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Prólogo

Frente a ella podía ver el cuerpo inerte de su hermano, hace solo unos momentos él le había estado hablando alegremente, pero ahora su cuerpo sin vida se hallaba tirado en la fría nieve. Ella se encontró cuerpo de rodillas abrazando el tembloroso de su pequeña hermana, el enorme lobo se acercaba lentamente, mientras que el resto de la manada permanecían inmóviles a su alrededor. Estaba bastante claro la situación en la que se encontraban, ella sabía que en unos breves instantes su vida llegaría a su fin.

¿Como he terminado las cosas así?

Pensaba para sí misma, el día había sido como cualquier otro, una ligera nevada se precipito en el bosque desde la mañana, su padre salió a cazar como acostumbraba, realizo sus tareas matutinas y de alguna manera todo termino de esta forma.

¡No! Este no era el momento para pensar en esas cosas.

Indiferente a sus pensamientos, el gran lobo se abalanzo…

Ella solo pudo cerrar sus ojos.

… Se escucho un estruendo seguido por un alarido.

Paso un segundo, luego otro, pero no pudo sentir ningún dolor, abrió lentamente sus ojos, solo para encontrarse con una escena irreal. El enorme lobo se hallaba tendido en el suelo, había sido interceptado a medio camino, sobre él se fueron un hombre envestido con una armadura negra.

En el suelo el enorme lobo se esforzaba por liberarse del agarre que lo mantenía en su sitio, se retorcía con todas sus fuerzas, pero el hombre no se movía ni un milímetro.

La terrible amenaza que una vez puso en peligro sus vidas estaba siendo tratada como un cachorro indefenso frente al poder del hombre que se mostraba frente a ella.

Cuando por fin el resto de la manada de lobos logro percatarse de la situación, uno de los lobos que se encontró al costado se lanzó con la intención de ayudar a su compañero.

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―¡Cuidado! —Grité lo más rápido que pude―, pero el hombre ya había entrado en acción, tomo al gran lobo desde su hocico y lo arrojo al segundo lobo que arremetía contra él.

Ambos colisionaron y rebotaron en el suelo hasta estrellarse contra un árbol, el gran lobo se levantó tambaleante y gruño en la dirección al resto de la manada.

Tch ... Se escucho un ligero chasquido.

De la nada aparecido dos extrañas espadas en los brazos del hombre, los lobos atacaron de direcciones, como si fuera un juego de niños, todos y cada uno de ellos fueron cortados, hasta que incluso el gran lobo callo muerto al piso.

―¿Es esto un sueño? —Hace solo unos instantes su vida estuvo a punto de ser arrebatada por una manada de lobos salvajes. Un hombre en una armadura extraña había aparecido de repente, y se deshizo del peligro como si nada. Si no fuera por el frio que sintió estar sentada en la nieve ella ya se habría convencido de que nada de esto era real.

El hombre ahora yacía de pie sin moverse frente a los cadáveres de los lobos, como si estaba analizando la situación.

Ahora que todo estaba en calma pudo observar detenidamente al hombre, este era todo menos normal. La armadura negra que portaba se veía increíble, ella no era una herrera, pero incluso un aldeano común y corriente notaria el hermoso trabajo en ella. En su espalda flotaba un anillo de metal con complejos detalles. Pero lo más llamativo eran sus armas, se veían como la unión de una espada y un escudo, de estas se desprendían una luz mágica que las envolvía.

El hombre volteo a su dirección, por las rendijas en donde deben ver sus ojos, una luz azulada era emitida de su interior, —¿un espectro? -, eso fue lo primero que paso por su mente―, los espectros eran seres del mal que devoraban el alma de los vivos para así saciar su hambre. El monstruo solo los había salvado para poder ser el quien los matara.

Ella escapa, pero sus piernas no se movían, su hermana pequeña ya se había orinado encima y por alguna extraña razón aún no había derramado ni una lagrima en todo este tiempo.

El ser se dirigió hacia su dirección a paso lento, sus armas todavía cubiertas en sangre daban la impresión de envolverlas. Evitando así cualquier intento de escape, sus ojos miraban intensamente a ambas, se sintió como si estaba eligiendo quien sería la primera en ser devorada. El monstruo continúo caminando lentamente hacia ellas y se detuvo a un paso de distancia, era un rango en el que en cualquier momento podría asesinarlos de un solo golpe de sus armas.

Y en ese momento ocurrió lo impensable…

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