La mañana llegó.
Al ser golpeado por la luz del sol, Matias abrió los ojos.
Y vio a dos chicas desnudas a su izquierda y derecha. Fronilde y Cecilia.
Fronilde y Cecilia duermen mientras lo abrazaban, por lo que no puedo moverse correctamente.
Además de eso, no puedo torcer su cuerpo para quitar su abrazo.
-Ah, buenos días, Mati... jeje...
Fronilde se ríe mientras lo sujeta bien para evitar que salga de la cama
* * *
Un par de horas después, en un nuevo edificio de Pearl Harbor, que es una replica del edificio de la sede la ONU. En una sala de la asamblea general, aunque algo vacía, se volvió bulliciosa, con los soberanos del Reino de Zarenca, el Gran Bosque de Alfheim y del Reino de Lledo, reuniéndose para discutir sus planes y estrategias futuros. Entonces Matias comienza la reunión.
-Entonces, el caudillo orco fue eliminado y la Horda disuelta. Esto alivia uno de nuestros problemas, pero si no abordamos la causa de estos problemas, podríamos tener otros mas adelante.
-¿Como es eso Matias? -Pregunta Fedilio.
-El caudillo orco no es mas que un síntoma. El mal esta en la naturaleza de los propios orcos. Los orcos son extremadamente numerosos y violentos. Mientras se pelean entre si, su naturaleza guerrera se vuelve a si misma y no son una amenaza; pero cuando un señor de la guerra fuerte surge entre ellos, su sed de batalla se convierte en una plaga para nosotros.
-¿Que es lo que propones? -Pregunta Adoncia.
-Educarlos.
Todos se ríen de la idea de Matias.
-¡Orden!
Matias pide silencio mientras golpea del mazo de madera contra la mesa. Enseguida todos se callan.
-Pero es imposible educar a los orcos, están entre lo humano y lo animal.
-No Indival, es difícil pero no imposible. Ahora mismo mis científicos están tratando de educarlos para volverlos mas dóciles. Y ha habido ciertos progresos, principalmente de los medio-orcos.
-Bueno... has logrado que parecen imposibles. Así que, no veo porque no...
Todos se quedan meditando ante la charla entre Matias e Adoncia.
-Bueno, ahora entremos al tema principal.
Varios oficiales reparten documentos a los soberanos. En el decía “Propuesta para la creación de una alianza militar y económica entre Paxbelli, Alfheim, Arcus y Ormene”. Todos hacen una expresión de “¿Que significa esto?”.
-¿Para que es esto si ya somos aliados?
Pregunta Areu tras leer el titulo del documento.
-Tal como esta escrito, Paxbelli brinda apoyo e intervención militar y económico a estos países por separado. El Alfheim había perdido la mayor parte de su poder militar hace seis meses, si no hubieran pedido nuestra ayuda, seguramente la Horda hubiera arrasado sus territorios. Por otro lado, Zarenca tiene un grado moderado de fuerzas militares, pero toda su infraestructura dependen de nosotros. Y sin nuestro apoyo militar directo, el reino también hubiera sido sucumbido ante la Horda.
-... ok, continua.
-Correcto, bien basado en nuestra información, antes de decidir antes de hacer en el futuro tendremos que consolidar el poder de sus países, Ya se soluciono el equilibrio de poder en Zarenca con la sumisión de la facción de los nobles y de la aceptación de los Planes de Desarrollo tanto en Zarenca. Por eso he decidido crear una organización internacional para mantener la paz y seguridad internacionales, fomentar relaciones de amistad entre las naciones, lograr la cooperación internacional para solucionar las acciones de las naciones.
-Puedo ver el razonamiento detrás de esto, pero, ¿es realmente posible?
-En mi mundo se creo una organización para mantener la paz y funciono durante buena parte del tiempo. Por eso propongo la creación de la “Federación de la Naciones Unidas”.
Al escuchar las palabras de Matias, toda la Asamblea estallo de gritos de aprobación.
Levantándose, Fedilio levanto la mano y espero a que el clamor se apagara.
