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Capitulo 7

Habían pasado dos días después de dejar el puesto avanzado, Matias y los demás hacían su mejor esfuerzo para llegar a la ciudad de Madrán.

El viaje solo había durado un día entero, lo que impresiono a los caballeros, que supuestamente se tardaría ocho días a caballo.

Como Matias iba a llegar a la ciudad en pocas horas, Cecilia logro obtener información del reino de los caballeros.

-La situación actual es extremadamente inestable. Actualmente existen dos facciones, la facción del rey Fedilio y la facción del marques Ansuro. Además, esta lo de las incursiones de los orcos, por lo que esta muy inestable.

-Bien, por favor continua recolectando información.

-Entendido.

Otras cosas que estuvo averiguando, eran cosas básicas que hasta un niño sabría.

Un año son 372 días, o sea una semana mas larga que el de la Tierra. Un mes es treinta y cuatro días. Una semana tiene siete días. La hora del día se mide básicamente observando la posición del Sol. Solo los nobles y los ricos tienen relojes mecánicos.

Sobre la civilización en el continente. Sobre la civilización de la capital del Reino de Zarenca no excede el nivel cultural de la Edad Media europea. Debido a la existencia de la magia, no existe la pólvora y, por supuesto, automóviles.

A diferencia de la Edad Media de la Tierra, el entorno de vida del Otro Mundo tiene un estándar superior. Sin embargo, parece que la tasa de mortalidad no es tan diferente. La diferencia con la Tierra es que los niños mueren mucho sin importar su edad. El motivo es simple. La existencia de monstruos y de continuas guerras.

* * *

El campamento había sido despejado y partieron hacia la ciudad de Madrán a primera hora de la mañana. Antes del mediodía, habían llegado.

Debido a que seria problemático conducir los vehículos en la ciudad, en su lugar optaron por esconderlos en una zona boscosa cercana. La mitad de las tropas se quedaron para protegerlos.

-Así que esta es la ciudad portuaria de Madran, su tamaño es ciertamente muy diferente de las ciudades que pasamos antes.

-Esta bien. Dado que es la segunda ciudad mas grande del reino, es normal que sea asi de poblada.

Matias se separo de Cecilia y la envío a buscar un lugar donde hospedarse durante los siguientes días, mientras el continuaba acompañando a Tadro.

Hay muchas personas diferentes dentro de la ciudad, en su mayoría humanos. Pero también hay algunos elfos, y también vio a dos personas que no eran mas altos que niños de primaria pero llevaban barba y bigote, eran enanos.

Sin embargo, al mismo tiempo. Nadie sonreía, parecía casi sin vida.

-Hmmm... ¿No te parece un poco sin vida?

-... no se puede evitar. Tuvimos que aumentar los impuestos para abastecer y preparar al ejercito. Además, debido a las continuas emboscadas de los orcos y bandidos en los caminos, no hemos podido llevar suficientes alimentos a la ciudad, por lo que los precios de los productos de primera necesidad han subido vertiginosamente.

Cuando llegan ante dos grandes puertas, se encontraron con guardias.

-Hemos llegado al castillo. El deber de escolta termina aquí.

-Tienes razón. Sin embargo, tengo que informar primero al conde, con eso dicho... podría tomar no mas de dos días.

-Entendido. Primero iré a buscar una posada. En caso de no encontrarme allí envié una persona a la ubicación de los vehículos. Debería haber un subordinado allí.

-Convenido. Nos veremos otra vez.

Tadro y los demás se despidieron cuando entraron por las puertas.

Matias que acababa de separarse de Tadro y los demás, comenzó a caminar para buscar alguna posada junto con Clancia y Fronilde.

-Entonces, ¿Que harán desde ahora?

-Pienso descansar unos dias antes de volver a Alfheim.

-Ok, ¿Y tu Fronilde?

-Ya he terminado como aprendiz de mago y ya me despedí de mi maestro. Desde ahora elegiré mi propio camino como maga.

Dentro de los usuarios de magia existía una jerarquía con el “aprendiz de mago” como base, le sucedían “mago”, “sabio” y “archimago”. El criterio para ser promovido de rango era la cantidad de mana o poder mágico y la experiencia.

