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Capitulo 15

Mientras los acontecimientos de la exposición de armas ocurría.

En el Despacho Oval de la Casa Blanca, Alda estaba sentada cara a cara con Tiana con el escritorio presidencial entre ellas y recibiendo la explicación del cambio en el contenido del contrato de trabajo.

-El trabajo que tendrás sera básicamente el mismo tipo de trabajo que tenias antes de venir aquí. Limpiar el cuarto de Matias, preparar su comida y asistir a todo lo que te pida. Con la diferencia de que recibirás un salario por tu trabajo.

-Salario...

Alda murmura esas palabras ya que al ser una esclava desde que nació, nunca recibió un salario.

Para Alda estaba bien ya no ser una esclava, pero como nunca experimento en carne propia lo que significaba no ser mas una esclava le pareció un poco indiferente. Pero se alegraba de no ser abusada sexualmente todas las noches como solía hacer su antiguo amo.

Además, recibió una habitación propia dentro de la Casa Blanca para estar cerca de Matias para ir rápidamente en caso de ser llamada.

Los arreglos eran demasiado buenos, mientras el humor de Alda estaba exaltado, al mismo tiempo que su cuerpo se estremeció un poco.

Con esta cantidad de arreglos, en consecuencia, ¿cuan duro sera del deber?

-Este es un contrato de trabajo hasta que cumplas 18. Luego se renovara. Tendras el puesto de criada de toda la familia, pero las solicitudes de Matias son tu prioridad. ¿Hay algo que quieras preguntar? Si no hay, entonces cunado firmes aqui, el contrato entrara en vigor.

Tiana le entrega el bolígrafo a Alda.

-Ah, umm...

-¿Que pasa? ¿Hay algo que no entiendas?

-Yo... no se leer y escribir. -Dice Alda mirando hacia abajo como si se avergonzara.

-Oh, lo siento. Lo había olvidado.

Entonces Tiana le da una almohadilla de tinta.

-Entonces enviaremos daremos un tutor para que ten enseña. Por el momento pon tu huella dactilar aquí.

Alda hace caso a lo que dice Tiana y apoya su pulgar en la almohadilla de tinta y luego lo pone sobre el contrato.

-Bien, todo arreglado. Con esto trabajaras como la criada personal de Matias. Puedes retirarte.

Alda se pone de pie, le hace una reverencia a Tiana y comienza a retirarse de la oficina.

-Ah, una casa mas.

Pero Alda es detenida por Tiana.

-Mantén tu cuerpo limpio todo el tiempo. Así podrás servir adecuadamente a Matias. Si alguna vez te solicita a que le sirvas en la cama por la noche.

Tiana sonrío ya que para ella era una broma. Matias no era esa clase de hombre. Pero Alda se estremeció un poco al escuchar y se retiro rápidamente. Pensando que lo que le dijo era cierto.

* * *

Mas tarde.

Alda estaba ordenando el dormitorio de Matias.

Agarro las sabanas de la cama para llevarlas a lavar. Pero cuando ya las tenia en sus brazos se quedo mirando las sabanas. Acerco su rostro y comenzó a olerlas por varios segundos.

De repente la puerta se abre y entra Tiana.

-Matias, ¿estas ahí?

Pero en lugar de Matias ve a Alda oliendo las sabanas usadas de Matias como si fuera una especie de pervertida.

Alda queda horrorizada ante la mirada de Tinana.

-¡No es lo que cree mi señora! ¡Yo solamente estaba comprobando si estaban sucias!

-Si, claro.

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Después Tiana le da un guiño y se va. Dejando confundida a Alda.

* * *

Ese mismo día a la medianoche.

En una habitación que acababa de ser concedida ese mismo día, Alda se acostó en la cama.

Dentro del oscuro cuarto, Alda cerraba los ojos y se acostaba inmóvil por un momento, pero de repente se levanto bruscamente.

-No puedo dormir...

Alda suspiro profundamente al recordar lo que le dijo Tiana después de firmar el contrato del trabajo y del incidente de las sabanas.

-... tomare un poco de té.

Murmuro Alda mientras suspiraba.

* * *

En la cocina, donde nadie mas estaba presente, Matias estaba hirviendo agua en una jarra eléctrica.

-¡Ah!

-¿Hm?

De repente, sintió una voz en su espalda, así que Matias se dio la vuelta y vio a Alda vestida con un camisón, de pie en la entrada de la cocina.

Alda no esperaba que hubiera alguien en la cocina a esa hora; además, para esa persona sea nada menos que Matias. Ella quería llorar desde el fondo de su corazón por su descuido de salir de su habitación con ropa de dormir y su estupidez para dejar oir su voz espontáneamente.

A pesar de estar fuera de sus horas de trabajo, aparecer frente a su amo en ropa de dormir, era un acto que era inaceptablemente descortés.

-Buenas noches, Alda, ¿Quieres un poco de té?

Sin darse cuenta por completo de lo que sucedió en el amente de Alda, Matias le sonrío y comenzó a acercarse a ella.