-Con el tiempo, Matias demostró ser un líder sabio, valiente y capaz. Es el respetado por todos los humanos y elfos por igual. Por lo tanto, propongo que Matias sea el primer líder de esta organización.
Una vez mas, todos los reunidos lo aprobaron. Luego Matias se pone de pie.
-Agradezco a todos por el respeto y el honor que me han otorgado. Y honorablemente acepto esta responsabilidad.
Con esto se crea la Organización de las Naciones Unidas con sede en Pearl Harbor. Y el ejercito de Paxbelli se convierte en el brazo armado de la alianza con el nombre de las “Fuerzas de Autodefensa de las Naciones Unidas”.
* * *
A aproximadamente 20 kilómetros de Esparta, se encontraba una instalación designada para internar prisioneros.
-¿Que es todo esto?
Tras haberse trasladado a Paxbelli, Eldona se hablo a si misma al ver a las prisioneras dentro de las instalaciones. Mientras avanzaba, se detuvo en un pasillo, en medio de ser transportada desde su celda.
Ella había asumido que seria linchada o ejecutada públicamente por ser una nigromante.
Y, sin embargo, la realidad ante ella era diferente de sus expectativas. Aunque las prisioneras estaban privadas de libertad, parecían vestidas con ropas bien lavadas, parecían sanas y bien alimentadas, sonriendo mientras trabajaban en cualquier tarea que se les encomendó.
Incapaz de comprender la situación ante ella, Laia se quedo inmóvil.
-Hey, ¿que estas haciendo? ¡No te detengas! ¡Avanza!
Sorprendida por la voz de la guardia, Eldona continua avanzando mientras el sonido de sus grilletes se arrastra haciendo clic mientras su escoltada por una guardia.
La mente de Eldona estaba confundida. Según su experiencia, un prisionero sospechoso de nigromancia es inmediatamente ejecutado por miedo a que este levantase un ejercito de no-muertos. Pero ella estaba vestida con un overol naranja y bien alimentada. ¿Porque aun la mantenían con vida y bien tratada?
Mientras caminaba por el pasillo, Eldona seguía pensando en tales cosas, como el trato a los prisioneros.
Mientras pensaba en los prisioneros, Eldona había llegado a una habitación con una mesa en el centro y una pared había un gran espejo.
En la mesa estaba sentado un hombre uniformado que le ofreció sentarse.
-Tu debes ser Eldona Elvil, ¿verdad? Por favor, siéntate.
Tras sentarse, el hombre comienza con las auto-presentaciones.
-Soy el presidente Matias Martínez.
Eldona abrió los ojos de sorpresa de que un rey la visitara.
-S-sabes que soy una nigromante, ¿porque todavía no me mataste?
-Tengo mis razones para no hacerlo. Pero antes de decírtelas, quiero escuchar tu historia y porque decidiste recurrir a la nigromancia.
Eldona aun estaba confundida pero decidió contar su historia.
* * *
Eldona Elvil nació hace veinte años en Aquicius, ciudad fronteriza del norte de Zarenca, como la hija del barón de la ciudad. Cada verano, cuando la nieve abandonaba los pasos montañosos, los orcos bajaban desde el norte para probarse a si mismos en batalla. Cada año, los guardias de Aquicius repelían estas invasiones, pero siempre a costa de la perdida de aldeanos. El padre de Eldona lideraba grupos de asalto que desbarataban los campamentos orcos para enviarlos de vuelta al norte.
Cuando Eldona tenia 10 años de edad, un mago que iba de paso por el pueblo percibió fuertes habilidades mágicas en la joven. Sus padres, viéndolo como una oportunidad para ella de vivir lejos de las batallas interminables contra los orcos, acordaron enviarla a la academia de magos Curlandia. Ahí estudio por algunos años, mientras que en su hogar las invasiones de orcos aumentaban en frecuencia y ferocidad. Sin embargo, antes de que Eldona pudiera concluir su entrenamiento, fue expulsada.
Eldona regreso a Aquicius justo cuando comenzaba el verano, solo para encontrar mas desgracias. Cuando llegaba al pueblo, una temprana e inesperada invasión de orcos se dejaba caer sobre Aquicius. Eldona vio como una flecha atravesó el pecho de su padre, haciéndolo caer sin vida al suelo.
