerta!
De repente, el 1° Pelotón irrumpe en la ciudad inundada de enemigos. Se ven confundidos debido a la repentina entrada. Uno es aplastado debajo de un vehículo mientras los otros son derribados.
El 2° Pelotón se separa en la puerta sur y continua hacia la puerta de la muralla intermedia.
-¡¡Bien!! ¡¡Tomen esto!!
-¡¡Mati, es peligroso, por favor entra!!
Matias no escucho las palabras de Cecilia mientras continuaba disparando las balas de 12,7 mm. En ese momento estaba usando la ametralladora M2 montada en el Stryker.
De esta manera, Matias llega a la muralla intermedia de la ciudad.
Cuando los vehículos se detienen, los soldados salen y eliminan a los enemigos restantes.
-¡¿Quienes son?!
-¡¿De donde vienen?!
-¡¡Retirada!!
Los enemigos que estaban siendo atacados intentaron escapar.
-¡Oigan! ¡Esperen un momento, sigan luchando!
-¡Contraataque!
Aunque algunos valientes orcos trataron de defenderse, pero el fuego combinado de las carabinas M4 y las ametralladoras M249 los redujo rápidamente a charcos de sangre.
-¡¡A la carga!!
-¡Uaaaaa!
La puerta de la muralla intermedia se abre de repente y los soldados del reino se desasen de los orcos borrándolos como una avalancha.
Tomando una decisión difícil, los orcos decidieron retirarse.
Después de que los enemigos huyeran, una gran cantidad de armas quedaron abandonadas.
-El 2° Escuadrón del 1° Pelotón limpiara este lugar, la 1° Escuadrón se reunirá con migo en el castillo.
-Entendido.
Matias estaba contento de que la batalla haya terminado, por lo que se fue con la 1° Escuadrón para reunirse con el rey.
* * *
-¡¡¡Waaaa!!!
-¡¿Eh?!
Cuando Matias entro por las puertas de la muralla intermedia, para encontrarse con el rey, estaban inundado de soldados que escucharon sobre la retirada de los orcos, que dieron gritos de alegría, junto con los residentes de la ciudad.
-¡¡Oi sobre eso!! ¡¡Quien venció a los orcos fuiste tu!! ¡¡Muchas gracias!! ¡¡De verdad, muchas gracias!!
-¿Oh? Bien, gracias. Por favor, déjame pasar.
-¿De donde viene, señor?
-¡Amigo, veni a buscarme mas tarde, te invitare a una cerveza!
-¡No gracias, por favor déjame pasar!
Dado que se habían transmitido las noticias de la retirada de los orcos. Matias estaba completamente rodeado por soldados y residentes de la ciudad, que se habían refugiado tras la muralla intermedia. No fue posible avanzar fácilmente.
-Bueno, eso fue una experiencia, ¿Estas bien, Ceci?
-Si, de alguna manera estoy bien.
Matias, quien había logrado romper el cerco, finalmente llegaron al castillo, que a la vez era el palacio real.
-Todos excepto Cecilia y yo, esperen aquí.
-¡Entendido!
Matias ordena que los soldados el 2° Escuadrón esperaran afuera.
Los guardias lo dejan entrar al castillo.
Guiados por los guardias, Matias y Cecilia entran a la sala del trono y ven a cuatro personas que parecen agotadas.
Sentado en el trono había un hombre de mediana edad con una corona, ese hombre era el rey. Pero lo que mas le preocupaba a Matias era su apariencia de enfermo.
A su izquierda estaba una mujer de no mas de 40, por lo que dedujo de que era la reina. A su derecha una adolescente que no parecía tener mas de 15 con cabello rubio y ojos azules.
Mientras Matias se inclinaba y miraba a su alrededor, el rey se levanta de su trono y empieza a hablar.
-Por favor levántate... soy el rey Fedilio Corife, rey del Reino de Zarenca... ella es mi esposa Eldaria, ella mi hija Conilde... y el es el general Fraldo Tares, ¿Cual es tu nombre?
Miantras el rey hablaba, Matias noto lo graves que estaba ya que tosia mientras hablaba.
Matias y Cecilia le hacen una reverencia al rey antes de hablar.
-Mi nombre es Matias Martínez líder del grupo de mercenarios Paxbelli, ella es mi asistente Cecilia Sinclair.
-Nunca he oído hablar de Paxbelli, pero nos salvaste... debido a tus esfuerzos, el ejercito orco fue repelido temporalmente...
-¡Padre!
El rey tose mas y mas fuerte hasta que ya no puede mantenerse de pie y se sienta en el trono.
-¡Ceci, trae a mi hermana, rápido!
-¡Voy!
Cecilia salio corriendo de la habitación.
-No se preocupe su majestad, mi hermana usara sus habilidades para curarlo y...
-No hace falta, es inútil...
-¿Inútil?
