«¡Qué sol tan resplandeciente!» —pensé mientras caminaba el sendero que se dirigía a una aldea cercana. No me tomaría tanto tiempo llegar.
La principal razón del porque me dirigía a esta aldea en realidad, era simplemente por pasar por un punto de descanso en el medio de mi viaje. De vez en cuando pasaría por aldeas o villas, en ocasiones incluso me establecería por algunos días en imperios, ciudades, y en casos extremos incluso en cuevas.
Es esa voz de vuelta. Diablos, ¿no puede callarse por un momento?
La verdad es que como antes había dicho, puedo relacionarme con las maldiciones. Las maldiciones existieron como personas que en sus anteriores vidas perecieron de las peores formas posibles. Nadie recuerda como murieron, ni las maldiciones mismas.
El problema es que la gente no puede relacionarse con las maldiciones usualmente. No pueden escuchar sus deseos, ni hablar con ellas. No pueden entenderlas de por sí. Pero yo sí puedo y es una molestia terrible, en especial porque la nueva maldición que acabo de recibir es muy charlatana.
Realmente sigo sin entender de verdad como es que puedo entenderlas. El idioma hablado por las maldiciones no es del hombre, y aun así las entiendo. ¿Es posible que yo no esté entendiendo sus palabras, sino sus intenciones?
—No, no pienso volver a la villa anterior de vuelta. Y no, no tendrás una oportunidad para disculparte con el hombre, ni siquiera necesitas hacerlo porque seguramente él no pueda escucharte —dije, respondiendo a la petición de la maldición en mi estómago—. No puedo agradecer suficiente el poder seguir siendo capaz de comer como siempre —me alegré ante el solo pensamiento y entonces me dio una gran hambre.
La bolsa en mi cinturón estaba llena de frutas exquisitas… habían sido compradas hace unas seis horas aproximadamente y aun así seguían estando como si recién hubieran sido extraídas de los cultivos. Hablando de frutas extraídas de cultivos, nunca probé una recién extraída por lo cual realmente no entiendo cómo es que pude hacer esa comparación.
—¿Una manzana? ¿Banana? ¿Durazno? Tengo un vaso, podría hacerme una limonada. Creo que si encuentro un rio podría lavar mi cuchillo de caza y usarlo para armar una ensalada de frutas —mi imaginación me estaba haciendo babear, aunque no literalmente—. ¿Mhh? ¿Quieres comer? No te puedo dar esto, en principio no existes físicamente.
Mientras que las maldiciones de mi brazo izquierdo, mi espalda y mi hombro derecho no estaban causando ningún tipo de molestia… la de mi estómago aparentemente recién había aparecido en este mundo. ¿Me pregunto cómo es que murió? Si tiene este carácter… ¿cómo era en su anterior vida?
Este pensamiento se desvaneció de mi mente cuando encontré un río fluyendo. El agua estaba brillando, indicándome que podría encontrar pescados… pero al mismo tiempo también diciéndome que estaba limpia, y podría bañarme en ella.
«¿Necesito limpiarme?» —pensé mientras me olí a mí mismo. Aunque quería meterme, desgraciadamente no olía mal y no podía gastar más tiempo del necesario—. Maldigo al creador del tiempo.
Me senté al lado del río y de la bolsa saqué una tabla usada para poner alimentos arriba de ella y de allí poder cortar de forma estable. Deposité mi naginata al lado mío para que no la perdiera de vista.
Limpié el cuchillo de caza que tenía antes colgando del lateral izquierdo de la cinta enrollada en mi cadera. Posé la tabla en mi falda y empecé la acción de cortar en pedazos pequeños. Luego agarré un bol de madera y deposité el contenido allí para luego llevarlo al río y limpiar las frutas con el bol.
Y finalmente, la “comida” estaba preparada.
—No, esto no lo puedes comer tú. Gah, qué importa ¡Mira dolorosamente como me lo como todo yo y tú no puedes siquiera probarlo! —presumí a la maldición de mi estómago. A este ritmo tendría que ponerle un nombre para llamarle—. ¡El dolor es real! ¿No? ¿¡Lo sientes ya!?
