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El Aventurero Maldito
Capítulo VIII

Capítulo VIII

Y de esa forma, el segundo día aquí había pasado y comenzó el tercer día. Fui llevado al cuarto de Rosie y plantado en la cama, cuando me desperté no había nadie a mi alrededor. Mi brazo estaba vendado pero no con mi túnica, por lo cual puedo pensar que cambió mis vendas. Bastante considerada, heh, es lo que pensé en seguida terminé de verificar todo el cuarto y mi condición. Y entonces me puse a pensar acerca de otra cosa.

—Lumu… una maldición menos, ¿no? Ahora solo te tengo a ti, mi brazo izquierdo y mi espalda. Me pregunto dónde será la próxima —dije en voz alta para que me escuchara. A esto, Lumu me respondió confundido ante la posible siguiente maldición, pero dijo que preferiría si fuera charlatana como él, de esa forma podría hablar con alguien más que conmigo. Diablos, que haré con este.

Intenté levantarme de la cama pero mi brazo derecho comenzó a dolerme lo suficiente como para decidir descansar un poco más. No tenía tanta hambre por lo cual no tenía la necesidad de ir a cazar ahora mismo, me había prometido hacerlo diariamente para ayudar a la gente de los barrios bajos… pero parece que me terminaré quedando aquí por hoy hasta que vea que mi brazo derecho se haya recuperado por completo. La ventana iluminaba el cuarto con una luz mucho más fuerte que cuando está de noche por lo cual era obvio que aún era de mañana. Sería un día aburrido, pensé.

Y para disipar mi aburrimiento… me puse a pensar acerca de diferentes cosas, comentándolas con Lumu. Una de ellas fue… ¿realmente la gente de ayer eran solo ladrones? Tengo el presentimiento de que aunque mi suposición haya sido esa, es posible que sea de otra forma. Todo este tiempo he relacionado a mi hombro como si en su anterior vida hubiera sido un hombre, pero eso es únicamente por su falta de personalidad. Pero… en el caso de ser mujer… es posible que esas personas no hayan sido exactamente ladrones.

Una de las razones para pensar esto es la localización en la que estábamos… primero que nada, la mansión no tiene mucho de interesante, muchos de los materiales de valor están rotos y la mansión abandonada tiene bastantes cuartos en condiciones deplorables. Aunque el segundo piso no estuviera tan mal a excepción del tercer cuarto en el ala derecha… el tercer piso era un completo desastre, tanto que no tenía ni ventanas en su primer cuarto y su piso estaba a punto de romperse, y fue lo que me terminó salvando.

… tengo varias razones que me parecen bastante coherentes para pensar que estas personas que catalogué al principio como ladrones en realidad son esclavizadores… o tal vez, gente contratada por los mismos esclavizadores. Solo hay que pensarlo un momento… la belleza de esta chica es sin duda alguna una que no he visto en mucho tiempo, desde que llegué al este no me había concentrado tanto en mis relaciones con las mujeres y tampoco me estuve fijando tanto en ellas. Me preocupaba más por mi objetivo que por ellas, y mi objetivo requiere de la ayuda de hombres soldados, no de mujeres… pero ella es diferente.

Ella alivia mi alma, no puedo actuar como suelo hacerlo delante de ella aun si lo intento… ¿o podría ser al revés? ¿Podría ser que puedo actuar normalmente delante de ella mientras que con otras personas no puedo? No puedo dejar que nada le pase a ella, no puedo dejar que la capturen y termine siendo vendida o algo parecido. Una vida como esta no debería ser desperdiciada tan fácilmente cuando aún es tan joven.

Sin duda alguna sería amada por los compradores… diablos, idiotas. ¡Si llegara a ser vendida al oeste recibirían una gran suma de dinero pero Dios sepa lo que le pasará! Allí los esclavos son tratados como si fueran directamente perro—… no. Los perros son tratados con mayor empeño y dignidad que los propios esclavos humanos. Un perro podría tener su propia cucha para dormir, construida a la perfección, le darían de comer y no se preocuparía por hacer tareas tan difíciles pero estos esclavos se preocuparían por estas tres cosas al mismo tiempo. Y aun así, para ellos “esto es normal”.

No puedo simplemente soportar ese pensamiento. ¿Es tan normal que ya hasta los mismos esclavos aceptan su destino? ¡Cómo es que llegamos a tal punto!, realmente prefiero al este en ese caso. Extraño al oeste pero dentro de mí tampoco lo extraño, siento que una nueva experiencia siempre está en camino cuando estoy aquí, en cambio… allá siempre sentía un claro miedo de ver las verdades de la sociedad en la que vivíamos. Aquí el emperador del Imperio de Taira era uno bastante débil y aunque no fuera exactamente su culpa… de todas formas estaba mal ser emperador si era débil. Allá, los emperadores eran débiles por su propia culpa y ocultaban esa debilidad a través del trabajo arduo. Diablos, incluso si tuvieran el mejor canal de conexiones y una gran potencia económica y militar seguirían pidiéndole a sus habitantes un gran trabajo para que paguen los impuestos.