Sacudidos por la perdida de su comandante, la defensa de los humanos comenzó a debilitarse. Cuando los orcos comenzaron a gritar en anticipación de su victoria, guerreros esqueléticos salieron de los bosques por detrás de ellos. Los soldados observaron asombrados como los esqueletos derribaban orco tras orco, y luego volvieron a desaparecer entre los arboles.
Pronto, un hombre vestido con los atuendos de un nigromante, salio de entre los arboles.
-Permítanme presentarme. Soy Milos Melgar. Pese a que se que a su gente no les agradan los de mi clase, creo que es vital olvidar momentáneamente nuestras diferencias. La amenaza de los orcos crece en el norte, y dudo que cualquiera de los pueblos fronterizos pueda resistir sin algo de ayuda. Por ahora, solo les pide que me permitan descansar en su pueblo por unos pocos días.
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Kilian, hermano mayor de Eldona y nuevo capitán de la guardia, respondió.
-Seguro sabes que el castigo por practicar la nigromancia es la muerte. Pero por tu ayuda te otorgare descanso y seguridad. Sin embargo, quedas desterrado de estas tierras tan pronto partas, para no regresar, sino tu pena sera la muerte. Agradecemos tu ayuda, pero no necesitamos ninguna alianza con aquellos que tratan con las artes oscuras.
* * *
Eldona, angustiada por la muerte de su padre, discute, sin ningún resultado, que debería pretermitirle a Milos quedarse a ayudar a la defensa del pueblo. El nigromante partió de Aquicius sin que ocurra ningún incidente.
* * *
Transcurren varios días.
-Pese a que no me agrada enviar a un grupo de asalto tan pronto, deberían limpiar los campamentos orcos y asegurarnos un verano tranquilo.
Dice Kilian desde la fortaleza cerca del paso de montaña.
-Y tan tranquilo, hermano. ¡Los orcos se agrupan por el paso!
-¡Malditos sean! Debes asegurar el fuerte, hermana, o de seguro invadirán el pueblo. Enviare un mensajero a la ciudad y volveré con refuerzos para ayudarte. Deberían llegar en dos días, y los orcos no se atreverían a luchar contra tal fuerza.
Tan pronto Eldona salio del fuerte para enfrentarse a los orcos, ella levanta un bastón con una piedra purpura.
-¡Ven oscuridad, invoco a muertos del inframundo, Walking Dead!
Varios rayos negros salen del bastón mágico e impactan a las fosas comunes donde se encuentran enterrados los restos de los orcos masacrados por los esqueletos que invoco el nigromante. Momentos después, varios zombis salen de la tierra.
-¿Que demonios es eso? ¿Ha regresado el nigromante?
-No hermano. Levante a estos cadáveres con las habilidades que Milos me enseño antes de irse. ¡Pese a que no me agrada en absoluto, sin la ayuda de los muertos nos condenaríamos a nosotros y nuestras familias a las ollas de los orcos! ¡Seguro que puedes comprender eso!
-¡Ningún beneficio compensa el profanar a los muertos! Habías permanecido muy en silencio a la razón por la que los magos te enviaron a casa desde Curlandia, ¡si fue por interesarte en dichas artes, no me sorprende que te hayan expulsado!
-¡No! No es... nada de eso.. ¡No puedo quedarme de brazos cruzados!, ¡No permitiré que los orcos destruyan mi hogar!... No si tengo el poder para evitarlo.
Después de la batalla. Los orcos estaban destrozados, muertos o habían huido.
-Por ley, debería haberte ejecutado en el acto, Eldona. Ciertamente no debería haberle dado al nigromante la oportunidad de corromperte. Sin embargo, como le mostré misericordia, te daré lo mismo. Por este medio, eres desterrada de Aquicius y de todo el Reino de Zarenca.
-¿Así pues habrías dejado a los orcos invadir el pueblo y visto como nos mataban a todos?
-Si, mejor eso que aventurarse en malas artes. La gente habría reconstruido el pueblo, como siempre ha hecho en el pasado. Creí que los magos te habían enseñado a tener mas criterio.