-Felicidades por tu ascenso a maga.

-Gracias, pero hay algo que quiero pedirte.

-¿Eh? ¿Que es?

-Me gustaría acompañarte.

-¿Puedo saber porque?

-Porque sos interesante.

Matias levanta una ceja en expresión de duda y le pregunta.

-¿Porque te parezco interesante?

-Porque eres un ser de otro mundo.

-¡¡¿Que?!!

Matias y Clancia gritan al mismo tiempo por la sorpresa que les dio Fronilde.

* * *

En un callejón sin salida que se encuentra junto a la calle principal de la ciudad, allí se encuentran Matias, Clancia y Fronilde.

Matias las llevo a ese lugar para saber que va a hacer ya que ellas ya saben su secreto. En el peor de los casos, si su secreto de invocar tropas y sus restricciones salieran a la luz, es posible que todos los países del mundo se unirían y lucharían contra Matias. Y por lo tanto todos, no solo el, sino también su familia y sus camaradas estarían en peligro de muerte.

Sin saber exactamente que hacer, le hace una pregunta a Minerva.

-¿Como supiste que soy de otro mundo?

-No soy idiota. Pero si quiere saber, veamos... Primero, no conoces ninguna de las escrituras usadas en el continente, pero si entiendes cualquier lenguaje oral, e incluso el lenguaje élfico, que apenas yo entiendo. Segundo, tu y tus hombres se sorprendieron al verme a mi cuando usaba magia para sacar el agua de un pozo como si nunca antes en sus vidas hubieran visto magia. Y tercero, tus supuestas “herramientas mágicas”, que dudo que lo sean, son cosas que no emanan magia alguna, ya que los magos podemos percibir la magia en los objetos mágicos. Puede que logres engañar a los caballeros, pero a mi no.

Fronilde infla su pecho con orgullo tras explicar su investigación.

Mientras, Matias queda boquiabierto tras escuchar todo eso.

-(suspiro)... ¿Y ahora que harás?

-Ya te dije, quiero ir contigo. No tengo intenciones de revelar tu secreto... Hijo del Sol.

-¡¿Que?!¡¿Sos el Hijo del Sol?!

Clancia se sorprende al escuchar lo que dijo Fronilde. De inmediato se puso de rodillas, pero esta vez apoyo su frente en el piso.

-¡Oh, mi señor...! ¡¡No, Hijo del Sol!

-¿Que?

-¡¿Como no me di cuenta antes?! ¡Perdóname por mi insolencia anterior!

Clancia se refería al incidente de la noche cuando se conocieron y de no dirigirse ante el como Hijo del Sol, pero Matias no lo capto.

-¡¡Dedico mi cuerpo y mi corazón al Hijo del Sol!

-H-hey, espera un minuto.

-¡Puedo ser tu guardia o tu amante, por favor usa esta vida como te plazca! ¡Pero por favor, escucha mi ultimo deseo! Te ruego que vengas con migo al Gran Bosque de Alfheim lo mas pronto posible.

-¡Por favor Sibila ponte de pie!

Fronilde se ríe mientras ve como Matias intenta poner de pie a Sibila. Tras levantarla, Matias continúa hablando con Fronilde.

-Primero, no me llames Hijo del Sol, es incomodo. Y Segundo, como se que no me delataras, podría matarte ahora mismo para no correr ningún riesgo.

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-Primero me preocuparía por Clancia.

-¿Que?

Tan pronto como Matias se da la vuelta, ve a Sibila de rodillas. Saca su daga y apunta a su garganta como si quisiera suicidarse.

-No se preocupe, mi señor, el deber de una creyente es no poner en riesgo a su mesías, si eso significa que debo quitarme la vida, que así sea. Por el Hijo del Sol.

-¡¡Espera Clancia, no era enserio!!

Mientras Matias intenta detener a Clancia, escucha una pequeña risa.

-Jajaja, ya me parecía, sos demasiado amable.

Aunque Matias era amable, su asistente, Cecilia era todo lo contrario, o sea, la encarnación del Diablo. Fronilde lo sabia y por eso le dijo todo eso a Matias cuando ella no estaba presente.