-Durante la batalla fui herido por una flecha envenenada. El veneno fue elaborada por un chamán orco... ni siquiera nuestros mejores boticarios pueden curarme... creo que mi tiempo llegara a su fin...
-Padre, por favor no digas eso.
Tanit apoya la mano de su padre sobre su mejilla mientras llora.
-¡Estoy aquí, Mati!
Stephany entra corriendo en la sala con Cecilia.
-¡Rápido, necesito que uses tus habilidades para curar al rey!
-¡¿Rey?!
Stephany se queda estupefacta al enterarse de que tenia que curar al rey.
-¡Rápido!
Pero tan pronto Matias le grita, ella entra en si.
-¡Alto ahí! ¡No te acerques al rey!
Quien los detiene es el general de los Dragones Azules, el Fraldo Saledo. Con una cara seria y agarrando su espada lista para desenvainarla.
-Déjalos Fraldo, igual no tenemos nada que perder...
-Como ordene, su majestad.
Fraldo se corre a un lado y deja pasar a Stephany.
-Muy bien Mati, lo intentare.
Stephany da un leve suspiro y se acerca al rey. Concentra su poder en la palma de su mano derecha y la coloca sobre el pecho del rey. Una suave luz fluyo de la palma de su mano hacia el rey. Después de unos momentos la respiración del rey se calmo y su tez mejoro también.
-¡Padre!
-¡Querido!
Mientras el rey estaba siendo abrazado por su esposa y su hija, inhalo y exhalo profundamente unas cuantas veces para estar seguro.
-No hay nada. Es como si el sufrimiento de hace un rato hubiese sido un simple sueño, ¿quienes son ustedes?
-Solo somos mercenarios, nada mas.
-Igualmente, muchas gracias.
-Su majestad tenemos unos asuntos que discutir.
-Ha, si. ¿Puede darnos un momento?
-Por supuesto.
Mientras el rey y el general discutían, y Cecilia llevaba a Stephany a tratar a los heridos fuera del castillo. Matias es sorprendido por la princesa quien le miraba fijamente. Luego le hizo una reverencia a Matias.
-Gracias por salvar a mi padre.
-No, por favor no te preocupes por eso. Lo que importa es que esta bien, ¿no?
Aun así, la princesa seguía mirando a Matias.
-Um... ¿pasa algo?
A Matias le fue imposible ignorar la mirada apasionada de la princesa, le pregunto mientras le miraba lejos. En poco tiempo, las mejillas de la princesa se ruborizaron ligeramente y ella dijo.
-Yo...
-Estoy aquí.
Antes de que la princesa dijera algo, Cecilia habia regresado de llevar a Stephany para tratar a los heridos.
Entonces el rey se levanta de su trono.
-Ustedes realmente nos salvaron. Hay una celebración de la victoria esta noche, absolutamente deben participar. Hablaremos después.
-Entendido. A cambio, espero que nos permita caminar libremente por la ciudad.
-Bien, lo arreglare para que puedas caminar libremente, a excepción de las áreas restringidas, ¿esta bien?
-Bien.
-Entonces, nos vemos esta noche.
Matias sale de la sala del trono con Cecilia.
* * *
Dentro de la tienda de mando que había instalado, Matias acababa de recibir los informes de los otros pelotones.
-Bueno, ¿cual es el informe?
-Cada pelotón continua sus tareas sin ningún problema. Los daños son los siguientes: en el 1° Pelotón hay solo un herido; en el 2° Pelotón hay tres heridos; y en el 3° Pelotón hay tres heridos y una baja.
-¿El estado de las tropas enemigas?
-Los orcos se han retirado de nuevo a su campamento principal. Pero aun no es seguro salir de la ciudad. La sede central del enemigo también es la misma, no parece que haya movimiento por lo menos por un par de días, debido a que el enemigo sufrió fuertes perdidas.
-Ya veo... por favor, diles a cada equipo que se tomen un descanso. Reúne aquí a los heridos, mi hermana puede curarlos con su habilidad.
-Entendido... ¿Mati?
-¿Si? Que es, Ceci.
Cecilia de devuelve una sonrisa amable a la respuesta de Matias.
-Cuando regrese a la sala del trono, vi que la princesa te miraba fijamente, ¿que estuvieron haciendo mientras no estaba?
El aura de Cecilia se oscurece de repente, queda casi negra.
-...ah... bueno... es difícil de explicar... ni si quiera se porque...
Matias tampoco entendió lo que quería decir la princesa, pero aun así tenia miedo de que alguna forma Cecilia lo malinterpretara e inicie una matanza contra la familia real.
-Bueno, si no sabes. Le preguntare a la princesa, tal vez ella sea mas cooperativa después de que la interrogue.
-Eso... no.. es...
-¿Oh? Bueno, ¿entonces podemos hablar lenta y cuidadosamente sobre esto?