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Me estaba quejando de todas estas cosas con Lumu, contándole todo en detalle, mientras este atendía atentamente. Aparentemente se interesaba acerca de todo lo que decía, en la mayoría de los casos Lumu tenía algo que opinar también. Pero incluso yo mantenía algunos secretos de él…

Dejé la conversación allí luego de pensar en esto y finalmente intenté pararme de la cama. Logré hacerlo y pude caminar un poco alrededor de la misma para confirmar mi situación… tristemente me di cuenta que me cansaría si intentaba retornar a casa por lo cual decidí de vuelta acostarme, esta vez a dormir. Cuando me despertara seguramente sería de día… eso es, claramente, si me llego a dormir.

Pensando en varias cosas me puse a mirar el techo, acostado. A esta hora yo debería de estar dando caza pero me encontraba aquí porque incluso si me recuperará al punto de poder llegar hasta mi hogar para recolectar mis armas e ir al bosque… no podría cazar completamente nada con este brazo. Hubo situaciones en el este en las cuales pensé que debería de practicar el uso del brazo no-hábil para este tipo de situaciones. Ciertamente el saber usar mi brazo izquierdo facilitaría muchas cosas.

Fue entonces que escuche gritos fuera de la mansión. Gritos de felicidad, ¿hmm?, ¿qué podría ser ese escándalo? Al ir a la ventana para poder observar lo que sucedía a fuera logré ver algo que me impacto lo suficiente como para que casi me desmayara. ¡Ella había logrado cazar el mismo tipo de pescado que yo cacé ayer! Y aunque no fue a pescar los demás pescados pequeños, también trajo algunas presas más grandes como el cuerpo de un ciervo completo… lo que yo quise ese día.

Mientras observaba me di cuenta que ella giró su cabeza por un segundo para dirigir su mirada aquí. Levanté mi brazo izquierdo y mi pulgar con mi mano. “Buen trabajo” es lo que quise decir, espero que mi mensaje haya sido enviado de forma satisfactoria para mí. Ella asintió con su cabeza y de vuelta se volvió a concentrar en las personas que estaban festejando lo que ella había traído. Hehe, comerían bien. ¡Malditos suertudos, tener una cazadora así!

Me alejé de la ventana y de vuelta me aproximé a la cama. Me acosté, esta vez apoyando mi cabeza fijamente sobre la almohada. Anteriormente simplemente me ponía en poses raras pero me di cuenta pronto que en realidad dormir de esta forma era bastante cómodo… sería mucho mejor si tuviera una mujer a mi lado, o mi naginata para que me acompañara. Ante mis palabras una lágrima se derramo de mi ojo porque luego de pensar lo último me di cuenta de que tan solitario puedo ser… doy bastante pena.

—Lumu. ¿Qué piensas acerca de ella? ¿Crees que valga la pena preguntarle finalmente cuál es la razón por la cual antes había intentado robar? Su situación puede ser un poco compleja pero de todas formas siento que debería de intentar ayudarla en el tiempo que me queda. Aún faltan cuatro días, cinco contando este —pregunté en voz alta, buscando aviso, pero pronto Lumu me respondió de una forma que no esperaba.

Me reí ante su respuesta, resulta que Lumu no es bueno con las mujeres. ¿Oh?, un momento… aunque Lumu no se haya dado cuenta, eso me acaba de responder algo.

—¡Lumu! —se sorprendió mi maldición en la barriga—. ¡Eres hombre! Me acabo de dar cuenta recientemente por lo que acabas de decir, pero sin duda alguna eres un hombre si no eres bueno con las mujeres —Lumu mostró una cara de felicidad, una cara que no podía ver. ¿Qué tan feliz podría ser darte cuenta de tu género? En realidad, no lo sabía, nunca tuve dudas de ese tipo. Imagino que habrá gente en el mundo que las tiene, además de las maldiciones claro está.

Finalmente decidí parar por completo toda distracción que me privara del sueño que necesitaba, del descanso que requería para recobrar mis fuerzas. Mi brazo estaba en un estado bastante malo pero sabía que con el tiempo se recuperaría, eso dicho… no tenía ninguna idea acerca de cuánto tiempo se tardaría en hacerlo, y se recuperaría incluso más lento si empezaba a usarlo indiscriminadamente. Si tuviera una maldición en mi brazo derecho sin duda alguna ahora mismo me estaría gritando por las condiciones en la que está.

Y finalmente… cerré mis ojos mientras pensaba en tales cosas. Luego de casi quince minutos mis pensamientos se habían ido por la borda, ya no pensaba en cosas que requirieran de mi atención pero incluso así me estaba divirtiendo bastante. Me acabo de dar cuenta que pensar por mí mismo antes de dormir no es tan malo. Y entonces, me dormí mientras consideraba esto.