-Los magos me enseñaron lo suficiente. ¿No me desterrarías, o si, hermano?
-Lárgate, ahora. No deseo tener que enviar a los soldados tras de ti. Nuestro padre estaría avergonzado al ver en lo que te has convertido.
Luchando contra su cólera y lágrimas, Eldona sigue el rastro de los orcos supervivientes. Maldice a los magos ancianos por sacarlo de la Academia de Curlandia, poco preparada, solo para meterla en mas conflictos. Maldice a Kilian por carecer del coraje necesario para ver lo que podría hacerse. Y mas enfurecida aun, maldice a los orcos por destruir su familia y su hogar mediante sus incesantes ataques.
* * *
Habiendo viajado por tres días desde Aquicius, Eldona se encuentra con Milos, el mismo nigromante que había salvado Aquicius y, no hace mucho, enseñando a Eldona a levantar a los muertos. Al nigromante le da lastima ver a Eldona en su abandono y le pide que viaje con el. Conforme pasan las semanas le enseña a Eldona mas y mas magia oscura.
-De veras, comparto tu odio hacia los orcos. Las tierras de la frontera han sido mi hogar por muchos años, y los orcos han sido una plaga creciente en ellas. Destruyen la belleza dela tierra a donde quieran que vayan. Si te interesa, estaría feliz de tomarte como mi aprendiz para que puedas ayudarme en mi lucha contra ellos.
-¡Si! ¡Tengo sed de venganza en esas criaturas!
-¿Quien sabe? Quizá eliminar la amenaza de los orcos convenza a la gente de Aquicius de dejarte volver.
-Quizá. Incluso mi hermano tendría que estar agradecido por un verano sin orcos.
Eldona y Milos pasan el verano y el otoño merodeando por las tierras bajas del norte. Atacan pequeños campamentos orcos cuando los encuentran. El poder de Eldona crece considerablemente bajo la tutela y el constante cuidado del nigromante.
Ardiendo por dentro con deseo de vengarse de los orcos y enviarles lejos al norte, Eldona pasa el invierno aprendiendo tanto como puede de Milos. Sus años de estudio con los magos la ayudan también, y su poder crece rápidamente.
Durante la primavera, el nigromante y su aprendiz viajan a través de territorios orcos. Al caer la noche, esqueletos y fantasmas emergen de los bosques para aterrorizar y liquidar campamentos completos de orcos. Las noticias llegan a los pueblos orcos, que empiezan a dejar guardias y antorchas encendidas toda la noche. Tales medidas poco les ayudan.
* * *
Unos días después de separarse de su maestro. Eldona viaja hacia el sur, pierde el rastro de los orcos supervivientes, pero pronto lo retoma. El sendero se mueve indefectiblemente al sur durante varios días. Tan pronto como cruza el paso montañoso, Eldona reconoce un entorno familiar.
-Tengo noticias de una gran victoria contra los orcos, hermano.
Declara Eldona frente a las puertas del fuerte, pero su hermano la mira con ojos frívolos.
-Tenia la esperanza de que nunca volvieras, Eldona. Habías sido desterrada, pero regresaste. No me dejas otra opción mas que ordenar a mis soldados que te ataquen.
-He eliminado a los jefes orcos. Dudo que veamos mas invasiones este verano. Las bestias estarán muy ocupadas tratando de reagruparse.
Entonces Ezra, hermano menor de Eldona que esta junto con Kilian señala en dirección al paso montañoso.
-Te equivocas, hermana. Ahora mismo están acampando al otro lado del paso.
-¡He perseguido a esa banda desde que huyeron del campo de batalla debido a mi gran victoria! ¿Pero como no los vi cuando cruce el paso? Deja a mis fuerzas y a mi tratar con ellos.
-Gran historia. Pero mas probable que trajiste a tus aliados orcos aquí para vengarte contra la ciudad. Si nos quedamos parados, tus no-muertos nos eliminaran a todos sin duda. Jamas creí que pudieras convertirte en una traidora.
Entonces varios arqueros apuntan a Eldona y a sus guardias no-muertos.