Matias no estaba acostumbrado a mentirle a Cecilia, cavo su propia tumba con sus repuestas, asintiendo silenciosamente como si aceptara su destino.
* * *
En la noche se celebro una pequeña fiesta en para conmemorar la victoria sobre el ejercito orco.
Con una sidra en su mano, Matias observa a los soldados y nobles hablando de un lado a otro.
La propia Cecilia tenia que hacer mandados y salio temprano.
Después de que Cecilia se había ido, la princesa Conilde se acerca a Matias.
-Oh, princesa.
Inmediatamente Matias se inclina mientras saluda a la princesa.
-No hace falta ser tan formal, puedes llamarme solo Conilde.
-Bueno... yo...
-Aquí estoy.
De repente llega Cecilia quien interrumpe de nuevo a la princesa.
-Ah, Ceci, que bueno que llegaste, yo...
De repente se escuchan fuertes estruendos desde la distancia.
Uno de los nobles grita mientras señala por la ventana.
-¡¡Miren eso!!
-¿Que esta pasando?
Todos corren a la terraza para ver lo que esta pasando. La vista que vieron estaba sorprendiendo a todos.
Varias bolas de fuego salían desde el campamento principal enemigo. Al mirar con sus binoculares de visión nocturna, observa que son varios fandíbulos lanzando proyectiles incendiarios.
Matias estaba aturdido por los acontecimientos. Inmediatamente trato de contactar al 3° Pelotón ubicado en la puerta norte del muro exterior.
-¡¡3° Pelotón!! Sargento Rommel, ¿me escucha? ¡¡Por favor responda!!
-... este es el sargento Rommel del 3° Pelotón. De alguna forma estamos bien... -Dice Rommel mientras tose por los el polvo de los escombros.
-¡¿Su situación?!
-Bueno... tenemos muchas bajas, pero el combate aun es posible.
-¡Mati! ¡Mira!
Cuando Matias corto el contacto por radio con el sargento, Cecilia señalo hacia el otro lado de la puerta este.
Matias ve con sus binoculares como los guerreros orcos comienzan a marchar hacia la ciudad.
Matias estaba considerando sus opciones. El plan original era romper las fuerzas concentradas y apuntar a la sede central del enemigo. Pero este ataque repentino desbarato sus planes.
-¡3° Pelotón! ¡Retírese a la muralla intermedia inmediatamente!
-General... evacuación es imposible... cancele el rescate...
-¡¿Que estas diciendo?! ¡No te rindas! ¡Si no venís aquí ahora, iré yo mismo!
Matias corto el contacto por radio.
Antes de que pudiera si quiera comenzar a caminar, fue bloqueado.
-¿A donde crees que vas?
Quien detuvo a Matias era Conilde.
-Ya lo he decidido. Voy a rescatar a mis subordinados.
-¿Pensaste que lo permitiría? Si te vas, ¿que pasara cuando los orcos traspasen la muralla intermedia? ¿Enviaras tan fácilmente a nuestros ciudadanos inocentes a la muerte debido a tu propia conducta egoísta? Entiendo tus sentimientos, pero por favor entiende.
Matias toma la radio y da ordenes al los pelotones.
-El 2° Pelotón retroceda a la muralla intermedia, y que el 2° Escuadrón proteja el castillo.
-Este es el 2° Pelotón, entendido.
-Aquí el 2° Escuadrón, afirmativo.
Matias emitió la orden con una sonrisa ligera, que parecía extraña.
-¿Que demonios vas a hacer?
A pesar de la pregunta de Conilde, Matias no dice nada.
-¡Responde a mi pregunta! ¡¿Que estas intrigando?!
-Es descortés llamarlo intrigante. La respuesta es clara, no abandonare a mis tropas. Cecilia y yo iremos.
-¡Hey, espera! ¡El comandante de este lugar es mi padre! ¡¿Lo estas desobedeciendo?!
Conilde, que se dio cuenta de que sus habilidades de persuasión no funcionaban, intento evitar que Matias se fuera.
-Es malo. Pero aceptamos este trabajo por una solicitud de alguien particular, por los que podemos actuar de manera tal que no interfiera en el cumplimiento de dicha solicitud. Así que no hay necesidad de escucharte. Lo siento, Conilde.
-¡Si es así, podes irte!
Matias hizo una sonrisa irónica ante la presencia de Conilde, antes de llevarse a Cecilia y salir del gran salón.
Pronto, no quedaba nadie en la habitación aparte de Conilde y su madre.
-¿Esta realmente bien, hija? ¿Dejando ir a esas personas?
-No importa. Incluso si quisiera detenerlo, dudo que pueda... -Conilde le responde con un tono débil a su madre.
-Por favor Matias no te mueras, el hombre que se robo mi corazón... vuelve sano y salvo...
Conilde estaba desando la seguridad de Matias todo el tiempo. Con las manos juntas, como si rezara.