Siempre me pregunté quién era el explorador aventurero, recientemente se ha descubierto otro texto en el que se describe al mismo como un “cartógrafo aventurero de los más”. Bueno, esto es suficiente de andar recordando cosas puesto que ya estaba en frente de mi casa para el momento que había terminado la historia. Sigo interesándome en qué es lo que pasó adentro de Asheyn pero eso jamás será respondido… la única forma sería que la magia de vuelta fuera descubierta y utilizada pero solo recientemente se ha logrado finalmente hacer un conjuro de encantamiento a armas… mi naginata.
Proseguí a entrar a mi casa con la puerta semi-destrozada de madera que cada vez que yo abría la puerta tenía que reacomodarla y esta vez no era una excepción. Resultaba una molestia al principio pero ya no me molestaba tanto, ¿me pregunto si será porque me acostumbre?, posiblemente.
Había algo extraño en mi cuarto aun así… ¿por qué mis muebles estaban posicionados de formas que no recordaba?
«Mierda… ¿¡podría ser!?» —pensé y entonces me dirigí corriendo hacia la mesa en la cual allí, mi espada de acero de gran calidad estaba, además de mi arco y mi carcaj. Mientras me dirigía empecé a pensar que poco a poco me estaba alejando de la misma, este sentimiento… ¿voy a ser asesinado?, ¿y ni siquiera me daré cuenta de por quién?
Oí un sonido repentinamente, un sonido tan leve que una persona normal posiblemente no podría haber escuchado. Este sonido sería mi llave, ¡mi única salvación! A partir de este sonido a último momento evadí a la izquierda mientras corrí–
—¡Guaaaah! —justo como pensé, la espada había logrado pasar al lado mío… pero no fui lo suficientemente rápido y terminó cortando mi brazo derecho por completo. Fue un fallo de parte mía que ahora me costaría mi mano hábil y por eso tendría que hacer uso de mi zurda… ¿pero cómo? Pronto… esta pregunta sería respondida por mi propio brazo izquierdo. «Lo controlaré por ti» —dijo entonces la maldición allí localizada, usualmente las maldiciones indicaban que es lo querían con intenciones, intenciones que resonaban en mi mente y que aunque no sonaban como palabras yo entendía como palabras… pero esta vez resonaron en mi mente como palabras, palabras claras que me hablaban.
No tenía tiempo para retorcerme por el dolor aunque lo quisiera tanto, aun cuando mi cuerpo quisiera simplemente tirarse al suelo y empezar a quejarse debido al gran dolor que proviene de mi brazo derecho… Agarré la espada con mi brazo izquierdo y pronto me di cuenta que este mismo brazo se estaba moviendo por sí mismo. ¿Las maldiciones realmente podían hacer esto? Es posible que fuera un recurso de último momento de las mismas para sobrevivir en el cuerpo de un mismo huésped, pero incluso así es una función demasiado útil en ese caso. El hombre que había cortado mi brazo derecho estaba tapado por capas negras y una máscara que tenía adornos extraños a los lados y una pintura de una boca sonriendo de manera perturbadora en el medio junto a unas aberturas donde los ojos brillando arriba estaban.
Sin duda alguna, luego de ver esto confirmé que estas personas no eran bandidos, ni ladrones… estas personas eran asesinos. Los asesinos que mataban gente o por placer o por un precio que hayan metido en su cabeza… no precios oficiales aun así, no los precios hechos para los caza-recompensas normales. Hablo de precios personales, la gente va a los gremios de estos asesinos y pide personalmente que asesinen a alguien. Pero en este caso no conozco a nadie que pida mi cabeza… eso significa que esto es simplemente un caso de asesinato por diversión, y es por esto que los gremios de asesinos están siendo buscados con tanto rigor, es debido a estos asesinatos…
Mi brazo preparó la espada por si solo… la persona –el asesino– preparó también su espada y me miró fijamente… pero no puedo tomarme tanto tiempo, ¡me estoy desangrando!
—Acabemos con él rápidamente —le dije a mi brazo y este asintió, el asesino estaba parado confundido pero de todas formas seguía atento a mí.
