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Capítulo XII

—¡Guah! Te has despertado en serio, que felicidad —oí como la puerta se abrió. La había cerrado con llave pero ya sabía que él tenía una extra debido a que la puerta estaba cerrada cuando quise ir afuera. Me seguía sorprendiendo que en serio Trotter estuviera aquí… y ahora viene el tema de la conversación.

—Buenas… gracias por tratarme, Trotter. Realmente me sorprende verte por aquí, pensé que tu estadía en Genpei seguiría por algunos años más. ¿Sucedió algo? —los ojos de Trotter se tornaron oscuros… claro estaba que demostraban una gran desesperación en sí y pedían que le prestaran ayuda para lo siguiente que me iba a contar.

—Veras —estas palabras siempre eran las detonantes de todo tipo de problema gigantesco, esto era una exageración pero no estaba alejada de la realidad. Mi preocupación invadió mis propios sentimientos y no podía aguantar a que me contara que es lo que había pasado, por lo cual le urgí para que soltara todo de su boca. Trotter, viendo mis acciones y analizándolas decidió que debía de contármelo después de todo—. Genpei… ha sido atacada por La Banda de Daimyou—“¿Cuándo ha pasado esto?” le pregunté—. Dos días luego de que te marchaste, fue entonces que decidí que debería de volver aquí y preparar todo mi equipaje, por lo menos todo lo que había dejado aquí para apoyar a la aldea en sus momentos de crisis. Fue cuando estaba haciendo una simple compra a una alquimista que vendía hierbas de medicina que entonces te vi tirado en el piso, con tu brazo derecho completamente desmembrado y en un estado de casi muerte. ¿Pero qué diablos te pasó?

La cara de Trotter empezó a mostrar más signos de preocupación por mí que por Genpei, y me vi obligado pronto a contarle mi infortunio, claro está que omití los detalles acerca de yo capturando la maldición de Rosie… esta persona solo sabe que sé relacionarme con las maldiciones pero no sabe más detalles más que ese, si dejo mis huellas más de lo necesario entonces terminará volviéndose a mi contra luego. Trotter oyó a cada detalle que decía con una gran paciencia que solo podrías ver en una persona leyendo su primer libro de fantasía antes de darse cuenta de que tenía decenas de volúmenes.

—Tú, realmente… te metes en todo tipo de problemas. Has sido robado por La Banda de Daimyou y ahora incluso casi eres asesinado, incluyendo que han asesinado a alguien cercano a ti… bueno, según lo que me has contado, casi cercano a ti —dijo Trotter poniendo énfasis en el “casi.” Por lo menos no desperté sospechas acerca de mi relación con las maldiciones y no pareció oírme hablando con las mismas antes. Si supiera que directamente puedo hablar con ellas esto se volvería un problema incluso más serio.

—Sí. Es cierto, no puedo agradecer a Dios lo suficiente por concederme tales fortunas situaciones en esta vida, sin duda alguna un aventurero como lo es Simbad estaría asombrado ante mis infortunios, ¿no crees? —dije sarcásticamente, pero Trotter no se río y asintió con seriedad. ¡Pero qué falta de humor! Y yo aquí intentando animar un poco el ambiente… hmph. La expresión en mi rostro cambió un poco y Trotter se dio cuenta pronto de mis intentos fallidos a animarle.

Y entonces, él se río. «¿Por qué te ríes, cara de culingo?» —lo que pasaba en mi mente ahora era un verdadero enigma, realmente cambio mi personalidad cuando me enfado de formas que ni yo logro entender por completo. En principio, ¿qué significa culingo como un insulto? Ignorando esta duda, seguí con mi charla con Trotter y la llevé a otro nivel preguntándole qué es lo que había pasado exactamente en Genpei.

—Bien. Dos días luego de que te fuiste, fui a buscar hierbas al bosque debido a que unas que estaban cerca de un cierto río eran perfectas para curar la diarrea, buena suerte que fue esta intención de curar la diarrea de un niño que me salvó de ser atacado por los bandidos. Además de eso, no sé nada más, Alad me dijo que robaron un tal Cha–me–tre–ke no sé cuánto, no recuerdo su nombre para nada —Chamakratas, es el tesoro de la aldea Genpei, un bastón mágico que se ha protegido durante los últimos miles de años, perteneciente a la época en la cual la magia aún existía, era usado para realizar hechizos de alto nivel. Se cree que por la forma del bastón este pudo haber pertenecido a un brujo elemental o uno ilusionista. Era bastante común para la época que los ilusionistas y los elementales tuvieran bastones y báculos de diferentes colores. Se le puso el nombre de Chamakratas después de descifrar el idioma de la época y ver estas letras formando el mismo nombre en uno de los extremos del bastón. Sin duda alguna, los libros de historia que leí antes de venir al este me están sirviendo un poco.

Acerca del por qué lo robaron… eso es claramente debido a que el precio del bastón seguramente rondaría las mil piezas de oro, mientras que un bastón escondido en ruinas solo valdría unas cien o cincuenta piezas de plata, este valía tanto. Cien monedas de cobre equivalían a una moneda de plata, cien monedas de plata a una de oro, y cien monedas de oro a un rubí. Aquel que tenía cien rubís podría cambiarlos por una pieza de diamante y ese era el último tope de dinero que alguien podía tener. Entonces, el Chamakratas valía diez rubís, lo cual era bastante como para dar de comer a cuatro o cinco personas durante una vida entera. Una casa solía valer cerca de trescientas monedas de oro por lo cual uno podría comprarse una mansión con este monto de monedas.