Cuando por fin logro quitarle la espada, Sibila señalo en dirección a la entrada del callejón. Allí habían unos vagabundos de mala pinta aparecieron y empezaron a acercarse a ellos. Cada uno de ellos sostenían cuchillos y hachas en sus manos.

-Hey, el de ahí. Si valoras tu vida, deja todo tu dinero y a esas mujeres y andate.

Uno de los hombres le grito a Matias mientras se reía vulgarmente. Las mujeres de las que estaba hablando se referían a Clancia y Fronilde, que estaban a su lado.

-¿Quienes son esos?

-Creo que son unos ladrones de poca monta que intentan robarnos.

-¡¿Me estas escuchando, bastardo?!

El ladrón le pregunta a Matias de manera irrespetuosa.

-¡Te oigo no soy sordo!

Cada uno de ellos se acercaban con sus cuchillos volviéndolo en una situación muy problemática.

Mientras Fronilde recitaba unos hechizos y Clancia sacaba una flecha de su carcaj, Matias saca su Baretta M9 y dispara en las piernas de los ladrones.

-¡¡Aaaah!!

-¡¡Mi pierna!!

Clancia y Fronilde atacan también.

-Ven agua, aguja de congelacion, aguja de hielo.

Agujas de hielo salen del bastón mágico de Fronilde e impactan en uno de los bandidos.

-¡Mierda, deben ser magos! ¡Y una elfa! ¡Retirada!

Los ladrones corren como ratas asustadas mientras algunos arrastran sus compañeros heridos.

-¡Maldito, Gonsalvo tendrá tu cabeza! -Unos de los ladrones grita mientras arrastra a su compañero herido.

Con el asunto de los bandidos resuelto, Matias finalmente toma una decisión.

-De haber luchado solo de seguro que la hubiera tenido muy difícil. Así que creo que puedo confiar en ustedes.

-Te dije que soy de confianza.

-Le prometo serle fiel hasta la muerte, Hijo del Sol.

-Gracias... ¡Y ya basta con lo del Hijo del Sol!

* * *

-¿Es esta la posada?

-Así es.

El edificio tenia un letrero de una cama pintada. Cuando le pregunto al portero, esa fue la respuesta que le dieron.

-Entonces, ¿Piensa entrar?

Matias intento abrir la puerta de la posada.

Sin embargo, en ese momento, se escucho el sonido de cristales rotos cuando un hombre voló por una ventana cercana. La ventana fue completamente destruida.

-¡Ah! ¡¿Que es esto?

-¡¿General Martínez?! ¡Señor!

De repente, un soldado apareció protegiendo a Matias mientras empuñaba un cuchillo de combate. Por cierto, Matias prohibió el uso de armas de fuego en la ciudad. Es por eso que el soldado esta usando un cuchillo de combate.

El portero y Matias intercambiaron miradas.

Matias asintió una vez y saco su propio cuchillo de combate cuando el portero saco una daga. Entraron rápidamente a la posada.

Cuando el portero entro en la posada, no había un tono de batalla que le pareciera extraño. Poco después, Matias también entro.

-¿Que estas haciendo, Tiana?

Dentro de la posada, la teniente Tiana Smirnov, estaba allí. Completamente silenciosa, con una cara como la de un demonio.

Estaba empuñando un cuchillo de combate Ka-Bar en el cuello de un hombre. El hombre estaba con la entrepierna mojada y llorando como un bebe. Cinco hombres estaban tirados en el piso, sus ropas estaban hechas jirones.

-Esto es...

-Puedo ver eso, saca el cuchillo del cuello de ese hombre.

-Si.

Después de que Matias se lo ordeno, Tiana retiro el cuchillo del cuello del hombre, el hombre hizo un ruido que sonó como una mezcla entre un gemido y un grito cuando cayo.

-No otra vez...

-Realmente lo siento.

Antes de que Matias pudiera decir algo, se encontró con una disculpa de Tiana.

Este tipo de cosas a menudo habían sucedido en las aldeas que pasaron antes. Parece que mientras ella estaba registrándose en la posada, estos hombres se acercaron a ella.