Devorando con el tenedor en mi mano, pude sentir un gruñido proviniendo de mi estómago que claramente señalaba que el dolor “era real”.
—¿Mhmrhm? ¿Te duele no poder afectarme a mí? Bueno, estás yendo por el lado por el cual no debes, estómago, si no quieres que entierre mi arma en ti mejor te vendría comportarte —amenacé—. ¿Eh? No, para nada. A mí no me dolerá si me entierro mi arma siempre y cuando use mis habilidades y haya una maldición en la zona que atravieso.
Luego de explicar esto, para mi sorpresa, la maldición dejo de emitir intenciones y se calló. “¡Victoria de mi parte!” es lo que quisiera decir, pero fue tan repentino que me dejo con un aire de “¿Qué sucedió?”
Luego de llegar a la mitad del bol, decidí dejarlo aquí y ver las proximidades por las dudas de que sucediera algo.
—¿Heh? —una flecha había aterrizado en mi brazo izquierdo—. ¿Khh? ¿Qué mierda? ¿¡Quién está ahí!? —grité, pero no recibí ninguna respuesta. Claro, bandidos y ladrones no se delatarían tan fácilmente—. ¿Huh? Y–Yo —mi vista se oscureció y nubló. Mis ojos se sentían muy pesados y mi cuerpo perdió su fuerza y caí con mi hombro al piso.
***
Logré despertarme. No tenía idea de cuánto tiempo había pasado, pero era de noche por lo cual algunas horas seguramente. Eso es lo que pensé, pero me asustó la idea de que fuera más de un día, aun así, mi estómago no estaba rugiendo por comida por lo cual ese pensamiento se fue de mi mente.
Me levanté y empecé a sentir un ligero dolor en mi hombro derecho. Claro, al caer terminé aterrizando con esa parte de mi cuerpo y recibió todo el impacto, no es mucho pero seguramente tendría que dejar de usarlo por un poco de tiempo si quiero usarlo de vuelta más tarde.
Agarrando mi hombro con el brazo izquierdo para suprimir un poco el dolor empecé a fijarme en los alrededores. Aparentemente no había ningún animal cerca por lo cual no tendría muchos problemas con ahuyentarlos.
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Esos tuvieron que ser bandidos sin duda alguna, nadie más robaría de esa forma. Pronto me di cuenta de que mi brazo izquierdo también estaba sintiendo un poco de dolor. La parte de arriba estaba un poco dormida pero ahora estaba recobrando la sensación del mismo.
—¡Kuh! —el dolor provenía de la flecha que se había enterrado. Seguramente contenía algún veneno que me hizo caer dormido, pero ya no tenía que preocuparme por ello, aun así, no podía extraer la flecha de forma tan simple o terminaría desangrándome, primero tengo que encontrar una –¿venda?—. ¡No puede ser! ¡Por los dioses! Es cierto, me han robado todo —giré mi mirada hacia el bol que estaba vacío—. ¡Hasta se han comido lo que faltaba! No puede ser, un momento. ¿Dónde la había dejado? ¿La había escondido? No, no la había escondido, estaba a simple vista. Eso significa —claro, me habían robado la naginata encantada que usaba para exterminar maldiciones y derrotar enemigos—. ¡Cómo se atreven…!
Maldije al aire y entonces caí de trasero en el pasto. Mi hombro derecho no podía ser usado y tenía una flecha que no podía extraer. Estaba destrozado, no tengo ni siquiera lo más importante de mi equipamiento, mi naginata.
No tengo para comer tampoco, me han robado los utensilios y las frutas.
«¡Diablos! Si no me hubiera desconcentrado –debí de continuar mi camino, continuar mi camino. Es cierto, la aldea, Genpei. No creo poder recuperar mi naginata, pero al menos podré intentar recuperarme a mí mismo»— pensé.
Me levanté del pasto intentando mover lo menos posible ambos de mis brazos. La aldea de Genpei no estaba tan lejos, es más, cuando fui atacado ya estaba a punto de llegar.
Podría considerarse como la menor de las suertes, el estar tan cerca de una aldea y ser robado allí mismo. ¿Quién lo pensaría?
Realmente uno no puede bajar la guardia nunca cuando se está yendo en los senderos y caminos. Ni para los animales y bestias como ni para los humanos terribles.
