El cuarto día me despedí de la aldea Genpei. Ahora mismo me encontraba en camino hacia el Imperio de Taira, pero quedaba un poco lejos.
¿Cuánto me costará llegar? Eso es algo que me pregunto y no puedo responder, haaah.
«El problema con ir por este camino es que también puedo encontrarme con los bandidos de vuelta. Tengo que ser muy cuidadoso… eso dicho, no estoy llevando casi nada más que mi ropa y algo de comida, no serán tan idiotas como para gastar una flecha venenosa en mí» —pensé.
—¿Cómo? No. No pasará. No vendrían a robarme la ropa, ¿o sí? —respondí a la duda de mi estómago. Pero pronto me di cuenta que es posible que suceda.
Desde eso, he estado mucho más cuidadoso de mis alrededores.
Mientras seguía caminando me di cuenta de que tan verde eran los bosques. La vegetación de los bosques en el este era sin igual comparada al oeste. Exploradores del oeste a veces avistaban islas con una vegetación tropical, pero esto no era una isla.
Paré de caminar por un momento. Sentí algo en los arbustos y entonces me di cuenta de la situación en la que estaba.
—¡Mierda! —mientras maldije, evadí a la izquierda y una flecha pasó a mi lado.
¿En serio van a intentar robarme lo poco que tengo? ¡Denme un respiro!
Otra flecha se dirigió a mi camino y con un paso hacia atrás logré evadirla de la misma forma. Mis sentidos agudizados por culpa del entrenamiento en el oeste finalmente estaban dando frutos.
Empecé a correr hacia delante para intentar tener un poco más de territorio para mí. Primero que nada, tengo que buscar un lugar en el que no haya arboles… de esta forma los atacantes tendrán que bajar y enfrentarme.
«¡Pero no tengo ningún arma, qué importa!» —pensé mientras corría.
Si seguía corriendo también es posible que llegara al Imperio de Taira tarde o temprano.
Pude oír desde lejos el sonido de una flecha siendo lanzada. Con un movimiento fluido mientras corría apoyé mis pies de forma que pude dar un paso hacia la derecha y de la misma forma seguir corriendo sin bajar la velocidad.
—¿Eh? ¿Cómo? ¿Cómo es que sabes que dentro de poco me encontraré con un acantilado? ¿Es eso en serio? —pregunté a mi estómago. Así que la maldición aún seguía teniendo sus instintos. Eso significa que en su vida anterior murió cerca de aquí—. ¡Diablos! Tengo que cambiar mi trayecto entonces. ¿Huh? A la izquierda, te entiendo.
Deje de correr delante y cambié hacia la izquierda. Supuestamente si sigo así lograré llegar a una bajada en la que no hay árboles. Podría deslizarme y escapar de esta forma o podría intentar apoyarme en la bajada y acabar con los arqueros yo mismo.
—¡Bien! —logré divisar la pendiente que me había señalado, estaba demasiado inclinada, mucho, y lo mejor de todo es que la parte superior estaba cubierta de arbustos que no dejarían que los arqueros dispararan tan fácilmente. Es hora de tomar una de las dos acciones—. Arcos, ¿valen la pena? Tsch, me pregunto. Que el destino lo decida, es posible que tengan armas cuerpo a cuerpo.
Si llegan a la bajada tendrán la desventaja de tener que combatir conmigo desde un lugar superior al mío, y si es una batalla cuerpo a cuerpo entonces yo tendré la ventaja si usan armas con forma de espada, cimitarras, en sí armas de corto alcance.
En cambio, si encuentro que llevan armas de largo alcance como alabardas o lanzas lo mejor sería salir corriendo lo más rápido. No creo que usen un arco que es un arma de largo alcance a corto alcance, no les sería viable.
Lo mejor de mi estrategia es que no importa lo que haga, terminaré saliendo vivo si lo hago bien. ¡Y es una estrategia tan básica!
Empecé a deslizarme por la bajada que parecía tener una altura de diez metros. En el oeste no era raro encontrarse luchando en montañas por lo cual estaba bastante acostumbrado a este estilo de lucha. En cambio, ellos– casi todo lo que he visto en el este constan de caminos rectos, no deberían de estar acostumbrados.
Pude oír un grito.
—¡Gruaaaah! —uno de los arqueros empezó a rodar por la bajada. No logró mantener su equilibrio y simplemente empezó a caerse, no importa como lo vea pero en una altura de más o menos diez metros seguramente terminará muerto o gravemente herido.