La razón es clara, todas las mujeres a las que convoco Matias eran muy bellas.

Matias, que ya estaba acostumbrado a tal situación, dejo escapar un suspiro.

Apareció de repente un grupo de personas que sacaban a los cinco hombres inconscientes del establecimiento. Parece que esto es algo cotidiano aquí.

Matias miro a Tiana.

-¿No pudiste haberlo terminado pacíficamente?

-Eso es imposible. Esos hombres trataron de tocar mi cuerpo, que es exclusivamente para saciar tus deseos carnales, señor.

Al escuchar eso, lo siguiente que pensó Matias fue: “Mierda, es lindo que me digas eso, pero ¿No podías decir tal comentario en voz baja?”. Porque después de que Tiana dijera eso, los hombres de los alrededores miraron a Matias.

-Bueno, ya que paso, no se puede cambiar, por cierto ¿Donde esta Cecilia?

-La comandante Sinclair fue a hablar con un vendedor para... ah, aquí esta.

Cecilia entra en la posada y saluda a Matias.

-Me he enterado de lo que paso aquí, y no hace falta registrarse, ya compre una casa.

-¿Una casa? ¿Porque no consultaste eso conmigo?

-Pensé que no querría dormir en este nido de ratas. ¿Hice mal?

-¡Eso no importa ahora! ¡Vámonos que aquí!

Matias dijo eso con tono de asustado y nervioso porque tan pronto Cecilia llamo a este lugar “nido de ratas”, los empleados y algunos clientes empezaron a mirar a Matias con deseos de matarlo.

* * *

El objetivo de Cecilia era reunir información de la ciudad y luego comprar una casa para convertirla en centro de operaciones en la ciudad.

-Entonces, tal vez deberíamos mirar la residencia.

Después de que termino el asunto con Fronilde y Clancia, Matias decidió ver la residencia que Cecilia compro.

Por cierto hay cuatro tipos de monedas. Cobre, bronce, plata y oro. Una moneda de bronce vale diez monedas de cobre, una moneda de plata vale diez monedas de bronce y una moneda de oro vale diez monedas de plata.

El dinero con el que Cecilia había usado para comprar la casa se obtuvo vendiendo los lingotes de oro que Diego elaboro con sus habilidades de alquimista.

-Aquí estamos. También hubo una propiedad mas grande. Sin embargo, podría parecer sospechoso si de repente si adquirimos una propiedad extremadamente cara.

-Buena idea.

Mientras Matias estaba hablando con Cecilia, se escucho un sonido detrás de el.

Matias se encontró con cinco mujeres que vestían uniformes de mucamas. Sus paréntesis de edad parecen estar entre quince y treinta años.

-¿Quienes son?

-Son las esclavas que compre para el mantenimiento de la casa. No te preocupes, las libere tan pronto las compre. Pero como no tienen a donde ir vivirán aquí, pues claro, recibirán un salario por su trabajo.

-Ah, que bueno.

A Matias no le gustaba para nada la esclavitud. Al igual que en el pasado de la Tierra, en este mundo los esclavos son tratados como simples posesiones, trabajando en condiciones inhumanas e incluso siendo torturados por sus amos por diversión. En otras palabras, como tratan sus esclavos depende de sus amos. Y eso le repugna.

Cecilia las presento.

-¡Buenos días amo y esposa del amo!

Mientras hacen fila frente a Matias, bajan la cabeza mientras lo saludan.

-Oh, muchas gra... ¡Un momento! ¡¿Quien es la esposa?!

-Je, je, je.

Cecilia no respondió claramente, en cambio ella mostró una leve sonrisa mientras se reía suavemente.

* * *

Después de escuchar las presentaciones de las mucamas.

Matias estaba en el comedor mientras Fronilde le enseñaba a leer y escribir la escritura local. Esto era debido a que la habilidad “Lenguaje Universal” solo se aplica a la comunicación oral, por lo que tenia que aprender su escritura desde cero.

Fronilde escribe una palabra simple y luego Matias escribía junto a ella el significado en español. Que al verlos de cerca se parece mucho al alfabeto rúnico.