Empecé a correr hacia él mientras me balanceaba de izquierda a derecha para confundirle… mi brazo que se movía por si solo también estaba moviendo la espada de una forma extraña que parecía completamente impredecible. ¿Qué sería?, ¿un corte de arriba, de abajo, una estocada o un corte horizontal?, es lo que seguramente estaría pensando ahora mismo el asesino mientras me acercaba a él. Cuando ya estaba a punto de estar lo suficientemente cerca como para que él también pudiera venir a mí, mi brazo se balanceo por un corte vertical proviniendo desde abajo… el asesino aparentemente no había predicho tal movimiento y terminó siendo cortado en el pecho directamente. Claro está que este corte fue seguido por otro vertical desde arriba para finalizar este movimiento de dos espadazos.
Eso es uno menos de los que no sé cuántos haya… pero debo apresurarme. Agarré una venda que estaba en mi cuarto y rápidamente me vendé el brazo que estaba completamente desmembrado… ya no podría usarlo claramente, y no volvería a recuperarse, pero esto debería de ayudar a que sobreviva un poco más de tiempo. Si estoy en lo correcto la gente que me ataco en el edificio y también atacaron a la chica eran asesinos también… los asesinos no suelen quedarse callados cuando alguien mata a sus miembros… tomé mi arco y empecé a correr hacia la mansión a toda velocidad, no podía perder siquiera un segundo. Ya no me importaba que fuera de noche ni que posiblemente me estuvieran persiguiendo.
«¡Lo importante ahora es ella, diablos!» —pensé mientras corría. Mi brazo izquierdo ahora estaba siendo movido por mí mismo… pronto me olvide que estaba desangrándome, es cierto. Mi consciencia se estaba perdiendo poco a poco… pero eso no lograría nada en contra de lo que soy. Seguí corriendo mientras ignoraba esta pérdida de sangre continua. Finalmente había llegado a la entrada de la mansión, me había costado unos diez minutos llegar a máxima velocidad corriendo, era hora de entrar y estaba esperando impaciente a qué es lo que habría dentro.
Al abrir por lo menos diez personas aparecieron en la entrada, todas con el mismo atuendo que el anterior y con máscaras del mismo estilo. Todos impacientes por probar mi espada, heh. Cada uno de ellos también estaba sorprendido al ver mi brazo derecho… una persona normal ya estaría muerta o desmayada y en un estado en el que ya no se le podría salvar, pero en mi caso…
—Aquí voy —susurré a la oscuridad de la mansión que solo era iluminada por la luz de la luna. Mi brazo de vuelta empezó a moverse por sí mismo, los primeros en hacer el movimiento fueron los asesinos. Todos vinieron hacia mí al mismo tiempo, sin organización alguna, era de esperarse de asesinos tan descarados. Me balanceé hacia la izquierda al ver que el primer golpe venía hacia mí, seguido de otras personas detrás y algunos en la izquierda y la derecha, tengo que tener en cuenta todos los lados posibles al pelear contra tantas personas.
Un golpe de arriba y otro horizontal… evadí y bloqueé el horizontal, hice una reacción instantánea al ataque bloqueado y empecé a deslizar mi espada a través de la suya, finalmente dándose cuenta de lo que estaba pasando, los demás asesinos se tiraron a mí. Evadí a la derecha y desgraciadamente… la espada que iba dirigida a mí aterrizo en la cabeza del asesino al cual iba a atacar antes. Uno menos… me alejé de la escena y empecé a correr a los lados mientras ellos se quedaban quietos en un grupo de nueve personas, todas amontonadas. «Idiotas» pensé en ese mismo momento. Mientras los rodeaba, empecé a pensar que realmente empezaba a sentirme libre… hace tiempo que no peleaba de esta forma, y entonces mi cuerpo se preparó de vuelta.
—¡Ahora! —le grité a mi brazo y entonces empecé a correr hacia el grupo que estaba confundido por mi acción… correr hasta confundirlos era lo que quería, pero aun así había algunos que no habían caído en la trampa. Morirán ante mi espada de todas formas…
Los que no estaban confundidos de todas formas no sabían realmente lo que planeaba y en medio de eso.