—¡Bien, eso es uno menos! —dije y entonces me di cuenta de otra cosa—. ¿Huh? ¡¿Qué?! ¿En serio están tirando flechas desde tan lejos? Estoy seguro de que ni siquiera pueden apuntar bien.
Las flechas eran débiles luego de haber pasado por poca precisión debido a que estos arqueros no lograban verme, si me dieran con una seguramente podría dañarme y dejarme inconsciente debido al veneno pero eso no pasará.
Pero así no hay forma de que pueda derrotarlos. Si no bajan eso significa que yo tendré que escapar al final, la persona que se cayó seguramente tenga algo, el arco.
Empecé a deslizarme para abajo en búsqueda de esta persona que es posible que esté en dos estados, ambos eran beneficiosos para mí.
—¡Guah! —una de las flechas me rozó la cara y me asusté debido a ello, casi perdiendo mi equilibrio pero recobrándolo pronto—. ¡Malditos!
Finalmente había logrado bajar a tierra estable. Habían bastantes zonas rocosas en la bajada por lo cual tuve que tener mucho cuidado pero logré encontrar la tierra plana que tanto deseaba y al mismo tiempo…
—Pobre hombre —su cara se había deformado y estaba muerto. Seguramente haya impactado en una de las piedras y debido a eso lo dejo así, una muerte tan poco honorable, incluso siendo enemigo me siento mal.
Pero justo como pensé, este bandido tenía un buen equipo. Una espada pero que tenía la punta de un estoque al final… bastante único, y su arco compuesto que me permitiría disparar las flechas, además de un carcaj.
¡Finalmente estaba equipado! No puedo demostrar mi felicidad.
En el oeste era obligatorio el saber usar un arco y sus diferentes formas, el arco compuesto está fabricado con una combinación de materiales a diferencia de los arcos monolíticos, que son de un solo material, usualmente de madera.
Las flechas seguían siendo disparadas pero la velocidad a la que venían hacia mí era detestable, seguramente no lograrían ni siquiera atravesar un ropaje de malla.
—Novatos —usualmente no intentarías disparar a un blanco que está completamente fuera de tu vista, esto se considera como idiota y es lo que son estas personas. Conseguí lo que quería y no tengo razón para acabar con ellos por lo cual empecé por irme del lugar, corriendo.
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Mientras corría, las intenciones de mi maldición me señalaban el camino al Imperio de Taira. Estaba llegando mucho más rápido que si estuviera siguiendo un camino. Sé que seguramente nunca pueda responderme esta duda, pero, ¿quién era esta maldición antes de morir, y cómo murió?
Si no fuera porque la maldición está intentando relacionarse conmigo entonces claramente no tendría problema con esto.
Todos estos pensamientos… nunca me serán respondidos. Qué mal, porque de alguna forma siento que también podría relacionarme con esta maldición. Imagino que es mejor tratarlo como… una nueva amistad, o un nuevo comienzo para esta maldición.
Luego de una hora de correr finalmente me di cuenta de que no me seguían más. Luego de seis horas de caminata finalmente llegué a la entrada del Imperio de Taira…
Lo primero que hice fue escupir a la clasificación del “imperio más pequeño del este”. Imposible… esto es gigantesco. El propio palacio se podía ver desde la misma entrada y parecía casi tocar los cielos… estoy exagerando un poco.
Pero al entrar…
—¡Alto! —guardias empezaron a rodearme. ¿Qué tipo de broma es esta?
Lanzas estaban siendo apuntadas hacia mí y no podía moverme para nada. Aun si eran la guardia, aproximé mi mano hacia mi cintura en donde estaba la espada-estoque que había logrado robar del bandido muerto.
—¿A qué se debe esto? —pregunté, manteniendo la mano en la espada—. ¿Piensan que soy un bandido debido a esta arma? —continué en voz alta.
Confusión empezó a aparecer en la cara de los guardias. Y pronto voces que decían lo siguiente empezaron a hacer especulaciones: “¿Podría estar diciendo que acabo con uno de los bandidos?” “No le crean, tiene sus armas, solo su ropaje es diferente” “¡¿Pero y si llega a ser inocente?! ¿Cuál sería nuestro castigo?”
Pronto la confusión terminó cuando el general de los guardias llego a la escena luego de unos dos minutos de espera. ¿Qué tan lentos pueden ser?
—¿Qué está sucediendo aquí? Explícate —el general me habló a mí.