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—Usualmente La Banda de Daimyou se queda con lo que roban… ¿no? Recuerdo que habías dicho eso, Trotter… o tal vez haya sido Alad. En todo caso, si eso es cierto… aun si lo van a vender, seguramente tengan algún cariño por quedarse el bastón por unos días antes de partir de él. Tan solo espero que no lo vendan pronto, y que mi naginata encantada siga allí para que la pueda recuperar a tiempo —dije, informando a Trotter de mis intenciones. El joven médico, más joven que yo se asustó ante mi alocada idea.

—U-Un momento Yan. ¿No estarás pensando en dirigirte a esa mina abandonada en busca de La Banda de Daimyou, o sí? —afirmé a esta pregunta y justo cuando Trotter estaba a punto de pararme, me levanté de la cama en la que estaba sentado discutiendo con él y me aproximé a la salida.

—No puedo quedarme aquí por mucho tiempo. No te preocupes, Trot. No iré solo, tengo a todo un escuadrón debajo de mí ya que estoy en posición de sub-comandante. ¿Qué te parece eso? No hay forma de que pueda perder en estas condiciones —le dije, pero la cara de Trotter tan solo se calmó un poco… pero aún seguía preocupada con casi la misma intensidad que antes. Sin duda alguna él estaba agradecido porque yo quería ayudarle a recuperar al tesoro de Genpei pero no se permitía aceptar que yo fuera a ser parte del escuadrón en una misión tan peligrosa como un asalto a los mismos cuarteles de La Banda de Daimyou.

Abrí la puerta que Trotter no dejó cerrada con llave y entonces salí de allí. Me dirigía al barrio bajo en donde mi casa estaría, no podía permitirme ser visto por algún guardia o Lorien mismo vagando por aquí cuando debería de estar sobreviviendo allí. Eso dicho, aparentemente estaba en la mañana del quinto día, aún faltaban otros dos y claramente no había terminado mi semana. Me fue sorprendente y al mismo tiempo increíble que hubiera en serio perdido un brazo en tan solo cinco días de haber vivido en los barrios bajos, pronto me di cuenta que claramente solo yo podría vivir tanta mala suerte.

Teniendo cuidado con mis alrededores para que nadie que yo conociera me viera, me aproximé poco a poco a las escaleras que bajaban a los barrios bajos. Ya estaba en territorio en el que no parecería sospechoso si Lorien o los guardias me veían por lo cual ya podía caminar tranquilamente… eso dicho, si alguno de estos dos tipos me veía claramente se sorprenderían ante como es que estoy ahora.

Finalmente había llegado al territorio en el que me había desmayado… la mansión. Sigue estando fuera de lugar como siempre, una mansión en barrios bajos, me reí levemente al ver esto y pronto seguí mi camino de cerca de treinta minutos caminando hasta finalmente llegar a lo que era mi casa. Aun había un lugar que no había explorado en esa mansión, pero decidí dejarlo para otro día… lo que más quería hacer era simplemente dormir incluso si ya dormí suficiente gracias a mi desmayo, pero eso no era dormir a mi parecer. Una siesta… en este lugar… con este ambiente tan callado, una delicia.

Y así, al abrir la puerta se derrumbó de vuelta pero no me preocupé por esto, simplemente la puse en su lugar de vuelta e intenté tapar lo más que pude el cuarto.

—Bien, hora de finalmente hacer lo que más me gusta. Dormir —dije en voz alta, indicando a todo lo que mi cuerpo contenía que también deberían hacer lo mismo. Me saqué toda mi ropa a excepción de mis pantalones, no me gusta dormir sin pantalones. Debido a esto, una voz que claramente si tuviera una cara estaría sonrojada por la escena que se estaba presentando frente a ella empezó a decirme que me vistiera de vuelta. Ignorando estas palabras, simplemente contemplé mi cuerpo.

Al mismo tiempo, los gritos avergonzados de Rosie pararon. Se dio cuenta de algo.

—Cuantas… cicatrices, amo —¿Me acaba de llamar amo? «Impresionante» —pensé en ese momento.

—¿A que sí? Eso no importa de todas formas. Déjenme tranquilo mientras sacio mi sueño —aunque pensé que Rosie y Lumu harían un escándalo, al parecer se dieron cuenta que estaba bastante cansado. Incluso si esto significaba desperdiciar mi quinto día, simplemente dormiría durante todo lo que quedaba del mismo y al sexto día intentaría ir a cazar con únicamente mi mano izquierda y al mismo tiempo practicare el uso de la misma con armas. Debo practicar también el uso del arco ya que ahora no puedo usar mis dos brazos, en vez de eso debo agacharme para apuntar ya que apoyo el arco sobre el suelo, lo sostengo de arriba con mi boca, de abajo con mi pierna y luego lo estiro con mi mano izquierda. Sin duda alguna era una vista bastante peculiar pero era lo único que podía hacer para apuntar con arco.

Y mientras pensaba en todo el horario de mañana… me quedé dormido.