—Hazlo —dije a mi mano. Y entonces, la espada que antes estaba en mi mano, ya había sido lanzada, como si recién se hubieran dado cuenta de lo que planeaba hacer, la mayoría de ellos esquivaron el golpe pero dos… fallaron. La espada que gracias a la gran precisión y fuerza de mi brazo que estaba siendo controlado por la maldición fueron empalados en medio de sus cabezas, dos pájaros de un tiro—. ¡No se terminó aun! —grité y entonces los otros siete asesinos se balancearon hacia mí. Desde ahora… yo estaba planeando todo lo que quería ser como si fuera natural para mí, porque en realidad lo era. Una espada se dirigía a mi cabeza y otro detrás de mí, que mala formación… será simple. Desarmé al del frente esquivándolo y dando un golpe en su cabeza, la espada que ahora era mía fue usada para bloquear al que estaba detrás de mí y mientras deslizaba mi espada con la suya pude cortar su cabeza limpiamente. Con un giro pude acabar con el otro con un corte en la cadera, un corte profundo.
En seguida terminé de hacer esto, otros más vinieron hacia mí. Un corte vertical, otro horizontal, diagonal… vertical, era un infierno de contraataques y bloqueos, deslices y esquives, y yo cortaba… y cortaba, y cortaba. No podía parar por nada en el mundo, incluso ahora había acabado con más de la mitad de ellos y solo quedaban dos. Estos dos son las personas con suerte, heh… no por mucho. Estaban asustados y querían escapar de mis manos, se dieron cuenta pronto que yo era una máquina hecha exactamente para esto… ¿cuál era la razón verdadera de que yo tuviera tantas maldiciones? ¿Por qué es que no lograban hacerme nada? Los asesinos probablemente se preguntaban esto… pero no tengo tiempo de responder.
Ambos empezaron a correr pero me di cuenta que si los dejaba libres seguramente volverían a atacar a otras personas, no puedo hacer eso. Tomé mi arco que sería demasiado difícil de usar con una sola mano y lo apoyé al suelo, sosteniéndolo con el pie y mi boca en ambos extremos y finalmente mi mano izquierda estaba apuntando. La distancia… no era muy lejos, calculé pero incluso sin calcularla de todas formas les daría ya que mi brazo estaba siendo controlado con una gran precisión. La primera flecha fue lanzada y penetró la cabeza del pobre asesino… y la segunda hizo lo mismo. El grupo de diez asesinos había sucumbido por completo.
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Subí por las escaleras hacia el segundo piso, el segundo piso donde estaría ella… en el cuarto de Rosie. Empecé a correr por el pasillo que ahora parecía ser incluso más largo que antes, un sentimiento de ansiedad se adueñaba de mí y no podía concentrarme, pero sabía dentro de mí que todo estaría bien. Eran asesinos bastante simples, incluso ella podría contra ellos. Tal vez la estuviera sobre-estimando demasiado pero era así como me comportaba alrededor de las mujeres, siempre tratándolas como alguien más que yo.
Una vez que haya terminado con estos asesinos y recuperado mi naginata encantada, creo que le preguntare acerca de su situación e intentaré ayudarla lo más que pueda, es lo menos que puedo hacer por ella, ¿no? Pensé en diferentes situaciones y claramente me di cuenta del sentimiento que estaba partiendo de mis pensamientos, claro estaba que yo, Yan, estaba enamorado de esta persona profundamente, no era un sentimiento de haberla conocido tanto, pero como dije antes, era un sentimiento de querer protegerla. Este sentimiento para mí es amor, porque una persona como yo tiene que tener incluso sus fundamentos patas para arriba, ¿no?
La batalla de antes había dejado un sentimiento de libertad en mí que no podía explicar, hacía tiempo que no me movía de esta forma, que no pensaba de esta forma, que no sentía de esta forma… yo estaba hecho para esto, pero incluso así quise escapar de ello al venir aquí… quise olvidar todo acerca de ello. Aparentemente para mí eso es imposible, me doy cuenta, pero al menos quiero lograr otra cosa, quiero lograr escapar de esta rutina de asesinato y muerte al intentar proteger a alguien que quiero proteger. Ya he fallado una vez, pero no volverá a ocurrir una segunda vez, ¿cierto? Creo que después de todo este tiempo incluso para mí es posible empezar de vuelta… esa es la razón por la que vine aquí, el entrenar y viajar es simplemente una excusa.