-Entonces tu eres el traídor hermano, por no dejarme proteger a la ciudad. Defenderé Aquicius, y si te pones en mi camino tendré que derribarte por la traición que estarías cometiendo.
Uno de los arqueros de Kilian le dispara por accidente a Eldona. Pero un zombie se interpone frente a Eldona para protegerla. Como reacción, los esqueletos, en un intento de proteger a su ama disparan sus flechas contra el fuerte. Una de esas flechas impacta en el cuello de Kilian hiriéndolo de muerte.
-¡No! ¡No les dije que dispararan!
Los soldados del fuerte ponen sus escudos y los arqueros comienzan a disparar contra Eldona.
-¡Esperen! ¡Eso fue un malentendido!
-Pagaras por la muerte de nuestro hermano. Ahora que he visto el verdadero mal en que te has convertido, enviare a los guardias a matarte. Me duele pensar que alguna vez fuiste mi hermana.
Incluso con su nuevo poder, no podía luchar en una batalla de dos frente. Por lo que decidió huir al norte para encontrar a Milos.
Perseguido por los guardias de Ezra, Eldona logra pasar el paso de montaña. Tras eso, los orcos del campamento reaccionan e intentan perseguir a Eldona y sus no-muertos. Pero al ver a los soldados de Ezra acercarse, decidieron mejor atacar a los humanos.
Sin opciones, Ezra decide abandonar la persecución de su hermana.
-¡En cuanto acabe con tus sirvientes orcos iré tras de ti! ¡Ya no eres mi hermana!
* * *
Huyendo de la ciudad donde nació, Eldona se dirige al norte. Pronto se reúne con su maestro.
-Para tu prueba final como mi aprendiz, me ayudaras a recuperar un libro. El libro me fue robado hace mucho. Como tiene cierto valor personal para mi, considera la tarea como un pequeño favor. Pero debo advertirte que requerirá que te alejes aun mas de Zarenca ya que el libro se encuentra en Alfheim. Tal vez nunca regreses a tu hogar.
-Ya no tengo hogar, puesto que me han rechazado ya dos veces.
-Excelente.
* * *
Eldona y su maestro viajan hacia el este y luego de dos meses logran llegar a las afueras de la fortaleza en la isla.
-El libro robado se encuentra dentro de la fortaleza. La cubierta de la noche y esta niebla nos ayudaran.
Minutos después un elfo ve a los esqueletos saliendo del bosque.
-¡Señor! ¡Criaturas no-muertas salen del bosque! ¡Alerten a los demás!
-¡A las armas!
Los no-muertos corren con escaleras para subir las murallas. Pero cuando estaban subiendo , algunos elfos vierten una olla con agua sobre los no-muertos. Al contacto con el agua, los no-muertos comienzan a quemarse como si hubiera sido atacado con armas químicas.
-¿Que es eso?
-Este fue el impacto de lo que se conoce como agua bendita entre la gente común. Se elabora en un procedimiento complicado y misterioso que solo unos pocos magos de luz conocen y que a menudo se utiliza para luchar contra criaturas resucitadas.
Pero aun así, en poco tiempo los no-muertos logran traspasar las defensas de los elfos. Uno de ellos logran abrir la entrada.
-¡La entrada esta abierta! ¡Rápido!
Eldona y Milos entran a la fortaleza, rápidamente cerrando las pesadas puertas tras ellos.
-El libro debe estar en un salón, no muy lejos de aquí.
* * *
Tras atravesar el laberinto de pasillos, logran llegar al salón.
-Tenemos el libro, ¿ahora que haremos, maestro?
-¿Haremos? No haremos nada. Ya no eres mi aprendiz. ¡Agárrenla!
Con las ordenes de Milos. Los esqueletos agarran a Eldona.
-¡¿Que es esto?!
-¿Creíste que te enseñaría nigromancia solo para combatir a los orcos. Yo guié a los orcos a Aquicius para que expulsaran de nuevo y encima me ayudaste a robar este libro. No puedo creer que seas tan ingenua.
A Milos no le importaba la misión de acabar con los orcos. Necesitaba la ayuda de Eldona para conseguir el libro.