-Estos caracteres nunca los he visto, ¿de donde son?

-Se llama español, uno de los idiomas mas hablados en mi mundo.

-¿Cuantos idiomas hay en tu mundo?

-No recuerdo el numero total... creo que cientos.

-Quiero aprender mas.

Matias se sorprendió lo que dijo Fronilde. Se suponía que ella enseñaría y ahora resulta ser ella quien quiere aprender.

Después de un rato, se decidió que era suficiente por hoy. Al final quien aprendió mas fue Fronilde que apenas unas horas había conseguido aprenderse el alfabeto y ya podía leer algunas palabras. Cosa que sorprendió mucho a Matias.

-Gracias por enseñarme. Ten.

Matias saca de su bolsillo un pequeño libro y de lo da a Fronilde. Era un un libro de bolsillo de la novela El Quijote de la Mancha de Cervantes. Lo eligió porque el tema se ambientaba mas o menos en la misma época de este mundo.

-¡¿Que?! ¿Para mi?

-Si. Como agradecimiento por enseñarme.

-Pero los libros son caros. Y me lo estas regalando por nada.

En la Tierra antes de la invención de la imprenta era muy costosa la adquisición de un libro ya que se hacían a mano y tomaban años en escribir y encuadernar un libro.

Pero Fronilde finalmente lo acepta.

-Nunca antes me habían dado un libro. Gracias. -Fronilde dice mientras abraza el libro que le había regalado.

Desde el exterior, Cecilia observa por la ventana como los dos se llevaban bien. Una sonrisa de alegría se muestra en su rostro.

* * *

Al final del día, Matias estaba agotado.

Después de tomar un baño, Matias fue guiado por Alda, la mas joven de las mucamas, a su dormitorio.

-Este es su dormitorio, amo.

-Gracias.

Matias se queda mirando el dormitorio de estilo medieval.

-Estoy lista, amo.

-¿Lista para que...?

Cuando Matias se da la vuelta, queda impactado con lo que ve. Alda estaba desnuda frente a el. Matias pone una expresión en su cara como si quisiera decir “¡¿Por que estas desnuda?!”

-Para el servicio complacerlo en la cama, amo.

Matias da un suspiro, levanta el uniforme de la mucama y se la da a Alda.

-No necesito que hagas eso y no voy pedírtelo. Así que ponte esto o agarraras un resfriado.

-Si fuera mayor de edad tal vez, pero ni loco haría con una joven de quince años. ¿Que tiene esta gente en la cabeza? -Matias piensa mientras le la el vestido de sirvienta a Alda.

Tras darle la ropa a Alda, Matias ve que salen lágrimas de los ojos de Alda. Como no sabia porque la hizo llorar se disculpa.

-¡Hay, lo siento! ¡¿Dije algo malo?! ¡Los siento mucho!

-No... es que mi antiguo amo... siempre...

-Ha, entiendo. Ven.

Matias abraza a Alda para que se desahogue.

-Tranquila, nunca te obligare a hacer ese tipo de cosas.

-Maldito cerdo, ¿como podes hacerle eso una pobre niña? Definitivamente voy a ponerle fin a la esclavitud Matias piensa mientras abraza a Alda.

Matias había entendido lo que quiso decir Alda. Ella, al ser una esclava, la obligaban a tener relaciones sexuales con su amo todas las noches desde hacia mucho tiempo, y con el tiempo ella empezó a entender que era normal para ella brindar ese tipo de servicios a su amo, aunque ella no quisiese hacerlo. Al ver que Matias no la obligaría a hacerlo, ellas derramo lágrimas de alegría. Otra razón por la que Matias odiaba la esclavitud.

Mientras Matias abrazaba a Alda, Cecilia abre la puerta.

-Mati, tenemos un problema...

Tan pronto vio a Matias abrazando a Alda, por lo que puso una cara hosca.

Matias suelta inmediatamente a Alda al darse cuenta de que aun estaba desnuda.

-¡Espera Ceci, esto no es lo que crees!

-No tenemos tiempo para que te familiarices con las mucamas. Tenemos un problema.

-¿Que problema?

-Veni conmigo, te lo explico en el camino.