-Ah, si, pensé que quería tomar un poco de té... p-pero, lamento mucho estar vestida así. Nunca pensé que habría otra persona, eso es...

-Ah, no es necesario, ya no estas en hora de trabajo, no me importa en... eh, ¿que te pasa?

Matias se confundió al instante cuando noto que Alda había respondido desordenadamente con una expresión cercana al llanto.

Sin embargo, rápidamente noto que era él la causa de esto y después de pensar por unos segundos, sonrío una vez mas a Alda.

-Umm, también pensé que quería preparar algo de té ahora mismo. Si quieres, ¿puedo ofrecerte una taza?

-... ¿¡ Eh!? ¿A-a mi?

-Si, ya que siempre me ayudas, déjame darte las gracias, aunque sea una vez. Ahora bien, por favor, toma asiento.

Sin importarle que Alda estuviese congelada por la por la inesperada propuesta, Matias sostiene la tetera con té y luego camina hacia el comedor.

Alda lo persiguió apresuradamente, medio corriendo. Entonces, frente a la mesa un “toma asiento” de Matias saco una silla mientras le estaba sonriendo a ella.

-¿Cuanta azúcar quieres en tu té?... ¿Alda?

Matias llamo a Alda, que estaba de pie a la entrada del comedor con una expresión desconcertada.

Alda se acerco nerviosamente a Matias y luego se sentó en la silla que el indicaba.

-¿Que tipo de té te gusta?

-Cualquiera que me sirvas esta bien, aunque nunca probé el azúcar... pero, para prestar atención en alguien como yo, estoy realmente agradecida. Y, sin embargo, estoy en tal aspecto... perdone mi descortesía...

-No, en absoluto, por favor, no es necesario que seas tan formal cuando estamos los dos solos.

-I-incluso si me dice eso...

Matias le sonrío irónicamente a Alda, que todavía estaba desconcertada con una expresión nerviosa, mientras levantaba la tetera.

Coloco una taza de té frente a Alda antes de servir el té.

-Espero que te guste. -Matias dijo eso mientras tomaba asiento.

Luego, haciendo caso omiso de la desconcertada Alda frente a la taza de té, se llevo la taza de té a la boca.

Al ver esto, Alda también tomo la taza de té y, después de darle unas palabras de agradecimiento a Matias, probo el té.

-... delicioso.

Después de probar el té, Alda finalmente sonrío por su sabor dulce, por lo que Matias sonrío aliviado.

-Estoy contento de escucharlo. También prueba esto, son galletas.

Matias ofrece una galletas que se había traído desde la cocina.

Alda le dio las gracias a Matias, agarro una galleta y le dio un mordisco.

Las galletas también eran una comida que existe en este mundo. Generalmente se hace amasando harina de trigo integral con sal o fruta mezclada y luego horneándola.

-¡Es realmente delicioso! ¡Esta es la primera vez que comí una galleta tan dulce!

-Me alegro... ¿Eh? Entonces parece que las galletas no son un alimento particularmente inusual en este mundo.

-Umm, a veces también hago galletas. Se trata principalmente de masa para hornear mezclada con frutas picadas, pero a pesar de que esta galleta no contiene ninguna fruta, es deliciosamente dulce. ¿Qué se mezcla para que tenga un sabor como este?

-Azúcar.

-P-pero el azúcar es muy cara. No merezco recibir esto.

-Has trabajado duramente desde que llegaste aqui, mereces comer algunas.

-Gracias.

Alda vuelve a dar otro mordisco a la galleta.

-Por cierto, ¿que tal el trabajo? ¿te llevas bien con los demás empleados?

-No, mi señor. Ellos son amables conmigo y me están enseñando a usar esas herramientas mágicas?

-¿Herramientas mágicas...? Ah, ya veo.

Matias entendió que lo que Alda dijo “herramientas mágicas” se refería a electrodomésticos. Ya que en el Otro Mundo no existía la electricidad.

-Ya no eres mas una esclava. Por lo tanto, no estas obligada a quedarte aquí. ¿Segura que no quieres volver al continente?

-No... ya no tengo un hogar al cual volver... -Dice Alda con tristeza con lágrimas saliendo de sus ojos.

Su madre murió cuando la dio a luz. Cuando tenia once años. Su padre la vendieron a un mercader de esclavos para pagar sus deudas en el juego. Ese mismo día fue vendida a un noble. Desde entonces, fue abusada por su amo hasta que la vendió para comprarse otra esclava mas joven porque ya se había aburrido de ella.

Por eso, ella no tenia ningún apego con alguien de su pasado.

-Ya no tienes que pasar mas por eso. Prometo nunca hacerte daño. -Matias pone su mano sobre la de Alda para intentar consolarla.

Observando a escondidas desde otra habitación esta Tiana. Una sonrisa alegre se mostraba en su rostro.

* * *

Luego de una charla, Alda regreso a su cuarto.

Se recostó en su cama recordando la amabilidad de Matias mientras murmura a si misma.

-Si por casualidad... me llamara para acompañarlo en la cama... ¿que haría? Si sucede, entonces... Seria bueno si al menos me convierto en su concubina...

Finalmente se queda dormida.