Era un día muy aburrido para Laurei, casi no hubo ningún trabajo para que ella se entretuviera. Por lo general siempre tenía mucho trabajo, pero a ella eso no le disgustaba, simplemente prefería estar con las manos llenas que sin nada que hacer. Ella no podía hacer nada para cambiar esto, ya que simplemente era una de las recepcionistas que trabajaba en el gremio.
Y como si dios respondiera a sus plegarias, una pareja interesante apareció, eran un hombre y una mujer, ambos destacaban a su propia manera, pero la mujer era la que más resaltaba. Era una mujer de una belleza increíble, tenía unos profundos ojos negros que transmitían la sensación de mirar a la noche misma, una hermosa piel blanca como la nieve y un hermoso cabello negro atado en una coleta.
Laurei no era la única que había sido deslumbrada por la belleza de esta mujer, los otros empleados del gremio y los aventureros que se habían encontrado ociosos en las mesas hasta hace un momento, tuvieron sus ojos robados por ella.
Las dos personas completamente ajenas a los pensamientos de estos, se acercaron al mostrador.
―Disculpe, queremos solicitar el ingreso al gremio.
La persona que hablo fue el hombre alto, Laurei tardo un breve lapso en responder, dado que su mirada había permanecido en la mujer hasta este momento.
―Por supuesto, mi nombre es Lauriel, por favor déjenme guiarlos.
Como dictaban las reglas, Laurei dio una larga explicación de las normas a las que estaban ligados los aventureros. El tiempo paso entre las explicaciones y las preguntas que hacía el hombre.
Entrego las hojas de ingreso a ambos y espero a que estas fueran rellenadas, después de un tiempo le fueron devueltas, luego de un par de procedimientos de rutina más, ella reviso escrupulosamente que no tuvieran ningún error y les dio el visto bueno a ambos.
―Esta todo en orden, son cinco monedas de cobre por cada uno y pueden venir mañana a recoger sus tarjetas del gremio.
Después de la larga conversación, ella había descubierto sus nombres, el hombre se llamaba Dorian y la mujer Suki. Dorian entrego las diez monedas de cobre de una de sus bolsas y se dirigió a ella.
―Le agradezco por su ayuda.
―No se preocupe, es mi trabajo después de todo.
Lo que Lauriel noto fue que parecía que el hombre era quien tenía el liderazgo en cualquiera que fuera la relación que tuvieran, no solo la mujer no decía una sola palabra, sino que no le quitaba los ojos de encima al hombre. Cuando los vio marcharse se sintió un poco triste de que se esfumara su único entretenimiento, cuando de repente otro evento interesante ocurrió.
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―Tú, el de la armadura bonita, ¿eres nuevo por aquí?
Un aventurero que había permanecido sentado en su mesa hasta ahora se detuvo frente a la pareja y les hablo. El hombre que se detuvo frente a ellos era un aventurero experimentado, tenía abultados músculos por todo su cuerpo, una barba pronunciada y una cicatriz en su ojo derecho, su nombre era Kylard, aunque se podría considerar un aventurero fuerte, se pasaba la mayor parte del día bebiendo y era un incordio para él gremio.
Suki dio un paso al frente, pero Dorian la detuvo con su mano e hizo que volviera, después de darle un vistazo a la placa de gremio que llevaba el hombre se dispuso a hablar.
―Ese es el caso, ¿tiene algo que necesite decirnos?
Dorian respondió tranquilamente al comentario de Kylard, no pareció intimidado por su aspecto en lo más mínimo.
―De hecho, acabo de ver que se han registrado como aventureros, eso quiere decir que seremos compañeros, ¿qué les parece si vienen a beber con nosotros?
Las palabras de Kylard sonaban bonitas, pero tenía sus verdaderas intenciones escritas en toda su cara, él no estaba interesado en Dorian o cualquier tontería sobre compañeros, simplemente estaba intentando acercarse a la mujer llamada Suki.
―Lo lamento, estamos apurados en este momento.
Dorian respondió rápidamente con una rotunda negativa, a lo cual Kylard mostro un rostro disgustado.
―Señorita que tal si vienes con nosotros y dejas a un lado a este debilucho, te dejaremos unirte a nuestro equipo.
Kylard al notar que su acercamiento no había funcionado, perdió la paciencia y mostro su verdadero rostro.
Acerco su mano intentando tocar el hombro de Suki.
―Tú…
Suki parecía haber agotado su paciencia, mostro una expresión de disgusto dirigida a Kylard, aunque aun así no perdió ni un solo punto de su belleza. Sus manos se dirigieron a las espadas en sus costados, Dorian anticipando el desastre hizo su movimiento.
―No la toques.
Dorian había interceptado el brazo de Kylard a medio camino tomándolo por la muñeca, y con esto, había caído en su trampa.
―¡Ahh, mi brazo!
Kylard hizo un grito ridículamente falso mientras tomaba de vuelta su brazo, las peleas entre miembros del gremio estaban estrictamente prohibidas y había sanciones muy fuertes a quienes rompieran esta regla.
Naturalmente solo un tonto creería en la ridícula actuación de Kylard, pero ese no era su verdadero objetivo.
―Parece que buscas pelea, resolvamos esto con un duelo en el campo de entrenamiento.
Las peleas estaban prohibidas, pero si alguien resultaba herido durante un combate de práctica, nadie diría nada al respecto. El plan de Kylard era deshacerse de Dorian en el combate, impresionar a Suki con su fuerza y hacerla caer a sus pies. En su cabeza, el plan sonaba perfecto.
―Está bien, pero sin importar quien gane, lo dejaremos aquí, ¿estás de acuerdo con esto?
Dorian se encogió de hombros resignándose a su destino.
―Si, es un trato.
En cambio, Kylard mostro una asquerosa sonrisa, su plan había tenido éxito y pronto tendría una hermosa mujer a su lado.
Este día no sería tan aburrido después de todo.