Quiero escapar.
Abrí la puerta que iba hacia el cuarto de Rosie. La luz de la luna no estaba iluminando el cuarto por completo por lo cual no podía ver claramente lo que sucedía adentro, pero no había ningún ruido proviniendo del mismo. Por un momento pensé que esto significaba que claramente ella no estaba en el cuarto, lo que me estaba empezando a aliviar un poco, los asesinos no serían lo suficientemente idiotas como para arriesgarse a ser vistos en la noche mientras vagaban los barrios bajos en busca de ella, ¿o sí?
Pero pronto…
Me di cuenta de la verdad. Intentaba pensar coherentemente, intentando evadir la culpa que claramente no era mía, pero no podía. Digo… ¿quién podría no culparse a sí mismo cuando ven a una niña tan joven… muerta?, una chica de tan solo quince años que debería de haber seguido viviendo no debería de haber terminado así.
—Tal vez… no esté muerta aun —me dije a mí mismo mientras me aproximaba a su cuerpo para confirmar esto… pero no era capaz. Tenía miedo, miedo de confirmar la verdad… ¿y si llega a ser cierto? Tragándome este miedo y usando mi última onza de valentía que quedaba en mi corazón ahora mismo… me aproximé a su cuerpo y toqué su muñeca para verificar su pulso—, este resultado era de esperarse. Es cierto, solo yo tengo suerte… los demás no son bendecidos de esta forma, ¿cierto? —lágrimas empezaron a formarse en mis ojos—. Siempre es lo mismo… no puedo soportarlo más —me derrumbé en el piso al lado de su cuerpo y empecé a mirar al techo mientras mis piernas estaban cruzadas y mi puño izquierdo estaba apretándose a sí mismo… a tal punto que sangre empezó a salir de mis nudillos, incluso las maldiciones podían sentir la tristeza que emanaba de esta muerte—. Tal vez no soy la persona indicada para salvar a los demás.
Las lágrimas empezaron a fluir incluso más fuerte que antes, ya no podía controlarlas. Este sentimiento de desesperación que simplemente no podía lograr quitar de mí… no podía desquitarme con nadie, porque lo acepto… ¿a quién puedo culpar más que a mí mismo? No soy quien para poder culpar a otros. Pero si soy quien para poder intentar mejorar la situación incluso cuando está en un punto en el que normalmente no se podría volver mejor… solo peor. Es cierto, yo soy capaz de eso, tal vez ese sea mi cometido en realidad. En los casos en los cuales una situación ya no puede mejorar, yo entraré e intentaré solucionarlo.
Pensando en eso, finalmente me di cuenta de que aún tenía que hacer algo… no había terminado, la batalla no había terminado. Había alguien en esta mansión que la había asesinado, eso estaba claro.
—Este tipo de muerte… el resultado de esto es claro. Ella se convirtió en una maldición, una maldición —empecé a reírme levemente de forma que no pareciera como si estuviera deshonrando su muerte—, creo saber exactamente qué tipo de maldición eres —dije a nadie, como si alguien me estuviera escuchando.
Mi espada seguía en mi brazo que ahora estaba siendo controlado por mi maldición, la idea ahora era buscar por esta persona que la había asesinado. La gente suele decir que la venganza es un sentimiento negativo en los humanos y que solo llevará a resultados negativos… pero no me preocuparé por eso, mi suerte es demasiado alta como para preocuparme por eso. Estoy seguro de que incluso si el mundo deja de estar a mi favor, yo cargaré con este sentimiento de venganza hasta mi propia muerte, sin el apoyo de nadie.
Las vendas me ayudaron hasta ahora… no tengo más de quince minutos para encontrar a esta persona y asesinarla antes de desmayarme. Empecé a correr con mi espada en mi brazo izquierdo, verifiqué todos los cuartos del segundo piso, ninguno de ellos tenía nada particularmente extraño como para que necesitara investigarlos. Pasé al tercer piso… el primer cuarto había sido derrumbado así que lo ignoré. Los otros cuartos, al igual que todo el segundo piso, fueron ignorados por mí debido a que no tenían nada en especial. Habían pasado por lo menos cinco minutos ya…
—Al primer piso —baje con saltos las escaleras y del tercer piso baje al segundo. Corrí por el pasillo a una gran velocidad que incluso me impresionaría a mí, claro está si me hubiera preocupado por la misma… pero ignoré este hecho y seguí hasta llegar a las escaleras del segundo al primer piso. Era una carrera contra-reloj, mi consciencia no seguiría de pie durante tanto tiempo, eso estaba claro y aun así quería hacer esto. Podría simplemente apresurarme y escapar de este lugar para ir a recibir atención médica, pero—. Al diablo con eso.