Retiré la mano de la espada, sabiendo que ya no era necesaria.
Expliqué mi situación desde que había salido de la villa antes de Genpei hasta ahora. El general escucho atentamente a cada detalle y mostró un gran interés, posiblemente él piense en esta historia como un buen reporte de un soldado acerca de los bandidos.
Luego de ver su cara de interés, se me vino a la mente una duda que podría ser respondida.
—Usted… es el líder de la tropa que se encarga de buscar a La Banda Daimyou, ¿no es así? —le pregunté.
El hombre que parecía tener cerca de veinte años se acomodó en su traje de forma que pudiera dar una buena pose… una… ¿pose?
—¡Sí! ¡Justo en el palo, viajero! —posó su mano derecha en su frente, y su brazo izquierdo estaba doblado mostrando una ‘V’. ¿Está queriendo esconder su cara mientras hace esto? ¿Se supone que esto tiene que parecerme cool?
—Ya veo —fue mi respuesta.
“Haaagh…” suspiros resonaron en la escena que se estaba dando en el lugar. Todos venían de los guardias, ¿será posible que su líder se comporte de esta forma siempre?
—Agradezco tu informe, y creo que es bastante creíble. Déjenlo en paz, ya ha tenido suficiente en su pequeño viaje —ordenó y entonces los guardias dejaron de apuntar sus lanzas a mí—. Mi nombre es Lorien, líder del escuadrón que busca a La Banda Daimyou, y puedo ver que por lo que me contaste… provienes del oeste, ¿no?
Confirmé con un sí esa pregunta.
—Entiendo. Bueno, Lorien aquí tiene bastantes contactos en el oeste, así que es posible que yo te conozca. Dime, ¿cuál es tu nombre, viajero? —preguntó Lorien.
—No puedo dar mi nombre por diferentes razones, pero me suelen llamar Yan. ¿Eso te sirve? —Lorien giró su cabeza para ver a sus guardias, es posible que ellos también estuvieran de alguna forma relacionados con la gente del oeste, pero todos ellos descartaron con un giro de cabeza de izquierda a derecha.
—Ya veo. Así que no creo que pertenezcas a ninguna tropa especial, ¿no? Bueno, eso no importa, lo que importa es que tienes las habilidades. ¿Dices que te robaron todo? Según lo que contaste, no habrías tenido problemas en combatirles si te hubieras dado cuenta de que estaban allí —dijo Lorien—. ¡Bien, bien! ¿Quieres volver a ver tu equipo? Los bandidos no venden su basura, se la quedan. Eso significa que no es para nada tarde para rescatar todo lo que necesites.
Usualmente un líder de una tropa no incluiría a un desconocido a su escuadrón.
—¿Quieres unirte a la batalla? Realmente necesitamos ayuda de alguien especializado en el combate contra ellos. Parece que eres bueno evadiendo arqueros y también tienes sentidos bastante trabajados, ¿qué dices? —las cejas de Lorien subieron de arriba para abajo, como si estuviera diciendo “Es una oferta que no puedes rechazar, heheheh.”
¿Qué debo hacer?
En ese mismo momento la intención de mi estómago me dijo que debería unirme después de todo. ¿Por qué?
—Ya veo. Entiendo, creo que tendré que responder con un sí. Quiero recuperar mi naginata lo más rápido posible para seguir este viaje como lo planeé —fue mi respuesta a la oferta de Lorien.
“¿Oooooh? ¿En serio? ¡Genial!” fueron las tres expresiones que salieron de la boca de Lorien antes de pedirle a uno de sus hombres que trajera un papel y una pluma.
—Firma aquí y aquí. Esto te incluirá en mis tropas y te ascenderá al puesto de sub-comandante —con varios gritos desenfrenados, los otros guardias empezaron a quejarse debido a esta acción tan desconsiderada de parte de su líder—. ¡Cállense! ¡Yan aquí tiene habilidad, tiene estilo y tiene un objetivo! Por algo debe estar viajando, ¿no sería lo mejor que recupere su equipo cuanto antes?
Vaya, ese es un pensamiento bastante maduro en realidad… pero sus acciones dicen otra cosa de todas formas.
Luego de recibir el papel y leerlo de arriba para abajo por las dudas de que se tratara de una estafa finalmente lo firmé, reconociendo que durante una semana entera me volvería sub-comandante del escuadrón designado a eliminar a La Banda Daimyou.
… ¿qué será de mí a este paso? ¿Lo siguiente será volverme rey del este?