-¡Espera! Todo el entrenamiento que me diste, ¡Era solo para ayudarte a conseguir ese libro! Me dejaste creer que Aquicius me aceptaría de regreso, ¡de modo que cuando no lo hicieron yo estaría dispuesta a atacar a gente inocente!
-Lo que hayas querido creer no me interesa.
Semanas después, Eldona fue seria rescatada por las fuerzas especiales de Paxbelli.
* * *
Eldona termina de contarle su historia a Matias.
-Es algo desafortunado. Yo hubiera hecho lo mismo para proteger a mis seres queridos.
Eldona se enoja por el comentario de Matias. Golpea la mesa mientras se pone de pie.
-¡¿Crees que soy estúpida?!
Una de las guardias se acerca para detenerla, pero Matias la detiene.
-Esta bien. Se que traicionaron por lo que entiendo que desconfíes de mi.
Eldona vuelve a sentarse.
-¿Que quieres de mi?
-Quiero que trabajes para mi.
-¿Que?
Eldona estaba confundida. Una persona que tiene el poder de derrotar a un lich. Para que necesitaría a una nigromante, que es mucho mas débil que un lich.
-Como sabrás, durante tu rescate perdí a muchos de mis hombres por no tener la suficiente información sobre los no-muertos, ni mucho menos como combatirlos. Por eso quiero que trabajes para mi como asesora.
-¿Y si me niego?
-Nada.
Eldona quedo aun mas confundida. Ella debió de ser ejecutada al ser descubierta de que era una nigromante.
-No has cometido ningún delito, por lo que no hay razones ara que sigas encarcelada. Mañana seras liberada, pero... ¿tienes a donde ir?
Un flash de recuerdo pasan por la mente de Eldona. Su familia, su destierro y la traición que sufrió. Todos esos recuerdos acumulados hicieron que brotaran lágrimas de tristeza de sus ojos.
-Yo... no tengo a donde ir...
Al verla a Eldona llorar. Matias saca un pañuelo de su bolsillo y se lo entrega.
-... gracias.
-Puedo darte un lugar donde quedarte y tomarte el tiempo que creas necesario para pensarlo.
Eldona se limpia las lágrimas y se queda por unos momentos mirando el pañuelo que Matias le dio y luego mira a Matias
Con esto termina la reunión. En la cámara de gesell, al otro lado del vidrio de visión unilateral estaba María. Su trabajo era comprobar si Eldona decía la verdad, pero también percibió con sus habilidades de empatía extrasensorial las emociones reprimidas que Eldona tenia mientras miraba a Matias tras recibir el pañuelo.
-Hmm...
Mientras observa como La y Matias se miraban uno al otro, Maria agarro el teléfono y empieza a marcar.
-Hola, ¿Cecilia? Creo que encontré a la siguiente apóstol.
* * *
Eldona regresa a su celda de aislamiento. La razón por la que había sido encerrada en una celda de confinamiento y no en una celda normal era porque todos en la cárcel ya sabían que era una nigromante. Por lo que tuvo que ser separada por su propia seguridad. Era la replica de una celda de la prisión federal ADX Florence. Tiene un cama, silla con escritorio, buena iluminación, baño y ducha.
Para Eldona, eran considerados demasiados lujos para un preso.
-La comida.
Una de las guardias pasa una bandeja con comida por la rendija de la puerta.
Eldona se acerca a la bandeja y ve que debajo una bolsa de plástico con un sobre. Abre el sobre, y termina encontrando una carta.
-”He estado observándote y he visto la verdad en tus palabras, te dejo esto para que te sientas mejor”.
Al no encontrar una firma sigue buscando en el sobre y encuentra un collar de oro con un pendiente. También encuentra una fotografía de Matias.
Pensando que era Matias quien le dio ese regalo. Apoya la fotografía sobre su pecho.
En la sala de vigilancia de la cárcel. Cecilia y Maria observan por el monitor de la cámara de seguridad de la celda de Eldona.
-Te aseguro Cecilia de que ella no es mala y podrá ser nos útil en el futuro. Mi intuición nunca falla.
-¿Tu le enviaste esa carta?
-Un pequeño empujón.