No podía permitirme el perderle, el asesino no se dirigiría a la salida tan fácilmente, claramente tendrá cuidado de no toparse conmigo lo que significa que ahora mismo.
—Ahí estas —dije mientras veía a una sombra entrando al cuarto izquierdo del primer piso, donde el centro de entrenamiento estaba. Claramente pensaba esperarme allí… no se dio cuenta de que le estaba observando—. Esto es… el fin de esta pesadilla. Por fin lograré terminar con esto.
Entré al cuarto, pero no de forma directa, en vez de eso usé la punta de mi espada para abrir la puerta poco a poco, justo cuando estaba abierta en cierto punto, la puerta fue atravesada por un cuchillo. «¡Ahora!» —pensé y entonces me dirigí dentro de la habitación y sin mirar siquiera a donde cortaba sentí como mi espada contactó con algo. No era la puerta, o de otra forma habría parado en ese mismo momento, lo que había atravesado era claro para mí… había logrado lo que quería.
De la boca de esta persona –este asesino– salió una especie de humo negro que luego a una gran velocidad se instaló en mi cuerpo, yendo hacia mi lengua. Estaba claro lo que era esto, ella era esta maldición. Pronto se me dieron las condiciones del trato que serían ignoradas por mí… la obligación era… era una obligación específica, una que entendía las condiciones del mundo. Vaya, pero si era bastante específica, la obligación pedía lo siguiente: “Acabar con el gremio de asesinos.” El castigo era el no poder hablar, y claro está que hasta que uno no terminara con este gremio o dejara que otro lo hiciera, no sería capaz de hablar.
Es justo como había predicho…
—Te dije que sabía qué tipo de maldición serías, ¿cierto? —dije a la maldición que ahora habitaría en mi lengua… era un poco extraño este sentimiento. Seguramente vivir en un lugar tan asqueroso le privaría de ser capaz de expresar firmemente sus sentimientos, pero… ¿es eso acaso diferente de cómo era en primer lugar? Aun así, casi como si negando todo lo que había dicho…
—¿De qué habla, señor? —una voz femenina clara como si estuviera frente a mí me empezó a hablar—. Tan solo acabo de conocerle hace poco.
—Ah… tú. Esto me sorprende… ya veo —no lo había pensado… pero incluso antes logré notar como la maldición en mi brazo izquierdo me habló con palabras firmes, cosa que antes no podían hacer. ¿Podría ser que más que lograr hablar, es que yo logré entender sus palabras? Antes solo entendía sus intenciones, pero es posible que haya llegado a otro nivel superior. Aun así… paré de pensar en estas cosas, mi tiempo se acababa y mi consciencia se estaba yendo. Aparentemente tendría que encontrar rápidamente a alguien para que me tratara en el menor tiempo posible. Me quedaban… no tenía ninguna idea del tiempo que me quedaba.
Me dirigí por la puerta hacia afuera, la idea era por lo menos llegar al barrio medio y de esta forma encontrar a alguien… pero ya no daba el tiempo. Mi consciencia se desvanecería ahora mismo y no volvería a despertarme. El solo pensamiento me asusta un montón… no quiero morir, no aún, tengo muchas cosas que hacer, debo de recuperar mi naginata encantada y seguir mi viaje… tal vez encuentre qué es lo que quiero hacer aquí si sigo.
Y entonces… caí de pleno en el suelo.
—¡Gueh! ¿Consigo un huésped y ya está muriéndose? —gritó la nueva maldición. Lo había confirmado por su forma de hablar… hah. Así que en verdad era Rosie. Esas fueron las últimas palabras que escuché antes de desmayarme en frente de la entrada a la mansión.