Pensando en todo lo anterior, decidí ponerme en marcha. En este momento podría haber arrancado algún palo de un árbol y cazar un pescado en el río pero el esfuerzo físico seguramente haría que mi brazo derecho se terminara por quebrar, y mi brazo izquierdo es mejor no moverlo en lo completo.
***
«¡Diablos! Ya han pasado cincuenta minutos, pero estoy seguro de que me he perdido» —pensé y maldije. Cuando estaba comiendo y preparándome para el viaje tuve en cuenta la dirección a la que tenía que ir, pero al ser asaltado me terminé olvidando de eso por completo.
Claramente no llegaría en cincuenta minutos pero era suficiente para darme cuenta que estaba yendo por el lado incorrecto.
Apoyé la espalda sobre un árbol cercano. Uno de buena madera que seguramente podría cortar para hacer un arco y cazar, pero en la noche no es bueno quedarme en un solo lugar. Hacer un arco me tomaría bastante tiempo en este estado, eso dicho, mi brazo derecho poco a poco se estaba empezando a recuperar.
—Imagino que en dos horas ya podré moverlo como antes. Sería mucho más rápido si pudiera sostenerlo en una posición antes que dejarlo colgando —me dije a mi mismo en voz alta.
Las intenciones de las maldiciones empezaron a resonar en mi cabeza.
Por una parte, mi brazo izquierdo se estaba quejando debido al dolor indescriptible que sentía. Mi hombro derecho no parecía importarle, parece que ya se ha acostumbrado al dolor, ¿será por culpa de su anterior vida? Y claro está que mi estómago está diciendo cosas de vez en cuando.
—No puedo hacer una trampa, no aprendí acerca de eso. Incluso si hiciera el arco, aún me faltarían flechas. No, no. Tampoco puedo hacer eso —contestando en voz alta a las maldiciones empecé a hablar. Si una persona me viera ahora pensarían que estoy hablando solo—. Deja de quejarte, no es como si pudiera sacar la flecha, te terminarás desangrando. ¿Quieres desaparecer de mi cuerpo? Creo que estás bastante cómodo así como estás, ¿no?
En el oeste a la gente le enseñaban diariamente, se tenía que ir a la escuela y aprender diferentes habilidades de caza. Desgraciadamente para mí, al empezar mi tercer año no elegí entre mis clases el “Uso de Trampas”. Me puse a aprender diferentes habilidades relacionadas al uso de armas y arcos, el cómo mantenerlas, repararlas, y conocimientos básicos de supervivencia (fuera de trampas).
Pensé que estaría mucho más tiempo dentro de una ciudad protegiendo la misma que fuera cazando animales. ¿Quién pensaría que esto ahora me vendría a atacar a mí? En esos tiempos no pensaba en cosas como irme del oeste y viajar al este para seguir mi aprendizaje.
—¡Debí de aprovechar más mi tiempo de aquel entonces! —me quejé.
Me levanté del árbol y seguí mi camino. ¿Qué más podía hacer de todas formas?
Aun así, aun cuando me queje, a tan solo dos minutos pude divisar algo a lo lejos.
—¿Podría ser eso? —aún era de noche pero se sentía como si una luz apareciera en la oscuridad, en realidad, apareció una luz en la oscuridad debido a las antorchas prendidas.
Apoyé mi hombro derecho en uno de los árboles y entonces finalmente exaspere un soplo de alivio ante la preciosa vista delante de mí. No era nada especial pero para mí era mi salvación, literalmente.
Retiré mi hombro y aunque me empezó a doler debido a esta acción, pronto me olvide de este dolor y me puse a caminar hacia la aldea. ¿Qué alegría mayor a esta podría tener yo?
—No, no volveré para revisar si me robaron el cuchillo de caza o no, un momento. ¿Es posible que no me lo hayan robado? —me recordó la maldición de mi estómago. Y hablando de maldiciones, maldije mi poca atención a esos detalles. Podría haber hecho tantas cosas para mejorar mi tiempo caminando si hubiera tenido el cuchillo—. ¡Gah! Ahora no importa. Venga, a caminar.