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Desesperanza 2

Solo después que sus ojos se acostumbraron a la luz, pudo ver al hombre frente a ella, un desconocido más, lo único en común con los otros, era el frio desprecio que mostraba en su mirada.

―Levántate, que haces ahí sin hacer nada.

Al escuchar su voz, el cerebro de Vina por fin reacciono.

―Yo…

―Cállate, no necesitas hablar, solo sigue sin decir nada.

Luego de decir esas palabras, el hombre se marchó.

Vina continuo aturdida por un momento, hasta que vio a una mujer en la puerta, ella no la había notado por que el hombre había cubierto toda su visión. Era una mujer adulta de no más de treinta años.

―Date prisa, tenemos que irnos.

De la misma manera que el hombre, esta mujer no parecía querer explicar nada, tomo el brazo de Vina y la obligo a levantarse.

Una vez estuvo de pie, la mujer empezó a caminar con ella a rastras, Vina solo la siguió en silencio, pasaron por varios pasillos y puertas. La primera vez que ella había llegado a este lugar no lo había notado, pero el lugar era más grande de lo que parecía, dado la cantidad de velas para iluminar el lugar, parecía un sitio que tenía mucha actividad por la noche.

La mujer continúo avanzando hasta que llegaron a una habitación bastante grande, por los utensilios del lugar, parecía un cuarto de baño, este era el baño más grande que Vina había visto en su vida.

―Quítate la ropa.

―¿Eh?

Vina no pudo evitar pronunciar ese sonido en su desconcierto.

―Estas sucia, necesitas limpiarte, así que quítate la ropa.

Ella podía entender las palabras de la mujer, pero no era capaz de comprender sus razones. La mujer parecía impacientarse con la inactividad de Vina y se acercó a ella para comenzar a desvestirla.

―¿¡Espera que haces!?

Vina entro en pánico, nunca había tenido tanta intimidad con otra persona fuera de su familia.

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―Te ayudo a desvestirte, que más haría.

Con la fuerza de una mujer adulta y una resistencia a medias de Vina, no tardó mucho en obtener un resultado.

Vina solo pudo cubrir su cuerpo desnudo con sus manos, la mujer sin el menor interés en la avergonzada niña se dirigió hacia el centro del lugar para tomar un balde con agua y una toalla. Rápidamente atrajo a vina y la empapo con el balde de agua helada.

Vina no pudo evitar temblar, aunque ya había esperado este escenario, su cuerpo no estaba preparado, la mujer froto su cuerpo sin piedad, no se detuvo en limpiar cada parte, incluyendo sus heridas y áreas privadas. No se detuvo hasta que estuvo satisfecha con su trabajo.

La mujer arrojo los materiales al suelo y camino hacia la puerta.

―Espera aquí.

Solo dijo esas palabras dejando a Vina sola, en este momento estaba muy confundida, esa mujer la había arrastrado hasta aquí solo para bañarla y abandonarla desnuda.

Las cosas habían pasado demasiado rápido para que ella hiciera nada, ella se dijo a si mismo que cuando la mujer volviera, tendría un par de preguntas que debería hacer.

No tuvo que esperar demasiado, la mujer volvió solo unos minutos después, traía consigo un lindo vestido color rosa.

―Ponte esto.

―Espera, ¿por qué estás haciendo todo esto?

Aunque Vina quería vestirse con rapidez, aún tenía que hacer esta pregunta.

―Te explicare una vez estemos ahí, ponte la ropa, ¿quieres seguir estando desnuda?

Vina tomo el vestido a regañadientes y se apresuró a ponérselo, una vez vestida, procedió a preguntar.

―¿Entonces?

La mujer ignoro a Vina y la arrastro afuera de la habitación.

―Espera mis zapatos.

―No los necesitas.

Parecía empeñada en no decirle nada a Vina y solo la arrastro por el pasillo, aunque pensó en causar problemas a la mujer, al final decidió no hacerlo, ya que podría traerse la desgracia a sí misma.

Subieron unas escaleras y llegaron frente una habitación, solo después de todo eso, la mujer se dio la vuelta y miro a Vina a los ojos.

―Tienes que portarte bien, solo haz todo lo que te pida y no lo hagas enojar.

―¿De qué estás hablando?

La mujer solo continúo mirando a Vina, por su mirada estaba bastante claro que no estaba feliz con lo que hacía.

―Es un buen hombre, solo es un poco raro, todo saldrá bien, espera en esta habitación hasta que esté aquí.

Continúo ignorando a la confundida Vina mientras abrió la puerta y señalaba la habitación.

Al ver como la niña frente a ella no se movió la mujer uso su último recurso.

―No quieres que llame a esos brutos, solo entra ahí y espera.

Al escuchar esto último, Vina solo pudo entrar a la habitación, una vez que estuvo dentro, la mujer cerró la puerta y se marchó.

La habitación no era ni muy pequeña ni muy grande, parecía haber intentado replicar una posada de clase alta, lo cual no había logrado en absoluto, pero Vina no puso sus ojos en tales trivialidades, sus ojos se posaron en la mesa, o en lo que había sobre ella.

Un frio y seco pedazo de pan junto a un vaso de agua. Sola la visión de esto la hizo olvidarse de su situación. Ella corrió hacia la mesa, tomo rápidamente el pan y lo metió en su boca. Dada la velocidad con la que comió casi se atraganta, pero teniendo el vaso de agua en su otra mano ella logro salvar su situación.

Vina sintió que era la comida y el agua más sabrosa que había probado, anteriormente su mente cansada había estado completamente alerta en su entorno y no había tenido el tiempo de notar lo hambrienta y sedienta que estaba. Solo ahora pudo librarse un poco de su dolor.

Después de su breve liberación, los pensamientos tales como si la comida era para ella y no saber que estaba pasando volvieron a su mente, uno por uno estos pensamientos que la molestaban fueron descartados, ella simplemente elimino los problemas que no podía resolver y se acostó en la cama, sin demora cerro sus ojos y se quedó dormida.

Ella estaba realmente cansada.